¿Qué ha sido eso?
—¡Nos vamos de fiesta!
Me cubro los oídos ante los gritos de posesa de Alicia. Los pelos rubios le saltan delante de los ojos azules al ritmo de sus saltitos y aplausos. Ella es de lo que no hay.
—Es un evento para el bufete donde haré mis prácticas, Ali...no la riegue —replico repachingandome sobre el sofá de cuero marrón —. Fiesta no es una definición correcta para la noche.
—Se puede perfectamente —interviene Laura desde la cocina —. No puedes negar que aunque tus compañeros de trabajo sean estirados podemos pasarlo bien. Y fiesta, fiesta será cuando te baje las bragas alguno de ellos.
Niego resoplando. No voy a ir a acostarme con nadie con quien luego pretendo trabajar todos los días. Aunque en el fondo sé que lo haré, no tengo más opción. Es hoy o nunca y tiene que ser así...sin consentimiento ni involucrarse emocionalmente.
—Vale, que sí —acepto y me siento —. Nos tomaremos dos botellas de vino, menearemos el culo por toda la pista del pub y buscaremos tíos buenos con los que follar a gritos.¿Contenta?
—O tías... —matiza Lau con picardía.
—Y que sea una botella para cada una, con dos no se celebra una mierda —Alicia apostilla.
Laura es la macarra de las tres. Una morena de infarto a la que todos desean y pocos poseen. Le encanta probar todo y es positiva por naturaleza. Las tres, somos amigas desde la universidad y nos apoyamos en todo aunque cabe recalcar que respetamos las decisiones de las otras, nos gusten o no. Ahora es mi turno de estar contra la pared y no puedo pedirles ayuda, esta vez no. Esta vez quiero hacer todo a mi manera, sin volver a ocasionarles problemas por mi culpa.
Una hora después estoy saliendo de la ducha del apartamento de las chicas y escogiendo modelito en su armario para salir. Solo espero que en dos días ya todo haya acabado y pueda volver a reiniciar mi vida. Tendré la mitad del dinero y será más fácil.
—Te pondrás esto —Laura me pasa una percha con un trocito de tela n***o lleno de transparencias.
—Si voy en tanga seguro que estoy más vestida que con eso —ironizo riendo y soltando mi pelo castaño de dentro de la húmeda toalla.
—Llevas mucho tiempo sin echar un buen polvo, Naia —me recuerda como si pudiera olvidarlo —si te pones ropa de convento de clausura no encontrarás al indicado para hacerte volar en pedazos. Suéltate un poco, coño.
—¿Entonces debo ir vestida de zorra?
Ella me mira sonriente, se pone a mis pies y me baja las bragas. Está loca.
—Debes ir buscando guerra, tía y sin bragas...ni tanga —La morena es testaruda y descarada. Además de bisexual para calibrar sus opciones.
—No pienso ir con el culo al aire por la vida, con mi karma seguro se me rompe el vestido y la lío.
—Atrévete a usar lencería y la que te rompe la ropa allí mismo soy yo. Y el culo...
Nos reímos a carcajadas sin poder evitarlo y finalmente me convenzo a mi misma que voy a hacer lo que ellas quieran. Hoy soy una granada a punto de explotar, el que me quite el seguro se lleva el bombazo.
Nunca entenderé su afición a no usar ropa interior para salir de noche pero termino claudicando y esperando que no pase nada. Como sé que voy en modo automático y solo quiero sentir la adrenalina volviendo a bullir en mis venas, me dejo llevar...así, sin más. Llevo un tiempo de bajón en bajón y ya está bien. Quiero volver a sentirme viva,joder. Creo que me lo merezco.
Tomamos un taxi para poder volver ciegas de chupitos y vino y nos metemos en la punta más exclusiva de Chicago, aquí será la fiesta de empresa. Han contratado a gente nueva y pretenden dar una gran bienvenida.
Sin embargo al llegar al lugar veo que el portero nos deja entrar por la zona vip y una jodida alfombra roja muy chic para lo que esperaba.
¡Dios, cuánto lujo!
—Aquí una botella de vino costará un coño y medio, ¿no? —analiza Alicia con su particular humor.
—No digas tacos aquí que seguro te los cobran —la regaño burlona.
Es tan guapa como mal hablada, nunca entederemos porqué viniendo de una familia tan fina.
—Yo, si tengo que estar callada —puntualiza uniendo dos dedos de su mano —, no salgo de mi cama.
—Puedes hablar, solo sé menos... espontánea —me demoro eligiendo la palabra adecuada.
—¡No! —se niega en rotundo.
Nos miramos un segundo y pronto rompemos en una carcajada a tres voces que nos inicia la noche.
La noche no puede ir mejor. Conozco gente nueva que me hace reír por donde quiera que me arrimo. Nos vamos a presentando sin dar demasiado detalle pero todos sabemos que hay mucha gente del bufete y están los invitados de estos. Como yo con mis dos amigas. Sin embargo, tras beber bastante y bailar hasta decir basta, aún no encuentro el verdadero motivo de mi descontrol esta noche. Aún no consigo lo que he venido a buscar y necesito mirar en derredor a ver si por fin logro mi objetivo.
Entonces...
Hay un instante entonces en que noto un poder emanando de algún lugar y cierta energía llenando mi sistema. La piel se me eriza, me siento arder, sobre excitarme... Intento reponerme a eso y como no lo consigo muevo mi vista por todo el sitio buscando de dónde proviene esa fuerza que parece magnética.
Dos o tres recorridos después, le encuentro. Él, un desconocido que grita peligro en su forma de mirarme se pasa la lengua por los labios cuando nos encontramos visualmente.
Es alto, con un aura oscura, turbia y salvaje que se acompaña muy bien de una ardiente mirada penetrante. Está apoyado en sus antebrazos, inclinado sobre la baranda de la parte alta del lugar. Es una especie de tercera planta que ni siquiera había divisado hasta que no le sentí a él.
Se está fumando un cigarrillo y no cambia la vista cuando le encuentro con la mía. Suelta el humo de una forma que parece que me está englobando en el aro que hace entre sus labios y se me llena de palpitaciones la entrepierna. Casi aprieto mis muslos para controlarlo.
Le miro vestido completamente de n***o con la camisa entreabierta en el pecho y los puños remangados y siento que me pondría de rodillas ante ese hombre si me lo pidiera.
¿Qué demonios me pasa?¿Quién es él que me altera tanto?
Un guiño después de sus enigmáticos ojos y salgo de la pista corriendo, buscando un baño en el que resguardarme de su intensa forma de verme a los ojos y pasear sus pupilas por todo mi cuerpo.
Me recuesto con las manos abiertas sobre la isla del lavabo y puedo ver con sorpresa como hiperventilo frente al espejo. He empezado a sudar.
—¡Joder!¿Qué coño ha sido eso? —me pregunto a mi misma.
Nunca mi cuerpo ha experimentado una cosa igual. Jamás me he sentido tan vulnerable y expuesta ante nadie y menos a tan alta distancia. Me siento consumir en deseo por dentro y no entiendo por qué.
¿Qué clase de hechizo tiene ese hombre?
Sacudo mi cabeza y busco el grifo a tientas mientras me inclino para tomar agua y refrescar mis mejillas. Necesito que algo fresco le baje la temperatura a mi cuerpo o me darán convulsiones, estoy ardiendo y solo nos hemos mirado un desconocido y yo.
Y entonces...
—¡Tú también lo has sentido!¿Verdad?¡Sí, lo has hecho, piccola!
Su reflejo está detrás del mio en el espejo y siento que hay un peligro inminente acercándose a mi, rodeándome para llevarse lo que desee de la forma en que lo haga, de mi.
Sus ojos vuelven a provocar esas anteriores reacciones en mi y ahora es mucho más enloquecedor que antes porque sus manos se han posicionado sobre las mías y mi espalda ha quedado reducida a un corto espacio de calor que divide su pecho de mi cuerpo.
Me tiene acorralada un extraño muy guapo y aparentemente peligroso y no hay nadie para protegerme de lo que pueda pasar.
Debería empujarlo y salir corriendo. O por lo menos gritar para defenderme pero.. ¿acaso eso es lo que quiero?Podría ser un violador o un asesino en serie pero mi cuerpo se niega a comportarse de forma responsable y mi cerebro entró en cortocircuito en el momento en que el extraño se acercó a mi.
Miro sus manos sobre las mías y veo un tatuaje enorme encima de sus dedos, parece una araña con una brújula debajo, es distinto a nada que haya visto y de cierta forma me seduce.
—Es momento de negarte si no quieres que te posea —su voz es aditiva. Ronca, sexy, dura. Me calienta...
—¿Por qué has venido detrás de mi? –no reconozco mi propia voz. Es como un lamento, sin dejar de sonar a quejido placentero. Un rezo al placer que me está provocando con su deseo desmedido.
—Porque quiero follar contigo y creo que quieres que te coma entera, aquí mismo. No te veo quejarte.
Su lenguaje soez no me intimida para nada. Es justo lo que probablemente buscaba, pero, por Dios...¿Qué estoy haciendo?
Uno de sus dedos sube por mis brazos, su otra mano aprieta la mía manteniéndome firme en el sitio y cuando inclino el cuello para que su mandíbula se acomode en mi hombro, la mano que escala mi brazo arranca mi ropa y suelta mis pechos ante nuestros ojos.
—Mira tus pezones —ordena y los dos miramos como pasa sus indices por ellos —. Están duros. Tiesos y listos para meterse en mi boca.
¡Ay, Dios!
No puedo negarlo. Los dos lo sabemos y se nota que ha puesto un punto interesante entre ambos. Me muerde el cuello con suavidad y me entrego cerrando los ojos y dándole acceso. Me vuelvo gelatina entre sus manos, deseosa y hambrienta a la vez.
—Entonces... —añade y luego pregunta como pidiendo un permiso que en el fondo no pide —¿Qué será?
Razga su voz en mi oído el desconocido y gimo cuando pellizca uno de mis pezones. Soy una demente pero quiero que me haga suya. Me gusta lo que siento hasta ahora y no pienso parar. Tampoco tengo opción y esta canallada es mejor con un extraño ...intento animarme pero no lo logro mucho. La suerte es que el deseo crece tanto que me deja de importar lo demás.
—¡Tómame! —concedo en un jadeo.
—Buena chica.
Me lleva dentro de uno de los servicios y el espacio es pequeño pero el placer de sentirlo detrás de mi es increíble. Este hombre es puro sexo y me encanta cómo me hace sentir. Al menos sé que es un cazador de una noche. Que no busca una madriguera para proteger a sus cachorros y su hembra.
Mi apología es un poco torpe pero realista. Él es eso que necesito para lo que pretendo hacer.
—Las manos contra la pared —ordena y obedezco. Es un impulso que me posee al obedecer.
A su orden le siguen sus exigentes dedos hincandose en los huesos de mis caderas hasta mover mi pelvis y ponerla en una extraña posición curvada. Uno de sus pies se mueve entre mis tobillos obligándome a separar las piernas y de un tirón sube mi vestido hasta enrrollarlo en mi cintura dejando mi culo expuesto.
Da una palmada entre mis nalgas y suelto un gemido cuando la mano queda abierta sobre mi sexo y uno de sus dedos impacta mi clítoris.
—Desde que te vi he deseado hacer esto...
No me da tiempo a preguntar nada cuando se arrodilla detrás de mi con sus pulgares separa las cachas de mis nalgas y lame mi centro con estudiados lengüetazos a mis labios desde alante hasta atrás. Yo gimo y me muerdo la mano para contener el grito que quiero soltar.
—Dios, que perfecto —balbuceo y se me doblan las rodillas cuando repite la acción y empieza a chupar sin parar, me sostiene los muslos por delante para mantenerme dispuesta y firme —. Joder, tío que bueno eres.
Me enloquece con su aliento sobre mi feminidad y sigue chupando la salvia de mi. Es una demencia sentirme tan caliente, tan deshinibida y entregada a un desconocido que no tiene reparos en reconocer que se moría por chuparme el coño. Sus dedos dedos del medio van y me abren los pliegues dando mejor acceso a su lengua mientras mi respiración se va agitando cada vez más, absoluta y notablemente. Se me resbalan las manos y las reposiciono pegando la cabeza contra la pared olvidando que podrían vernos. Que alguien podría abrir y atraparnos retozando en los baños de un pub pijo.
Sus manos me aprietan las carnes y entonces mete la lengua dentro de mi pasándola por la pared anterior de mi v****a haciendo que mi puño impacte la pared. Estoy al borde de la locura. Rozando la desesperación y el frenesí de su boca me pone en mi propio límite...siento que me pierdo en su técnica.
Pero es cuando sus dientes suben y me muerden el clítoris, que me corro en su boca mordiéndome los labios a nada de gritar poseída por el orgasmo. No lo he podido controlar más, ya sabía que pasaría...delicioso.
—Ahora eres toda mía —masculla y me da la vuelta.
No se cómo ni por qué pero no puedo pensar en averiguarlo...él me hace sentir diferente y las cosas que dice son extrañas pero no me da tiempo a más cuando se quita y tira su saco sobre el váter, se sienta encima y me abre las piernas llevándome con él empalandome en su falo.
—¡Dios!¡Dios...joder!
Me lo siento en medio del estómago.
¿De qué tamaño la tiene?
Es una sensación de plenitud increíble y es todo lo que puedo reconocer porque empieza a embestirme como un loco haciéndome saltar sobre él mientras me come los pechos a conciencia. Clavo mis uñas en sus hombros y me siento culpable de lo que estoy haciendo y encima disfrutando. Me posee la locura de su cuerpo encendido contra el mío, poseyendome.
—¡Ah, mujer!¡Que delicia que eres...!
Echo la cabeza hacia atrás saboreando lo que me hace sentir y le permito que haga lo que quiera conmigo. No nos besamos pero me devora como un demente. Sé que mi actitud es irresponsable y de zorra de cabaret pero hoy no quiero ser prudente. Que se joda la vida y me deje vivir...solo hoy.
Pongo mis antebrazos en esta ocasión en sus hombros, los codos tropiezan con su nuca y mis manos atrapan el cabello cuando le tomo de la cabeza para hacer palanca y subir y bajar con fuerza sobre él. Nunca me he comportado así con un hombre y este desconocido hace que sienta que el sexo es algo diferente a todo lo que conozco. Me fascina la forma en que me hace suya y joder si no quiero estar horas así...
—No sabes como te he deseado mujer, desde que puse mis ojos en tí sabía que sería una locura tomarte...no quiero acabar, quiero más. Mucho más y haré de todo por conseguirlo.
No entiendo lo que farfulla y no consigo pensar en nada más que el ritmo salvaje con que me hace montarlo. Sus manos apretando mis caderas, los dientes clavándose en mi cuello y el grito consumiendo mi boca cuando los dos nos corremos a la vez sin que ninguno pudiera prevenirlo. Jamas me había corrido con la penetración... y menos en tan intenso y corto lapso de tiempo.
—Te voy a encontrar, mujer... juro que volverás a ser mía.
—No lo creo —confieso saliendo de encima suyo sintiendo la prueba del delito escurrir entre mis muslos.
Soy una inconsciente pero me siento increíble. Y lo que acabo de hacer no me lo perdonaré jamás pero no tengo más opciones.
(...)
Esa noche hubo un derrumbe en aquel sitio y me sacaron de debajo de los escombros dejándome claro que la persona que estaba a mi lado había muerto. Supe que no sabría nunca lo que pretendía hacer y que él, al final del cuento no me volvería a ver jamás. Dejé mis planes, mi mundo, mi vida entera atrás en esa misma noche y las cosas se fueron por un rumbo totalmente distinto.
No pregunten cómo...pero en el fondo supe que mi vida cambiaría para siempre y me resistí a aceptarlo... total, el karma siempre nos encuentra.
Aunque han pasado dos meses y de aquel hombre solo tengo el recuerdo de su tatuaje y de su pasión...