Despierto en sus brazos, en medio de su cuerpo con la aroma del mio y sus labios besando el pelo de mi coronilla. ¿Estamos haciendo bien? Su mujer le llamó a las cinco de la mañana y me supo mal tenerle dentro de mi mientras una persona enferma a la que él pertenece estaba siendo traicionada por mi culpa. No sé si esto es una obsesión, una ilusión o nos hemos enamorado pero hacemos cosas que no podemos controlar, nos dejamos llevar por fuerzas mayores a las nuestras. —Eres preciosa —musita contra mi pelo —. Me encantas, Naia. Demasiado. —No quisiera repetirme pero tu también me encantas William, lo cual nos pone en una situación complicada y poco elegante. Tenemos unos segundos en silencio, unos instantes en los que los dos solo nos acariciamos y probablemente él como yo,recuerde l

