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La Mujer Equivocada.

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Blurb

GRATUITA y FINALIZADA!!!

Aún el recuerdo del primer golpe retumbaba en su memoria, ese estruendo había sido difícil de borrar y aquel dolor tan inexplicable permanecía como un recordatorio de que el felices para siempre no dura para siempre, y aunque quisiera gritar, finalmente el dolor ha callado su alma, las lágrimas las escondido detrás de una sonrisa y de aquel hombre que alguna vez amó ya no queda nada solo miedo.

Así podría empezar la historia de Priscille, una mujer que creyó vivir una vida perfecta con un hombre encantador, una casa de ensueño y un matrimonio envidiable, pero solo era la farsa perfecta, pues los muros de esa casa guardaban un secreto: el marido perfecto era, en realidad, un monstruo, el matrimonio de ensueño era una pesadilla y aquellas maravillosas sonrisas escondían un infierno lleno de golpes y humillaciones, en donde las heridas de su cuerpo terminaron confundiendose con las de su alma, dejandola llena de dolor y miedo, sumiendola en oscuridad y silencios.

Pero la felicidad no puede existir en un golpe, en la humillación y en el abuso, al borde de la muerte su única salida es huir, para sobrevivir y poder encontrar un camino diferente que le permita sanar su alma, pero una segunda oportunidad tocó a su puerta y en medio del caos le permitió reconstruirse y hallar su fortaleza, mostrándole lo que siempre debió significar el amor y su verdadero ser.

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1. Fue mi culpa.
Plaf!!! el estruendoso golpe rebotó en las cuatro paredes de la habitación mientras una mujer en el piso lloraba tocándose de la mejilla, había recibido el primer golpe del día del hombre que permanecía a su lado mirándola con furia y totalmente indiferente a su dolor. - Eres una estúpida.....!!!!!.- gritó Michael mientras la jalaba del cabello levantando su cara para que lo mirara- ésto es lo único que tienes que hacer y ni siquiera puedes hacerlo bien!!!!...... maldita sea la hora que me casé contigo ni si quiera para ésto sirves!!!!- y con una abrumante frialdad aventó a la mujer de nuevo al piso. Las lágrimas mojaban todo el rostro de Priscille mientras él atizaba otro golpe contra la cara que la hizo sangrar de la boca y nariz a la par, y sin importar la dolorosa situación Michael se dió la vuelta con frustración sobándose la frente, como si él fuera la víctima de este encuentro. - Maldita idiota!!!- gritó cuando se giró de nuevo y la pateó en las piernas. - Ahhhh, lo lam.....lo lamento- Priscille se disculpó aunque ni siquiera sabía muy bien por qué, sin embargo, eso era lo mejor que podía hacer para evitar más golpes, al menos fue lo que experiencia la había hecho saber. - Lamentas qué????......lamentas qué, estúpida?!- el hombre la jaló de nuevo del cabello con tal fuerza que la obligó a levantarse del piso para evitar que le arrancará un mechón y en ese instante atizó otro par de bofetadas mientras ella gritaba desesperada- cállate la puta boca!!!!!- dijó harto por los agudos gritos, pero sin importar lo mucho que deseara que se callara entre más tiraba de su cabello más gritos provocaba. Michael se estaba frustrando cada vez más y como una terrible consecuencia lanzó a Priscille contra la mesa de noche, provocando que se golpeara el costado del abdomen haciéndola caer al piso junto con el mueble y todo lo que ahí había. - Lo lamento.....lo lamento.....lo lamento!!!!- era lo único que podía decir, esperando que eso despertara un poco de compasión en su esposo. - Que te calles la puta boca!!!!!- gritó Michael aún más fuerte, haciendo que Priscille apretara los labios y se tragara las palabras, el llanto seguía saliendo de sus amielados ojos pero todo el dolor tenía que tragárselo por su bien. Desgraciadamente, el hombre ya estaba enardecido, y de pronto solo volteó violentamente soltandole una fuerte patada directo al estómago haciéndola vomitar de inmediato. - Maldita seas, estúpida puta!!!!- gritó el hombre cuando vió como su fino pantalón y sus elegantes zapatos fueron salpicados por el vómito de su esposa- mira qué carajos hiciste?!- y de nuevo la tomó del cabello empujandola contra el piso tan fuertemente que la mujer podía sentir que su cuello se rompería en cualquier instante. - Ya....ya....ya.....por favor!!- Priscille apenas podía suplicar pero lo hacía lo más bajo posible para no molestarlo más, aunque en este punto sabía que ya nada podía detenerlo. - Ya, qué?.....ya qué???!!!!- gritó de nuevo presionando aún más su cara contra el piso, Priscille podía sentir su vómito rozando su mejilla lo que hacía fácil que se confundiera con sus lágrimas. Pero para Michael la humillación aún no terminaba por lo que aventó a su esposa logrando que finalmente su rostro se manchara de vomito, el hombre dió un paso hacia atrás sobándose la nariz, mientras ella solo levantó su cara unos milímetros del piso pues tenía miedo de llamar la atención de su esposo, sin embargo, él ya había entrado en un estado casi psicótico, se sentía como un animal rabioso, la furia era palpable en cada aspecto posible de su ser, y tan solo el rostro era suficiente prueba, estaba sumamente contraido y rojo, el párpado izquierdo temblaba continuamente, el labio superior se contraía a la par de la nariz y los puños, y la forma en que los apretaba, al punto de ser casi blancos, era una clara advertencia para la mujer que seguía en el piso, está noche tendría que rogar de nuevo en silencio para no morir......... aunque quizás, tal vez, era preferible. Y de pronto, un pequeño y casi imperceptible sollozo terminó con la tensa pausa, Michael regresó sobre sus pasos violentamente para levantarla nuevamente del brazo con tanta fuerza que provocaba casi un corte a la circulación, pero solo lo hizo para soltarla encima de su vómito, el pecho y parte del rostro de Priscille se ensuciaron inmediatamente y ni que decir del hermoso y elegante vestido blanco de satén, cuya tela fue testigo de la brutal golpiza que estaba recibiendo. - Ahí es tu maldito lugar, estúpida idiota, ahí...... bruta......porque esto es lo que eres, una puta mierda!!!- repuso casi en un grito, y aunque Priscille lo deseara sus lágrimas no podían ser contenidas, pues su cuerpo era incapaz de ayudarla- qué?!, qué?!.... qué?!- preguntó el hombre una y otra vez soltando puntapiés a las débiles piernas de su esposa, ya era imposible detenerlo en este punto mientras que de nueva cuenta su cabello fue jalado hacia atrás y las bofetadas se estrellaron una tras otra contra la enrojecida mejilla de la indefensa mujer, él solo hacia pequeñas pausas para limpiarse el vómito en el vestido, pero esa acción estaba volviéndose absurdamente repetitiva, pues entre más se ensuciaba más molesto se ponía aumentando la dureza de su golpe....... Priscille ya no sentía nada, su rostro estaba casi adormecido por las bofetadas y solo rogaba en silencio para que todo terminará rápidamente hasta que sus súplicas fueron escuchadas y al fin acabo.......todo acabo, Michael ya había saciado su furia y lo único que le faltaba fue presionar su mano contra el lado derecho de su cara para después soltarla contra el piso poniendo su pie encima de su cadera como un recordatorio de que él era quien tenía el poder. - Eres una bruta, buena para nada..... sabías lo importante que era esta noche y decides ser una estúpida justo hoy!....... La pobre mujer quedó en silencio tirada en el piso, la sangre que salía por su boca se mezclaba con sus lágrimas y caían sobre el vómito, mientras ella solo temblaba del dolor y el miedo, apenas y era audible un pequeño sollozo que salía de sus labios, pero por su bienestar era mejor así. - Cállate- Michael volvió a agacharse sobre ella, sujetándola del cuello con fuerza mientras la sacudia a la par de sus exigencias- cállate, después de las idioteces que haces, solo cállate- y de nuevo la arrojó contra el piso mientras la miraba con frustración-...... tráeme otro traje, maldita sea......a ver si para eso sirves!!!- era difícil para la mujer en ese estado levantarse pero desgraciadamente había aprendido que su dolor no importaba cuando su esposo daba una orden, así que hizo acopio de todas sus fuerzas e intento levantarse aunque el dolor en sus costillas lo hacía bastante difícil- apúrate!!!!- grito el hombre. Y por supuesto que Priscille ya no quería volver a sufrir su molestia así que sin importar su propio dolor se levantó y caminó lo mejor que pudo al baño, aunque cada paso era una verdadera agonía, apenas y pudo entrar al baño sosteniendose de la pared y sin mirarse en el espejo se lavó las manos y la cara para dirigirse al vestidor, los pasos eran dolorosos y agobiantes pero tenía que hacerlo por su bien, se lo repetía mentalmente aunque honestamente ya no sabía para qué, quizas......solo quizás.......se preguntó tantas veces. - Aquí está- Priscille llegó con un traje nuevo, perfectamente limpio y dado su estado, se esforzó con el dolor a cuestas por alejarlo de su cuerpo. - Era tan difícil hacer esto?!- cuestionó Michael con un tono bastante burlón y como si estuviese hablando con una retrasada, aunque probablemente para él, su esposa lo era. - No.....lo lamento- dijó con la mirada agachada y tratando de mantenerse de pie. - Exacto.....no era tan difícil pero tu cabecita no da para mucho.....eres solo un montón de agujeros que sirven para coger y nada más!!!- exclamó de forma tan hiriente que la pobre mujer había llegado al punto de creer que, efectivamente, eso era lo único para lo que servía. Michael sonrió burlonamente al ver como sus palabras lograban herirla y con esa satisfacción comenzó a prepararse, se limpió el sudor y se vistió, aventándole la ropa a Priscille que apenas y podía moverse, y fue hasta ese momento que se dió cuenta que en algún punto se había orinado sin querer, no sabía si fue producto de los golpes o del miedo pero había ocurrido sellando el miserable momento que vivió. Pero no había tiempo para su miseria, era momento de hacer lo que debía, tomando lo que su esposo arrojaba al piso o hacia ella, permaneciendo casi imperceptible, aunque la sangre seguía saliendo de su boca y el dolor comenzaba a agudizarse, solo debía esperar hasta que él se marchara para poder atenderse, de lo contrario cualquier ruido o sollozo podría despertar otra paliza que quizás no soportaría. Hasta que finalmente Michael terminó de arreglarse y en cuanto lo hizo volteó hacia su esposa mirandola de arriba hacia abajo con desdén, negó con la cabeza y se acercó lentamente hacia Priscille que instintivamente comenzó a temblar, el hombre la tomó de la barbilla para examinarle el rostro pero ella solo mantuvo la mirada agachada. - Esto pudo evitarse si hubieras cumplido con tu trabajo!- y así terminó por aventarle el rostro hacia un costado-hum..... ahora que excusa voy a usar ante tu ausencia?, es increíble como provocas problemas por no pensar un poco......tan difícil es usar tu cabecita?......-Priscille agachó aún más la cabeza ante esas palabras, algo bastante habitual, pero que no dejaba de lastimarla- da igual......de cualquier modo si vas o no, no hay diferencia......eres tan insignificante y gris que ni siquiera sirves para hacerme lucir bien.......mejor me voy!......ah.... y recoge este maldito tiradero......entendiste!!!- gritó una última vez sobresaltando a su esposa pero ante el miedo solo atinó a asentir. La puerta se cerró detrás del hombre y fue en ese momento que finalmente su cuerpo cayó al piso completamente devastado y sin fuerza, el llanto salió libremente pero aún en un agobiante silencio pues temia que Michael regresara y sabía que odiaba oir sus sollozos así que no podía ni permitirse liberar su dolor. Priscille permaneció en el mismo sitio donde cayó, ya no sabía si no podía moverse por el dolor físico o emocional o simplemente ya no quería moverse y ahí se quedó hasta que parte del servicio de la casa llegó a ayudarla. Todos conocían perfectamente la dolorosa rutina, aunque también ellos aprendieron a hacerlo discretamente, debían esperar por lo menos unos 20 minutos para asegurarse que Michael no regresara y los reprendiera por ayudar a su "Inútil Esposa" que era incapaz de limpiar el desastre por si sola como se suponía debía hacerlo. - Señora- dijó la señora Eloise, la encargada del servicio, una mujer de 54 años que llevaba atendiendo a la familia de Priscille por 30 años y que no había podido abandonarla por el gran cariño que le tenía además de que aún mantenía la esperanza que reaccionara y pudiera ponerle un alto a ese desgraciado con quien tuvo la mala fortuna de casarse- dios!- expresó con dolor cuando la vió tirada, completamente acostada en el piso casi inconsciente y sumamente golpeada, aunque esto último ya era algo habitual, desafortunadamente- venga...... vamos al baño- se acercó lentamente y con trabajos pudo enderezar a la pobre mujer. Tuvo que recurrir a la ayuda de su esposo, Jeff, para que la cargara y la llevara al baño dónde podrían curarla y asearla para que descansara, mientras ellos se encargaban de limpiar el desagradable desastre, con la esperanza que Michael no regresar y se enojara porque no era Priscille quien limpiaba. - Deberíamos llevarla al hospital!- repuso Jeff cuando sintió el cuerpo de Priscille casi sin fuerza. - N...n...no......- alcanzó a susurrar la mujer, enderezando un poco la cabeza pero su cuerpo era incapaz de responder así que nuevamente volvía a caer a pesar de los firmes intentos de recobrar la fuerza. - Señora, por favor!- expresó el hombre en un vano intento de suplica que bien sabía sería infructuoso. - Nn....nn...nooo.....por fav....por favo......no- pero de nuevo su intención de hablar era frenada no solo por la obvia debilidad si no también por lo hinchado que el rostro comenzaba a ponerse. Jeff no insistió más, solo pudo verla con lástima al notar los golpes en su rostro y el ojo casi a punto de cerrarse, muchas veces se cuestionaron qué necesitaba para terminar con ese hombre y muchas veces, también, creyeron que solo buscaba morir, pues nunca importaba las golpizas, los insultos o las humillaciones, nada parecía hacerla reaccionar y esto cada vez era más peligroso pues con el pasar del tiempo solo descubrian que la furia de Michael aumentaba peligrosamente. - Colócala en la tina- repusó Eloise mientras terminaba de preparar la bañera con algo de sales para bajarle la inflamación- encárgate de limpiar la recámara por favor- ordeno para que ella pudiera limpiar a Priscille con calma. El hombre asintió y sentó a la pobre mujer en la tina, el vestido era lo de menos pues era común que terminaran tirando la ropa a la basura cuando estás golpizas ocurrían, Jeff volteó a ver a la mujer que yacía en la tina antes de salir y negó con la cabeza, él con gusto le partiría la cara a Michael para que aprendiera a comportarse como un verdadero hombre pero ella quizas todavía lo amaba y eso era justo lo que no lograban entender. - Me escucha, Señora?- preguntó Eloise tratando de que la mujer recobrara la conciencia- me escucha?- repitió un poco más fuerte, lo que hizo que abriera ligeramente los ojos para voltear a ver a la sirvienta y en ese instante una lágrima se le escapó de los rojizos ojos- Señora!!- expresó con tristeza al ver el estado en que se encontraba. Eloise también comenzó a llorar mientras le retiraba la ropa con delicadeza y con cada prenda que iba siendo despojada, el estado real del cuerpo de Priscille se hacía más y más evidente, el estómago, a la altura de las costillas izquierdas dónde recibió la fuerte patada, tenía un gran y fuerte hematoma entre morado y rojizo, en ambos muslos los diferentes golpes en todas direcciones producto de los puntapiés se comenzaban a inflamar, los brazos y la espalda compartian los brutales rastros de los golpes con más moretones además de las cortadas que se produjeron cuando la lanzó contra la mesa, en su cuello era fácil saber que tan fuerte la había tomado gracias a las clara visualización de huellas de las manos de Michael; y en cuanto al rostro, ese era un tema aparte, el ojo izquierdo estaba demasiado inflamado y casi cerrado, la nariz la tenía hinchada y aunque aún sangraba también se notaba la sangre seca alrededor de la zona, los labios estaban visiblemente rojos y el labio superior estaba roto tanto por dentro como por fuera, eso sin mencionar los múltiples moretones que tenía por toda la cara. Y ahí recostada, finalmente dejó salir todo su llanto mientras era limpiada por la empleada, la tina se tiñio rápidamente de rojo producto de toda la sangre acumulada, y aún se cuestionaba que había hecho mal para que esta noche terminara de ese modo y por más que lo pensará la respuesta era la misma, no había hecho nada pero esto se volvió tan rutinario que le costaba admitir que no estaba bien. Y entre lágrimas ambas mujeres continuaron con su rutina, algo sumamente aprendido que hacían de forma casi mecánica, limpiarle las heridas lo mejor posible, ponerle un poco de ungüento por aquí y por allá y darle un par de analgésicos bastante fuertes que le ayudaran a soportar el terrible dolor que irremediablemente aumentaría conforme pasaran las horas, así regresaron a la habitación, en donde Jeff ya había terminado de limpiar el desastre, haciendola lucir como si el tragico episodio nunca hubiese ocurrido. Eloise apenas y pudo llevar a Priscille hasta la cama en donde con trabajos pudo acostarse, le dolía absolutamente todo el cuerpo y cualquier movimiento terminaba por agudizar su estado por lo que dormir también sería una proeza. - Traere un vaso de agua- repuso Jeff para continuar con la muy estudiada rutina. - Por favor y tráeme el ungüento de nuestro baño- respondió su esposa, pues ahí era donde escondían todos los remedios que usaban para curarla. El hombre asintió y salió de la habitación llevándose todos los implementos de limpieza y la basura que debía desaparecer antes de que Michael volviera, mientras la pobre señora Eloise acomodó a Priscille, sintiendo una agobiante lastima al ser testigo de como una alegre mujer, llena de vida se había apagado tanto que ahora era una sombra de lo que alguna vez fue. - Gracias- dijó Priscille en un tono casi inaudible y tratando de forzar una sonrisa. - No sé preocupe Señora- respondió la señora Eloise, incluso ellos habían llegado al punto de no hablar del tema pues habían descubierto que sin importar los regaños o argumentos, nada la hacia recapacitar. - Michael no quiso hacerlo- aclaró la pobre mujer, pues siempre terminaba justificándolo ante los demás aunque básicamente era ella quien necesitaba convencerse a si misma. - No hable...... será mejor que descanse- la sirvienta no estaba interesada en escuchar los absurdos intentos para explicar lo que ocurrió porque simplemente no había ninguna justificación. Priscille sonrió tenuemente, agradecía en el fondo que hubiera gente que la cuidara y se preocupara por ella, pues de otro modo seguiria tirada en el piso llorando su miseria, sin embargo, ahora debía descansar antes de que llegara la mañana y tuviera que levantarse a atender a su esposo, ya que ni siquiera el estar tan herida era una excusa para el desgraciado hombre a menos que quisiera otra paliza, así que en cuanto la empleada terminó de curarla, le dió la ultima pastilla para que, al menos, a la mañana siguiente pudiera fingir que nada había pasado. Y en contraste con su esposa, Michael disfrutaba de llegar a la elegante fiesta donde cada año se reunían los más adinerados empresarios como una oportunidad de hacer negocios, este desde luego no era su ambiente pues su familia apenas y llegaba considerarse empresarios pero no eran capaces de desaprovechar cada minuscula oportunidad para crecer y él, en particular vaya que sabía ser un adulador, de la primera reunión en la que practicamente no conocia a nadie, ahora saludaba a grandes CEO´s, banqueros, inversionistas y hasta politicos. - Michael.......finalmente la reunión esta por empezar, ya llego el alma de la fiesta!!!- exclamó el comisionado en persona, un hombre mayor que gustaba de usar al hombre como bufón personal y aunque él lo sabía, no le importaba con tal de escalar rápidamente en su camino a la riqueza absoluta. - Gracias, Simon.......- repuso con esa exagerada sonrisa dispuesto a hacer cualquier payasada que pidieran. - Y tu linda esposa?!......no me digas que no la trajiste......- dijo con una asquerosa lujuria, y ni siquiera eso le molestaba a Michael, algo que hubiera hecho que cualquier otro hombre lo enfrentara, para él no era importante, estaba tan dispuesto a complacer a todos que fue capaz de permitir que el comisionado se sobrepasara con Priscille en la ultima reunión en donde le acarició la pierna y la brazo de forma muy invasiva repegando su gordo cuerpo contra el de la mujer y tocándola en el limite bajo de la espalda. - Oh.....ella esta un poco enferma!.....pero créeme que lamenta no haber venido- aclaró el desgraciado con una sonrisa cómplice, como dándole a entender a ese corpulento ser que Priscille no sentía asco de sus innecesarios acercamientos. - Ahh....bueno, es una lastima, si me permites- respondió Simon de forma muy cortante pero para él fuera de que Michael era un bufón, sin su esposa no tenía ningún chiste, así que retiro rápidamente dejando al tipo desencajado. - Estupida, Idiota!!!!- farfulló para sí cuando vió que el comisionado se marchaba y eso implicaba que los demás políticos estarían lejos de él, y necesitaba de ellos para que se involucraran en sus múltiples proyectos. - Así que no vino mi cuñada!!- exclamó una mujer que estaba parada detrás de él, escuchando la desagradable conversación que mantenía y quien estaba acompañada por una pareja mayor, mientras el hombre bebía su trago de golpe. - No, no vino......esta enferma, no escuchaste?!- le reclamó Michael a su hermana. - Enferma, claro!!!, le pegaste otra vez?- cuestionó e inmediatamente a Michael y a sus padres se les descompuso el semblante. - No sé de.....de que hablas hermanita- dijó mientras se acomodaba la corbata en un obvio gesto de incomodidad. - De que todos aquí sabemos de lo que hablo.....lo hemos sabido desde hace 4 años, hablo de que golpeas a tu esposa......a eso me refiero, maldito cobarde!! - Hum......no sé de dónde sacas semejante estupidez- repuso con mucha dignidad como si le estuviesen levantando el peor de los falsos. - Lo sabes muy bien, crees que alguien realmente cree que se cayó del caballo? o que la asaltaron? o que se tropezó en las escaleras?- preguntó mientras lo miraba con asco. - Susane!- intervinó su madre- eso no es algo que te corresponde, probablemente Priscille si sea muy torpe o quizás pasa algo más y si fuera así tu hermano esta en todo su derecho de......de......corregir a su esposa. - Oh, si claro por qué no la próxima vez que vayamos a la fundación contra la violencia doméstica, les dices eso a las víctimas?, quizás puedan entender finalmente que todo fue su culpa!!- y ante ese comentario Michael y sus padres guardaron silencio aunque trataron de mantener una fingida sonrisa- no te parece que eres muy hipócrita madre?!......por un lado vas y escuchas a esas mujeres y sus trágicas historias y por otro lado solapas al cobarde de tu hijo. - No es lo mismo!!!- excusó Hilda a Michael, tratando de quitarle importancia al hecho de que su hijo era un golpeador igual a los que decía repudiar cada que iban a visitar la fundación. - Claro....por supuesto que no!, aquellas mujeres son unas victimas mientras que Priscille es la causante de todo....es una ridiculez, pero en vez de estarla culpando de los problemas mentales de tu hijo....... deberíamos agradecerle, gracias a ella y a su dinero estamos donde estamos.....no deberíamos olvidarlo, si no fuera por ella mi papá seguiría siendo el dueño de una empresa de transporte de media monta y tú hermanito, seguirías siendo un simple oficinista de medio pelo......no lo olviden!!! - Ya basta!!!- refutó Bill en un grito bajo- todo lo que hemos logrado fue gracias a mi trabajo y mis conexiones, así que mejor te callas.....- Susane negó con la cabeza al ver como todos seguían defendiendo a su patético hermano. - Y ahora qué hizo, eh?!- desde luego que Susane no pensaba quedarse callada a pesar de que sus padres lo intentaran. - Eso no te incumbe!!!- refutó Michael abrazando a su madre, su ser más amado. - Dejame adivinar.....mmmm.......se te cayó el vaso de la mano, por supuesto, es que ella es tan torpe que debió sostener tu vaso, o quizas la comida china estuvo muy salada, claro que eso molesta a cualquiera, digo, esto se hubiera evitado si ella fuera al restaurante y cocinara los platillos personalmente, o tal vez..... - Ya cállate!!!- pidió Hilda, molesta de ver como Susane incomodaba a su precioso hijo- eso no nos importa!!- exclamó cansada de un tema que para ella no tenía la menor importancia. Pero en realidad lo que odiaban era que Susane les recordara los absurdos motivos que obligaban a Michael a golpear tan salvajemente a Priscille, pues aunque no quisieran aceptarlo nada justificaba su proceder y ellos lo sabían pero preferían a la actual Priscille, a la que Michael había logrado moldear a base de golpizas pues así eran capaces de utilizarla sin que ella pudiera hacer nada al respecto. - Me dan asco!!!- exclamó Susane harta de su familia. Sin embargo, las quejas de la mujer poco importaban cuando lo que querian era congraciarse con los importantes invitados de la fiesta, así que padres e hijo comenzaron a acercarse al selecto grupo mientras eran burlados por la mayoría. Pero paradójicamente para Priscille esos risibles intentos le daban tiempo de descansar toda la noche y recuperarse, al menos, lo indispensable, para poder levantarse al dia siguiente y evitarse otra golpiza. Y efectivamente así lo hizo, Michael llegó de madrugada a la mansión pero no subió a su recámara, no tenía ganas de ver a su esposa en el estado que seguramente estaba, pues como tantas otras veces, él expresó que verla así le daba asco por lo que pasó el resto de la noche en la habitación de una de las sirvientas más jovenes, una mujer de apenas 23 años pero con quien llevaba una relación hace más de 6 años; solo hasta la mañana siguiente regreso a su dormitorio muy temprano antes de que el resto del servicio se levantara, subió anunciandose con un fuerte portazo para avisarle a Priscille que había llegado el momento de levantarse. Y ella despertó inmediatamente, se había vuelto una persona con el sueño tan ligero que cualquier ruido por pequeño que fuera la despertaba con un sobresalto, así que en cuanto la puerta hizo el brutal ruido, Priscille se enderezó de inmediato tratando de sonreír aunque por los golpes era difícil saber si lo lograba. - No me interesan tus estúpidas sonrisas......mejor haz algo que si sea de provecho y prepara el desayuno!!!- exclamó sin la menor consideración antes de entrar al baño. La pobre mujer apenas y podía moverse, en realidad cada movimiento era sumamente doloroso, al punto de provocarle lágrimas, pero sabía perfectamente que de no hacer lo que su esposo le ordenó quizás terminaría en el hospital aún más herida, así que sin importar su malestar se paró de la cama solo para darse cuenta que afortunadamente la señora Eloise le había dejado un analgésico y un fuerte calmante, lo de costumbre, y lo necesario para ayudarla a atender a Michael. Y con el dolor a cuestas comenzó su agotador andar hasta la planta baja, los medicamentos tardarían en hacer efecto por lo que mientras eso ocurría debía resistir cada paso aunque las lágrimas, producto de su dolor, no eran fáciles de soportar, lo único que esperaba es que Michael no quisiera comer en la recámara pues su suplicio sería doble. Ni siquiera supo cómo fue capaz de llegar, probablemente era su miedo o los analgésicos pero logró llegar a la cocina donde afortunadamente, la señora Eloise ya tenía parte del trabajo adelantado, ocultó de la vista de los indeseables chismosos que nunca faltaban en la casa. - Kim, sube a recoger la recámara de la señora y recoge la ropa sucia del señor- ordenó el ama de llaves a la mujer con la que Michael había pasado parte de la noche y aunque no quisiera que se involucrara más con él, sabía que era el único modo de lograr que se distrajera para sacar el desayuno que en teoría debía preparar Priscille- ya todo esta casi listo señora- sentenció cuando la empleada desapareció del panorama. Y de nuevo Priscille intentó sonreír para agradecerle, pero lo hinchado que tenía el rostro le hacían imposible concretar el gesto, así que se centro en disponerlo todo lo mejor que pudo pues sabía que Michael la obligaría a llevarle la comida hasta la mesa solo para humillarla y agravar su dolor un poco más. Y mientras ella preparaba la charola con los últimos detalles, Michael tocó esa odiosa campanilla que también la hacía sobresaltar, haciendole saber que el momento había llegado, la señora Eloise tomó rápidamente la charola para llevarla hasta la entrada del comedor en donde Priscille la recibiria para completar la farsa. La mujer iba a paso tan lento que parecía no quería llegar y en realidad así era pero tenía que hacerlo por su seguridad, afortunadamente, Michael estaba de bastante buen humor así que toleraria su lentitud. No le importó lo mucho que le costó llegar hasta el comedor ni los dolorosos movimientos o lo mucho que se mordía la lengua, consecuencia de su insoportable malestar, él solo observó como colocó la comida y de inmediato tomo los cubiertos pero no hizo el intentó de probar los alimentos, en cambio levantó ligeramente la cabeza para mirar a la mujer que permanecía de pie a su lado. - Perdón- sentenció Priscille, que de sobra sabía lo que ese gesto significaba. - Uhum......sabes lo mucho que odio golpearte y aún así me haces enojar.....entiendes que lo de anoche fue tu culpa, verdad?!- cuestionó con una absurda condescendencia. - Si......lo sé.....y me disculpo!- exclamó Priscille aún sin saber porqué se disculpaba, pero lo tenía que hacer. - Al menos lo reconoces....... sabes que no lo hago por placer, pero desgraciadamente no entiendes de otra manera....... hasta parece que lo haces a propósito para molestarme. - Por supuesto que no....solo que a veces soy muy tonta y lo siento......- repuso agachando la mirada. - Ahum......esta bien.....te perdono, anda sientate a comer......- Priscille no tenía ganas de permanecer a su lado, porque sabía que debía guardarse su dolor y justo ahora era prácticamente imposible. Sin embargo, acató de inmediato mientras intentaba sonreír esperando que le llevaran su comida. - Mírate!!!- exclamó Michael con asombro y fingido pesar mientras la sostenia de la mano- a este paso terminarás dándome asco......deberías intentar no ser tan estúpida !! Priscille escuchó esas crueles palabras pero la pobre mujer solo atinó a agachar la cabeza, pues ya había llegado al punto de verdaderamente creer que las crueles golpizas y humillaciones de las que era objeto, eran su culpa.

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