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Sin Edad Para Amar

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Blurb

El romance es la piedra angular de muchas de las historias, tiene un papel fundamental en nuestra vida y en mucho caso es lo que nos hace sentir vivos, ¿Pero? ¿Qué pasa si alguien pierde la moción de vivir?, Santiago es un hombre de 49 años que esta a punto de jubilarse de la empresa donde trabajo toda la vida, en su camino ha tenido que vivir una serie de tragedias que el a tomado muy a su manera. Con poco tiempo para decidir qué hacer con lo que queda de su vida, conocerá a quien, con su belleza, su forma de ver la vida y la juventud de su ser, motivará al hombre a vivir de nuevo pese a que su amor este rodeado de prejuicios y sea mal visto por la sociedad.

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El Tiempo Pasa Lento
Capítulo 1 El Tiempo Pasa Lento Mire con enojo el reloj de mi muñeca, tan solo habían pasado 5 minutos desde la ultimas vez que había revisado la hora, eran las 5: 35 de la tarde, faltaban aun 2 5 minutos para darle fin a un día normal en la oficina, esa en la que había permanecido sentado por más de 20 años, sentí en ese momento lo efímero que era el tiempo y lo relativo que era tal como decía ese loco alemán de cabello alborotado, habían ya pasado veinte años en ese lugar pero me quejaba en realidad porque aún faltaban 2 5 minutos para irme al fin a mi casa, pero como podría yo mentirme, en realidad no tenía prisa ni tampoco podría decir que alguien me esperaba en casa, pues en realidad solo mi hija menor Adela estaría allí trabajando desde su pequeña oficina hablando por teléfono con desconocidos que incluso la dejaban con las palabras en la boca al percatarse que les llamaba para cobrar las deudas del banco para el que ella trabajaba, “Extraños trabajos tienen lo jóvenes hoy en día” pensaba cada día cuando llegaba a casa y aun la veía sentada en su oficina discutiendo con algún desconocido al tiempo que distraía su mente en uno de esos juegos de video para computador, “En mi época…”… momento, no soy tan viejo en realidad, tengo apenas 49 años de edad, he visto desde las gradas como cada generación y el mundo mismo ha cambiado con forme sale cada nuevo modelo de teléfono celular, algún loco gringo se inventó un modesto, pero absurdo y caro teléfono de la manzanita o durazno… no sé, que a mi parecer no Valia la pena pues hacia a las personas cada vez más dependientes de un cuadrado que guardaban en su bolsillo, bolso o maleta, incluso en su ropa interior. Pero esa era mi forma de pensar, sin embargo, yo mismo había caído en la hipocresía del consumismo del mundo actual al comprarle dichoso teléfono al calvo ese que años antes había muerto a mi hija, mi Adela, mi hija menor y la princesa irrevocable de la casa, la sobreprotegida por mí y sus hermanos mayores David y Héctor, “Como extraño a Héctor… dios mío…” me decía en voz baja cada vez que mis pensamientos me llevaban a él y el recuerdo de lo que había sido su vida. Para Gloria y para mi Héctor fue el hijo que en verdad nunca nos dio ningún disgusto ni fue tampoco muy complicado de enseñarle lo que era correcto o no, estudio su carrera de ingeniería tal como se lo pedimos, tuvo a su lado la novia casi perfecta en nuestra opinión, pero todo fue culpa de esa pesada y ostentosa, aunque muy bella, moto deportiva de alto cilindraje que el tanto presumía, honestamente yo, yo… hubiera comprado un apartamento con lo que el pago por esa motocicleta que trajo desde Italia, o quizá no hubiera comprado un apartamento, hubiera invertido en la boda con esa chica tan buena persona que tenía por novia, la cual también era la culpable pues lo acompañaba en cada viaje, de hecho era la única que lo apoyaba y lo motivaba a ir a más de 200 kilómetros por hora en las autopistas afuera de Bogotá. Como su padre me dolía el haberlo perdido, pero en otras circunstancias simplemente me decía “Pintoresco y trágico final para alguien que vivía al límite… ¿Cómo fue a quedar así no más…?”. Mire de nuevo el reloj de mi muñeca y de nuevo tan solo habían pasado 5 minutos, se sintieron una eternidad en realidad, eran las 5: 40 de la tarde y faltaban ya solo 20 minutos para que pudiera irme a casa sin que los jefes de contabilidad pudieran quejarse de mi falta de compromiso con la empresa, “Que pelmazo era ese Raúl…” pensaba cada vez que lo veía pasar de un lado para otro perdiendo el tiempo entre tazas de café y conversaciones inútiles con las mujeres de la oficina, ninguna le hacía caso en realidad y nadie de hecho lo respetaba, era unos cuantos años menor que yo, pero era mi superior en el área de contabilidad, yo pertenezco a su equipo de contadores pero en realidad soy yo quien lidera cada tarea, cada trabajo pendiente, cada meta propuesta, soy yo quien en verdad la hace posible, tengo a mi mano derecha Camilo, un joven que se ganó mi respeto a pulso pues aprendió a trabajar a mi manera, no es en realidad cuantos años tenga el, creo que 25, miento… en realidad nos nada de él, solo que ocupa el escritorio que está a mi derecha, por eso literalmente es mi mano derecha, al otro lado de la oficina que compartimos esta Sandra, contadora publica especializada y con maestría en que se yo… tan solo sabía que era una de las más bonitas aunque tenía unos cuantos años menos que yo en realidad, tampoco sabía mucho de ella, tenía hijos y un esposo que cada día viene a recogerla en una motocicleta sencilla a la que le suenan hasta los tornillos que se le han caído, y ese era mi equipo de trabajo, los que nos partíamos el alma por entregar todo a tiempo solo para que Raúl imprima los informes y sea el que sube al piso de arriba para dejarlo en el escritorio de la secretaria del presidente de la empresa que en verdad nadie casi veía siquiera llegar a su oficina. Había pasado 20 años en este escritorio, metafóricamente hablando, pues prácticamente vi como se había construido esta empresa desde que éramos tan solo 10 personas compartiendo café trabajando en viejos computadores que hoy en día solos e conseguirían en la basura o en un mercado de pulgas, tan solo 10 personas habíamos empezado en el piso de este edificio a trabajar y ahora eran casi 100 personas a las que el jefe, dios tenga en su gloria, le daba empleo y un sustento, en mi caso, me daba algo que hacer y eso era lo que yo agradecía, mis hijos ya Vivian por si solos, pagaban la renta y disfrutaban de su dinero como debían, yo por mi parte gastaba lo necesario y guardaba el resto de lo que ganaba, sabrá dios para que, no me gustaba tomar o ir a finos restaurantes, mucho menos salir de fiesta, pues para ser honestos un hombre mayor, de cuarenta y tantos años… ¿A dónde podría ir de fiesta?. Parecía una extraña coincidencia o quizá una broma pesada del tiempo, pues mire el reloj en mi muñeca y habían pasado 5 minutos nuevamente desde la última vez que lo revise, eran las 5: 45 de la tarde, aún faltaban 15 minutos para salir de la oficina y por fin dirigirme a mi casa a descansar después de 20 años de trabajo en ese puesto. Sentía que toda mi vida la había pasado en ese lugar, y para decir la verdad no era exagerado pensarlo pues como bien me decía Gloria en su momento “Un día, el pensado, esa empresa te reclamara como parte de los inmuebles y del inventario de oficina… vas a terminar fusionado con esa silla…” me reclamaba ella casi a diario al llegar a casa, pues todo los días trabajaba y los fines de semana tan solo tenía el tiempo de pensar como seguiría trabajando, “Eres toda una maquina papá” me dicha David con gracia, luego entendí que lo decía en un mal sentido al verme como un autómata, quizá por eso y por lo de su madre él se había ido tan lejos de la ciudad, por allá en alguna montaña al sur del país David se hallaba sembrando peces… no tengo ni la más mínima idea de a que se refiere cuando lo llamo y me dice que eso está haciendo, solo confió que no esté involucrado en algo ilegal o bien en algún grupo armado de esos que azotan el país de manera tan triste, pero él había hallado la felicidad de esa manera, en la distancia y lejos de todo lo que le habíamos dicho que hiciera, quisimos que fuera un abogado, estudio veterinaria… quisimos que montara su propia clínica y viviera de su trabajo, se fue a recorrer el mundo por más de medio año… gloria le pidió de manera sentida que se quedara al lado de esa perfecta chica, carismática y responsable, hogareña y respetuosa, que le haría bien en su futuro, el decidido irse al otro lado del país a “Cultivar peces”… para ser el hijo mayor de tres hermosos hijos no había resultado bastante bien, quizá por eso irónicamente Gloria y yo sentíamos más predilección por Héctor aunque era el hijo del medio… “Como extraño a Héctor… dios mío…” me repetí, pero creo firmemente que los cambios de la vida habían dado siempre las opciones necesarias para continuar el camino, David siempre tuvo buenas oportunidades, pero no podíamos hacer nada por el si su elección no era la que nosotros sus padres considerábamos la correcta, de igual manera se parecía tanto a mí que me daba un poco de miedo y confusión el verlo en ocasiones tan arriesgado y loco, así no era yo, así era Gloria… “Como extraño a Gloria… dios mío…” ¿qué sería de mi vida yo de la de mis hijos si ella aun estuviera aquí? Recordarla o pensar el ella no me daba tanta gracia en verdad como pensar en otras cosas que había perdido en algún momento de mi vida, todo lo contrario, por lo general y aunque el tiempo había pasado mi voz se cortaba y mis lagrimas delataban el cariño y el amor que por ella sentía, o pensaba que aun sentía, habían pasado ya 10 años desde que ella había fallecido, un día domingo ella no quiso levantarse de la cama, le dolía la cabeza y pensamos junto con Héctor y Adela que ella tan solo estaba pasando por uno de esos cambios hormonales que me eran difíciles de entender, pero que eran normales por su edad, ese domingo debíamos ir a una cena con amigos de la familia pero a la hora de la dichosa cena nosotros estábamos en el hospital pues Gloria había perdido el sentido y caído por las escaleras, “Se dio muy duro... contra el suelo…”, aun pienso y recuerdo el sonido de su cabeza rebotando por cada escalón, suena exagerado pero cuando amas a alguien cualquier golpe lo sientes tú también. La visita al hospital termino siendo un hospedaje con todo pago por más de 20 días donde un apuesto doctor concluyo con exámenes y miedo en su voz que Gloria tenía un tumor en su cráneo y que por suerte no había pasado nada más grave, “¿Suerte?, ¿Nada más grave?” … fueron mis pensamientos el día que reunidos en la habitación con Gloria y mis hijos se nos fue informado que ella tan solo podía tener la esperanza de vivir unos pocos meses, pues de afortunadamente el golpe que se dio en la cabeza, “y es que se dio duro” pensaba yo, le había hecho progresar más rápidamente el daño que el tumor hacía en su cabeza. Fue curioso y a la vez doloroso ver como cada día ella más se dejaba llevar por la locura, pensaba que yo era un extraño y que su esposo era en realidad era David, me gustaba pensar que la forma en que se fue ella de este mundo fue la más ideal para alguien que en verdad no tuvo la posibilidad de expresarse o bien de despedirse de su hijos, de su familia o de mí que cada noche pasaba el tiempo con ella escuchando sus ocurrencias e historias que nunca pasaron en realidad, de día trabajaba como siempre en la empresa y Adela se quedaba a su lado. Falleció un domingo en la mañana 3 meses después exactamente de haber amanecido con un sencillo dolor de cabeza, tan solo durmió en al llegar la noche y nunca más despertó, esa noche fue David quien la paso a su lado, por eso creo que su manera de ser, sus creencias y sus prioridades están tan lejos de esta ciudad como fueran posibles, pero indirectamente en la manera de ser de David esta la esencia misma de su madre Gloria, “Como extraño a Gloria… dios mío…” me repetí antes de ver de nuevo la hora en el reloj de mi muñeca. Estaba harto ya de que tan solo hubieran pasado 5 minutos desde la última vez que revise la hora el nuevo reloj de mi muñeca, eran ya las 5: 50 de la tarde, ya estaba harto y cansado en verdad, mi equipo de trabajo se hallaba conversando afuera de la oficina con sus compañeros, yo estaba aún en mi lugar esperando que el tiempo pasara. Estiré mis brazos hacia el frente, vi por un momento la pantalla del computador borrosa, no lograba ver con claridad la tabla de costos que estaba revisando, sentí mi mente y mi cuerpo especialmente cansado que sin importar si solo faltaban diez minutos para la hora de salida, yo estaba decidido a irme de inmediato. Me levante de mi lugar y busque en el espaldar de la silla mi saco de sastre que daban juego con mis zapatos y mi pantaloness también de sastre, era el tipico oficinista con zapatos de lustrar, traje formal y corbata y un maletín de cuero en que en verdad no cargaba nada importante, solo unos documentos que honestamente no necesitaba, pero en el guardaba uno de los tesoros más importantes, la foto de Gloria, mi amada Gloria, ¿Ya mencione que la extraño...?, pero en verdad no era una foto que diera un correcto recuerdo ni que hiciera honor a su espléndida belleza que con los años se mantuvo, era la foto de un carnet de asociados de un club al que nunca fuimos pero que un amigo de la familia nos hizo afiliar, pero era una foto de ella, y aunque estuviera borrosa en realidad era la única foto que conservaba conmigo, la llevaba siempre en mi maletín e incluso en el auto cuando no llevaba el maletín conmigo. La belleza de gloria ya que lo pienso es muy semejante a mi princesa Adela, mi princesa de 20 años, pero al fin y al cabo mi princesa, se parecía tanto a su madre físicamente aunque en su carácter y su forma de ser en verdad no sabía quién habría salido, ella es tan especial en verdad, sin embargo y para mal en mi opinión ella es tan de esta época que incluso la desconozco, y que hablar del bueno para nada que se queda con nosotros en casa, un tal Jorge, nacido en no sé dónde, con no sé cuántos años de edad y de apellido… que extraño, tampoco se su apellido… en fin, un vago que mi hija recogió, pero que es el que se encarga de mantener la casa en orden, suelo decir para mí, que el pobre Jorge es la muchacha de la casa, siempre y cuando el muchacho no este de viaje, me han explicado que él hace tatuajes y estudia artes en la universidad, pero para mí es otra peculiar personaje que por desgracia duerme bajo mi mismo techo, sin embargo y pese a mi descontento con lo que él hace o deja de hacer, o simplemente el hecho de que existe cerca de mí, me agrada un poco, pues nunca he visto a mi hija ser infeliz a su lado, él nunca la ha irrespetado o por lo menos no en público, aunque supongo que en otro escenarios desconocidos para mi pensar y cuadriculada manera de ser lo habrá hecho… el caso es que ella es feliz, Jorge también parece feliz y juntos compartimos la misma casa… por el momento, pues le he dicho varias veces a Adela sobre la necesidad de tener su propio espacio pero ella se preocupa demasiado por mí, siempre dice y me reprocha que no quiere dejarme solo y menos ahora que estoy a pocos meses de jubilarme, que mi vida útil acabo para la empresa pero que me mandaran a descansar con un buen sueldo, aunque sea solo una parte de lo que les hecho ganar por 20 años de trabajo, Adela dice que lo más probable es que la soledad me vuelva loco o bien me agobie el no tener algo que hacer, y pues tiene razón, desde hace unas semanas en una ceremonia improvisada en el pasillo de las oficinas, el pelmazo de Raúl me entrego una bonita carta en papel labrado y con bella letra, que decía lo valioso que había sido para esa empresa pero que debían decirme adiós con el honor y el respeto que merecía, me habían despedido y me dieron 6 meses de aviso para que buscara que hacer con mi vida, y así lo había visto yo. Volviendo a la situación con mi hija, ella me reprocha de sobre manera que mi vida rutinaria nada tiene que ver con lo que mis hijos consideran actual, me imaginan en lujosos yates con alguna modelo seducida por el dinero en medio del mar caribe gozando de la pensión, o en alguna finca cafetera criando caballos como si fuero político amañado en el poder, pero el dinero en realidad no me importa, aunque sé muy bien que toda mi vida se fue en búsqueda de él, ahora que lo tengo, o bien que lo tendré, no sé exactamente que hare con él, si tan solo sacare de vez en cuando unos cuantos billetes para comer en finos restaurantes o bien disfrutar un helado con algún nieto… cuando lo tenga, o si tan solo compre una gran televisión que ocupe toda la pared de la sala y un cómodo sofá, debo comprar dos… uno para mí y otro para el vago de Jorge que de seguro será mi única compañía cuando este horas, días enteros dentro de mi casa sin mucho que hacer. En fin, tengo aun 5 meses para hacer que mi vida cambie antes de que el ocio llegue a mi vida y no sepa qué hacer con él.

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