2 Ares

1390 Words
-Ya me enfadaste-digo de manera fría. Odio tanto que no sirvan para su trabajo, les he dicho hasta el cansancio que no me gusta lo que hicieron, y lo siguen haciendo, arqueo una ceja cunado uno de ellos le hecha la culpa a la encargada de mercadotecnia, la despedí hace un mes, y ahora hay un chico. -¡Se acabó!-me levanto de mi asiento y me encaminó a la puerta que me llevará lejos de este montón de idiotas-. Los hoteles los seguiré manejando yo, y mi padre puede quedarse con la compañía de cigarros, me vale mierda que quiera los hoteles que mi abuela me heredó, son míos y punto. Antes de salir la voz de mi padre resuena en el lugar. -Te quiero en mi oficina-se levanta de la silla en la que está sentado y me pasa de largo. Lo sigo meditando, no lo vi entre las personas que estaban en la sala de juntas. Llegamos y se sienta en la enorme silla que hay tras su escritorio, no dice nada, saca un puro de uno de sus cajones y lo enciende con un encendedor que también tenía guardado ahí, exhala la primera bocada que le dio al puro. -Te dejo los hoteles-dice de la nada, su cabello rubio está peinado hacia atrás, mientras que el traje gris adorna a la perfección su cuerpo-. Pero... A cambio deberás hacerme un favor-no me gusta a dónde va esto. -¿Qué favor?-me encaminó a la silla que hay frente a su escritorio. Sonríe y saca una carpeta donde hay una lista de... No sé pero es algo larga. -Como sabrás poseo una larga lista de personas a mi cargo-busca un nombre en la lista-, y algunas empresas menores piden de mi apoyo para algo... Normalmente es dinero para poder exportar o cosas así-encuentra el nombre que buscaba, se levanta y camina a una serie de repisas saca una carpeta y se regresa a la silla-, hay una en particular que nos deben unos millones desde hace unos años, la empresa está en la quiebra, pero su dueño... Cree que puede reponerse pero yo lo dudo... El favor que quiero que me hagas es... -¿Qué le saque el dinero?-digo en tono burlón. -Qué te cases con su hija-mi mundo se detuvo. Todo se detuvo. El tiempo, mi vida, mis latidos, mi respiración... -Ni lo pienses-gruño como un animal-. Ya tengo pareja-hablo como idiota sin pensar en lo que digo-, y me pienso casar con ella. Su semblante cambia a algo más, medita mis palabras como yo lo hago. La cagué. Para mi familia ocultar algo así es malo. -La llevas el viernes al restaurante-ya lo imaginaba-. Tu madre estará contenta. Pide que me retiré y eso hago, me lleva la chingada, ahora de dónde saco una prometida, o peor aún, ahora qué demonios tengo que hacer para conse... Mi solución tiene nombre y apellido que además trabaja para mí, está sentada pasando no sé que documentos a la computadora mientras escucha música con un audífono y con el teléfono inalámbrico atiende mis llamadas de importancia. No tengo otra salida es ella o hago lo que mi padre quiere. Ni loco me casó con alguien que no conozca. -Ya le dije señorita Swan-esa zorra de nuevo-, el joven ya me dijo que... Yo le digo-suspira y cuelga la llamada. Me paro frente a su escritorio y espero a que me ponga atención. -El señor no se...-traga cuando me ve-, disculpe señor no fue mi intención, no lo ví. -No te preocupes Elena-sigue con su documentación. Debo admitir que es sensacional tenerla aquí trabajando, nunca he dicho que no sea atractiva, está mujer calienta el cuerpo con solo verla, pero tiene el defecto de usar lentes sin necesidad de ello. Entiendo que son para descanso pero se vería mejor sin ellos. -A mi oficina-le digo y ella se levanta para seguirme. Entramos en mi oficina, le doy el pase a ella primero, sus finas curvas se muestran aún por debajo de la ropa, la blusa roja no hace más que aumentar un poco mi deseo, tiene unos pechos que me parecen perfectos para ella, la delineada cintura es una proeza, el cabello le llega a la mitad de la espalda, no es su color natural, ella naturalmente es castaña clara no rubia, la falda negra termina a mitad de sus largas piernas, los tacones la hacen ver de mi estatura pero en realidad es de unos quince o diez centímetros más baja que yo. Se queda de pie mientras yo avanzo para ponerme en mi lugar, tiene una libreta de apuntes en el cual busca una hoja nueva o una para decirme mi trabajo de hoy. -Antes de que siquiera hables-digo antes de que otra cosa suceda-. Quiero que me respondas una pregunta. -Digame señor-levanta la vista y esos ojos azules me perforan el alma. Linda mi futura esposa. -¿Tienes novio Elena?-parpadea un par de veces y niega. -No señor-se acomoda los lentes que la hacen ver un poco tierna. -Bien. El viernes tengo una cena con mis padres-anota lo que le estoy diciendo-, a las ocho en el restaurante favorito de mi madre-anota todo-. Necesito que me acompañes a la cena, te quiero vestida de la mejor manera-la pluma deja de ser guiada por el movimiento de su mano-. Un vestido sería adecuado además de los zapatos que trajiste ayer-unos tacones altos con un toque de verano- ¿Alguna duda? -¿Por... Por... Qué yo?-levanta la vista de nuevo-Señor estoy consiente de que con sus padres no hace negocios, y lo que me está pidiendo nunca lo había hecho. -Quieren conocer a mi prometida-digo las palabras de una manera que conllevan frialdad y burla-. Y la verdad, creo que me podrías ayudar con eso. Eres una buena candidata y si tienes un precio como todo el mundo ponlo, mañana estará depositando en tu cuenta y hazte la idea de que nos casaremos. -Señor... Yo no tengo precio-se levanta de la silla y niega-. No tengo intención de mentir de esta manera, lo siento pero no... -¿Tu trabajo o tu vida?-parece que no me entinde-Te estoy dando la opción de que dejes de trabajar y quedes como mi esposa, la otra es que ya no trabajes en mi empresa de ninguna manera y de que ninguno de mis socios te contrate. Y personalmente me encargo de que nadie lo haga. Se queda muda y se levanta sin decir nada más ya que se había vuelto a sentar. Sale de mi oficina y no la presionó para tener respuesta. Me pase pero quiero esposa para antes de fin de mes, y quiero prometida para el viernes. Me dan las once de la noche y salgo de mi oficina para verla trabajando, parece que ha llorado, pero no me interesa la verdad. Se levanta de su silla y se va al ascensor conmigo detrás, vamos en silencio, ninguno dice nada y lo diré nada. Al abrirse las puertas Manuel, el guardia principal en el turno nocturno. Me pasa unos documentos y ella no se detiene. Una joven la espera en una camioneta blanca. Me siento mal por ella, sé que no debí de decirle de esa manera pero que se haga la idea de que le queda un mes libre, que le queda un mes en el cual puede meterse en la cama de quién quiera y hacerse lo que quiera, cuando nos casemos ya no lo hará y que se irá a vivir conmigo en mi casa. En otra recámara, claro está. Llegó a mi casa y ahí está mi hermana menor con una sonrisa en la cara, sus ojos ambares se encuentran con el gris de los míos. -¡Hola idiota mayor!-saluda o mejor dicho grita. -Hola idiota menor-se ríe porque este juego solo lo tenemos ella y yo. Dialogamos un rato después de que casi me estallara los oídos con su alegría. Le cuento lo que pasó con papá y con Elena, a lo cual me da una reprimenda enorme. Al final se va a dormir super molesta y yo después, apagó las luces y me voy a dormir. Me acuesto y Thor se sube a la cama, se hecha a mi lado. Acarició su pelaje y así en quedo dormido.
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