Capítulo 2

1439 Words
Eriel Mis oídos están a punto de sangrar por culpa de tanta sinfonía irritante, es emocionante para quien le guste tanta excentricidad, definitivamente la opera no es lo mío, aunque no dejo de mirar a la hija del viejo turco, ajusto mis binoculares cada vez más, observo sus hermosa clavícula, bajé un poco más a su lindo escote, no puede ver más que sus piernas estilizadas por el bendito instrumento gigantesco, toca como un ángel, siento curiosidad de saber si todo lo que toca lo convierte en arte. Es simplemente majestuosa, su gesto atrae la atención de inmediato, es muy suculenta y llamativa. Mi celular se encuentra a punto de colapsar, olvide que debía agendar una cita, no le cancele a la sensual Antonieta, me envía una foto en la habitación de hotel, lleva solamente un conjunto de encaje y en su mano una copa de champagne —«Esperando por ti». —Suspiro porque tremendo mangar que me estoy perdiendo por verle el rostro de sangron al posible socio, espero que este sacrificio valga la pena y no salga con los pies quebrados rechazando la bendita oferta. —«Lamento no llegar mi hermano me envió a la reunión de trabajo más aburrida de mis años, mañana te recompenso con obsequio incluido» —Envió el mensaje, suelto un bufido y pregunte de una vez por todas, la espera me desespera. —¿Señor cuando hablaremos de negocios? Muy bien toda la presentación, su hija es talentosa, la música y la obra en general son de alto estándar, pero eso a mi ni siquiera me interesa, estoy aquí por obligación —No dude en soltar la verdad, ese es mi problema tiendo a ser demasiado espontaneo, Ariel ya me hubiese lanzado del balcón este. Babeo cuándo se levanta, su vestido verde es suelto, cae como cascada a un lado, coloco mis manos en el visible problema que se formo dentro de mis pantalones. «Quisiera descubrir si tiene talento para otro arte» Mi conciencia fórmula de inmediato la pregunta, no lo hice por obvias razones, mi hermano y la ninfa me mataran si llego sin este bendito acuerdo. —Vine a trabajar y no a disfrutar de la ópera, detesto la música clásica. —Expresó al notar que la música baja la intensidad del sonido. ¡Gracias a los dioses del pecado! —O’Neill, eres muy directo, me agrada que no seas un cobarde como todos lo que se me acerca, sin embargo el atrevimiento me desagrada —El viejo se digna a mirarme, chasqueo la lengua, me hubiese hablado de esta manera años atrás ya su lengua estaría en mi mano. —Aceptaré su propuesta, esta misma noche regresaré a mi país, la próxima semana podemos empezar los trámites. —Mantengo la mirada en la sublimidad de su apetitosa hija, el me ignoró, yo hago exactamente lo mismo. Nos levantamos a aplaudir, el show se termino, por educación extiendo mi mano —Sera un placer hacer negocios con usted señor —Olvide su apellido, Marie susurra su apellido salvándome de inmediato y calentándome como nunca, la voz de la santurrona es sensual —Señor Özer. —Observo mi mano cerciorándome que no la tengo sucia, ya que el viejo desprecio el contacto, me observa con las cejas alzadas y sus manos reposan a un lado, no mueve ni un músculo, se cree superior. Respiro profundo para no dejarlo plastificado como el tapete de la estancia. Siento el aliento de Marie una vez más cerca de mi. —Jefe los turcos tradicionales no les dan la mano a los ciudadanos extrajeron —Mi asistente vuelve a susurrar. Viejo infeliz, de mi parte le pasaré la mano a su hija por todo su tallado cuerpo, lo disfrutaré. —Debo irme O’Neill —Me deja allí parado como una estatua, como si fuese cualquier desecho ¿Es en serio? Qué viejo tan desgraciado, le saco el dedo medio en su espalda. Giro y los ojos almendrados de cierta santita me impresionan. —Marie —La arrincono sin pensarlo tanto —Estás muy bella hoy —Deslizo mis dedos por su escote y por primera vez no me rechaza, creo que nos hacía falta relacionarnos en otro ambiente, reaccionó de inmediato a su receptividad y acunó su trasero con ambas palmas abiertas, beso su cuello con hambre y la santa Marie va con todo, lleva su mano a mi virilidad, baje a sus pechos y escuchamos un grito —¡Pervertidos! Busque un hotel. —Marie se oculta detrás de mí cuando gire en busca de tan melodiosa voz. ¡Bingo! La turca me mira con los ojos muy abiertos, su mirada recae en mi hombría, traga grueso y vuelve a subir la mirada, sin duda le gusto lo que vio. —¿Te quieres unir? No le contaré al aburrido de tu papito —Pregunte y ella ejerció un paso —Puedo darles a ambas la mejor noche de su vida, conocerás el verdadero placer americano, belleza turca. —Sus ojos brillan y su mirada es pura maldad. —Lo lamento, no me gustan los vejestorios, así estén tan divinos como tú, es simple gusto, para viejo mi abuelo. Además no me importa la opinión de mi padre. Chao pervertido. —Se aleja campante, mi ego fue pateado por una turca grosera, conmigo no se juega. Intentó sostenerla, pero Marie lo impide. —Mi marido vino por mí —La observo, me acercó y besó sus labios con rapidez —Te dejaré ir —Realmente necesito saciar mis ganas con la turca —Pero esto lo seguiremos mañana en la oficina, no me dejarás tan deseoso de comerte muñequita —Bese su cuello y baje por su clavícula hasta encontrarme con sus montañas prominentes, con dureza mordí su pezón por encima de la fina tela del vestido —Ve y hazlo con tu marido pensando en mi Marie gime recordando lo que te comerás mañana —Llevó su mano a mí entrepierna y me aprieta, pero ya quiero irme detrás de la insolente. Le doy un beso en la frente dejándola con ganas de más. Salgo en busca de la malcriada. ¿Vejestorio? Que me dé una noche completa y le demostraré que ahora es que me queda sazón al batir la merengada, la que terminará pidiendo clemencia será ella ¡Lo puedo asegurar!. —Disculpe señorita —Le hable directamente a la anfitriona —¿Usted de casualidad no ha visto a la señorita que tocaba el Chelo? —Su rostro pierde color. —Por su bien es mejor que no se acerque a la señorita, su padre es muy radical —Se acerca a mí para cuchichear —Uno de los músicos le coqueteo y toco su hombro y el padre de la chica le quiso cortar los dedos, tanto fue el escándalo, que solamente ella fue la que pudo impedir tal cosa, sus tradiciones son muy estrictas. —Lejos de asustarme más me emocioné, me fascina el peligro, la adrenalina que siento en este instante recorre mi cuerpo, tiene que besarme si o si. —Gracias, preciosa fuiste muy amable —Busco en mi bolsillo un pase de entrada de cortesía al complejo turístico. —Puedes ir cuando quieras, tendrás todo incluido, solo di que vas de mi parte, en el pasé se encuentra mi nombre —Depositó un beso en su mejilla y ella sonríe complaciente. Continúo mi búsqueda, me pasé treinta estúpidos minutos buscando a la turca malcriada, sin tener éxito. Se esconde bien, aunque recordé que el viejo viajaría quizás se la llevo. Al salir espero que el valet parking acerque mi auto, un escándalo se desarrolla —No me pienso casar —Escuche un grito estruendoso —Comprendo, yo odio los compromisos, debemos ser libres sin tanto papeleo innecesario, no le doy importancia, el chisme no se me da, a menos que sea de mis tontos hermanos —«Misión cumplida, me debes dos meses de vacaciones, en Turquía». —Envió el mensaje a Ariel, cuando el chico abre la puerta y se acerca a entregarme las llaves de mi Aston Martin Valkyrie con una semana de uso arrancan la llave de mi mano con salvajismo. No lo vi venir, solamente me percaté que parte del vestido de la turca vuela por el aire, me quedé como un idiota anclado al pavimento, mientras ella se suben mi coche favorito, la mayor obra de arte alguna vez creada, de esta manera robándose tres millones de dólares en mi rostro. El rugido del motor me despierta. ¡Lo pagara a mi modo! Me encargaré de cobrar cada dólar invertido.
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