¿Quieres que te ayude?

2072 Words
—Lo hare… lo hare la próxima vez —dijo Miguel, mientras miraba a Mary. —Bien, vamos a cantar cumpleaños antes de que sea más tarde, hace tiempo que quería comer este pastel y no saben lo que tuve que hacer para no comérmelo antes de la fiesta —dijo Donald, salvando a Miguel de la situación en la que lo metió. —Bien, yo también ya quiero comérmelo —dijo Anna, acercándose al pastel, mientras lo miraba fijamente. —Yo apagare las luces —dijo María. Poco después de decir esto, María, apago las luces de la habitación, quedando esta nada más iluminada por las luces de las velas, y mientras esto pasaba, todas las personas reunidas en la sala, se habían juntado en torno al pastel. Las amigas de Mary, sus primos, su novio y Donald, se habían juntado todos alrededor de Mary y el pastel, mientras uno de los primos de Mary, saco un teléfono, aparentemente para grabar la escena. —Empecemos a cantar —dijo Donald. Poco después de decir esto, todos los presentes, empezaron a cantar cumpleaños, al mismo ritmo a Mary, quien al acabar la canción, le fue embarrada la cara de pastel por Anna, la cual le hizo chocar su cabeza contra el primer piso del pastel, donde se encontraba su imagen. —Ahora solo tenemos una Mary —dijo Anna, poco después de hacer chocar la cabeza de Mary contra el pastel, y antes de que Mary le gritara por eso. Después de cantar, el grupo empezó a comer, Anna ni siquiera espero a que le sirvieran, en vez de eso, se sirvió ella misma, y fue un gran pedazo, el cual casi se llevó la mitad del primer piso del pastel. —Espero que no te sirvas más, si no, no va a quedar nada para nosotros —dijo Donald, sorprendido del pedazo que Anna, tomo para sí misma. —Obviamente que voy a tomar más… para llevar —dijo Anna, sin prestarle atención a las miradas que recibió, después de decir esas últimas palabras. El grupo siguió celebrando el cumpleaños de Mary, hasta que llego la medianoche, hora en la cual, todos los invitados empezaron a retirarse uno tras otro. Primero fue Esperanza, acompañada de Teresa, y después de ellas se fue Sarah e Isabel, junto con los primos de Mary, y por último se fueron Donald, Anna y María. El grupo, apenas pudo evitar que Anna, se llevara el resto del pastel con ella, aunque para hacer eso, Donald y las amigas de Mary tuvieron que gritarle varias veces hasta que por fin desistió. —Nos vemos Mañana —dijo Donald, mientras se iba junto con Anna y María. Después de que todos los invitados se fueron, Mary, empezó a limpiar el lugar, con la ayuda de Miguel, en especial la cocina, el cual fue el lugar que quedo desordenado de toda la casa. —Sobro más pastel del que pensé —dijo Miguel, mientras levantaba el pastel restante, que había sobrado después de que todo el mundo comiera. —Si, a mí también me sorprende, creí que Anna se lo comería todo y no me dejaría nada para otro día —dijo Mary, mientras lavaba algunos platos, en el fregadero de su cocina. —A mí me sorprendió que Donald, comprara un pastel así para ti, según lo que me contaste de él, el hombre es un tacaño sinvergüenza. —Si, a mí también me sorprendió, aunque supongo que fue por ser una ocasión especial —dijo Mary. —A lo mejor está enamorado de ti —dijo Miguel. — ¿Tú crees? —pregunto Mary, sin voltear su vista para mirar a Miguel. —No, creo que no, si lo estuviera no podría hablar tan amistosamente conmigo como lo hizo, los hombres pueden ser muy celosos, y no creo que hubiera podido hacer a un lado sus celos tan fácilmente —dijo Miguel. —Por cierto ¿De qué hablaron mientras estaban haciendo la carne? —pregunto Mary, mientras giraba su vista para mirar de reojo a Miguel. —De nada, solo cosas de hombres —dijo Miguel. — ¿Cosas de hombres? ¿Y qué cosas pueden ser esas? —pregunto Mary, mientras miraba a Miguel, esta vez de forma enfocada. Cuando Miguel, sintió la mirada fija de Mary en él, inconscientemente giro su vista hacia otro lado, y esto hizo que Mary tuviera aún más curiosidad por saber que hablaron Miguel y Donald. — ¿De qué hablaron? —continuo preguntando Mary, mientras miraba fijamente a Miguel. —Ya te lo dije… cosas de hombres —dijo Miguel, aunque con ciertos murmullos. — ¡Dímelo! —dijo Mary, mientras alzaba su voz, para indicarle a Miguel, que no tenía otra opción que responder. Pero a pesar de las insistencias de Mary, Miguel no dijo nada, y en vez de eso invento una conversación falsa que supuestamente tuvo con Donald, pero Mary pudo saber casi al instante que estaba mintiendo, y al final el siguiente día llego y Miguel no había dicho nada. Así fue como Mary, recordó su primer cumpleaños con Donald a su lado, pero escrito en el diario de Donald, había algo diferente en ese día, Donald, había escrito la conversación privada que tuvo con Miguel, mientras ambos hacían la carne que se sirvió en su cumpleaños, mientras ella, sus amigas y sus familiares, todavía estaban en la sala. — ¿Cuál crees que lo tiene más grande? —pregunto Miguel, mientras giraba un pedazo de carne, en la parrilla, y mientras miraba a Donald. —Yo creo que Teresa, aunque todavía no la eh podido ver al “completo” —dijo Donald. — ¿Estás loco? Obviamente es Esperanza la que lo tiene más grande —dijo Miguel. — ¿Y qué hay de Anna? Ella también tiene un trasero grande si lo miras fijamente —dijo Donald. Cuando Mary, leyó estas últimas palabras, en el diario de Donald, lo primero que hizo, fue levantar su mirada, mientras ponía los ojos en blanco, y pensaba en lo que acababa de leer. Durante bastante tiempo, después de su cumpleaños, tuvo curiosidad por lo que Miguel y Donald habían hablado en privado, pero ahora que lo había sabido… no pudo evitar sentirse decepcionada. Al parecer la conversación que Miguel no quiso decirle, fue que él y Donald, estaban hablando sobre cuál de sus amigas, tenían los senos y el trasero más grande. Mary, tardo un breve tiempo para poder recomponerse, antes de continuar leyendo y ver como avanzaba la conversación. Y ella continúo decepcionándose más. —No Anna, tiene trasero es verdad, pero no tanto como crees, si la vez en traje de baño te darás cuenta —dijo Miguel. — ¿En serio? ¿La has visto a todas en traje de baño? —pregunto Donald. —Sí, algunas veces fuimos a la playa o a una piscina todos juntos, y pude verlas, es por eso que te digo que es Esperanza la que tiene el trasero más grande —dijo Miguel. —No sé, para mi es Teresa, pero si tuvieras que clasificarlas ¿Cómo lo harías? —pregunto Donald. —En el primer lugar, Esperanza, eso sin duda. — ¿Y después de ella? —Serian… Teresa, Sarah, Anna y María —dijo Miguel. — ¿Y dónde pondrías a Mary? — ¿Mary? —Ni siquiera la mencionaste. —Ella… espera, ¿Le has visto el trasero a mi novia? —pregunto Miguel, mientras miraba a Donald. —Obviamente. — ¿Qué? —exclamo Miguel, sorprendido de que Donald, dijera esas palabras tan fácilmente. —Vamos, soy hombre, se lo mire desde el primer día en que la conocí, ¿Me vas a decir que tú no miras a las chicas bonitas que vez en la calle? —Pues… si, aunque es difícil cuando estoy con Mary. — ¿Pero todavía lo haces? Eres más sinvergüenza o más valiente que yo, yo no me atrevería a hacer eso con mi novia a mi lado, pero retomando mi pregunta, ¿Dónde pondrías a Mary? —Creo… creo que entre Anna y María —dijo Miguel, mientras giraba varios pedazos de carne que tenía en la parrilla. — ¿Casi a lo último? —Bueno, Mary tiene trasero, eso es seguro, pero en comparación con sus amigas… es cómo, que le falta. — ¿En serio? Yo no le veo que le falte mucho. —Tienes que verla en traje de baño, allí te darás cuenta si la comparas con sus amigas. — ¡Ese par de imbéciles! —maldijo Mary, en su mente, después de leer estas palabras, escritas en el diario de Donald. La conversación de Miguel y Donald, de algún modo había terminado en ella, y lo que habían hablado era que su trasero era pequeño en comparación con sus amigas. Esto fue algo que paso hace más de cinco años aproximadamente, pero aun así, estaba enojada, su anterior prometido, y su prometido actual, la primera conversación que habían tenido en torno a ella, trataba en realidad, de que su trasero estaba entre los más pequeños entre sus amigas. Y a pesar de su enojo, Mary, no pudo evitar sentir el deseo de mirarse en un espejo y ver si trasero de verdad era el más pequeño entre sus amigas, en realidad gracias a un par de ejercicios que había hecho en los últimos años lo había logrado aumentar, y Mary no pudo evitar pensar en qué lugar estaría si la compararan ahora con sus amigas, pero después de un breve tiempo, decidió continuar leyendo, y empezó a rezar para que la conversación ya no girara en torno a ella. Pero no fue así. —Donald ¿Estas soltero? —pregunto Miguel, mientras colocaba varios trozos de carne, en un plato grande. —Sí, soltero y sin compromisos. — ¿Y eso por qué? —pregunto Miguel. —Bueno, llegue no hace mucho a este país, y todavía estoy estableciéndome… aunque eh tenido mis “aventuras” aunque no cuentan cómo relaciones —dijo Donald, mientras, al igual que Miguel, colocaba varios trozos de carne en un plato. — ¿No te gusta alguna de las amigas de Mary? Si mal no recuerdo, varias de ellas están solteras. — ¿En serio? No lo sabía. —Ahora sí, ¿Qué piensas? ¿No te gusta alguna? —Varias de hecho. — ¿Entonces por no intentas salir con alguna? —Creo que ya quede en la zona del amigo, por desgracia. —No, nunca es tarde, solo tienes que esforzarte —dijo Miguel. — ¿Tú crees? —Pues sí, si tuvieras que salir con alguna, ¿Cuál sería? —pregunto Miguel. —Creo que sería Anna. — ¿Anna, en serio? —Sí, no sé, tiene algo que me gusta —dijo Donald. —Si tú lo dices. —Por cierto, ¿Nunca has pensado en “estar” con alguna de ellas sin que Mary lo sepa? —pregunto Donald. —No, eso jamás. —Porque será que no te creo. —Bueno, eh fantaseado algunas veces con un trió, pero no significa que sea capaz de engañarla con alguna de sus amigas, yo la amo. — ¿Cuánto llevan juntos? —Unos dos años, o casi dos años creo. —Eso es bastante tiempo, sobretodo en estos tiempos, ya es como para que se casaran. —Eso planeo —dijo Miguel. — ¿Qué? —murmuro Donald, sorprendido de las palabras de Miguel. —Yo planeo, casarme con Mary, dentro de poco se lo pediré, algún día. — ¿Estás hablando en serio? No pareces el tipo de compromiso. —Aunque no lo parezca, lo soy, voy a hacerla mi esposa algún día. —Felicitaciones, si te conociera más te preguntaría si puedo ser el padrino —dijo Donald. —Lo siento, pero ese puesto ya quedo ocupado. —Que lastima, pero bien… ¿Cuándo se lo pedirás? —pregunto Donald. —No lo sé muy bien… pero creo, que será dentro de un mes. —Un mes… ¿Y en donde se lo pedirás? Por favor no me digas que será en medio de un juego en un estadio, eso sería demasiado americano. —No hare eso, todavía no lo eh pensado bien, pero será grandioso. — ¿Quieres que te ayude? —pregunto Donald.
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