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Descendientes del mal

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intro-logo
Blurb

Cassie y Caleb han tenido una vida normal desde que pueden recordar, pero tras la muerte de tres chicas que son encontradas en el bosque los secretos empezarán a salir a la luz.

Un mundo que no creyeron existente surge a la superficie y ahora se encuentran envueltos en una encrucijada en el bien y el mal.

Destinados a repetir la misma historia cientos de años después.

Porque la sangre es más fuerte que la voluntad.

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1. Cassie
Las ramas crujen bajo mis pies con cada paso que doy, el viento sopla ligeramente contra mi rostro; más adelante entre los árboles se puede ver una casa con las luces encendidas. Una parvada de pájaros sale volando de la copa de un árbol y se pierde en la distancia. Miro al cielo, que está de un color gris y parece que está a punto de llover. Sigo caminando a pesar de que no tengo idea de cómo llegue aquí o a donde me dirijo. Rebusco en los bolsillos de mi saco, en busca de mi teléfono, pero no encuentro nada. Debí haberlo olvidado. Hay algo en la atmósfera que hace que se sienta rara. A pesar de estar a principios de agosto, el viento esta helado. Subo el cuello de mi saco para que me tape hasta la barbilla. Mientras más cerca estoy de la casa, más nerviosa me siento, algo que no había notado hasta ahora. Me detengo justo en la parte trasera de la casa. Desde donde estoy parada se puede ver la sala a través de las puertas de cristal. La casa es grande y tiene un aspecto moderno; hay ventanales enormes por todas partes, permitiendo ver habitaciones desocupadas. Mis ojos encuentran su camino de vuelta a la sala, en donde hay una enorme pantalla plasma encendida. Decido acercarme y echar un vistazo. Subo los escalones lentamente y me detengo frente a las puertas de cristal. Acerco mi cara al cristal para ver mejor y parece que no hay nadie. Un par de ramas crujen detrás de mí y me giro rápidamente. Un hombre de cabello n***o y largo hasta los hombros está parado bajando los escalones. Tiene las manos en los bolsillos del pantalón y se mira los zapatos. Me tomo mi tiempo observándolo atentamente. Es delgado pero parece musculoso. Viste unos pantalones negros de vestir, zapatos de charol y una camisa color vino con las mangas dobladas hasta los codos. Los primeros botones de la camisa están desabrochados, dejando ver una cadena de oro con un dije de cruz. El viento vuelve a soplar fríamente, me apretujo más contra el calor de mi saco y él ni se inmuta. Levanta la mirada y me quedo paralizada en mi lugar. Sus ojos negros como la noche me miran con curiosidad. Da un par de pasos hacia adelante y sube los escalones lentamente, deteniéndose a una distancia apropiada. Escudriña mi rostro y me mira a los ojos. -No deberías estar aquí-dice. Su voz es grave y se siente como terciopelo rozando contra mi piel. Me encuentro incapaz de pronunciar palabras y lo único que puedo hacer es mirarlo. Mi corazón late fuertemente en mi pecho y mis manos empiezan a sudar. Antes de que pueda decir algo, acerca su mano a mi cabeza y siento un sacudida que recorre todo mi cuerpo. bro los ojos y me quedo contemplando el techo de mi habitación. Giro la cabeza a la derecha en donde está mi mesa de noche, el reloj marca las seis. Mi corazón aun martillea contra mi pecho. Esta es la décima vez en dos meses que tengo sueños como ese. En donde veo gente desconocida o me sueño a mí y a Caleb haciendo cosas extrañas. Todo comenzó un par de días después de cumplir diecisiete años. Cierro los ojos intentando reconciliar el sueño pero sé que es imposible. Me levanto de la cama y camino hasta mi escritorio. Tomo una hoja blanca y dibujo lo que soñé. Me toma alrededor de dos horas dibujar su rostro, aunque debo admitir que este sueño ha sido el más normal que he tenido. Lo guardo junto el resto de los dibujos en donde recreo mis sueños anteriores. Decido ir por mi trote matutino ;me cambio el pijama por mi ropa deportiva y salgo de la casa en silencio. Me pongo los audífonos y escucho música mientras troto por la banqueta. Cruzo la calle y me dirijo al bosque. El cielo esta nublado, aunque no me sorprende, casi todo el año el clima es húmedo y frio. Hay muy pocos días cuando tenemos días soleados. La tierra está húmeda por la lluvia de ayer, y tengo que ser cuidadosa con no resbalar y caer. Cuando ya estoy segura de que corrí demasiado me dirijo a la salida que lleva al pueblo y decido comprarme un café. Realmente no soy muy fan del sabor pero me mantiene energética durante el día. Mientras espero por mi orden en la cafetería, hecho un vistazo a la selección de pasteles en la vitrina. Se me hace agua en la boca y mi estómago gruñe. Estoy tentada a comprarme una rebanada pero si mamá se entera que comí azúcar antes del desayuno... -¡Cassie!-grita el chico tras el mostrador, me acerco y recibo mi bebida con una sonrisa. Salgo del local y hago mi recorrido de vuelta a casa. Mamá ya está despierta y sonríe una vez que cruzo el umbral de la puerta principal. -Ahí estas, me preguntaba a donde habías ido tan temprano-le da un sorbo a su taza y la pone en la mesa de centro. Rodeo el sillón y me siento junto a ella. -Solo fui a correr-subo los pies sobre la mesa y mamá me da una mirada recriminadora. -Lo siento-sonrío culpable y bajo los pies. -¿No te sientes aburrida? Deberías hacer más amigos, no me gusta que te la pases todo el día encerrada en tu habitación-comienza mamá con la misma historia de siempre. -Estoy bien, mamá. No necesito más amigos. Con Aileen es suficiente. -Aileen es buena amiga, pero estas vacaciones que no ha estado...-frunce los labios-deberías salir más, aprovechar esta última semana de vacaciones antes de entrar a clase. Tal vez si le preguntas a Caleb te deje salir con él y sus amigos. -Mamá, no estoy tan desesperada. Además, tenía pensado salir en la tarde-la verdad es que me iba quedar viendo películas en mi habitación, pero voy a salir con tal de complacerla. -¿Ah, sí?-sonríe, feliz porque consigue sacarme de la casa aunque sea un día-¿Con quién? -Pues sola, con quien más-me encojo de hombros. Me mira a los ojos y ahora parece dudar- ¿No decías que debería salir más? -Pues sí, pero no sola. Podría ser peligroso. -Mamá-la miro con un deje de molestia-, no hay nada de peligroso en este pueblo. Aquí nunca pasa nada-me pongo de pie y me encamino a la escalera. -¡En veinte minutos estará listo el desayuno!-grita mamá, una vez que llegue al segundo piso. /////////////////////////////////////////// Tal como le dije, por la tarde decido ir al pueblo a pasar el rato. Tomo un libro cualquiera de mi estante y bajo al primer piso en donde mamá está viendo una película. -Ya me voy-le informo. Despega los ojos del televisor y me mira. -Ten cuidado-dice. Ruedo los ojos cuando regresa su atención al televisor. -Estaré bien, mamá. Salgo de la casa y me subo al coche. No sé qué pasa con mamá pero estos dos meses ha estado actuando rara. No quiere que vayamos a ningún lado solos y se la pasa observándonos cuando estamos en la casa; como si temiera que en cualquier momento pudiéramos desaparecer. Me estaciono cerca de la florería y camino hasta la plaza. Considere en ir al cine a ver una película pero ninguna me llamo la atención, por lo que recurrí a mi viejo amigo: los libros. El clima se ha puesto más frío conforme el día pasa, así que mejor voy a la cafetería. Pido un chocolate caliente y me siento en una de las mesas cerca de la ventana. Abro mi libro y empiezo a leer. Uno de los meseros me trae mi chocolate y le agradezco antes de regresar mi atención al libro. No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando me asomo por la ventana ya anocheció. Decido que es momento de regresar a casa. Pago el chocolate y salgo de la cafetería. Una corriente de aire frio sopla y me arrepiento de no haberme puesto un suéter más grueso. La mayoría de las personas que caminan por las banquetas van a brigadas hasta con bufandas. Un grupo de chicas pasa riendo frente a mí y las observo perderse en la oscuridad de la noche. Camino al lado contrario en dirección a mi coche. Debo ir distraída porque no me doy cuenta cuando piso una sustancia resbalosa en la banqueta, me preparo para el impacto contra el suelo pero nunca llega. Un par de brazos me sostienen y me ayudan a reincorporarme. Lo primero que noto son un par de ojos azules observándome con atención. El aire de mis pulmones me abandona y me quedo paralizada. Retira sus brazos y los mete en los bolsillos de su saco. Su cabello rubio, casi platinado, se menea con el viento y hago un esfuerzo por salir de mi trance. -Gracias-susurro tan bajo que estoy segura que no me escucho hasta que sonríe ligeramente. -Deberías de tener más cuidado-nos quedamos en silencio, tal vez esperando a que yo diga algo más. Abro la boca pero no salen ningunas palabras. Me siento algo abrumada con su presencia, y de alguna forma atraída hacia él. -Soy Cassie-me presento. Extiendo una mano en su dirección y la observa brevemente antes de estrecharla. Su tacto es cálido a pesar del clima tan frío que se arremolina a nuestro alrededor. Debo parecer hielo comparada con él. -Kilian-sonríe nuevamente. Hay algo diferente con él; no puedo descifrar que, pero sin duda se siente diferente. Su rostro joven denota una amabilidad y madurez difícil de encontrar en las personas de nuestra edad. Asumiendo que tenga mi edad. -¿Vives por aquí?-pregunto, intentando hacer conversación y prolongar este encuentro. -Sí, me acabo de mudar-informa. -¿En serio?-levanto las cejas, interesada.- ¿A dónde? Sonríe fugazmente y me mira con ojos curiosos. Me doy cuenta de que mi pregunta salió apresurada y siento mis mejillas calentarse. -Lo siento-me disculpo. -Está bien-sonríe divertido-.A las afueras del pueblo. En una de las residencias nuevas. Lo miro sorprendida. Para que alguien compre una de esas residencias debe de ser extremadamente rico, millonario diría yo. -Eso es...genial-cambio el peso de un pie a otro. -Supongo-se encoje de hombros, intentando restarle importancia-.Esta es la primera vez que vengo a este pueblo. Parece...pintoresco-suelto una risita y me mira. -Claro, solo espera un mes y veras. -¿No te gusta?-pregunta. Las chicas de hace rato vuelven a pasar por donde estamos, miran a Kilian y sueltan risitas, cuchicheando entre ellas. Kilian parece no darse cuenta de esto, como si estuviera acostumbrado a que las chicas lo miren. Y tal vez lo este. -Digamos que no hay mucho que hacer por aquí-me encojo de hombros. Aprieto más el libro contra mi pecho y ambos nos quedamos en silencio-.Creo que...-señalo hacia delante-debería irme ya. -Claro-se hace un lado para dejarme pasar y sonrío tímidamente-.Fue un placer conocerte. -Igual-paso por su lado y al dar un par de pasos me detengo, aun de espaldas a él. Cierro los ojos y suspiro. Estoy a punto de hacer algo que no he hecho nunca y espero que no parezca desesperada o extraña. Abro los ojos y giro sobre mis pies. Kilian aún está parado en donde mismo, observándome-.Mmm...por lo general no hago esto pero...-guardo silencio unos segundos y me mira con curiosidad pero a la vez divertido, como si supiera lo que estoy a punto de pedir-no sé, como eres nuevo en el pueblo, tal vez necesites a alguien que te muestre alrededor. Aún queda una semana antes de regresar a la escuela y...no se-me encojo de hombros-.No es necesario que... -¿Estas pidiendo mi número?-me interrumpe. Una vez más siento mis mejillas sonrosarse y me muerdo el labio nerviosa. -Pues... -Claro, supongo que me vendría bien conocer a alguien antes de entrar a clases. -Espera-lo interrumpo, un poco desconcertada-, ¿vas a asistir a la preparatoria? -Pues si –responde, como si fuera obvio. -¿A cuál?-pregunto, interesada. -Butterwilde High School ¿Por qué? -Esa es mi escuela-sonrío con emoción -.Supongo que aún nos veremos por ahí. -Me lo imaginaba, aquí no hay muchas preparatorias de donde escoger. -Cierto-concuerdo con él. Saca su teléfono y levanta una ceja, mirándome expectante. Lo miro confundida hasta que recuerdo que íbamos a intercambiar números. Le paso mi número y a los segundos siento mi teléfono vibrar. Lo reviso y deja de vibrar. Guardo el número bajo el nombre de Kilian. -Estaremos en contacto-y con eso se da la media vuelta y continua con su camino. Me quedo parada en el mismo lugar, un poco desconcertada por lo que acaba de pasar. No hace más de unos minutos que lo conocí y ahora ya tengo su número. Sin duda Aileen estaría orgullosa. /////////////////////////////////////////////// Al día siguiente hago mi rutina matutina normal. Salgo a correr por la mañana. Miro al cielo y observo las nubes de color gris moviéndose lentamente, tapando los pocos rayos de sol que hay. Sin duda hoy será otro típico día lluvioso. Me dirijo de nuevo al bosque y recorro el mismo camino que el día anterior, solo que esta vez no me detengo a comprar un café. Abro la puerta de la entrada al mismo tiempo que me quito los audífonos y me dirijo a la cocina. Mamá y papá están ahí. Son muy raros los días que papá come el desayuno con nosotros, por lo general se la pasa todos los días en el hospital. Es doctor, así que casi los 365 días del año está en servicio. Está sentado en el mostrador, en donde ya tiene una taza de café y el periódico. Levanta la mirada cuando me oye entrar y sonríe. -Buenos días-hago mi camino hasta él y le doy un beso en la mejilla. -Buenos días-respondo. Mamá, que esta recargada del otro lado del mostrador, me mira sobre el hombro y también sonríe. -Buenos días, cielo-me acerco a ella y también le doy un beso en la mejilla. Camino al refrigerador en busca del cartón de leche y mamá le sube el volumen al televisor, el cual no me había dado cuenta que estaba encendido. Tomo el cartón de leche y me paro junto a mamá. Abro el cartón y le doy un trago observando el televisor, en donde ahora están transmitiendo las noticias. Por lo general solo informan sobre alguno que otro robo, el tiempo, o sobre cuidar el medio ambiente y los bosques. Pero esta vez algo sucedió. Me quedo con el cartón a medio camino de la boca. -...Tamara James de diecisiete años, fue encontrada esta mañana por un grupo de excursionistas que se dirigían al monte Dockery-informa el periodista del otro lado del televisor-.Se reporta que aparentemente fue asesinada por un animal-ponen una fotografía de la chica. Su cabello castaño está amarrado en una coleta, sus ojos color miel me miran y sonríe tímidamente- .Por el momento las autoridades no han hecho comentario alguno sobre lo ocurrido, por lo cual se recomienda a todas las personas mantenerse en zonas naturales protegidas y se mantengan alejadas del interior del bosque. Ahora vamos con mi compañera Brittany... Desaparece de escena y ahora sale la chica del tiempo. Mamá apaga el televisor y los tres nos quedamos en silencio. -Eso es horrible-dice alguien a nuestras espaldas, asustándonos a los tres. Me doy la vuelta y Caleb está parado en la entrada de la cocina. Su cabello castaño esta todo enmarañado, como si fuera el nido de un pájaro y bosteza. Se acerca adonde estoy y me quita el cartón de leche que aun sostengo en mi mano. Sus ojos miel, idénticos a los míos, me observan divertido antes de darle un trago. -Usa un vaso, Caleb-mamá pone un vaso sobre el mostrador, frente a Caleb-.Todos bebemos de ese cartón-lo reprimenda. Caleb sonríe inocentemente y se sirve un poco de leche en el vaso antes de regresar el cartón al refrigerador. Mamá y papá se miran, por algún motivo parecen nerviosos. Papá se pone de pie y se aclara la garganta. -Tengo que irme-informa, apresurado. Toma su maletín del mostrador. -Te acompaño, cielo-se apresura a contestar mamá. -Voy a ver si puedo salir antes del trabajo, tal vez los alcance a la hora de la cena-papá nos da una sonrisa nerviosa. Observamos en silencio como ambos salen de la cocina, rígidos. -¿Soy yo o parecen algo nerviosos?-pregunta Caleb. Se acerca a la alacena y saca la caja de cereal. Se sirve en un plato y la vuelve a dejar en su lugar. -Si...supongo que es por la noticia. Nunca antes había ocurrido algo así-me encojo de hombros y tomo una manzana del frutero. -¿La conocías?-pregunta Caleb, lo miro. -No-frunzo el ceño-.Nunca antes la había visto. ¿Tu si?-esta vez él se encoje de hombros y mueve la cuchara entre el cereal, distraídamente. -Algo así, Iker y los chicos conocen a algunas personas de la preparatoria Cross Hill. Un día me la presentaron, pero era algo tímida así que no supe nada más de ella. Su confesión me toma por sorpresa y es obvio por la expresión en mi rostro. Abro la boca, pero no salen palabras. Para ser sincera no sé qué decir. No imagina que me fuera a decir algo así cuando me pregunto si la conocía. -¿Cuándo paso eso?-pregunto, finalmente saliendo de mi sorpresa. -El ciclo escolar pasado. La piel se me pone de gallina por algún motivo, tal vez sea la noticia de la chica muerta o la confesión de Caleb, pero siento ganas de vomitar y cierro los ojos por un instante. Escucho a Caleb diciendo algo pero no logro entender que. Me sobresalto y abro los ojos de golpe cuando siento una mano en mi hombro. Caleb me mira preocupado. -¿Estas bien? -Sí, solo...-intento encontrar una respuesta-no pasa nada. ¿Qué decías?-medio sonrío y me mira fijamente durante un par de segundos más, como cerciorándose de que no me voy a desmayar o algo. Finalmente decide que estoy bien y regresa a su plato de cereal. -Que si realmente crees que haya sido obra de un animal. -Pues claro...-frunzo el ceño nuevamente-es lo que dijeron en las noticias. ¿No creerás que fue una persona?-lo escudriño con la mirada. -Claro que no-levanta la cabeza bruscamente-.Solo decía...-hunde la cuchara en el plato y se la lleva a la boca-.Pero tienes que admitir que es algo extraño-agrega, después de un par de segundos de silencio. -¿Qué cosa? -Pues aquí no hay animales salvajes. Solo hay venados y ardillas y esas cosas. Aquí no hay osos y mucho menos lobos. -Bueno, en eso te equivocas. Si hay lobos-lo corrijo. -Solo en época de invierno, y por si te has dado cuenta, apenas es agosto. Además, nunca andan tan cerca, por lo general siempre se quedan en las montañas. Sale de la cocina con su plato en la mano. Me quedo observando un punto en la pared, pensando. Caleb tiene razón en eso, es algo difícil de creer que esa chica haya muerto por el ataque de un animal. No sé de dónde viene este sentimiento, pero algo me dice que hay algo más aquí. Antes no había tenido dudas, hasta lo que acaba de decir Caleb. ¿Sería muy descabellado si fuera a la escena del crimen? Solo por curiosidad, claro. Después de mi conversación con Caleb en la cocina, subo a mi habitación y me doy un baño rápido. Mamá regreso a la cocina después de que Caleb se había ido y me encontró pensativa. Cuando me pregunto que tenía, tuve que decirle que había olvidado marcarle a Aileen. Me miro no muy convencida pero no pregunto nada más. Caleb acaba de irse con sus amigos, y mamá fue al centro comercial. -¿No quieres acompañarme?-pregunto, asomando la cabeza por la puerta de mi habitación. -No, voy a salir...con un amigo-agregué rápidamente, cuando me dio una mirada de reproche. Eso la tomó por sorpresa. -Oh, ¿alguien que conozca?-levantó una ceja. -No-y cuando vio que no iba a decir nada más se despidió y salió de mi habitación. Eso fue solo una mentira pequeña. Bueno, solo la parte del amigo porque es verdad que voy a salir. Me espero medio hora después de que se fue, solo por precaución. Tomo las llaves de mi coche y me pongo en marcha hacia el monte Dockery. Me toma alrededor de media hora llegar. Me estaciono en el aparcamiento con vista al monte y empiezo a descender la colina. El clima no ha mejorado nada desde la mañana, todo lo contrario. El viento sopla fríamente y me aprieto más el saco contra el cuerpo. El lugar está completamente solo, lo que no me sorprende. ¿Quién en su sano juicio vendría al lugar en donde mataron a una chica? Obviamente debo tener algo mal llamado curiosidad. Con el viento soplando me llega el delicioso aroma a pino y eucalipto, mezclado con el aroma a tierra mojada. Los arboles empiezan a ascender en tamaño mientras más me adentro al lugar. Realmente no estoy muy segura de a dónde voy. El reportero no dijo exactamente en donde la encontraron, solo que fue encontrada por un grupo de excursionistas de camino al monte. Levanto la mirada al cielo, que sigue igual de gris que hace un momento. Realmente está completamente solo. No se escuchan ni pájaros ni nada. Me detengo un momento y miro alrededor; más allá de donde estoy parada, a unos cuantos metros, logro divisar algo de color amarillo que se agita ligeramente con el viento. Hay un espacio rodeado por esa cinta amarilla que pone la policía. Así que este debe ser el lugar. Hay un árbol enorme, con las raíces salidas de la tierra en un extremo. Un tronco cubierto de musgo esta unos cuantos centímetros más allá del árbol. Paso por debajo de la cinta, con cuidado, para echar un vistazo más de cerca. Hay una mancha grande de sangre cerca del tronco, me acerco más y me detengo unos pasos antes de pisarla. La sangre ya está seca y parece estar desapareciendo por la tierra mojada. La sangre nunca me ha causado terror como a muchas personas, que con solo ver una gota se desmayan. Me pongo de cuclillas, intentando encontrar algo que de indicios de que fue un animal. Para mi mala suerte, nunca fui buena rastreando. Papá solía sacarnos a acampar cuando éramos pequeños y nos enseñó, o al menos lo intento, como rastrear por si algún día nos perdíamos. Tuvo más éxito con Caleb que conmigo. Al menos estoy segura de que si Caleb se perdiera algún día en el bosque, encontraría el camino de salida. Escucho un ruido entre los árboles y me pongo de pie rápidamente. Miro a todos lados, intentando encontrar la fuente de ese ruido pero no veo nada. Mi corazón martillea fuertemente contra mi pecho. Lo vuelvo a escuchar a mi izquierda y miro en esa dirección. Sonrió cuando veo que solo era un conejo. Empiezo a caminar lentamente en su dirección y paso por debajo de las cintas nuevamente. Es de color café, que si no fuera porque está masticando algo y moviendo los bigotes, lo hubiera confundido con la tierra. Piso una rama y me detengo abruptamente; levanta las orejas y me mira con sus ojos negros antes de salir corriendo entre los árboles. Suelto un suspiro y dejo caer la cabeza hacia atrás. Cierro los ojos, disfrutando del silencio a mí alrededor. Fue estúpido venir aquí. ¿Qué esperaba encontrar? ¿A lo que sea que hizo esto? Y aun así, ¿Qué hubiera hecho si lo encontraba? -¿Disfrutando de la naturaleza?-pregunta una voz a mis espaldas. Abro los ojos rápido y me doy la vuelta. Iker Harford, el mejor amigo de Caleb, me mira unos pasos más allá. Se pasa una mano por su cabello rubio y corto; me mira con curiosidad con sus ojos azul claro. Ambos nos quedamos en silencio, el probablemente esperando a que yo diga algo. -¿Qué haces aquí?-es lo único que sale de mi boca. -Te puedo preguntar lo mismo-se mete las manos en los bolsillos de su pantalón. Suspiro pesadamente y desvió la mirada de sus ojos. -Solo estaba dando un paseo-me encojo de hombros, intentando fingir desinterés. -¿Un paseo por el monte Dockery?-me mira incrédulo-.Estoy seguro que escuchaste la noticia de aquella chica que encontraron muerta... -¿Cuál es tu punto?-lo interrumpo, claramente perdiendo la paciencia. -Mi punto es...-se acerca más-que no es seguro estar por aquí. A menos que quieras morir, claro-se encoje de hombros. -Por supuesto que no-ruedo los ojos- ¿Qué haces tú aquí? No creo que hayas salido por un paseo, no es seguro. A menos que quieras morir, claro-repito lo mismo que me dijo y sonríe divertido. -Usando mis propias palabras contra mí. Que inteligente. -¿No se supone que andabas con Caleb?-me cruzo de brazos. Echa un vistazo alrededor y finalmente posa sus ojos sobre mí. -No sé si sepas, pero no soy el único amigo que tiene. -Claro que lo sé, pero como siempre andan juntos...en fin. Me voy.-me doy media vuelta y empiezo a caminar en dirección a mi coche. -¡Si algo te persigue, corre!-grita detrás de mí. Claramente divertido porque consiguió irritarme, como siempre.

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