Todo el encanto se acabó en el momento que Bastián dejó de curar a Kiya, ambos sintieron un vacío cuando esto sucedió pero se limitaron a sonreír de forma incómoda mientras sus ojos se veían con total anhelo y afecto.
— Gracias — ella bajó la camiseta y se sentó al borde de la cama mientras sus pies permanecían en el aire — también por la ropa, prometo devolverla limpia.
— No es necesario que lo hagas, la ropa interior es nueva así que no pienses que estuvo ahí abajo en algún momento.
— Si — ella rió mientras sus mejillas se levantaban y hacían que sus ojos se volvieran más pequeños — me di cuenta por la etiqueta, te agradezco lo que has hecho por mí, creo que ahora es momento de dejarte solo para que descanses.
— Emmm, disculpa, pero necesito ayuda para cambiarme de ropa.
— Es cierto
