**SIENNA** La mentira se había vuelto tan natural que ya no registraba como falsedad consciente. Técnicamente, trabajaba para la empresa donde Gabriel era director general, pero mi verdadera ocupación esa tarde había sido de naturaleza completamente diferente. —¿Y qué tal el nuevo proyecto con los clientes de Medellín? —insistió mi hermana, genuinamente interesada en mantener viva la conversación. Inventé algunos detalles plausibles sobre reportes y reuniones que sonaban lo suficientemente aburridos como para ser creíbles. Mi madre comía en silencio, pero podía sentir sus antenas maternales funcionando a máxima capacidad, procesando cada inflexión de mi voz, cada pausa, cada gesto involuntario. —Estás diferente —observó de repente, con esa precisión quirúrgica que siempre me desarma

