**SIENNA**
Me levanté con el cuerpo adolorido y la mente en un torbellino. No había dormido bien. Los recuerdos de la noche anterior, el restaurante, la furia de Gabriel, el forcejeo en su apartamento, todo se mezclaba en mi cabeza. Me vestí con la ropa del día anterior y, con el corazón en la garganta, bajé a la cocina. Tenía que enfrentar a mi familia. No podía seguir huyendo.
Al entrar, un silencio helado me recibió. Mi madre estaba sentada a la mesa, con el rostro hundido en sus manos, sollozando. Mi padre leía el periódico, pero sus ojos me miraron con una decepción tan profunda que me hizo sentir como si me estuviera ahogando. Mi hermana Carolina me miraba con una expresión de desprecio, y mi hermana pequeña, Mía, me miraba con una curiosidad que me dio escalofríos.
—¿Qué pasó? ¿P
