**CAROLINA** Una contracción más fuerte me hizo doblarme sobre mí misma, pero la ira era más poderosa que el dolor. Nos dejó completamente solos, abandonados a nuestra suerte, como si fuéramos extraños. “Como si no fuéramos su familia”. Mamá asintió con vehemencia, y vi cómo las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos cansados. Sus manos temblorosas se alzaron para secarse el rostro. “Es una descarada de la peor clase”, gimoteó mamá. “No logro entender cómo pudo hacernos algo así. Le dimos todo lo que teníamos, Carolina. Todo. Vendimos hasta los aretes de mi abuela para pagarle la universidad, ¿y para qué? Para que ahora se olvide de nosotros como si nunca hubiésemos existido”. Lo que mi madre no sabe que todo eso yo fui la que lo uso para darme la grande con mi marido. El dolor d

