**SIENNA** Mi voz comenzó a temblar, no de miedo, sino de una emoción que había mantenido contenida durante años. —Yo también importo, madre. Mi vida importa. La vida de mi hijo importa. Y por primera vez en mi vida, voy a poner nuestro bienestar por encima de las demandas de esta familia. El silencio que siguió fue ensordecedor. Pude ver cómo procesaba mis palabras, cómo su mente trabajaba para encontrar la siguiente estrategia de ataque. Sus ojos se entornaron, y cuando habló de nuevo, su voz tenía la frialdad del hielo. Se levantó de la mesa con movimientos deliberadamente lentos, como si cada gesto fuera parte de un ritual. Abrió su bolso n***o —el mismo que llevaba a todas partes desde que yo era niña— y sacó un sobre arrugado. Lo tiró sobre la mesa con tal fuerza que mi taza de ca

