Después de ese raro incidente: todo volvió a la normalidad. Yo estaba limpiando el suelo, mientras Emma dejaba limpios los grandes vidrios. Yo odiaba limpiar los vidrios, siempre me quedaban blancos o peor que como estaban, ya no me pedían hacer esa tarea a mí. En cambio Emma, dejaba tan limpios que más de uno se lo has chocado.
Era nuestro tiempo libre con Nahuel, Emma y yo. Las dos de la tarde, estábamos en una plaza cerca de aquí con una bandeja y un tenedor: comiendo pollo con papas. Era de las cosas que me encantaba de trabajar aquí, la comida sabrosa de este lugar, “además gratis”.Nos ubicamos en un banco los tres, Nahuel estaba al medio de nosotras, junto con una gaseosa.
— Esto está buenísimo —Nahuel afirmó con la boca llena, incluso se le cayó un cacho de pollo de su boca.
—Eso
