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Un Amor Contra Las Normas

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intro-logo
Blurb

¿Que es ser perfecta? ¿Que te hace loa familia perfecta? No creo que el dinero o las buenas notas son la clave para que una familia sea perfecta. La belleza y salir en todas las revistas, ser la envidia de todos, eso no es la familia perfecta si dentro de las paredes de casa el caos se desata.

Ella vivía feliz con su padre.

Y él lo hacía con su madre

Pero una cita romperá la felicidad y lo que todos creen que es la familia perfecta.

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Prologo
¿Cuál es el tema principal del mundo entero? El amor, siempre, en todas las reuniones hay una pregunta o mil sobre las parejas, a mi siempre me atosigaban a preguntarme sobre novios o novias, sobre parejas, era un tema que siempre estaba en la mesa, era demasiado cansado, lidiar con eso. Sobre todo porque no era algo que se le preguntaba a los hombres, sino que se les preguntaba a las mujeres, como si ellas no fueran suficientes sin un hombre pero los hombres si lo fueran con o sin mujer. Molestaba. El amor es algo que jamás podre comprender en completo, creo que nadie lo entiende en todos los sentidos, y quien dice hacerlo miente. Nadie, por muy enamorado que este, no podías comprender el amor en todos sus sentidos. El amor era tan diferente como las personas en el mundo, cada uno de ellos vive las cosas de su vida de forma diferente, por eso siempre se decía que una historia tenía tres versiones, la verdad y las partes de cada persona que la había vivido.  Las cosas se veían diferentes según donde estábamos, y eso es lo que me pasaba a mi. Mia Peterson, esa soy yo, una chica rubia de ojos verdes que tenía una maldita mala suerte enorme.  Cuando tenía seis años mis padres se separaron, mi vida no cambio mucho a raíz de eso, mi madre se fue a vivir a New York, si a ese ciudad enorme de Estados Unidos, que es el sueño de todo el mundo, viajar a ahí, mientras yo me quede con mi padre en Edimburgo, Escocia, en la otra punta del mundo. Mis padres tenían una muy buena relación, no se odian como las parejas de ex maridos que conozco, ellos estuvieron juntos desde el colegió, y al final eso hacía que se consumieran en el costumbrismo de la relación. Por eso cuando se dieron cuenta dejaron de estar juntos, rompieron de forma civilizada y ahora son amigos. Con los años, mi padre se volvió a enamorar, de su mejor amiga. Mi padre, Álvaro, es un hombre alto, de metro ochenta, casi noventa, es de pelo castaño y ojos verdes, es muy amable y se dedica a trabajar en una empresa como CEO, es decir como uno de los altos cargos de una empresa de hoteles, por lo que viaja bastante. Mi madre  se llamaba Olivia, en cambio ella  es rubia y de ojos azules, es alta también, aunque bastante menos que mi padre, ella es de origen español por lo que me enseño desde muy pequeña el que aprendiera a usar los dos idiomas, es decir el ingles y el español, y con los años me apunte a francés, me gustaban los idiomas, por lo que disfrutaba enseñándolos, y bueno mi madre era editora en una editorial y en muchas ocasiones era traductora, desde el ingles al español como viceversa. Su historia de amor fue algo peculiar, ellos eran vecinos, sus padres se llevaban muy bien es más, se iban juntos de vacaciones y solían hacer algunas fiestas juntos. Creo que ese roce les llevo a cogerse cariño, aún se lo tienen, mis abuelos aún son grandes amigos y se iban juntos de vacaciones, que sus hijos no estuvieran juntos no fastidio su amistad.  Cuando tenían doce años, se dieron su primer beso, ellos no entendían lo que era el amor ¿Quién mierda entendía como funcionaba el amor? Creo que ni la persona más mayor del mundo puede compren que es el amor, no es algo de edad, eso es verdad, pero las cosas eran así. Ellos creyeron que lo que sentían era amor, y creo que un poco por la presión de sus padres, empezaron a salir juntos, desde los doce hasta que se divorciaron, se casaron con diecinueve, no entiendo porque la gente se casa joven pero ellos se casaron y menos de un año después me tuvieron a mi para separarse antes de cumplir los treinta. Estar presionados por la gente de tu al redor siempre estaba mal porque te hacían hacer cosas que tu no querías o que no pensabas hacer, por eso creo que mis padres siempre me dejaron libertad para que hiciera lo que quisiera, claramente con normas, no vivíamos en una anarquía, ellos eran mis padres que debían darme normas y educarme en el respeto y la tolerancia pero eso no les impedía darme algunas libertades, sobre decidir las cosas que hacía en mi vida. Solo tenía una norma, que no fuera una mal educada. Pero eso no importaba ahora, adoraba a mis padres, y aunque odiara su historia de amor, la que tenía como mi padre con su nueva novia Yeila, que era su mejor amiga, no era muy diferente. Me refiero al sentido de que era mala, no era nada que me gustaría vivir, yo quería una de esas historias de amor como en los libros, esas que te hacían dejar de respirar. Pero no voy a meterme en lo que yo quería, o lo que me pareciera sino que iba a contar las cosas como son.  Creo que siempre estuvieron enamorados solo que no se dieron cuenta, esta claro que no todas las amistades terminan en romance, si existen las amistades de hombres y mujeres, es algo que esta claro pero no es algo que no importa en este asunto. Mi padre se apoyo mucho en su mejor amiga, Yeila. Yeila era mujer de pelo n***o, era demasiado buena, tenía unos ojos negros, era bastante pálida, y muy agradable, ella trabaja con mi padre aunque en otro puesto que para ser sincera no recordaba cual era. Pero ella no venía sola, venía con Daniel, su estúpido e inaguantable hijo, No me gustaba Daniel, era algo que podía con mis fuerzas, tenía mi misma edad y era demasiado diferente de mi, mientras que yo estudiaba y me dedicaba a intentar sacar buenas notas, él se dedicaba a intentar ser el mejor en los deportes, no era que no me impresionara eso, no era que no creyera que solo se pudiera triunfar de forma académica, es decir con las notas, si se podía hacer con otras cosas pero no creía que los deportes fueran algo muy útil a futuro. Al principio, mi padre y yo vivíamos solos, él tenía la custodia para no provocar en mi cambios que me pudieran estresar, pero todos los veranos iba con mi madre, la cual seguía soltera. Al principio, ellos quedaban y se veían dejándome a mi al margen, cosa que agradecía, pero decidieron mudarse con nosotros, y obviamente no venía sola sino que vino con su hijo. Intente con todas mis fuerzas que no hiciera eso, que no vinieran pero no pude evitarlo. Cuando tenía doce años estaba tranquilamente en mi casa, en mi cama leyendo un libro que mi madre había traducido y me mando para que mejorara mi español. —Mia—me llamo mi padre. Suspiré. Baje las escaleras, para ver a mi padre en el salón sentado en el sofá. Entre en el salón para ver al idiota de Daniel sentado en el sofá enfrente de su madre. —¿Qué pasa?—pregunte sin entender nada. Todos me miraron. —Siéntate—me pidió mi padre. Me senté en el sofá, en el mismo que Daniel pero con la suficiente separación para que no me toca, no es que me desagradara que la gente me tocara, no era eso, para nada, no me importaba, es más me encantaba abrazar a la gente pero creía que eso era una decisión mía y que nadie debía imponerme a quien abrazar y a quien no. Les mire. —Decir lo que pase—les dije. Los dos me miraron, no me caía mal Yeila, para mi era una gran persona, era muy amable, y me ayudaba mucho en cosas que mi madre no podía por las distancia, ella estuvo conmigo cuando me vino la regla por primera vez, me apoyo en ese cambio conmigo, era como una tía una segunda madre pero mi problema era con Daniel que no le aguantaba. —Que borde, muñeca—me dijo Daniel. Le pegue una patada, odiaba que me llamara muñeca, pero según el muy idiota era una mini barbie en la vida real, cosa que me daban más ganas de pegarle y pisar su cara. —Vuelve a llamarme así y te dejo sin piernas—le dije. No le podía amenazar con quitarle el día del padre, eso no le afectaba pero si le afectaba que le quitara el deporte. —No me harás nada, me amas demasiado—me dijo. —¿Estás loco?—le pregunte molesta. Daniel me miro con una sonrisa arrogante. —Ya basta—dijo mi padre y los dos le miramos. —Debéis empezar a llevaros bien—dijo Yeila. La mire. —¿Por que? No creo que duréis mucho más juntos—comento Daniel. Ups. Yo me llevaba bien con Yeila pero la relación de Daniel con mi padre era la cosa más complicada que jamás pudo haber, no se llevaban bien y no era porque mi padre no lo hubiera intentado sino que Daniel no quería que alguien ocupara el puesto de su padre, un hombre que jamás actuó como padre pero que para Daniel era importante por alguna razón. —Daniel—le llamo la atención su madre. Mi padre negó. —Déjale—dijo mi padre y le mire sorprendida, —No puedes dejar que os hable así—me queje. No me quejaba para defender la relación, sino que lo hacía porque llego a ser yo la que dice algo así y me hubieran castigado tres años y medio en un edificio, donde me encerrarían y tirarian la llave. —No quiero discutir con ninguno de vosotros—me aviso mi padre y le mire. Yeila paso su mano por la pierna de mi padre en forma de apoyo. —Vamos a casarnos—dijo Yeila. Les mire impresionada. —¿Es broma?—pregunto Daniel molesto. No me sabía que palabras usar, estas no se formaban en mi cabeza y mucho menos se cogían forma para salir de mi garganta. Estaba sorprendida, no sabia si debía tener miedo o estar feliz por mi padre, o llorar porque se iba ha hacer oficial el que tuviera que vivir con Daniel para siempre. —No lo es—dijo mi padre. Daniel le mire. —¿Y después que? ¿Me vas a adoptar y darme tu apellido para ser la familia feliz? No me hagas reír—dijo Daniel. Sin dudarlo se levanto y se fue. Daniel O'Donell no era alguien sencillo, no lo fue nunca, no comprendía su enfado con mi padre, para que una boda se hiciera dos partes tenían que aceptarlo, no solo era cosa de mi padre, su madre también participo pero eso no lo veía. Las cosas fueron así por un tiempo. Su mal carácter casi frena la boda, pero de la noche a la mañana cambio, no conmigo pero si con mi padre, fue como si hubiera madurado cosa que dudo porque sigue durmiendo abrazado a un peluche de un pokemon raro. Pero algo cambio. Mi padre se caso con su madre casi dos años después de que nos dieran la noticia, fue una boda intima que hicimos en el patio de nuestra casa, hasta mi madre vino. Mi madre, era amiga de Yeila, fueron mejores amigas un tiempo, y no le importaba que estuviera con su ex, yo os juro que una de mis amigas esta con mi ex novio, que no tengo, pero si lo tuviera y le dejo de hablar. Hay normas no escritas entre amigas, al igual que los hermanos están prohibidos, los ex novios también y creo que con más fuerza. Quizás es algo de inmadurez, no lo voy a negar, pero era algo que a día de hoy no comprendía. Mi madre con los años se volvió a enamorar de un chico, de un hombre con él cual no me llevaba bien, no porque fuera el nuevo novio de mi madre, es más no intentaba ser mi nuevo padre pero había algo en él que no me gustaba, se llamaba Steve, era un economista de esos que trabajan en la bolsa pero no me iba a esforzar en prestarle atención. No pasaba el suficiente tiempo con el como para preocuparme por él, me preocupaba más tener que soportar a Daniel que otra cosa. Los años no pasan en vano, y a todos nos afectaban. Empecemos con la persona más importante, es decir yo, no cambié mucho, pero si crecí mucho en altura, ahora era más alta que mi madre pero menos que mi padre pero eso no me importaba, la adolescencia me vino bien para que me salieran las tetas y culo, obviamente hacía deporte para que estos estuvieran bien porque sino sería como un bulto en el cuerpo que quedaba mal. Seguía siendo la persona tan inteligente que sacaba buenas notas en clase,  hablaba varios idiomas pero tenía amigas que eran como yo, cosa que me hacían sentir bien pero lo peor es que Daniel seguía en mi vida. Daniel como yo había cambiado, pero seguía siendo el idiota deportista, arrogante y encima era popular. Todo lo que pudiéramos odiar de una persona, lo tenía Daniel, desde los amigos tontos a la novia insoportable. A día de hoy, en el año 2020, tenía diecisiete años, estaba estudiando el ultimo año del instituto mientras intentaba lidiar con tener que vivir con Daniel mientras lidiaba con las cosas de la adolescencia y del instituto. Como cada mañana me desperté temprano para vestirme con el uniforme del colegio. Tras estar lista, me baje a la cocina. Me senté, en la mesa del comedor para desayunar. Yeila puso la comida en la mesa, y beso mi mejilla. —Buenos días—comento Daniel bajando las escaleras y sentándose en la mesa con la camisa desabrochada, pero la corbata puesta. Este chico me daba realmente mucha pereza. —¿Puedes ponerte bien la camisa?—le pregunte molesta. Daniel me miro sorprendido. Me quito mi plato que ya tenía las tortitas y las frutas preparadas. —Gracias—me dijo hincando el tenedor en le plato. Le lance una fresa  a la cara, el abrió la boca haciendo que le entrara en la boca. —Idiota—le dije molesta, Agarré otro plato, y me prepare en ese mi desayuno, no tenía ganas de discutir con él, no cuando eran ni las siete de la mañana, no tenía ganas de tener que pensar respuestas ingeniosas. —Buenos días—saludo mi padre entrando al comedor. Mi padre se sentó a mi lado. —Hola papa—le salude. Mi padre se sentó en la mesa y Yeila, le dio el desayuno a mi padre y se sentó delante de mi padre. —Voy a salir de viaje de trabajo—me dijo mi padre y le mire. Agarre un poco de arándanos y me los lleve a la boca para mir5ar a mi padre. Por el trabajo de mi padre se pasaba mucho tiempo viajando, al final y al cabo, su trabajo era gestionar hoteles y debía ir a revisarlos cuando en ellos tenían algún tipo de problema. —¿A donde?—pregunto Daniel. No le mire, me dedique al desayuno. —A España—comento mi padre. Mire a mi padre, mientras seguía desayunando en silencio. —Solo serán unos días—comento mi padre. —No pasa nada, no nos vamos a morir sin ti—le dije. Mi padre me miro y rio. —Deberíais iros los dos, como una segunda luna de miel pero esta vez sin niños—comento Daniel. Le mire impresionada. Cuando ellos se casaron, éramos tan niños que no nos podían dejar mucho tiempo solos por lo que fuimos con ellos, a un viaje a Cancún, cosa por la que no disfrutaron tanto del viaje pero eso no era culpa nuestra, a mi me podrían haber dejado con mi madre y a Daniel le podían haber dejado en una cárcel u orfanato, dejarlo para siempre y no volver a por él. —¿Dejaros solos?—pregunto Yeila sorprendida. —Claro que si, mama—comento Daniel. —¿Por que quieres que se vaya?—le pregunte molesta. Daniel me miro, con mala cara para que me callara pero no pensaba callar porque a él le diera la gana. —Somos mayores—comento Daniel, le mire molesta, ¿Qué mierda pretendía? No estaba seguro pero no me hacía mucha gracia—Os arruinamos la luna de miel, ahora somos adultos y podemos conducir solos, sin vosotros por lo que podéis disfrutar de un viaje—comento. Le mire. —No—dije y todos me miraron sorprendidos. —¿Qué pasa cariño?—me pregunto mi padre. Le mire. —No me podéis dejar sola con ese idiota—me queje. Todos me miraron, sorprendidos. —Ni que fuera tan malo—se quejo Daniel. Le mire sorprendida. —¿Qué no eres tan malo?—le pregunte molesta—No te aguanto con ellos delante como para estar contigo sin ellos—le dije. Daniel me miro sonriendo. —Por favor, Mia no seas tan inmadura—me dijo Daniel y le mire sorprendida—Debemos dejar de ser tan infantiles, debemos pensar en ellos y no siempre en nosotros—me dijo y le mire sorprendida—Ellos siempre se han sacrificado por nosotros, y nosotros solos nos quejamos, solo nos peleamos y les estropeamos sus buenos momentos—comento. —No voy a negar que unas vacaciones me vendrían muy bien—comento Yeila. La mire sorprendida. Mi padre me miro. —No voy ha hacer nada que no quieras—me dijo mi padre y me mire. Claro que no lo iba ha hacer, mi padre no era de esas personas que hacían las cosas sin preguntar pero las malditas palabras de Daniel me habían hecho imposible el negarme. —No pasa nada, ir—me limite a decir mientras terminaba de desayunar. Mire a Daniel, estaba jodida, demasiado.

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