
Tengo una regla: no cagues donde comes.
A varias de las mujeres del complejo de condominios que poseo les encantaría tener un rato de juego individual, ¿y por qué no? Soy joven, estoy en forma, soy atractivo y tengo dinero. Sin mencionar que tengo un paquete considerable debajo del cinturón. Es una combinación que me hace bajar las bragas con regularidad, ¡Bravo, por mí! ¿verdad?
Pero mi polla, la alborotadora que es, ha sido confinada a mis pantalones por mi socia. Una concesión que acepte, y que nunca ha sido difícil de hacer cumplir hasta que Kendra se muda al otro lado del pasillo. Es inteligente, joven, decidida y muy sexy. Quiero probarla. No parare hasta estar enterrado en lo más profundo de suculenta morena recién llegada a la ciudad.
Después de ser advertida sobre mi pasado, hace todo lo posible por mantenerse alejada, pero estoy a punto de mostrarle que, en el fondo, soy un hombre con un corazón de oro y una polla de acero. Mi nombre es Gavin Hudson, y esta es mi historia.

