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Seré breve con lo que les voy a contar, la vida es más que dinero, es más que ropa de marca y autos lujosos, es más que poder presumir de una enorme mansión. Lo sé porque fui el hombre más rico del mundo, y todo comenzó con la decepción; solo creer en el amor a pesar de todo, conocía a muchas chicas, pero todas siempre se enfocaron en lo que se les podía ofrecer.
Lamentablemente hoy en día, nadie está dispuesto a sacrificarse para llegar al final del túnel juntos, solo quieren recoger las cosechas al final de la siembra; pero un día, conocí a una de mis empleadas, joven y disponible, pero, sobre todo, estaba dispuesta a salir adelante juntos.
Y me encantaría decirles que esta es la clásica historia donde finjo ser pobre para encontrar al amor real, pero no puedo, porque yo
fui de mal en peor en un par de horas.
Recibí una llamada donde me informaban de un fraude, un desfalco de parte de mi supuesta mano derecha. Este tipo era el hijo de mi mejor amigo, y lo puse a cargo de gran parte de mi empresa, pero sin que lo notara él fue abarcando más y más áreas, hasta este punto.
Me movilice e inicie de inmediato la investigación, pero era demasiado tarde, millones es lo que este idiota se había llevado; y yo... yo no pude hacer nada
Las autoridades incompetentes como siempre no lograron localizarlo, y aunque lo hicieran, me preguntaba ¿Cuánto podría recuperar? No esperaba nada, solo que lo capturaran, pero no fue así y la empresa se fue a la quiebra. Tuve que despedir a muchas personas y darles solo una pequeña parte de indemnización. Por suerte no tenía deudas grandes y pude cubrir todo lo importante, pero eso, eso me había dejado a mi sin un centavo partido a la mitad.
Vendí hasta mi casa y solo pude quedarme con un poco de ropa y un par de zapatos. Estaba arruinado, pero entonces brillo eso que a los mexicanos los ponen en el primer lugar del mundo, no necesitan ser primer mundistas, ni tener millones como yo los tenía, solo necesitan amor. Y sin más que mi pasaporte, comencé a caminar hacia ese país.
Los días fueron largos y las noches aún más, todos me habían dado la espalda. Mis padres murieron en un accidente y mis amigos desaparecieron, pero estaba bien, yo iba en camino a conocer la verdadera felicidad.
Comencé a tomar empleos de lo que fuera, y era difícil en un país donde no todos hablan inglés. Barria banquetas, silbaba a los autos para que salieran del estacionamiento y ponía toda mi atención a las palabras, güero y gringo era como me llamaban a pesar de decirles mi nombre, que supongo sonaba extraño para ellos, por eso lo cambie a Marcos, pero seguía siendo "el güero".
No tomaba un empleo fijo porque quería llegar a la ciudad de Mexico, pero aprendía de lo que podia, hasta que fuí escalando a lavaloza.
Me dijo la mujer que me dio el empleo la primera vez — No quiero saber tu vida güero, solo quiero que hagas bien tu trabajo — Y ahí me quede aprendiendo por medio año, en la ciudad de Puebla, me llevó a una habitación con un grupo de hombres que estaban ahí por trabajo, ellos enviaban dinero a casa en los pueblos, y regresaban cada cierto tiempo con sus esposas o padres, no necesitaban más, solo poder ir a casa. Ahí mejoró mi español, pero aun así deseaba llegar a la ciudad de Mexico, algo me llamaba a ese lugar y debía averiguar que era.