Era media semana y uno de los meseros había renunciado, pero a cambio entraron dos más, y como tenía ya algo de experiencia me pidieron que les ayudara a aprender. Yo jamás había sido mesero, pero había visto muchas veces como lo hacían, no era cosa de ciencia, era cuestión de ser amable y cortés con el cliente, algo en lo que influye mucho tu personalidad, y eso era algo que había aprendido bien de los mexicanos.
Ese mismo día, llego una familia a comer, y desde que la vi, mi piel se erizó; tragué saliva solo al mirarla, era hermosa para mis ojos.
Había algo en ella que me atraía como un imán, y sin pensarlo fui a atenderlos. — Buenas tardes, soy Marcos y seré su mesero el día de hoy, les entrego la carta — Le di una a cada quien, dos personas mayores, un hombre y una mujer, un joven de quizá dieciocho años, y por último a ella, la dueña del cabello n***o como la noche y piel apiñonada que iba acompañada de un pequeño de quizá diez años. Claramente era su hijo, pues le llamaba mamá; pero fue algo que sin duda paso desapercibido para mi cerebro que solo podia mirarla a ella. Y ella me miraba de vez en cuando, algo nos atraía de alguna manera, pero cuando lo hacía miraba a su familia, quienes susurraban quien sabe que cosas.
Cuando terminaron de comer, el hombre me pregunto sin titubeo — ¿De casualidad tú conoces a James Moore güero? así como de pura chiripada — Y me he quedado con la boca abierta pues, ese es mi nombre, pero ¿Cómo pueden saberlo ellos?
— ¿El millonario que se fue a la quiebra porque le robaron todo? — Cuestione pues, fue noticia mundial de la quiebra de mi empresa.
— Ese mero, a mí se me hace que fue puro paro para no liquidar a sus empleados, de seguro anda en alguna playa disfrutando de lo que es de los trabajadores, mi hija trabajo en su empresa, apenas y le dieron lo suficiente para volver a casa, alguien la acuso por ser indocumentada y la deportaron — ¡Claro! yo les daba oportunidades a inmigrantes, solía ser un dolor de cabeza, pero con dinero de por medio, podia mantenerlo bajo control.
— Yo sabía que les daba empleo a inmigrantes y que era bueno — Al menos tengo derecho a defenderme un poco.
— Y que tonto al darle poder de su empresa a ese ratero, vi su foto, tenía cara de rata a kilómetros, hay que ser muy estúpido para darle tanto poder a una basura de ese nivel — Parece molesto, y no es para menos, todos salimos perdiendo hace un año.
— Lo lamento — Dije sin más — Les he causado muchos problemas, no fue mi intención, pero, hasta alguien como yo puede caer en las peores trampas, lamento no haber podido indemnizarlos mejor — Y me di la vuelta dejándolos con la boca abierta.