Capítulo 2
Una de las cosas que más odiaba del primer día de clases, era la típica presentación frente a todos, por un momento llegue a pensar que el profesor pasaría desapercibida mi presencia y no tendría que pasar por ese vergonzoso momento, pero como siempre mi mala suerte acompañándome a todos lados. Me puse de pie frente a todos y dije mi nombre, mi edad y de donde venía, todos me miraron expectantes y en silencio, hasta que una voz proveniente del fondo de la clase se escuchó.
-Harris, ¿te vistió tu abuelita hoy?
Esa pregunta causo la risa de la mayoría de los presentes, a excepción del profesor que como era de esperarse amenazó a la autora de esa tonta pregunta y obligo al resto de la clase a callar, la verdad no me sentí mal al respeto, solamente me mantuve callada con la mirada puesta en Ángela quien negaba con su cabeza y leyendo con dificultad sus labios me decía que no hiciera caso. Agradecí al cielo que el profesor me diera la oportunidad de volver a mi asiento y así terminar con el incómodo momento, al llegar, Ángela me dio el nombre de esa chica morena de cabellos rizados que se había burlado de mi vestimenta, se trataba de Jessica Evans, una integrante de las porristas y mejor amiga de Portia Anderson, la rubia que me había robado toda la atención. Giré mi rostro hacia atrás y me topé como cosa del destino con la mirada azul de la chica rubia, tenía sus ojos puestos en mí, pero sin ninguna expresión en su rostro, me volví en seguida con unos nervios azotándome en ese momento.
Trate en lo que restaba de clase concentrarme en la pizarra, y en la explicación del profesor, pero luego de ese incidente al presentarme a la clase, sentía que tenía la atención de los chicos populares y eso me causaba un poco de miedo, no quería ser objeto de burla para ellos, solo quería integrarme y ser una más, sin molestar o ser molestada.
-Esa maldita Evans la odio, es la sombra de Portia y se dice por ahí que tiene un romance secreto con Jake – me comentó Ángela, mientras íbamos en dirección al comedor.
-Pero si se supone que es su mejor amiga – le respondí con asombro.
-Es una perra traidora – gruñó.
-Vaya, vaya, miren lo que tenemos aquí chicas – escuchamos decir a nuestra espalda.
Giramos nuestros cuerpos para toparnos con un grupo de porristas siendo lideradas por Jessica Evans, quien nos miraba con una sonrisa de medio lado cruzada de brazos.
-Parece que ya tienes con quien compartir tus rarezas, ¿no Ford?
Ángela la miro con tanta rabia que ya parecía tener fuego en sus ojos y aquello lo controlaba apretando sus puños.
-Lo único que puede procesar bien tu cerebro es molestar a los demás, ¿no Evans? – le respondió de manera retadora.
Se escuchó como las chicas atrás de Jessica abuchearon.
-No me hables así, maldita rara – le amenazó encimándose a ella.
-¿O qué? - le preguntó dando un paso adelante, quedando muy cerca del rostro de la morena.
Otra cosa que descubrí en ese momento sobre mi nueva compañera Ángela Ford, fue que era una chica con carácter, no se dejaba de nadie y eso lo demostraba al hacerle frente a la chica Evans, quien aparte de estar acompañada, era unos centímetros más alta que ella.
-Jessica – le llamaron al lado.
Era Portia, quien miraba la escena cruzada de brazos.
-¿Acaso quieres que te corran de la escuela otra vez? – le cuestionó.
Yo me mantuve en silencio durante todo ese rato, mirando sin poder disimular a la chica Anderson.
-Siento que sí, no tolero la presencia de ciertos fenómenos – declaró mirando a la muy enojada Ángela.
-¿Puedes largarte, Ford?
Por un momento pensé que tal vez Portia Anderson, era diferente al resto de su cuadrilla, pero parecía estar cortada con la misma tijera, por esa forma tan déspota de hablarle a la chica Ford, quien no tenía culpa alguna en la resiente disputa.
-No le hables así, tu amiga fue la que vino a molestarnos- intervine sin importarme nada más, odiaba las injusticias
Portia volteo su rostro de golpe, plasmando en mí una mirada invasiva, me estudio de arriba abajo con una ceja levantada, trague grueso con nervios, no estaba acostumbrada a discutir o pelearme con las personas y la expresión en el rostro que ahora esa chica tenía sobre mí, me hacía entender que se venía, o un insulto o una humillación hacia mi persona.
-¿Quién diablos eres tú? – me preguntó con un tono de voz de burla, aun mirándome de arriba abajo con una sonrisa de medio lado.
-No creo que te importe quien soy.
Por fuera mantenía una expresión de seriedad, pero por dentro, estaba gritándome a mí misma que me callara la boca, era mi primer día en esa nueva escuela y ya me estaba metiendo en medio de una pelea con unas chicas que parecían ser expertas en el drama colegial, ellas tal vez saldrían victoriosas, pero ¿yo?, parecía ni saber lo que estaba haciendo.
-Te daré un consejo, nueva – me dijo casi en un susurro acercándose a mi rostro-. Mantente alejada y con la boca cerrada, no vaya a ser que alguien te la parta.
Me miro directamente a los ojos, transmitiéndome con ello una energía que absorbió en ese momento, todo rastro de valentía en mí, sus ojos se notaban aún más azules como si el mar hubiera robado su color de ellos, no pude por mucho tiempo mantenerle la mirada fija, ya que mis nervios estaban tan latentes que se me hacía tan incómodo hacerlo, me intimidaba como nunca alguien lo había hecho.
-¡Seren!
En el acto habían aparecido en ese momento mis hermanos Mikkel y Jane, junto a otros dos chicos que parecían ser nuevos compañeros, Mikkel con cara de horror me tomo del brazo, alejándome de Portia.
-¡¿Qué haces?! – me preguntó con molestia.
-Que bien hermanita, primer día de clases y ya te estas peleando con unas porristas, mis respetos- comentó mi hermana con burla.
-Vámonos chicas, parece que a las niñas les llego rescate.
Se burló Portia, antes de salir del lugar, no sin andar mirarme con una sonrisa de medio lado.
-Sabes que no puedes recibir emociones fuertes – seguía regañándome mi hermano Mikkel.
-Ya déjame en paz – me queje con molestia-, nos estaban molestando ¿Qué pretendías que hiciera?, no me iba a quedar callada.
-Irte y dejarla hablando sola – me contestó.
-¡Ay por favor! – exclamé incrédula-
Algunas veces esa actitud sobreprotectora de mi hermano mayor me molestaba y hasta sentía que colmaba mi paciencia.
-El grupo de Portia y Jake son insoportables, no es la única que quisiera enfrentársele, son unos idiotas que piensan que son dueños de la escuela y van por ahí abusando y humillando a los demás – intervino uno de los nuevos amigos de los gemelos.
Nos fuimos todos juntos al comedor, mientras Ángela le relataba a mis hermanos y sus amigos, lo que había sucedido en clases y como Jessica se había burlado de mí.
-¡Malditas bullying! –exclamo con rabia mi hermana-. La próxima me llamas y yo si voy romperles su cara de plásticas.
-Jane – le regaño mi hermano mirándola con desaprobación-. Si te vuelven a molestar solo debes decirle algún maestro y ya, sé que es frustrante, pero Seren conoces tu situación.
Baje la mirada con frustración, quería que se terminara el tema, quería que se terminara el día, pues ya estaba sintiendo que poco a poco me empezaba el ataque de ansiedad, mi piel comenzó a picarme.
-¿Estas bien? – me pregunto Ángela al notar que me rascaba por todos lados.
-Tomate una pastilla – me indicó mi hermana.
-Voy al baño – dije levantándome de golpe, no quería tener que pasar ese incidente en frente de todos.
Al llegar al baño, me quite rápidamente la camisa, moje mis manos y me aplique un poco de agua en la rojiza piel, me ardía y picaba mucho, el agua fría aminoraría un poco la incómoda sensación mientras la pastilla hacia efecto.
-¡Seren! – era Ángela, quien había entrado de golpe al baño.
Note como cambio su expresión automáticamente al ver mis brazos y mi torso con varias marcas rojas, estaba asombrada.
-¿Tienes alergia? – me pregunto acercándose a mí.
-Me pasa cuando tengo un ataque de ansiedad – le respondí volviendo a colocar mi camisa.
-Wow, debe ser desesperante tener eso.
Suspire cerrando mis ojos.
-Desesperante es tener cáncer.
La chica me miro automáticamente como buscando en su mente el porqué de esas palabras.
-¿Cáncer? – pregunto extrañada.
-Sí, yo tengo cáncer y por eso te digo, que esta alergia no es desesperante.
Ángela parecía haber quedado congelada en ese momento, solo se mantenía ahí, de pie mirándome sin expresión alguna en su rostro, tal vez analizando en su mente lo que acaba de decirle, era una noticia que no era nada fácil procesar, para alguien con sangre en las venas.
-Dios – dijo casi en un susurro bajando su mirada.
-Tranquila, no pasa nada.
-Cuanto lo siento, jamás pensé que tu…bueno no sé qué decirte.
-No hay nada que decir, por ahora estoy bien, me detectaron a tiempo todo y ahora estoy en tratamiento – le explique, con una sonrisa en mi rostro.
En ese momento cambio su expresión y dibujo una sonrisa.
-Eso es algo bueno, y que te mantengas siempre positiva también.
-Así es.
Mi primer día de clases en la nueva escuela, había resultado ser todo lo contrario a lo que esperaba, fui víctima de Bullying por parte de las chicas populares, casi me peleo con estas y conocí una nueva amiga, siendo esto último, lo único bueno del día, sabía que de ahora en adelante tendría una cómplice en mis aventuras y tal vez futuros encuentros con las chicas populares, de quienes estaba completamente segura ahora sería un blanco fácil, aunque la idea internamente no me desagrada, por el hecho de que no sería totalmente invisible para Portia Anderson, esa hermosa chica de ojos azules.