Capitulum 9 Los díez mandamientos.

2354 Words
Los ángeles fueron creados para proteger la creación de Adonaí, sin importar nada debían impedir que los mundanos pudieran llegar a la extinción y para ello, diez de ellos fueron dotados con poderes asombrosos, los cuales eran brindados por una espada única y propia. —¿Por qué huimos de los ángeles mami? —pregunto Desmond —. ¿Acaso son tan malos? —El pequeño vampiro no entendía porque tanto su madre como sus hermanos temblaban ante la idea de encontrar a un ángel. —No son malos, ellos son la maldad, son peligrosos y debes prometerme que si ves uno huiras inmediatamente pase lo que pase —ordeno Elizabeth. —¿Por qué? —pregunto confundido el menor —¿Qué buscan, que es lo que quieren? —Quizá, lo único que quieren es sobrevivir… o solo acatan las ordenes de su dios —respondió Elizabeth mientras tejía un suéter para cada uno de sus hijos. —Los diez ángeles que poseen espadas ¿Cómo se llaman? —pregunto curioso, pues Desmond desconocía las historias de terror sobre los arcángeles que Aleister sabía de memoria y Draven conocía poco. —Se llaman los diez mandamientos y son liderados por Miguel, el arcángel más fuerte de todos. —Cuéntame más, casi nunca hablas de ello, debido a que Aleister detesta escuchar siquiera la palabra ángel. Deseo saber y conocer el cuento de los diez mandamientos —admitió el pequeño. —Bien, pero este no es un cuento como cualquiera, estas historias están llenas de terror, porque los ángeles son nuestros enemigos. Tu padre lucha todos los días contra estas creaturas voladoras y ha perdido a muchos hombres a manos de ellas. Todos los días nuestra gente muere por su culpa y no parecen tener algún tipo de remordimiento o pena por lo que sucede en el mundo, nuestro mundo, nuestro hogar, el cual se está cayendo a pedazos. Comenzare hablando de Miguel, el líder de los arcángeles, él posee a Masamune. —¿Quién es Masamune? —pregunto confundido el vampiro. —Cada uno de los arcángeles posee una poderosa espada, la cual tiene un nombre que define su poder, por ejemplo: el don de Masamune es manipular a las personas con el fin de formar batallones de cualquier especie, ya sean ordinarios, lobos o vampiros para pelear a su favor, controla sus mentes y cuerpos, después los desecha cuando ya no son útiles en la batalla. Si caes en el ataque de su espada, en ese momento le perteneces a él y a nadie más, solo podrás obedecerlo y servirle hasta la muerte. Esto le sucedió a uno de tus tíos, cayó en uno de los ataques de Miguel y tu padre tuvo que matar a su propio hermano para liberarlo de aquel tormento de matar a su propia gente. —Eso es horrible —admitió Desmond con sorpresa. —Sí, así lo es —hablo Draven llegando a casa, se quitó los zapatos y se dispuso a unirse a la plática antes de que Aleister llegara y quisiera interrumpir aquel relato que no muchas veces podía escuchar —, pero no solo él es temible, los demás son incluso peor que él. —¿Peores? Que podría ser peor que convertirte en una marioneta. —exclamo Desmond alterado. —El poder de Excálibur da miedo —admitió Draven. —¿Qué hace y quien es dueño de esa espada? —Daniela, el siguiente mandamiento —dijo su madre llamando la atención de ambos —. Este arcángel puede ocasionar una muerte dolorosa, tiene la capacidad de atraparte en un remolino de viento, el cual te avienta lejos, funcionando como distracción; una vez que lo notas, cuando creíste haber escapado gracias a la ráfaga, tu cuerpo te anuncia su mal estado, pues ha sufrido millones de heridas internas y externas que provocan hemorragias, las cuales te llevan a la muerte. No solo Daniela puede llevarte a una muerte inmediata, también Laila; el tercer mandamiento, quien posee a Escalona, la espada con la capacidad de pudrir todo lo que toca, matando a cualquier ser vivo y no solo eso, tiene la facultad de esparcir veneno en un radio de diez metros al agitar su espada. —Decidiste hablar de esas bestias justo ahora ¿en serio? —pregunto Aleister molesto al escuchar el tema de conversación de sus hermanos y madre. —Desmond quería saber y, Draven parece demasiado interesado, es importante que sepan que esperar de esas creaturas para estar prevenidos y huir inmediatamente al ver a un ángel o un arcángel —confeso Elizabeth con preocupación. —Simplemente hay que mantenerse alejado y ya —dijo Aleister con molestia saliendo de la habitación. —¿Por qué no le gusta oír de los ángeles a Aleister? —pregunto Desmond. —Cuando era más joven fue secuestrado por un par de ellos —admitió Draven dolido. —¿En serio? ¿por quién? No puedo creerlo. —El pequeño vampiro estaba sorprendido e impactado. —Por el cuarto y el séptimo mandamiento —admitió su madre —. Por suerte su padre lo salvo de las garras de estos monstros y gracias a eso su hermano está con nosotros. —¿Cuál es su poder? —Deseo saber Desmond. —El cuarto mandamiento es el único inofensivo, el posee a Goujian, su espada tiene poderes de sanación, lleva bienestar en lugar de mal, prácticamente existe para contrarrestar el mal que propagan sus hermanos, es el único capaz de impedir la muerte de seres dañados por otras espadas. Además, también puede controlar emociones y sentimientos, llegando a manipularlos. —¿Cómo se llama ese ángel? —preguntaron al unisón ambos hermanos, los dos se miraron molestos pues no era la primera vez que los dos decían lo mismo al mismo tiempo. Elizabeth rio ante aquella coincidencia de pensamientos, parecía que ambos se leían la mente o quizá, después de todo eran cien por ciento hermanos, porque hasta sus pensamientos se parecían lo suficiente como para hacer sentir orgullosa a su madre de su lazo fraternal. —Ángel, se llama Ángel —respondió —. Tengo la teoría que es el único que merece ese nombre divino, el cual debería llevar paz, amor y tranquilidad a nuestro mundo, en lugar de la destrucción que llevan sus hermanos. Por otra parte, está claramente el séptimo mandamiento, Adam, el dueño de Valkyria quien controla las tempestades, puede invocarlas y lanzarlas en el lugar que él quiera cuando quiera, puede causar un maremoto en un pueblo, puede incendiar una aldea completa o puede causar huracanes llevándose todo a su paso, él es el mandamiento que ocasiona mas destrucción y muertes, superior a Laila e incluso a Daniela. —¿Por qué no todos los mandamientos pueden ser como Ángel? —pregunto más para sí mismo que para alguien en concreto. —Si todo fuera tan sencillo, nuestra vida no sería esta y podríamos vivir feliz y plenamente —confeso Draven dolido. —No necesitamos que los ángeles cambien o nuestro mundo sea diferente para ser felices Draven —comento su madre —. Podrán quitarnos nuestra libertad, tenernos en condiciones infrahumanas o incluso privarnos de nuestra propia vida. Pero, algo que nadie puede quitarnos es la felicidad, podemos ser felices a pesar de todo lo que suceda en la vida; feliz por estar aquí con los que quieres, feliz por respirar, feliz por vivir un día más, la felicidad no se obtiene, se tiene. Draven y Desmond no lograron entender del todo las palabras sabias de su madre, después de todo, aún seguían siendo simples niños a los cuales se les había negado muchas cosas. En bastantes ocasiones se vieron asimismo buscando la felicidad sin éxito, sin entender que no era algo que se buscara o encontrara, sino algo que ya se tenía sin ser consciente de ello. —Por otra parte, la Killer puede robar vidas negando la alegría de descubrir por uno mismo el verdadero significado de la felicidad; esta espada roba el alma de su víctima al ser atravesada por su filo. Gabriela mantiene las almas dentro de una especie de jarrón que lleva consigo siempre, no solo roba tu vida sino tu libertad y derecho a descansar en paz en el más allá. —explico Elizabeth, un ápice de tristeza fue percibido en su voz, no era para menos, esta espada se había llevado a sus mejores amigos. —Gabriela es el quinto mandamiento ¿cierto? —cuestiono Draven y Elizabeth asistió afirmativamente —. Entonces, también es quien puede cortar cualquier armadura sin importar de lo que esté hecha. —Sí, exactamente amor —dijo Elizabeth. —¿Quién es el que puede encerrarte en una especie de dimensión desconocida donde puede hacerte lo que quiera? —pregunto con rencor Draven. —¿Hay alguien con ese poder, mami? —dijo Desmond temeroso. —Su nombre es Enzo el sexto mandamiento, quien posee a Gladius con el asombroso poder de encerrarte en una especie de cubo perfecto, por dentro parece una habitación la cual puede hacerse grande o pequeña de acuerdo a lo que él dictamine. Lo importante no es la prisión, sino lo que puede hacer dentro de ella, es capaz de manipular ese pequeño espacio como desee, si tu caes en sus garras puede privarte de oxígeno, ahogarte, incinerarte o torturarte de diversas maneras con ayuda de su hermana Rafaela, quien es el noveno mandamiento. —¿Y el octavo? ¿Quién es el octavo? —exclamo alterado Desmond. —Calma, ese se llama, si no me equivoco, Uriel —dijo Draven —. El solo tiene el don de detener el tiempo y utiliza su poder para matar a todos los que están cerca de su área de ejecución. Detiene el tiempo en un punto específico de un radio de veinte metros, ¿no es así madre? —Elizabeth asintió orgullosa de que su hijo recordara las características que le había contado muchas veces sobre el octavo mandamiento. —En cuanto a Rafaela —añadió Elizabeth —, ella tiene el poder de hacer tus miedos realidad. A pesar de ser simples ilusiones creadas por Soul Breakers, su espada, en ocasiones tienen la facultad de hacerte mas daño de lo que puedes imaginar, depende del control que tengas sobre tus miedos, voluntad y estima. —Y colorín colorado estos relatos se han acabado —hablo Aleister llamando la atención de los presentes —. Es hora de dormir —sentencio, ganándose una fea mirada de Desmond y una mirada de decepción de Draven. —No, falta el ultimo mandamiento, no podré dormir sino sé el poder devastador de dicho arcángel —demando Desmond. —¿Quieres saber cuál es el poder de ese desgraciado? —dijo con ira Aleister retando la mirada caprichosa de Desmond quien asintió, sin entender el mal humor de su hermano mayor. —Aleister —advirtió su madre intentando calmar y silenciar a su hijo mayor. —No, él quiere saber. El poder de Azrael es mandar a la mierda todo lo que toca con su estúpida espada Break Hearts, si te atraviesa con ella explotaras en millones de pedazos y tus entrañas, tripas y corazón saldrán volando en la cara de la gente que te ama. Todos llorarán y sufrirán al saber que son los siguientes. —¡Aleister! Basta —grito Elizabeth al mirar el gesto de su hijo menor. —Ya lo sabe, ahora podemos dormir ya —Aleister se acostó ignorando los regaños y la fea mirada que le dedicaba su madre. —Lo siento amor, Aleister presencio el poder de Azrael en persona, vio morir a una familia de lobos a manos del décimo mandamiento y no pudo hacer nada más que mirar. Break Hearts tiene la habilidad de ocasionar cualquier tipo de explosión aleatoriamente en cualquier lugar si así lo desea, solo debe apuntar la espada a el lugar. —Y no quedara nada, nunca queda nada —dijo Aleister con tristeza —. Solo mantente alejado de esas creaturas Desmond o morirás… ……………………… Aleister vio los daños de su cuerpo, sabía que no sobreviviría, lo peor de todo era el estado crítico de sus dos hermanos, los tres morirían y no podría hacer nada para evitarlo. —No tengas miedo, estoy aquí contigo… —susurro Aleister con voz desgarrada —. Todo estará bien, te lo prometo… yo te cuido —abrazo fuertemente el pequeño cuerpo de su hermano menor con dolor, lagrimas corrieron por su rostro mientras veía como sus dos hermanos perdían la vida lentamente. Había sido un milagro el hecho de que Aleister hubiera logrado vencer al arcángel en sus condiciones, Daniela había huido con solo dos corazones latiendo en su cuerpo, Aleister había conseguido arrancarle tres, de una manera bastante salvaje y violenta. —Pero ¿qué te sucedió, Daniela? —pregunto Laila sin ser consiente del estado deplorable de su hermana. Daniela volteo y miro con evidente alivio a Laila, corrió hacia ella esperanzada —¿Quién te ha hecho esto? —No lo vas a creer, pero fue un estúpido mocoso —admitió avergonzada y Laila la miro incrédula hasta que Daniela se desplomo —. Van a morir, pero quiero verlo, no puedo dejar que se vayan de este mundo sin saber que yo gane. —Por supuesto, Dime dónde están y yo te llevare sin dudarlo—sentencio Laila. Daniela señalo el lugar y el arcángel la llevo volando hacia allá. Encontró a los tres vampiros tendidos en el suelo, aterrizo y Aleister les dirigió una mirada asesina. —Lo siento linduras, hoy morirán a pesar de haberse aferrado a esta vida —confeso Laila con tono victorioso. Aleister no tenía la fuerza suficiente para enfrentarse a otro arcángel, sentía que tarde que temprano perdería la conciencia sin ser capaz de recuperarla. Laila saco su espada, iba atacarlos cuando Aleister vislumbro a su padre, quien ataco a Laila haciendo que la chica retrocediera, Aleister perdió la conciencia, no antes de ver por última vez el rostro preocupado de su madre.
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