Detrás de las bestias venían las filas de los combatientes, encabezados por los caballeros y sus escuderos en hermosos caballos, resplandecientes. La gente vitoreaba y arrojaba flores, y los hombres armados saludaban a la multitud que los adoraba. Les seguían filas de piqueros y soldados de a pie. Se oyeron aplausos más fuertes cuando pasaron los carros de los soldados, demasiado heridos y débiles para caminar o montar a caballo. Estos hombres eran los verdaderos héroes de la guerra, y la gente apreciaba su presencia y aplaudía en voz alta. Había tantos heridos, reflexionó Sasha, los orcos habían exigido un alto precio por esta victoria. Escuchó a su padre llamar a uno de sus compañeros en la procesión, parecía que el pobre hombre había perdido una pierna. Se estremeció al pensar en el gr

