Descubriendo verdades

2509 Words
-       Cuéntame ¿Qué sucede para que me llames? –le pregunta Karl a uno de sus hombres de confianza-. -       Señor tenemos problemas con uno de los embarques que debían salir hoy, la señora Mariu se presentó en el sitio e impidió que salieran, según usted lo había ordenado –le responde preocupado-. -       Gracias por avisar, déjame ver como resuelvo desde acá –le dice Karl colgando la llamada-. Fastidiado de las interferencias de Mariu, piensa en la mejor forma de resolver este incidente sin tener que interrumpir su viaje. Como no ve ninguna otra forma que resolver esto que llamándola, respira profundo, estaciona el automóvil en un paraje y se arma de paciencia para escuchar los alaridos de su esposa. -       Karl mi amor, ¿a qué debo el gusto de tu llamada? –pregunta con voz chillona a los oídos de él-. -       Deja el show perfectamente sabes cuál es el motivo de mi llamada, ¿hasta cuándo vas a interferir en mis asuntos? –le grita sin poder controlarse- no te metas en mis negocios, dedícate a tus estúpidas empresas y deja de jugar a ser la poderosa. -       Soy tu esposa y tengo derechos a opinar cuando algo no me parece, además que vives tomando decisiones sin consultarme –le responde subiendo el tono de voz-. -       Eres mi esposa por accidente, y solo de papel, te lo recuerdo porque veo que se te ha olvidado -hace un pausa-, segundo, no tienes derecho a emitir opinión alguna sobre mis negocios ni de mi vida, no te lo permito ni te lo permitiré nunca, deja de ser tan ilusa al creer que en algún momento podría llegar a considerarte en mi vida; tercero, soy el líder de esta Organización, y por lo tanto, el que decide que hacer, cómo y cuándo, sin consultar con nadie, tu eres un adorno que más que ser decorativo, estorbas; así que mantente al marguen. La próxima vez que te vuelvas a meter donde no te he solicitado te encerrare por meses, y sabes bien que lo hago sin reparo alguno, no te confíes en que por ser hija de Andreu Andres no me puedo ir en contra tuyo –le advierte colgando la llamada-. Dicho esto, le hace señas a Pearce quien estacionó detrás de él y salió de la camioneta a la espera de cualquier indicación de su jefe. -       Dígame señor –le dice parándose al lado de la ventana-. -       Llama a Calix, dile que ya puede autorizar la salida del embarque, problema resuelto –hace una pausa moviendo los dedos sobre el volante impaciente- además que ante cualquier otra interferencia de Mariu que tienen ordenado, sin que les tiemble el pulso, de encerrarla donde ellos saben hasta que yo llegue y decida qué hacer con esa mujer. -       Como usted ordene –le responde con los ojos abiertos ante esta última orden, si bien Mariu es estresante, nunca había tomado una determinación de esa naturaleza-. -       Vamos a lo que vinimos antes de que suceda algo más que me distraiga –le responde encendiendo el motor de su automóvil-. Con el automóvil rodando por el pueblo que lo vio crecer la mente lo devolvió al lugar donde hace aproximadamente media hora dejó a la chica que lo venía acompañando. Sintiendo una necesidad extraña de compartir más tiempo con ella se removió en el asiento. Le parecía extraño sentir esto por una mujer. Normalmente ni amigos tiene, pues en el medio que se desenvuelve aprendió que lo mejor es no confiar en nadie, y tener amigos implica compartir una parte de tu vida, lo cual para él no es ni será una opción. Aunque extrañamente se ve pensando en volver a encontrarla en cualquier momento. Cuando decidió volver a visitar su pueblo natal, Karl consideró que su estadía solamente se extendería cuando mucho a dos noches, y de allí partiría hacia la casa que tiene en Atenas a pasar unos días, precisamente para mantener la distancia del agente más perturbador en su vida, Mariu. No obstante dicha planificación, ahora inconscientemente se ve repensando en postergar su regreso a Atenas hasta lograr compartir aunque sea un rato más con esa chica extraña. Estimando que no es mala idea distraerse tratando con personas distintas de las que normalmente le rodean, se propuso abordarla en cualquier momento e invitarla a tomarse algo. En ese momento recordó que no le había pedido su número de teléfono, aunque es normal pues cuando estuvieron juntos jamás consideró la posibilidad de volver a verla, o por lo menos en ese instante no tenía la necesidad de compartir un rato más con ella. Como para él nada es imposible, estacionado frente a la casa de sus familiares, marco el número de teléfono de uno de sus hombres de confianza que se encarga de rastrear cualquier tipo de  información que él le solicite. -       Ezio, ¿cómo estás? –Karl le saludó con agrado, no son amigos pero si mantienen cierta familiaridad pues Ezio le ha servido en los momentos más álgidos desde que asumió el liderato de la Organización, sabe secretos que más nadie pudiera conocer y los ha guardado con honor según lo acordado desde la primera vez que Karl solicitó sus servicios y decidió incluirlo como una de sus manos derechas-. -       Karl, todo bien ¿Y tú? –se tratan sin mayor formalidad aunque hay un respeto inquebrantable, para ellos las formalidades no existen ante el código de honor que ambos establecieron; de hecho Ezio es el único dentro de la organización que se atreve a opinar frente a él sin temblar sobre algún punto que considere inadecuado a los intereses de Karl y del resto de la organización- ¿a qué debo tu llamada? Nunca lo haces y cuando ellos sucede es para salir corriendo, dime ¿adónde tengo que salir de viaje? -       Estoy bien, en lo mismo de siempre, creo que no es necesario que viajes a ningún lado, bueno a no ser que sea en el ciberespacio –hace una pausa antes de hacerle la petición, pues Ezio conociendo el desinterés evidente de Karl hacia todas las mujeres, que no sean de su entorno y menos sino son para follárselas, seguro sacara sus conclusiones; preparado para el interrogatorio que le viene decide dar la orden- necesito que me ubiques toda la información de una chica, ¿tienes donde anotar? –le pegunta esperando su reacción-. -       No, no tengo, pero déjame grabar esta llamada, así me ahorro buscar papel y lápiz, donde estoy metido el lápiz y el papel es lo que menos importa –le responde con picardía- listo dime lo poco que sabes de esa chica. -       Su nombre es Adara Indriago, es una chica de talla baja ¿sabes lo que es eso? –le pregunta Karl-. -       Por supuesto Karl, no voy a saber si me la paso en todas partes, es una chica pequeña, con enanismo –responde Ezio-. -       Ohm, está bien, ella nació en el mismo pueblo que yo, en Parikia, sus padres aun residen allí, ella vive en Mikonos, es una joven entre veintiséis y veintinueve años de edad. No tengo más información. Te dejo a ti hacer magia –le responde Karl-. -       Ahora cuéntame ¿qué te hizo esa pequeña? Porque para que me pidas una información de una mujer, cosa que nunca habías hecho, es porque algo raro hay allí –le dice Ezio totalmente curioso a la petición de su jefe-. -       Sabes lo que le sucede a los curiosos ¿no? –le pregunta Karl a sabiendas de que era lo que sucedería-. -       Aja, lo sabía, algo hay por allí –hace una pausa- tranquilo Karl sabes que conmigo no tienes problema, déjame ver si te ubico esa información en una hora. -       Espero respuestas afirmativas –le contesta Karl colgando la llamada-. Del otro lado, un Ezio pensativo ante la petición que le acaba de hacer su jefe, le hizo señas a la mujer que tenía al lado para que lo dejara solo. La curiosidad de conocer la identidad de la chica por la que Karl le pidió información es más grande que sus ganas de seguir entre las piernas de la mujer con la que lleva horas follando sin descansar. En todos los años que tiene trabajando para él, jamás le había hecho una petición similar, por lo que entiende que esta chica no ha de ser cualquier mujer, y que no es del medio donde ambos se desenvuelven, pues sino el conocería de quien se trata, sin necesidad de buscar información. Expectante se dispuso a vestirse y salir de inmediato a su estudio, donde cuenta con el equipo tecnológico necesario para rastrear cualquier tipo de información que requiera. Del otro lado del país, Karl sin tocar el timbre, al girar el picaporte de la puerta de la casa donde creció, la casa de sus padres, entró sin esperar ser anunciado. -       Buenas tardes –gritó parado en medio de la sala de estar y en la puerta quedaron los dos guardaespaldas que le acompañan, esperó un rato ver si obtenía respuesta y al no recibirla se encaminó a los pasillos de la casa- Eunice ¿Por qué no respondiste a mi llamado? –le pregunta a una de las hermanas de su madre-. -       Creí que eran alucinaciones mías cuando escuché tu llamado y esperé que quien fuere volviera a llamar –hace una pausa mirándolo de arriba hacia abajo nerviosa- ¿qué te trae por aquí después de tanto tiempo? -       Bien sabes porque vengo, de no ser por ustedes ni hubiera considerado volver por estos lados –le responde Karl con voz firme y que demuestra su malestar-. -       Te sugiero que esperes a que lleguen Erasmus y Dymas –le responde nerviosa-. -       Tranquila tengo todo el tiempo del mundo para esperarlos, hasta que no logré resolver esto con ustedes no volveré a la Isla. Voy a hospedarme en uno de las posadas de aquí, más tarde volveré a pasar –hace una pausa observando alrededor- Te advierto, de nada sirve que busquen esconderse, bien sabes cuales son mis alcances y ni porque sean familia me temblara el pulso para hacerme respetar. Sin esperar más, se dio la vuelta para regresar a su automóvil y proceder a ubicar la posada donde hizo las reservaciones telefónicamente el día anterior. Necesitaba descansar, entre el calor y una incomodidad extraña en el cuerpo, le pedía a grito una larga ducha e ingerir algo pues no había probado comida desde el día anterior. -       Vamos a la posada –le dice a los dos hombres que lo esperaban-. -       Señor, Calix me acaba de informar que el embarque ya salió, está a al espera de respuesta afirmativa –le informa Pearce-. -       Qué bueno, esperemos entonces –le responde Karl poniéndose al frente del volante de su automóvil-. Sin complicación alguna logró registrarse y a los chicos en la posada, les asignaron un área acondicionada como una suite con tres habitaciones con servicio a la misma. -       Pónganse cómodos, esperemos que anochezca para volver a la casa de mis padres –le dice Karl bostezando- Pearce pide comida y bebidas para los tres por favor, pero para ayer. -       Señor aquí hay bebidas de todo tipo –le dice el otro de sus guardaespaldas- ¿Quiere una cerveza? -       Cualquier cosa que me ayude a calmar el calor es buena –le responde al tiempo que estira la mano-. Así se mantuvieron tomando mientras el aire acondicionado y las bebidas hacían su efecto. Inconscientemente, Karl por su parte, entre un comentario y otro, por breves momentos recordó a la chica que aunque quisiera le era difícil apartar de la mente; y llevado por el impulso fue hasta el mesón del área de la cocina donde había dejado su móvil apenas entró y se encontró revisando a ver si Ezio le había enviado la información que le solicitó. Al no encontrar nada, apagó el teléfono, se excusó con sus acompañante y entró a la habitación que ocupará en su estadía allí, aprovechó a darse una larga ducha y apenas salió del baño Pearce le informó que ya habían llevado la comida, por lo que se puso ropa cómoda y salió a comer con ellos. -       Señor hace un rato lo llamo Ezio, dijo que lo estuvo llamando a su móvil pero no entra la llamada –le informa el otro chico- como le dije que estaba descansando me dijo que le llamaría después. Sin responderle, entendido que la llamada solo podía obedecer a la petición que le hiciera hace aproximadamente dos horas, con el plato que contiene la comida en la mano, se sentó en el sofá y tomando su Tablet se dispuso a revisar su correo. Efectivamente, como lo imaginó, Ezio logró conseguir información de Adara, incluso, la que más le interesaba en ese momento, su número telefónico, por lo que apresurado buscó su móvil y registro sus números principales, el de su móvil, el de su casa en Mikonos y el del lugar donde trabaja entre sus contactos, inclusive aparece el número de la casa de sus padres, el cual decidió obviar pues consideró que teniendo la otra información no le era necesario. Teniendo lo que necesitaba se sintió más en calma. Seguro de que después de ir a hacerles una visita a sus tíos, luego de llamarla, Adara acceda a su invitación de acompañarle a tomar algo por allí. Volviendo al mueble a seguir leyendo la información sobre la pequeña se encontró que la chica le mintió, pues realmente vive sola en Mikonos, pero eso no fue lo que le causó más molestia tanto como enterarse que fue pareja sentimental del director del principal cuerpo policial de Mikonos, uno de sus principales enemigos, quien aunque ha hecho todo para incriminarlo en cualquier hecho que se le ocurra ha salido con las tablas en la cabeza ante la influencia tan grande que el apellido Dimou tiene en toda Grecia. En el registro se acompañan algunas imágenes, de las cuales las más relevantes son de ella al lado de Oberto Makri, sonriente, lo cual certifica su relación, así como de otras dos personas que, según se detalla en el informe, son sus  amigos, un hombre que es gay y una chica. Tuvo que respirar profundamente y tomarse un sorbo largo de la cerveza con la que estaba acompañando la comida, pues de la impresión no se había dado cuenta que detuvo el paso de la comida de la garganta al esófago, al ver las imágenes de ella con Oberto. Luego de ello, le dio un exceso de tos. Sorprendido de su reacción, se puso de pie y caminó hacia el balcón buscando calmar la rabia inexplicable que le invadió. Jamás y nunca había logrado sentirse de esta manera por la acción u omisión de ninguna mujer, ni siquiera Mariu que lo exaspera hasta la locura ha logrado un efecto similar.    
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