bc

MIS DOS MITADES

book_age18+
802
FOLLOW
10.6K
READ
love-triangle
family
lies
secrets
passionate
like
intro-logo
Blurb

Emily Heastings desde que conoció a su hermano adoptivo Sam sintió una conexión inexplicable con él, pero para ella eso estaba prohibido, era su hermano, no de sangre, pero su hermano al fin.

Por suerte para desviar esos sentimientos que cree tener por Sam aparece Stefan, con quien mantiene una relación de años, pero este la abandona.

Después de varias penurias tras la partida de Stefan, vuelve a sufrir otro abandono, el de Sam, quien desaparece sin dar explicaciones, ni dejar rastro.

Los años pasan y todo comienza a complicarse cuando Sam aparece nuevamente en su vida, pero con esposa e hijos. Y un secreto bien guardado asociado con su partida.

Pero como si eso no fuera poco, en el combo familiar de Sam se encuentra Sebastian Hudson, un desconocido bastante familiar, quien poco a poco se va a convertir en un problema para ella.

Los sentimientos por Sam regresan, pero a la vez Sebastian poco a poco se mete en su vida, lo que ella desconoce es su sed de venganza.

Esta es la historia de otra de las hermanas Heastings y de cómo el pasado que tanto queremos enterrar a veces regresa para salvarnos o complicarnos aún más.

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO 1: MI OTRA MITAD
Mi nombre es Emily Heastings y no puedo hablar del amor de mi vida sin hablar de Sam, una de mis dos mitades. Samuel Benson, lo conocí cuando tenía 13 años, mis padres lo trajeron a casa a vivir con nosotros debido a la muerte de su madre, había quedado solo en la vida. —Niños, él es Sam y a partir de ahora va a vivir con nosotros como uno más — comunico mi padre sosteniendo de los hombros a un niño con una mirada muy triste. Era extremadamente bello, tenía al cabello rubio como la mayoría de nosotros, sus ojos azules y de mi misma altura, por un momento llegue a pensar que podía ser mi hermano, pero si ese fuera el caso mis padres nos hubieran dicho. Inmediatamente, mi cuerpo se inundó de la misma tristeza que se reflejaban en Sam, no sé por qué, pero desde ese momento mi estado de ánimo quedo completamente ligado a los de él. Su alegría era la mía, si él estaba ansioso yo también. —Sam acaba de perder a su madre, quien era una gran amiga nuestra y nos pidió que cuidáramos de él — explicó mi madre. — Él va a ocupar el lugar de Robert, madre? — pregunto inocentemente mi pequeña hermana Beth, de 8 años. —Claro que no cariño, Sam va a ser como otro hermano más — contesto mi madre arrodillándose a su altura y acariciando su mejilla. Robert era nuestro hermano perdido, mi mellizo, cuando nacimos mi padre no estaba en el país y mi mamá al tener 16 años estaba al cuidado de su progenitor, quien por diferentes motivos decidió que lo mejor era deshacerse de uno de los pequeños y el elegido fue Robert, así lo hubieran llamado mis padres. Mis padres tuvieron once hijos más. Dos años después de nosotros llego Liam, al siguiente Sarah y Alex el segundo par de mellizos, luego Elizabeth o Beth para la familia, nuevamente mi madre dio a luz a mellizos Zac y Britt, a ellos les siguió Noah, sus últimos dos embarazos también fueron de mellizos, el primer dúo fue Daphne y Patrick y el último a diferencia de los anteriores fueron dos preciosas niñas Taylor y Olivia. A medida que el tiempo pasaba, Sam se acoplaba a nosotros como si siempre hubiera pertenecido a la familia, era un niño realmente dulce, respetuoso, educado. La sospecha de que Sam era Robert volvió a invadirme el día de mi cumpleaños, que justamente era también el suyo. —Padre, madre ¿Cómo es posible que justamente Sam cumpla años el mismo día que yo? — los increpe buscando respuestas. —Conocimos a la mamá de Sam justamente en la búsqueda de tu hermano — explicó mi madre. —No obtuvimos resultados, pero de ahí nos hicimos cercanos con su madre — prosigue mi padre. —¿Entonces no hay posibilidades de que San sea Robert? — pregunto todavía con dudas sobre el tema. —No cariño, lamentablemente no — responde mi madre. No tenía por qué dudar de la palabra de mis padres, siempre habían sido completamente sinceros con nosotros en todo sentido y mucho más cuando de la búsqueda de mi hermano Robert se trataba, así que lo deje estar. Seguía siendo raro el vínculo que habíamos forjado Sam y yo, sabíamos exactamente cuando uno necesitaba el apoyo y el consuelo del otro, sin necesidad de pedirlo. Era una simbiosis tan natural que muchas veces me asustaba. A los 15 años apareció en mi vida Stefan, hasta ese momento había creído estar enamorada de Sam, pero trataba de negarme a eso rotundamente, ya que era mi hermano, sin vínculo de sangre, pero mi hermano al fin, y eso estaba mal. Cuando comencé a desarrollar sentimientos por Stefan, creí convencerme de que lo que sentía por Sam era un enamoramiento infantil debido a lo bien que conectábamos o simplemente un gran cariño el cual confundí, aunque la duda siempre estaba, a pesar de tener novio sentía unos terribles celos de ver a mi hermano adoptivo con otras chicas. Me convencía a mi misma de que la diferencia entre esos sentimientos infantiles y familiares hacia Sam eran muy diferente a mi atracción física por Stefan, pero en mi interior sabía que pensaba en el primero de la misma forma que en el segundo, solo que estaba eligiendo a uno. Mi relación con Stefan comenzó a crecer cada vez más, oficializamos nuestro noviazgo a nuestras familias, su padre había sido compañero de colegio del mío y hasta el día de hoy eran muy cercanos, por ende todos estaban más que contentos con nuestro idilio. Durante los siguientes años mi vida fue casi perfecta, únicamente se vio opacada por la falta de mi mellizo, tenía a Sam, que desde su llegada era mi fiel aliado en todo, mi gran soporte, mi complemento perfecto. Con Stefan me sentía completamente plena, era un compañero y novio perfecto, teníamos los mismos gustos, las mismas aspiraciones, estudiar, viajar, comprometernos, formar una familia, en fin todos los clichés típicos. Unos meses después de cumplir 17 años, la realidad arraso mi vida como un huracán, llevando todo a su paso, todos mis sueños, ilusiones, confianza. Porque nada dura para siempre, las personas cambian de aspiraciones, de objetivos. Stefan me había invitado a cenar a un restaurante, bastante tranquilo, estábamos en el medio del postre cuando decidió sacar el seguro de la granada que estaba por tirar en mi cara. —Debemos hablar de algo — me dice obviamente nervioso. Toda la noche había estado raro, tenso. —Dime, sabes que puedes hablar conmigo lo que sea — le digo inocente. —Yo… me voy a ir de viaje — no me mira a los ojos cuando habla. —Pero esa es una buena noticia, ¿Por cuánto tiempo y a dónde? — indago claramente negando la realidad. —Por cuanto tiempo no lo sé y… — hace un silencio que parece eterno — … con respecto a dónde, vamos a empezar por España — su vista está clavada en el plato con restos de cheescacke. —¿Cómo que no sabes por cuánto tiempo? — Pregunto incrédula — ¿Cuándo dices nosotros, quienes? Mi estómago comenzó a revolverse, vislumbre que nada bueno se avecinaba con sus palabras. —Justamente de eso quiero hablarte… —Pero eso es lo que no estás haciendo, solo estás balbuceando si explicar nada Stefan — lo interrumpo elevando la voz. —Por favor no hagas un espectáculo aquí — pide avergonzado. —Pues entonces explícate de una maldita vez — exijo apretando los dientes. Necesitaba explicaciones, porque ya sabía cuál iba a ser final de la noche, yo con el corazón roto. —Con mis amigos decidimos que una vez terminemos el instituto nos vamos a tomar un año sabático o quizás dos para viajar y recorre varios países — sigue sin poder mirarme a la cara. —Pero… — las palabras abandonaron mi mente — … ese era el plan que teníamos juntos — susurro. —Lo sé, pero no es lo mismo ir contigo que con amigos y… — nuevamente, el puto silencio — … y a ti todavía te falta un año y… yo no quiero esperar. —¿No quieres esperar o no lo quieres hacer conmigo? — comienzo a percibir la ira correr por mis venas a través de mi torrente sanguíneo, invadiendo todo mi sistema. —No es eso… —¿Y entonces que es? Porque no lo entiendo, ese era nuestro proyecto ¿Recuerdas? — mi voz comienza a elevarse nuevamente y el resto de los comensales nos miran. —Em… nos están observando — reclama. —Me importa una mierda el resto, lo único que comprendo es que me estás dejando ¿no? ¿O me equivoco? — espeto ya con la visión borrosa por la acumulación de lágrimas. —Claramente, no voy a pedir que me esperes… —Pues eso sería lo único que faltaría — lo interrumpo. —Emily, sabes que ya lo nuestro no es como antes — al fin me mira a los ojos. —¿De qué mierda me estás hablando? — la sorpresa me invade de golpe. —Que ya no sentimos lo mismo que antes… —¿Puedes por favor hablar solo por ti? ¿Por qué hablas en plural como si yo pensara lo mismo? — reprocho. —Ok, yo no siento lo mismo que antes, te quiero mucho si, pero ya no sé si te amo… —Al fin tiene las agallas para decir lo que en verdad sientes y quieres, ¿no era más fácil comenzar por ahí? — las lágrimas ya corrían por mis mejillas —No quiero lastimarte, pero realmente quiero hacer esto y vivir la experiencia completa. —Lo que estás diciendo es que básicamente te quieres follar cuantas piernas se te crucen por delante y por eso no puedes esperar a hacer ese viaje conmigo Stefan, pero si con tus amigos. El muy cobarde vuelve a fijar si vista en cualquier lado que no sea yo, ¿en qué momento Stefan se había convertido en este desconocido sin coraje que tenía en frente? Mi novio, el que había conocido a los 15 años no era este, claramente había cambiado. Si lo pensaba racionalmente comprendía que ya no me amara, que quisiera cosas diferentes, pero no me esperé que no fuera lo suficientemente hombre para decir las cosas de frente y sin vueltas, lo que hacía que doliera aún más. —Sabes, no tienes más nada que explicar, ya comprendí todo y no te preocupes que no voy a hacer ninguna escena, no me debes nada, siempre fuiste libre, es tu derecho. Recojo mis cosas mientras recompongo mi gesto y me levanto de la silla. —Ve, sé feliz, disfruta, pero no vuelvas a acercarte a mí, no quiero verte nunca más — doy media vuelta y me retiro. Salgo del establecimiento, busco mi coche, mis manos tiemblan mientras intento encontrar las llaves dentro de mi bolso, una vez dentro suelto toda la angustia contenida y lloro como nunca antes. Al llegar a casa como ya me lo imaginaba, Sam estaba esperándome en mi habitación. —Sabía que algo había sucedido — dice cuando ve mi demacrado aspecto, seguramente por el maquillaje corrido. Instintivamente, corro a sus brazos quien los abre para recibirme y reconfortarme. —¿Qué paso? — inquiere. —El idiota de Stefan me dejo — le sonrío tristemente. Comienzo el relato de lo sucedido horas antes, Sam me escucha atentamente e indignado, me contiene cuando mis fuerzas me abandona y lloro nuevamente. —Voy a matar a ese imbécil — espeta enojado — nadie le hace eso a mi hermana. —No vale la pena — trato de calmarlo. —Siempre supe que no era suficiente para ti, que merecías algo mejor, pero estabas tan enamorada que nunca me atreví a decir nada. —Gracias por estar siempre a mi lado — me acerco y lo abrazo. —Siempre — besa mis cabellos.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
54.0K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.9K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.2K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.7K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.7K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook