CAPÍTULO 2: DESILUSIÓN

1314 Words
Durante los siguientes dos meses mi vida fue un caos, me hundí en las salidas nocturnas, el alcohol y la promiscuidad. Prácticamente, salía todas las noches de fiesta a un lugar nuevo cada vez, las mañanas eran de pura resaca, había aprendido muy bien a ocultar esa vida salvaje que estaba llevando, solo Sam era el único en darse cuenta. Y con respecto a la promiscuidad era puro despecho, varias noches me iba con algún que otro chico que había llamado mi atención, no buscaba algo permanente, únicamente diversión por una noche que me haga olvidar el dolor que sentía, también que arrasara con la idea de estar nuevamente enamorada de Sam. Una mañana después de una larga noche de fiesta me levanté mucho más descompuesta que una simple resaca, como era costumbre, únicamente Sam lo noto y se preocupó por mí, estuvo al pendiente todo el día, por la noche mi estado no había mejorado, así que me quede en casa. A la siguiente mañana desperté igual de mal que el día anterior, así que Sam decidió llevarme al médico. Ante la descripción de mi forma de vida de estos últimos meses, el doctor dijo que debía de ser una gastroenteritis debido al exceso de alcohol, pero igualmente mando a hacerme varios estudios de sangre. Dos días después me llamaron de la clínica para una cita con el doctor que tenía los resultados de mis exámenes. —Buenos días, señorita, Heastings — saluda el médico. —Hola — respondo asustada. —Tome asiento que tengo que hacerle algunos comentarios sobre sus resultados — pide. Hago lo que demanda sentándome en una de las sillas frente a su escritorio, él da la vuelta a este y también toma asiento. —Muy bien, lo que tiene no es nada grave… Emily, ¿puedo llamarla así no? —Claro, por supuesto — susurro. Mis piernas temblaban, había dicho que no era nada grave, pero algo tenía. —Emily, lo que tú tienes es que estás embarazada. Mi cabeza tarda en procesar esas palabras, pero cuando lo hace es como si una compuerta se abriera dejando paso libre a miles de sensaciones juntas, el oxígeno abandona mis pulmones, un zumbido azota mis oídos, mi corazón se detiene y mi cuerpo parece no responderme. —Lo que me preocupas es que cuando llegaste dijiste que estabas llevando una vida bastante alocada y con mucho alcohol, durmiendo pocas horas, sabes que todo eso no es bueno para un embarazo y he notado algunos valores en tus análisis que no se ven bien, por ejemplo tiene una pequeña anemia. El médico queda a la espera de que yo diga algo, de que reaccione, parce no darse cuenta de que estoy en shock y apenas puedo escucharlo. —Deberíamos comenzar con los controles para ver de cuánto tiempo estas y si todo está bien, eso si tú quieres continuar con el embarazo. En ese momento caigo en la cuenta de que este bebé tiene un padre, estaba segura de que tenía que ser de Stefan, pero dada la vida que había llevado en estos últimos dos meses todo podía suceder, aunque siempre había sido responsable con respecto a la protección, pero ningún método anticonceptivo era eficiente al 100%. —Quiero hacerme los controles, necesito saber de cuánto tiempo es el embarazo — logro pedir en medio de mi conmoción. —Muy bien, empecemos entonces. Lo primero que debes hacer es una ecografía, el obstetra con el que hablé debe de estar esperando. Me extiende unos papeles que tomo solo por inercia. —Son los diferentes exámenes que vamos a hacer — explica — debes entregarlos a cada especialista. —Muy bien, muchas gracias — digo todavía pensando como mierda termine en esta situación. Obviamente, sabía cómo se engendra un bebé, lo que no comprendía es cuando mi vida se había liado de tal manera que terminé sola y hasta dudando de la paternidad. Con el único con el cual no tomaba extremas precauciones era con Stefan, ya teníamos años de relación y confianza, pero igualmente la incertidumbre ya estaba instalada. En este preciso momento lo único que podía sacarme de dudas eran las semanas de gestación. —Muy bien, vamos a ver cómo está este bebé — habla el obstetra mientras pasa el aparato por mi vientre y mira la pantalla en blanco y n***o. —¿Puede decirme el tiempo de gestación? — pregunto ansiosa. Necesitaba saber si era de Stefan o no. —Claro — contesta — poco más de dos meses. Me doy cuenta de que estaba conteniendo la respiración cuando largo un sonoro suspiro de tranquilidad. Sí, efectivamente el padre de mi bebé era Stefan, no es que tampoco fuera una situación ideal, ya que este se encontraba a miles de kilómetros, vaya a saber en qué país, pero era un alivio de que este embarazo no fuera producto de mi promiscuidad, la cual en este momento me provocaba una terrible vergüenza y arrepentimiento. Decidí no hacerme más estudios, apenas terminó la ecografía, regresé a casa a pensar en cómo se lo iba a decir a Stefan, no buscaba que regresara, no tenía la idiota ilusión de formar una familia con él, pero mi deber era informárselo. Tarde unos días en tomar coraje. —Hola — responde al otro lado de la línea. —Stefan, soy Emily — no sabía cómo encarar esta conversación. —Lo sé, ¿sabes que puedo ver tu nombre en la pantalla, no? — habla sarcásticamente. Sabía que podía molestarle mi llamado, pero nunca creí que tanto. —¿Qué quieres? ¿Para qué llamas? — inquiere en el mismo tono. —Yo… — hago silencio unos segundos y él suspira sonoramente — … yo necesitaba hablar contigo. —Obviamente, si me llamas es para hablar, ¿no? — se burla Comienzo a dudar de si fue buena idea o no comunicarme con él, pero sé que es algo que no puedo ocultar o negar y lo mejor es que zanje el asunto ahora mismo. —¿Vas a decir algo o no? — pregunta más molesto que antes. —Estoy embarazada — suelto, sin dilaciones. Silencio. Y segundos después una sonora carcajada. —Y quieres hacerme creer que es mío — sigue riendo. —Pero es que es tuyo — respondo incrédula. —¿Emily de verdad piensas que no sé la clase de vida que has llevado en estos últimos dos meses? — dice con sorna. —¿Qué tiene eso que ver? — alzo la voz. —¿Quién me asegura que ese bebé sea mío? No soy estúpida, sé que él está en todo su derecho de dudar, pero no concidero que este sea el modo de tratarme, la desilusión me embarga por completo, es verdad que uno nuca termina de conocer a las personas. —Mi palabra yo no vale nada para ti — afirmo. —Aunque fuera mío no voy a regresar Emily, si es eso lo que estás buscando y con respect… —Sabes qué, me descubriste, es mentira, solo quería que regreses — trato de sonar lo más descarada posible y ocultar mi dolor. —Entonces estás afirmando que no… —Exacto, no hay embarazo — miento. —Estás loca — dice sorprendido. —Posiblemente, pero está loca entendió que si un falso embarazo no te hace regresar nada lo hará, así que de una vez voy a renunciar a ti, no te preocupes, no voy a volver a molestarte. No lo dejo decir nada y corto la comunicación, en ese momento la opresión que siento en el pecho es tan grande que tengo la certeza que en menos de cinco minutos Sam va a entrar por la puerta de mi habitación.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD