—¡Demonio! —Exclamó Billy mientras hacíamos fila en la cafetería.
-¿What? —Pregunté mirando hacia toda la cafetería por si era que se había aparecido.
—Ahí viene el demonio de tu novio —susurró.
Puse los ojos en blanco.
—No lo llames así —segundos después, Ian estaba parado frente a mí, mostrando todos sus perfectos dientes en una sonrisa.
—Mis padres quieren que vayas a cenar con nosotros esta noche —comunicó después de haberme besado.
No puedo, mañana tengo examen de matemáticas y quedé en estudiar con Amy.
—No me importa, ellos quieren que te presentes ofrecen frunciendo el ceño.
—Ya la escuchaste idiota, tenemos que estudiar —espetó Amy.
—Paso por ti a las 7 y por favor, vístete con algo decente esta vez —alargó antes de irse donde sus amigotes lo esperaban.
Dejé escapar un suspiro y miré a mis dos amigos.
—Demonio —dijeron al unísono.