La casa estaba abarrotada de gente, habian muchos desconocidos pero también muchos de nuestra escuela, algunos incluso de cursos inferiores, la música sonaba fuerte, aunque no tanto como para molestar los oídos, podrías escuchar fácilmente conversaciones.
Vesta, ella simplemente pensaba en todo.
—¡Chicos, acá estoy! —nos grita Vania.
—Con toda esta gente tu casa parece muy pequeña —digo haciendo énfasis alrededor de nosotros, ella ríe y se encoge de hombros.
—Llego mucha más gente de la que debería, la voz se corrió muy rápido —yo asiento.
A lo lejos diviso a Vesta, con su pelo rojo brillante, bailando con su novio, Evan. Ella era preciosa, era gentil e inteligente, seguro sintió que la miraban porque su mirada chocó con la mía, sonrió grande le dijo algo al oído a Evan y vino hacia nosotros.
—¡Amparito! —me envolvió en un abrazo apretado, ella en ese sentido era igual a Vania, aunque esta última tenía el pelo rojo oscuro, no rojo fuego de Vesta.
—Hola Vesta —digo devolviéndole el abrazo.
—John mirate, no dejas de crecer —dice abrazándolo, todos reímos porque es casi verdad.
John había estado creciendo centímetro por mes, es decir, no dejaba de hacerlo y sus doctores decían que era un crecimiento sin control. Solíamos molestarlo con que se convertiría en pie grande.
—Un gusto verte,Vesta —
—Que bueno que vinieron chicos, ustedes están en su casa asi que disfruten y pasenlo bien, eso sí no se pasen de copas —dice apuntandonos con el dedo, todos asentimos y ella vuelve con su novio.
—Muy bien, vamos a bailar —dice Vania arrastrandonos a la pista de baile improvisada que normalmente es el salón. Los tres bailamos, haciendo movimientos raros, John es un especialista en el baile del robot.
—John, si sigues creciendo pareceras un transformer —digo riendome, este me da un pequeño empujón.
—Hace dos meses que no crezco otro centímetro —
Vania y yo nos miramos y nos largamos a reír, pero seguimos bailando. Luego de un rato mi cuerpo me pide un descanso.
—Voy por algo de agua —les digo a los chicos, ellos asienten y siguen bailando, yo los miro, la verdad es que si siguen bailando así nadie más querrá bailar con ellos.
Me abro camino para llegar a la cocina, solo hay dos personas tomando cervezas conversando entre ellas. Abro el refrigerador, porque es en el único lugar donde encontraría coca-cola.
—¡Hey, disculpa! —me doy vuelta ante la voz que me habla, o creo que me habla.
—¿Si? —
—¿Vives aquí? —me pregunta el chico frente a mí, yo niego con la cabeza.
—Eh, no —respondo, saco mi coca del refrigerador y me dispongo a buscar un vaso.
—Ah pensé que si, porque pareces desenvolverte muy bien buscando cosas —dice, yo levanto una ceja.
—No es mi casa, pero mi mejor amiga vive aquí, prácticamente si, vivo aquí se podría decir —me encojo de hombros, al chico no lo había visto nunca, por lo que asumi debería ser de los chicos que se colaron, o de la universidad de Vesta. Tenia el cabello muy n***o, eran de tez blanca, y deberia por lo menos medir 1,80, por lo que veía desde aqui tenia los ojos verdes, y un dato de interes, se notaba que hacia ejercicio.
—¿Eres amiga de Vesta? —me pregunta.
—Si, pero su hermana Vania es mi mejor amiga —digo, él asiente.
—¿Tú podrías regalarme una coca-cola? —me pregunta sonriendo
—Mmm, ¿seguro? —pregunto, porque todos estaban tomando alcohol.
—Si es que no me apetece emborracharme hoy —dice apoyándose en la mesa, vaya.
—Esta bien —digo, cuando estoy sacando otra coca del refrigerador, vuelvo a escuchar su voz ronca.
—Y tú ¿por qué estás tomando coca-cola? —
—Yo no bebo —digo, no me gusta el alcohol, y aunque me gustara tampoco puedo beberlo, pero eso no es algo que se le cuente a un desconocido, por muy guapo que sea.
—Eso está muy bien —dice, le paso el vaso y la lata de coca, para que él la vacie, es un chico demasiado guapo, sus rasgos faciales marcados le dan un aspecto varonil. Lo primero que se me viene a la mente, es que nunca había visto un chico tan guapo como él.
Nunca me había sentido atraída por un chico, no es que me gustaran las mujeres, pero no lo se, este chico tenía algo que me llamaba mucho la atención.
—Soy Stefan —dice alargando su mano, mi vista rápidamente se va hacia sus manos.
—Amparo —tomo su mano, su mano está tibia a diferencia de la mía que siempre está helada.
—Tu mano está muy fría, Amparo —dice, yo asiento y en ese mismo instante Stefan hace algo que me deja completamente fría, más aún, pone su otra mano encima de la mía, y comienza a hacer un suave movimiento, intentando darle calor a mi mano. No se que decir, ni hacer, esto era algo que nunca me había pasado, el contacto no era s****l, ni siquiera me parecía incómodo, es más, por alguna razón me gusto.
—Siempre están así —logro decir.
Stefan se lleva mi mano junto con las suyas hacia su boca, y sopla, el aire caliente choca con mi mano fría provocando un escalofrío por todo mi cuerpo, miro hacia los ojos verdes de Stefan que me miran de igual forma.
—¡Aquí estás! —
Saco rápidamente mi mano de las suyas, ante la repentina voz de Vania, y me doy vuelta a mirarla como si no pasara nada, ella nos mira de Stefan a mí.
—Hola Stefan —saluda ella.
—Hola Vania —
Yo la miro sorprendida, no sabia que se conocían, porque bueno al ser Stefan un chico tan guapo, me sorprende que Vania no lo mencionara.
—John y yo te hemos estado buscando, Amparito —me dice, miro de reojo a Stefan que está sonriendo.
—Ya me encontraste —digo
—Y muy bien acompañada, ¿verdad? —dice sonriendo, oh no, siento como el calor comienza a subir a mi cara.
—Y ¿dónde está John? —pregunto, intentando desviar el tema.
—Una chica muy linda lo invito a bailar, justo cuando veníamos en tu búsqueda —dice moviendo las cejas.
—¿Enserio? —pregunto riendo, porque así como estaban bailando.
—Si, y yo no quiero bailar sola y además no llegabas, por eso vine a buscarte —dice, yo levanto una ceja
—okey, vamos —digo, dejo mi vaso en el lavaplatos y me doy vuelta para despedirme de Stefan—. Adiós —le digo, mi voz suena más delicada de lo normal y me golpeo mentalmente por eso.
—Adios Amparito —dice sonriendo, yo me pongo roja, y no alcanzo a decir nada más porque Vania me tira del brazo sacándome del lugar.
—¡Tienes que contarme todo! —
—No paso nada, ¿que quieres saber? —le pregunto dejándome caer en su cama.
—¡Tenía tu mano en su BOCA! —dice gritando.
—No se, la verdad no se que paso ahi, yo estaba sacando una coca, y de repente él me estaba hablando y luego mi mano estaba en su boca —digo, Vania me mira fijamente esperando saber si miento o no pero no lo hago, en verdad no tengo idea de que fue lo que paso ahí.
—Se veía muy intenso la verdad —dice.
—¿Tú lo conoces? —pregunto, Vania asiente.
—Es hermano de Evan —dice, se mira en su tocador y se arregla un poco el pelo, la miro, y noto que está muy pensativa.
—¿Qué pasa? —le pregunto, ella suspira, a veces Vania es muy indescifrable, y una persona que no la conoce tan bien como yo no se daría cuenta de sus emociones, pero somos amigas de toda la vida, la conozco muy bien.
—Creí que Antonio estaría aquí hoy —dice, Antonio es un chico de la escuela, es uno de los chicos populares y él y Vania juguetean, pero la verdad es que Vania está enamorada de él desde que tenía diez años, y ya tenemos 17. Nunca he entendido muy bien su relación, la verdad es que me sorprende que él no esté enamorado de ella.
—Vania —
—Lo sé, soy una tonta, pero no puedo —las lágrimas comienzan a salir de sus ojos, me acerco a ella y la abrazo, la había visto así por mucho tiempo, por él, un día la hacía sentir la chica mas linda y al otro la ignoraba. Era una de las razones por las que nunca me había caído bien.
—No eres una tonta, él es un idiota, tú solo te enamoraste del chico equivocado, te enamoraste de un imbécil, y eso no es tu culpa —le acaricio el pelo, ella se seca las lagrimas y me mira.
—Hoy voy a disfrutar al máximo, por esta noche me olvidaré de Antonio —se levanta, se mira en el espejo, se arregla el pelo y me alarga la mano—. ¡Vamos bebé! —
Tomo su mano, odio a Antonio, siempre está haciéndola sufrir y por alguna razón, Vania no puede olvidarlo.
Fuera la fiesta está en su mejor momento, y aunque pareciera imposible hay aún más gente, caminar se hace muy difícil. Soy tirada por Vania, no se a donde vamos pero la sigo, su agarre está apretado para no perderme. Pero de pronto se detiene bruscamente por lo que chocó con su espalda, miro a donde ella está mirando. Suspiro, Antonio baila con Amanda, una de las chicas que se rió porque una de sus amigas hizo comentarios sobre mi peso. Parece simplemente que estan teniendo sexo, si no fuera porque estan vestidos no podria distinguir. La agarro de la mano y la llevo hacia la cocina, esta vez no hay nadie, y por un momento espere encontrar a Stefan.
—¿Una coca-cola? —pregunto, ella niega.
—Yo definitivamente necesito algo más fuerte —se dirige hacia otro cajón y saca una botella de whisky, sabía lo que se avecinaba, se la iba a acabar como yo una botella de coca-cola, es decir, como agua.
Cuando llena el primer vaso y se lo toma, inmediatamente vuelve a llenar el siguiente, así que tendré que quedarme a cuidarla para que ningún aprovechador se le acerque, la verdad no me molesta, tampoco tenía algo que hacer en esta fiesta.
—Él siempre me usa, y yo siempre lo dejo —llena nuevamente su vaso—. No entiendo, de todos los chicos del mundo yo justo tenia que enamorarme de ese pedazo de idiota, tengo mala suerte en el amor, y es un presagio de que siempre la tendre —nuevamente se toma el vaso.
Saco otra coca-cola, estaremos un buen rato en esto.
—No entiendo porque no me quiere, soy linda, ¿verdad? —me pregunta, yo asiento.
—Eres muy linda, Vania —ella asiente y vuelve a llenarse el vaso.
Y así sigue hasta que se termina la botella, ya está mareada, lo noto en sus ojos, y cuando veo que se acerca a buscar otra, la tomo del brazo.
—No mi cielo, mañana tenemos examen, y no quieres amanecer con resaca —la tomo del brazo y ella se tambalea, me imagino lo que me costará llevarla a su habitación con toda esta gente.
Miro alrededor buscando a John pero no lo encuentro por ningún lado, así que me dispongo a llevarla sola.
—Pasa tu brazo por mis hombros —ella me mira y me sonríe pero no hace lo que le digo, ruedo los ojos—. Tendré que hacerlo yo —paso su brazo por mi hombro mientras con el otro la tomo por la cintura. Vania es delgada por lo que no me cuesta cargarla, pero cuando ya estamos pasando por entre medio de todos la cosa se me complica.
—¿Te ayudo? —miro hacia la voz, Stefan.
—Por favor —digo, ya no puedo hacerlo sola.
Stefan tomo a Vania en brazos muy facilmente. Bueno era de esperarse, tiene unos brazos muy grandes.
—Te sigo —me dice, yo asiento y paso por delante de él para que me siga, una vez llegamos abro la puerta, Stefan deja Vania en su cama, quien ya está durmiendo. Con razón me costaba tanto traerla.
—Muchas gracias, no me había dado cuenta de que ya estaba durmiendo, con razón estaba tan pesada —digo riendo, Stefan me sonríe y asiente.
—Con esos bracitos cualquiera —yo ruedo los ojos.
—Sería raro que tuviera brazos como los tuyos —digo, él sonríe.
—Concuerdo contigo, saldré para que la acomodes —yo asiento.
Cuando Stefan sale de la habitación, me dispongo a buscar el pijama de Vania, cuando lo encuentro se lo pongo, me cuesta levantarla y Vania no me ayuda.
—Uf, lo logre, y con estos bracitos —digo una vez termine. La tapo y salgo de la habitación. Stefan está afuera.
—Bueno mi trabajo aquí ha terminado, ahora buscaré a mi chofer —
—Te acompaño —
Camino detras de Stefan, él toma mi mano, y yo simplemente lo dejo hacerlo, quizas me quiere asesinar o violar, pero aqui estoy yo caminando de su mano. Me esfuerzo por mirar a John pero no lo veo, y la verdad ya quiero irme.
Saco mi celular para enviarle un mensaje de w******p, pero solo le llego un tick, la casa de Vania es gigante, hay cero posibilidad de que encuentre a John con lo alto que está la música ahora y con toda la gente que hay.
—Bueno no importa, debe estar con alguna chica —digo, Stefan se detiene y me mira.
—¿Tienes auto, o alguien te viene a recoger? —pregunta
—Mmm no, me iría con mi amigo, él tiene auto pero no importa mi casa no está tan lejos puedo caminar—
—Si quieres te acompaño —ofrece, yo niego, apenas lo conozco, es hermano de Evan pero apenas lo conozco también.
—Gracias pero no me subo a autos con desconocidos —digo, luego de esto comienzo a caminar, siento sus pasos detrás mío.
—Te acompaño caminando, ya es tarde para que una chica ande sola, la verdad no me quedaría tranquilo sabiendo que te has ido así —dice apareciendo al lado mio. No se que decir, y la verdad tampoco me apetece caminar sola, pero tampoco quiero ir con un extraño.
—Bueno —termino diciendo. Solo espero que no sea un asesino.