AGNA
Dedo admitir que en este momento quiero que la tierra me trague y me expulse en Tombuctú o lo más lejos posibles. Queria pasar mi año desapercibida y heme aquí, tropezando con el chico que más lejos quiero tener.
-¡Tienes que ver por donde caminas! ¿Eres ciega o qué? – Ladra Cristopher. Me toma por el brazo y me atrae hacia él, mi pecho queda contra su pecho y sus ojos se encuentran con los míos. Siento como el oxígeno se va escapando de mis pulmones y como mi corazón comienza a latir como un tambor.
Pero que grosero, ya le dije que fue sin culpa, su arrogancia me enferma. Veo como me mira de arriba abajo, dedo decir que su mirada es un tanto… penetrante y enigmática.
En esta posición puedo detallar más el color de sus ojos, son de color azul, casi grises, como si fueran el glaciar más grande del planeta o el cielo cuando avisa una gran tormenta.
-¡Ey! Ya te dijo que lo siente ¿Tienes que ser tan grosero? - La voz de Ilán nos interrumpe. Me toma por el brazo y me aleja de Cristopher.
-¡Pues solo le estoy diciendo que si es ciega! – Le responde Cristopher con aire de grandeza.
Veo como se cruza de brazos y me clava esos témpanos de hielo que tiene por ojos, en el gris de los míos. Trago grueso, no sé cómo pararme y tomó aire, necesito calmarme, no es nada, solo fue un error y ya le dije que lo siento.
-Ya te dije que lo siento… Venia distraída y no te vi, pero no vuelve a pasar – Le digo nuevamente en un tono más conciliador.
No quería causar un problema el primer día de clases, ya había batido récords de pasar desapercibida, como para ahora venir a estropearlo. Si le demuestro que es algo sin importancia y que no me volveré a cruzarme por su camino, quizás lo deje pasar, yo regreso a la clandestinidad, termino mi año siendo el fantasma que siempre he querido ser, me gradúo con honores, voy a la universidad, hago mi carrera, me caso, tengo hijos y me muero. Listo ese es todo mi plan de vida.
-¡Eso espero! Es desagradable que me toques, no sé por qué en esta escuela dejan que gente como tú estudie aquí – Dice en un tono burlón el rubio de ojos azules.
Yo me quedo perpleja ante lo que acaba de decir. Tiene que ser una jodida broma que esa estupidez allá salido de esa bonita boca. Sabía que era un cabrón, pero esto ha superado todas mis expectativas.
-¡No tienes que ser tan imbécil! – Inquiere Ilán. Veo la ira en sus ojos.
Lo toma por el cuello, mis ojos ven la secuencia de cómo estaba a punto de darle un golpe cuando su amigo, Asher se interpone e intenta detener la pelea que estaba a punto de suceder.
Bufo, tendría que haber dejado que Ilán le partiera la jeta por cabrón.
-¿Qué te pasa? ¿Acaso no sabes con quien te estas enfrentando? - Le dice.
Veo como esté empuja a Ilán y le da un golpe en el pecho. Blanqueo los ojos, no quiero que mi mejor amigo se meta en problemas con estos imbéciles, así que, doy un paso hacia él y lo tomo de la mano.
-¡Basta Ilán! No hagamos de estas pequeñeces algo grande – Le siseo.
Le doy una sonrisa y una mirada de súplica, como dije, no quiero problemas, quiero seguir con mi vida, evadiendo cada situación de la que no pueda salir y así no me estreso.
-Hazle caso a tú amiguita, no busques más problemas – Le dice Asher con ese tono burlesco.
Logro calmar a Ilán, así que seguimos caminando, esperaba que esto no llamara la atención de esos chicos y quisieran tomar represalias con nosotros, había logrado todos estos años no dar rastro de mi existencia, aunque en el salón muchos me dicen nerds o cosas así, no pasa de ahí, eso se lo dicen a todos los que ocupan los primeros puestos.
¡Dios! No quiero que me sorprendas este año, quiero aclarar que no soy tu mejor guerrera y que estas batallas no las quiero.
Muchas gracias…
CRISTOPHER
Venia caminando, hablando con Asher, ya que no sé dónde diablos se metió el rarito de Edward. Asher y yo discutíamos, que haríamos este fin de semana cuando de repente sentí que algo chocó conmigo.
Cuando me di cuenta era una de las becadas, realmente este tipo de personas me desagrada, solo y vienen a estudiar gratis, aunque no puedo negar que es realmente hermosa, no es muy alta, tiene un cuerpo realmente bello, sus pequeñas curvas, su hermoso rostro, su cabello n***o azabache, grandes y espectaculares ojos grises, esos carnosos labios, y su pequeño rostro hicieron que mi polla se engordara y me apretara los pantalones.
La muy maldita me había puesto como un tronco, me costó horrores disimular la gran erección que se me formó después de ese encuentro con ella.
Queria echármela en el hombro, caminar hacia cualquier aula que esté vacía, y empotrarla en el escritorio, arrancarle la ropa y follarla, hasta escucharla gemir mi nombre, hacerla gritar de placer, hacer que se corra en mis dedos, boca y m*****o y marcarla como mía.
Siempre la había observado, solo llega a la escuela estudia y se iba, es de las pocas mujeres que no caen rendidas a nuestros encantos. Y dedo decir que eso me golpea el ego.
Cuando nos chocamos le dije que tuviera cuidado, que, si era ciega, y en eso llegó sus amigos, Ilán, ya había tenido historia con él, cuando estábamos pequeños, sé que me odia. Ilán Davies, es uno de mis enemigos, siempre ha luchado conmigo en las carreras de autos, y con las chicas ni se diga, es uno de los hijos de la competencia de mi padre.
Sé que no es mejor que yo, porque realmente nadie lo es, soy mejor en todo, nunca doy un paso en falso y tengo claro que lo que quiero lo consigo, cuésteme lo que me cueste, no me importa pisar a nadie, si eso me lleva a mis objetivos.
El mundo es así, piensa primero en ti y luego en ti, eres el centro de tu mundo. Si quieres algo, simplemente ve por ello, ya que eres el único que se va a joder por conseguirlo.
Vi como esta chica jalaba a su amigo, intentado que no hiciera el problema más grande, no podía dejar de verla. Una extraña sensación recorrió mi cuerpo cuando vi que tomaba de la mano, al pelmazo de Ilán. Queria que no la tocara, de hecho, no quiero que nadie la toque.
-¿En qué piensas? -La voz de Asher me sacó de mis pensamientos.
-¡En nada! – Contesto.
-¿Seguro? – Inquiere Ahser de nuevo.
Tomo aire y blanqueo mis ojos, paso mi dedo pulgar por mi labio inferior y lo miro a los ojos.
-¡Bueno! Realmente estaba pensando es esa chica y en el idiota de Ilán – Trato de parecer que no me interesa mucho el tema - ¿Viste cómo se puso cuando le dije que si era ciega?
Me burlo, no quiero que se dé cuenta, de que me interesa la chica, eso haría que se burlara de mí y no estoy para sus bromas en estos momentos.
Asher y Edward han sido mis mejores amigos desde que era pequeño, hemos pasado la duras y las maduras juntos, siempre me apoyan en cada locura y han sido fieles a mi todo el tiempo.
-De pronto le gusta ¿No crees? - Dice Edward mientras come una mandarina.
¿De dónde rayos salió? Es como un fantasma, aparece y desaparece.
-¿Qué? ¿Esa becada? ¡Imposible! - Inquiero en tono irónico.
Aunque pensándolo bien, eso no puede ser cierto ¿Qué le ve? Sí, es bonita, realmente hermosa, debo admitir, pero es una becada.
-A mí me parece que sí, la chica está buena, parece una muñequita. Eso no lo podemos negar - Dice Asher, con una gran sonrisa - ¡Yo también creo lo mismo! Es a la única que defiende de esa manera, por más mujeres que tenga siempre termina haciéndole caso a ella, es como si le gustara, solo que esta chica intenta no llamar la atención, aunque es una de las primeras, siempre compite con las notas Edward.
Veo como Asher se lleva un cigarro a la boca, le da una calada y clava su mirada en mí.
El maldito no deja de sonreír, y sé que algo se le está pasando por la cabeza, pero voy a evitar preguntar, ya que es un cabrón y sé que saldrá con alguna locura.
-¡Pues le toca mantener la beca! – Dice Edward.
Sé que no le gusta competir con una becada, pero lo disimula demasiado bien, es el más calmado de los tres, nunca lo ves con alguna chica, siempre ignora a la humanidad, prefiere dormir que salir, a veces es como un señor de 80 años en el cuerpo de un chico de 20.
-¡Tengo una idea! – Veo como Asher se levanta de su silla y camina hacia Edward, pasa su brazo por su hombro y lo atrae hacia él - ¿Quieren divertirse un rato? Es algo loco, pero… divertido – Se encoge de hombros.
-¿Qué es? -preguntamos todos intrigados Edward y yo.
-Es algo loco, pero te puede ayudar a vengarte de Ilán y de paso te puedes divertir un poco, además que… - Se queda callado y yo comienzo a impacientarme.
Sabía que algo tramaba, pero que puedo decir, me encanta jugar.