Capítulo 7. Jeanne Wilson

1208 Words
Unas manos rodearon mi cintura, unos dedos largos me sorprendieron, sacándome de mi estupor. Me gire para ver quien era, asustada por estos actos de confianza que no sabia que tenia con alguien, tuve un momento para pensar en el chico de los tatuajes en aquella cama de hotel, sentí temor que fuera él quien me estuviera tocando, si lo viera no sabría identificarlo, solo sus tatuajes seria algo que podría reconocer. —Prima querida, ¿Qué haces aquí? — parpadee un par de veces, sin duda no había cambiado nada. Tenía mucho tiempo sin ver a Jeanne Wilson con mucho gusto devolví su abrazo, noté de inmediato que con sus tacones de aguja casi me alcanzaba, su cabello rubio caía sobre sus hombros desdibujándose por el color de su piel hasta perderse, daba la impresión de ser albina, pero los doctores chequearon que no lo era, a pesar del color traslucido de sus ojos azules. —Jeanne, es una sorpresa verte aquí. Ella golpeo mi brazo delicadamente. —Eso debería decir yo, te mudas al otro lado del país y te desapareces. Ambas reímos de buena manera. —¡Vamos! — conteste, pero sabía que era verdad. —¿Y qué te trae a la ciudad? — algo en su tono de voz me puso alerta, mientras me miraba con ojos dulces podía sentir que había algo más los bellos de mi cuello estaban erizándose, no sabia que pasaba por su cabeza, pero no quería convertirme en su camino, tenia miedo de lo que pudiera hacerme, sabia que ella podía ser impredecible. —Bueno, estaba haciendo la entrevista para uno de los buffet de abogados— sus ojos se relajaron notablemente por mis palabras, por algún motivo lo que dijo la abuela Anna vino a mi mente “…Quiero que te hagas cargo de la compañía, para eso te he pedido que vengas hoy…” Desde luego todos en la familia Wilson deseaban una tajada de la compañía. No recordaba mucho de la familia de Jeanne pero apostaba que mi tío era un capitalista puro, la gran ciudad te hacia ser desconfiado y un poco interesado, estaba convencida que ellos querían una gran tajada, no sabia si ya tendrían acciones o intereses económicos, pero no creería que mi abuela permitiera eso, incluso pensaba que como ella quería mantener la empresa en la familia, nos daría acciones a cada uno para mantener todo bajo control llegado el momento, seriamos nosotros mismo quienes debíamos regularnos para manejar el negocio. —Es genial que quieras volver a la gran manzana— uso ese tono altivo que tenían los neoyorquinos —El sol está bien no me malinterpretes, pero sabes los beneficios de vivir aquí— Claro que los conocía. Era imposible conseguir un estacionamiento libre en la calle, había que tener cuidado al conducir porque había idiotas al volante, la contaminación era visible en el aire, el metro podía ser tu mejor amigo o peor enemigo. Asintió recordando el estrés que se vivía en la ciudad, pero debía confesar que extrañaba aquella hostilidad, los museos imponentes, ir a correr al Central Park, las librerías, los lugares abiertos 24/7, la ciudad que no duerme tiene mucho que ofrecer. —Entiendo, los chicos bronceados con tablas de surf no son para todo el mundo— le conteste condescendiente respondiendo a su broma. El sonido de una copa golpeándose nos hizo girarnos. Anna Wilson se encontraba de pie en medio de una tarima acompañada por…lo que parecía ser personal de la compañía, si quería pasar tiempo con ella necesitaría interesarme más por quienes la rodeaban. —Quiero agradecerles a todos los presentes, el día de hoy inauguramos una nueva ala de producción, pero para quienes conocen nuestros orígenes…saben que esto es un ejemplo de la superación que se puede lograr cuando no te rindes, sin importar la edad, ni los estudios, lo importante es perseverar— mientras la abuela seguía hablando, mi prima me hizo un gesto para salir del lugar. Me lo pensé un momento y decidí ir con ella. Nos colamos entre algunos invitados a un pequeño balcón, se podía ver toda la zona de cargue y descargue para los productos. —Ack odio esta clase de eventos. —¿Sí? Supongo que si pasas por mucho te aburres— me quede pensando en que seguramente Jeanne debía estar acostumbrada a esto, ¿Por qué mi abuela no confía en ella para hacerse cargo de la empresa? —¿Vienes mucho a esto? —Si, papá me obliga a venir, dice que hay que cuidar que no se aprovechen de la abuela— tomo una copa de un mesero que pasaba dándole un gran trago — Tienes suerte que mi tío sea diferente, yo tuve que estudiar administración de empresas— me hizo un gesto para que me acercara para susurrar en su oído —en realidad odio venir. Abrí mis ojos. Eso explicaba porque mi abuela no la había considerado para dirigir la compañía, mi querida prima estaba aquí por fines económicos. Eso me hizo entender porque la abuela no comento con la familia acerca de su cáncer, pensaría que todos estaríamos por interés o lastima a su lado. Antes que pudiera decir algo. Jeanne pego un grito y salto hacia mi lado derecho. —Andrew, querido— su voz alcanzo un tono chillón que hizo que mis oídos sangran. El hombre quedo envuelto en el cuerpo de mi prima, que lo envolvió como una boa a su presa, eso me hizo sentir incomoda recordando que hasta hace no mucho el cuerpo del hombre estaba sobre mí. Pase mi cabello detrás de la oreja. —Jeanne, no sabía que estabas aquí— trataba sin ningún resultado de que ella se apartara de forma sutil, pero era inútil, ella sólo apretaba más los brazos sobre él. Trate de disimular mi carcajada girando la cabeza y mordiéndome el labio. Andrew me lanzo una mirada enojada. —Andrew querido estuve buscándote todo el evento ¿Dónde te habías estado? Usando la diferencia de estatura vocalizo A Y U D A M E. —Yo… estaba ayudando a tu abuela, sabes cómo es esto. Negue con mi cabeza, sintiendo que estaba al borde de reírme como loca, era una escena hilarante, seguramente el tipo se escondería apenas tuviera la oportunidad. Algo en su cara de perrito triste, hizo que mi corazón se conmoviera y pensé en ayudarlo. No pude decir nada cuando mi prima lo soltó rápido, mirándome, trato de aplanar su vestido. —Que descortés soy, Joe, este papasito de aquí, es Andrew Karev la mano derecha de mi abuela— hizo un movimiento con sus cejas que medio mucha risa, sin duda mi prima estaba como loca por él. —Tranquila, ya nos conocíamos— Sus ojos se abrieron como platos y me hizo una cara con la que medio miedo que me empujara por el balcón si decía algo equivocado —tuvimos una diferencia cuando llegue porque no sabía quién era, pero ya todo esta aclarado— me apresure a aclarar. —¿Es verdad, querido? Podía ver que el pobre hombre estaba tenso con sus hombros rígidos. —Si, la señorita Wilson tiene razón, no fue más que un malentendido.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD