bc

Frío como el hielo

book_age18+
16.6K
FOLLOW
141.6K
READ
goodgirl
sensitive
self-improved
drama
bxg
city
abuse
lusty
like
intro-logo
Blurb

Kate Fisher sufrió violencia domestica durante años, guardando silencio por miedo. Cuando Devon, su novio, la envía al hospital después de una fuerte paliza, su mejor amiga la obliga a dejarlo antes de terminar muerta. Huye a otra ciudad, donde gracias a su hermano mayor, termina viviendo con Jay Colton.

Jay es amargado, antipático, hermético y frío como el hielo, pero algo en la historia de Kate lo conmueve lo suficiente para que acepte darle clases de boxeo.

Es así, como ambos terminan compartiendo más tiempo juntos, la tensión s****l es cada vez más fuerte, y aunque Jay se niegue a sucumbir, Kate sabe que es lo único que pueden hacer.

Pero Jay tiene un pasado difícil, son dos personas dañadas emocionalmente, no deberían estar juntos, todo el mundo lo sabe. Aunque Kate no desea al típico príncipe azul, ella quiere al hombre que le enseñó a defenderse, que la ayudó con su autoestima y la curó de mil formas diferentes.

Y a pesar del dolor, de las inseguridades y la tragedia, el amor todo lo puede.

O eso queremos creer.

+21: Contiene violencia, sexo explícito y problemas psicológicos.

chap-preview
Free preview
Uno
Nota: Antes de empezar, quería contarles que esta historia es sobre la superación, la valentía y la fuerza y por supuesto sobre el amor. Está dedicado a todas las mujeres que sufren violencia intrafamiliar, espero que ellas también encuentren la fuerza para salir de allí. Es una novela bastante emocional, a veces muy intensa, pero así es su esencia. Espero sinceramente les guste y se enamoren de Jay tanto como yo, que le tengan paciencia.                                                                        ___ —¿Vendrás para navidad? —pregunté ansiosamente, con la esperanza que de que me dijera que sí.    Escuché a mi hermano mayor exhalar una respiración. Siempre hacía eso cuando la respuesta no era positiva. Y, de hecho, lo había estado haciendo cada vez que le preguntaba cuando volvería a casa, exhalaba una vez y luego me decía que todo pendería de lo que le dijera su comandante. Odiaba que mi hermano fuera militar de la marina, no podía verlo casi nunca.   —No lo sé aún, todo dependerá de lo que diga el comandante —murmuró lentamente, casi como si tuviera miedo de mi reacción.    Y tenía que sentirla, no había venido a casa por cuatro largos años. Después de que mis padres murieran por un ataque terrorista en Nueva York, mi hermano tomó nuestras maletas y nos llevó a Alabama, donde mis padres tenían una casa, para vivir un estilo de vida más cómodo que el de la gran ciudad. Eso no sirvió de mucho, tres meses después se había enlistado en el ejército, y me había dejado sola con una enorme casa. Ya habían pasado cinco años desde aquello, pero yo sentía como si hubiese pasado toda una eternidad.    Lo extrañaba, más de lo que nunca le admitiría. Una chica necesitaba a su hermano, necesitaba a su familia. La única familia que yo tenía era mi mejor amiga y su esposo. Oh, y mi tonto novio de veinticuatro años. Pero ellos realmente no contaban, mi hermano había crecido conmigo, era la persona que más me conocía y entendía ¿por qué no se podía tomar un descanso para venir a casa?    Yo sabía la respuesta, él pensaba que mientras más trabaja en la marina, más tiempo podía evitar que más gente muriera por ataques terroristas, quería asegurarse de que ninguna familia pasara por lo que nosotros pasamos. Una parte de mi entendía su cometido, y me parecía honorable y valiente ¿qué clase de hombre deja todo por ir a la guerra? Pero también estaba molesta, porque me había abandonado cuando más lo necesitaba.     Él se había ido cuando yo tenía apenas diecinueve años, a esa edad pensaba que lo mejor era que se fuera, para que me dejara hacer mi vida como quisiera. Mi hermano era un poco protector, así que pensé que tendría libertad, y al principio fue así, hasta que dejé de añorar la libertad porque se sentía demasiada oscura y solitaria.    Allí fue cuando conocí a Devon.   —Te extraño, y será mejor que vuelvas a casa pronto —le amenacé tratando de que sonará como una broma, pero había algo de seriedad en mis palabras.    Mi hermano suspiró de nuevo, seguramente estaba muy cansado. Aun no podía creer que a sus veinticinco años decidiera dejar todo para irse a la guerra, en donde apenas tendría tiempo para hablar con sus familiares. Yo nunca hubiese podido hacer algo tan valiente y difícil, pero hacía mucho tiempo que había aceptado que era una cobarde de mierda.    Hablé con él durante unos minutos más, no quería dejar de contarle sobre mi graduación de la universidad y sobre mi mejor amiga y su nueva hija, pero estaba consciente de que él debía estar muy cansado, y que necesitaba dormir. Además, yo también tenía muchas cosas que hacer, limpiar la casa y hacer la comida estaban de primero en la lista. No quería enojar a Devon.   —Te dejaré para que descanses —dije con una sonrisa triste, lo extrañaba tanto— No te pierdas de nuevo, realmente me asusta cuando lo haces.   —Está bien, trataré de ir a casa en navidad. Te amo pequeña.   —Yo también te amo...    Mis palabras quedaron interrumpidas cuando de pronto y sin previo aviso, sentí como alguien jalaba mi cabello desde atrás. Estaba en la cocina de mi casa, por lo que nadie extraño había sido, y no era tonta como para no darme cuenta de quién era, conocía perfectamente las manos de mi novio. Ya debía estar acostumbrada, sin embargo, solté un grito de sorpresa, sin colgar la llamada.   —¿Se puede saber a quién demonios le estas diciendo que lo amas, perra estúpida? —gritó en mi odio, con tanta ira que temí por mi vida.    Tiré el teléfono en el suelo asustada, no se suponía que él vendría si no hasta más tarde, cuatro horas más tarde para ser exactos. ¿Qué hacía aquí? ¿y porque tuvo que atraparme justamente cuando le decía que amaba a mi hermano? Devon odiaba cuando hablaba con él, decía que una un idiota que llenaba mi cabeza de cosas extrañas. Probablemente decía eso debido a que cada vez que terminaba de hablar con mi hermano, recordaba lo feliz que había sido con él y mi familia, y lo infeliz que era con mi novio.    Devon me dio la vuelta para que mirara su rostro, estaba rojo, tenía los ojos desorbitados y una mirada muy siniestra. A pesar de que ya había pasado por esto muchas veces, nunca dejaba de aterrarme su mirada, porque sabía que cuando perdía el control de esa forma era capaz de hacerme mucho daño, incluso de matarme.    Cuando me gritó de nuevo, gotas de su saliva golpearon mi rostro.   —¡Respóndeme!    Su agarre en mi cabello se intensificó, hasta poner mi cuero cabelludo en carne viva. Muchas veces me negaba a responderle porque era la manera más fácil de terminar con todo, pero había otras veces en que estaba demasiado enojada como para quedarme en silencio, veces como esta.   —¡Lo siento Devon! —le grité de vuelta— Estaba hablando con mi hermano mayor, me llamó esta mañana después de no saber de él durante meses.    Muy poco le importaban mis explicaciones a mi novio, él solo veía que lo que quería ver. La ira cegaba a las personas, él pensaba que mi hermano estaba en su contra, cuando Jett no sabía ni la cuarta parte de mi relación. Si no, ahora mismo estaría aquí, pateándole el trasero a mi novio por ponerme una mano encima. Pero no estaba aquí, y tenía que ingeniármelas solas, como lo había hecho desde hacía mucho tiempo.    El primero golpe llegó sin previo aviso, fuerte y rápido. Llevó su puño hacía atrás y de vuelta hasta mi rostro, haciéndome ver n***o durante varios segundos. Por el impacto, caí al suelo sentada, golpeando mi trasero en el acto. Llevé mis manos hasta mi cara para tratar de evaluar el daño, pero mi ojo dolía jodidamente demasiado, no quería dañarlo más.    Cuando miré a mi novio, él estaba mirándome furioso. Pasaba las manos por su cabello en un gesto de frustración, como si pegarme fuera lo más difícil del mundo. Yo sabía que no lo era, porque si no, dejaría de hacerlo, y en cambio, recibía golpes casi a diario. Por cualquier cosa, por algo tan estúpido como no contestarle a tiempo un mensaje de texto o una llamada, porque el pollo estaba demasiado salado, o porque planché una camisa diferente a la que me había pedido.    Estaba cansada de todo ello, tanto que a veces esperaba que me golpeara tan fuerte que me matara para acabar con todo. No, definitivamente no era un pensamiento saludable para una chica de veintitrés años, pero estaba demasiado hastiada de la vida que estaba llevando.   —Joder Kate, no quería golpearte, pero tú me haces hacerlo.    Si no fuera por el jodido dolor en mi ojo derecho, habría puesto los ojos en blanco. Siempre era mi culpa, siempre lo provocaba, con una mínima cosa. Me lo decía tantas veces, que ya había llegado a creérmelo, después de todo ¿por qué lo desobedecía? Era mucho más fácil seguir sus órdenes y mantenerme en la raya, él sería feliz de esa forma, y yo también. Pero estaba mi felicidad, y esa no la cambiaba por nadie.    Me levanté del suelo con lentitud mientras lo miraba enojada. Devon se quedó mirándome allí, con remordimiento en sus ojos. Ahora que la ira había pasado, solo quedaba la lastima.   —Lo siento cariño, pero tú siempre la jodes —murmuró con dulzura— te he dicho que no hables con tu hermano, solo es un imbécil que se cree invencible porque está en la guerra.    Sus palabras llamaron mi atención, porque me habían enojado. Mi hermano era lo más importante que tenía, y él no era ningún imbécil. Pero como siempre, guardé silencio y me di la vuelta para irme a mi habitación. Cuando terminara de arreglarme de nuevo y de curarme la herida en el ojo, podría hacer la comida y limpiar un poco. Si tenía suerte, para cuando llegara la noche, ya Devon no recordará nada.    Pero entonces, sus palabras me detuvieron.   —Ve y dúchate, mis padres quieren que almorcemos con ellos. Ponte bonita.     Me quedé inmóvil, el temor recorriendo cada parte de mi cuerpo. No ahora, no quería ir a la casa de sus padres. A la única persona que Devon le prestaba atención y obedecía era su padre, y eso solo era porque el viejo era rico y tenía toda su herencia a nombre de su único hijo. Odiaba ir a su casa, todos siempre estaban criticando mi carrera y como me vestía y hablaba.    Sin embargo, siempre terminaba yendo para no enojar a Devon, pero ahora era muy distinto. Acababa de golpearme, y sabía que un oscuro morado estaba comenzando a formarse en mi ojo derecho, que se extendería por mi pómulo. No podía ir a casa de sus padres de esa forma, y ni siquiera tenía maquillaje para tratar de ocultarlo. No es como si al padre de Devon le importara mucho verme así, el hombre probablemente felicitará a su hijo por darme una lección, esa era la razón del porqué no quería ir.   —No iré —murmuré con mi corazón latiendo muy fuerte—, puedes ir tu solo si quieres.    Mi novio no lo dejó pasar, él era el que tenía la última palabra o nadie. Me tomó del brazo con fuerza, la suficiente para dejarme un moratón también. Jodidamente genial, ahora tendría que ir con suéteres en pleno sol solo para que la gente no se diera cuenta de mis marcas.   —Vas a ducharte y te pondrás muy bonita para que mi padre vea que la perra que escogí como novia es presentable. No olvides que cuando nos casemos, pasarás a formar parte de mi familia también.    Algo en sus palabras me enojó, porque estaba jodidamente loco si pensaba que iba a casarme con él. Nunca habíamos hablado de matrimonio, y nunca quería hablarlo. Prefería pegarme un tiro antes de casarme con alguien como Devon, y tener una familia como la suya. ¿En qué estaba pensando? Probablemente él me mataría antes de que todo eso llegara a pasar.   —Te dije que no iré —dije muy enojada, me solté de su agarre y me di la vuelta para encararlo, lo que sabía que lo enojaba más— y no me casaré contigo tampoco, prefiero estar muerta.    Sus ojos se desorbitaron de nuevo, lo había enfurecido como el infierno. Pero ya no me importaba, que pasara lo que tenía que pasar. ¿Pensaba que iba a casarme con él y vivir este infierno toda la vida? Lo evitaría a toda costa, así tuviera que hacer que me matara antes. Cuando comencé a vivir con él nunca pensé que esto ocurriría, pero ya que estaba aquí, tenía que seguir.   —¡Eres una perra desagradecida!    En menos de un segundo, Devon me golpeó de nuevo. Esta vez no me tiró al suelo, lo que lo enojó mucho más. Tomó un puñado de mi cabello n***o y me pegó contra la pared de la cocina, sometiéndome al instante. Ni siquiera intenté luchar contra él, su fuerza superaba la mía en grandes cantidades, lo único que haría seria enfurecerlo más y lograr que me pegara más fuerte. En cambio, lo miré con lágrimas en mis ojos, mientras él llevaba la mano a mi cuello y me ahorcaba.    Sabía bien que no iba matarme de esta forma, demasiado rápido y poco doloroso para su gusto. Me dio la razón cuando me soltó dejando que cayera al suelo, donde rápidamente comenzó a golpearme. Primero con sus puños, golpeando mi cara y parte de mi pecho, haciéndome sangrar. Luego, se levantó y continuo con sus piernas, pateando mi estómago.    El dolor se hizo tan fuerte e intenso, que me entumeció el cuerpo. Comencé a ver borroso y dejé de sentir dolor, para no sentir nada en absoluto. ¿Cómo era posible que sus golpes no dolieran más? Probablemente ahora tuvieran más heridas que las que podía imaginar.   —¡Estás sola Kate, nadie está contigo ahora! —gritó mientras me golpeaba, pero sus palabras se escuchaban lejanas— Yo soy lo único que tienes, así que te casarás conmigo, te guste o no.    Con una última patada a mi abdomen ya maltratado, él se alejó. Me dejó en la cocina y salió de allí, segundos después, escuché el sonido de su auto alejándose. Nunca estuve más aliviada en mi vida, aliviada de que él decidiera irse, de que no me llevara a casa de sus padres porque ahora ni siquiera podía levantarme. Estaba dolorida y llorando, aunque no podía siquiera sentir las lágrimas.    Me acurruqué en el suelo, tan desesperada de la vida que apestaba. Odiaba lo que el destino había preparado para mí, odiaba el día en que conocí a Devon, y odiaba el día en que mis padres murieron y mi hermano se fue al ejército, el día en que todos decidieron dejarme sola.    Entonces fue cuando vi el celular, a dos pulgadas de mí.    Cuando miré más de cerca, me di cuenta de que la llamada seguía activa. Mi hermano no había colgado.    Lo tomé ignorando el dolor en mi cuerpo por moverme tan rápidamente. Cuando me lo puse en el oído con mucho cuidado de no lastimarme más, pude escuchar los gritos de Jett.   —¿Kate? —gritaba como un loco— ¡Pequeña estas allí!   —Jett —lloriqueé, tan avergonzada de que él hubiera escuchado como mi novio me golpeaba— lo siento.   —¿Pequeña? —preguntó con un hilo de voz— ¿estás bien? ¿ese hijo de perra te hizo daño?   —Estoy bien, demasiado acostumbrada a esto.    Mis palabras eran tristes y vacías, y sabía que había lastimado a mi hermano. Debí colgar el teléfono cuando Devon me sorprendió, no había razón para que el me tuviera que escuchar como mi novio me golpeaba, como abusaba de mí. Durante todo el tiempo que estuve con Devon, le oculté lo que mi novio me hacía para no preocuparlo, y porque tenía demasiado miedo de las represalias que Devon podría tomar. Pero ahora todo eso se iba a la mierda, él mismo me había escuchado.   —Joder ¡maldito infeliz! —gruñó mi hermano con rabia— ¡Voy a matarlo, pediré permiso e iré a matarlo con mis propias manos!   —Por favor —gemí cuando el dolor se hizo más intenso— no hagas nada.   —¡Como una mierda que no haré!    Mi cabeza palpitaba fuerte, y mi visión comenzó a ponerse borroso. Me había golpeado la cabeza un par de veces, así que eso debía ser, una contusión. Llevé mi mano libre hasta mi cabeza y pude sentir la sangre, ni siquiera pude alarmarme, no lo sentía.   —¿Kate? ¿éstas allí?    Preguntó mi hermano, pero no pude responderle, la oscuridad me tomó en ese momento.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Navidad con mi ex

read
8.9K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.6K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
51.7K
bc

Bajo acuerdo

read
9.6K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
168.3K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.1K
bc

Yo, no soy él

read
88.5K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook