“Voy saliendo de la empresa en New York, camino hacia una cafetería para comprarme un Capuchino, cuando estoy llegando una camioneta negra con los vidrios polarizados frena frente a mí y salen dos hombres y me agarran con fuerza, uno de ellos me pone un paño en la nariz con un olor desagradable y de a poco voy perdiendo el conocimiento.
Me duele mi cabeza, no puedo ver donde estoy, tengo tapados los ojos y estoy amarrada. Intento soltarme, pero no puedo y duelen mis muñecas al intentar quitarme las amarras.
Siento que una puerta se abre y que alguien avanza hacia mí, se detiene cerca y saca lo que me estaba obstaculizando la visión, me mira con una sonrisa malévola, creo que lo he visto, pero no sé, no recuerdo.
- Hola linda, ¿me recuerdas? –pregunta acercándose más.
- ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién eres tú? –pregunto al tipo.
- Enserio no me recuerdas preciosa, mmm… te hare un recordatorio para que te acuerdes de mi – dice acercándose a mi oído. – soy el guapote que se te acerco en el bar hace una semana y rechazaste. ¿Me recuerdas?
- ¿Por qué me tienes aquí amarrada? Suéltame por favor. – ruego asustado.
- Te tengo aquí porque te portaste muy mal conmigo aquel día y yo te dije que no lo hicieras porque te ibas a arrepentir preciosa. –me observa con una mirada diabólica. – además que andabas muy preguntona aquel día, ¿no lo recuerdas? ¿por quién era que preguntabas?, ya lo recuerdo por el Demonio ¿no?
- S-Siii estuve preguntando por él. – digo nerviosa.
- Pues él te vendrá a ver en unos días, por supuesto si te portas bien querida. – dice nuevamente acercándose, dándome un piquito antes de irse.”
Despierto agitada y toda mojada por el sudor gracias a la pesadilla. Me destapo para ir al baño, al llegar me veo en el espejo mientras que me mojo la cara para tranquilizarme, ya más calmada me desvisto y me baño. Salgo de la ducha y me voy a vestir y a maquillar.
Ya vestida, voy a despertar a mi hermano y después a preparar el desayuno y desayunar juntos para ir a nuestra rutina diaria.
Así paso todo lo que quedaba de semana, hoy ya era sábado por lo cual no me tocaba trabajar, así que nos levantamos tarde con Dylan.
Ya era casi medio día, fui a ver a Dylan que estaba en su habitación viendo caricaturas. – Dylan vamos a almorzar afuera, hoy no tengo ganas de cocinar – digo desde la puerta – y después de almorzar podemos ir a visitar los lugares que nos faltan conocer de la ciudad e ir de compras.
- Bueno, porque yo también estoy aburrido, quiero salir un rato –dice feliz, saliéndose de su cama – me baño y visto para que nos vayamos. – va hacia el baño.
- Bueno, yo también me voy a ir alistar, nos vemos abajo. – le digo, para después irme a mi habitación y meterme a la ducha.
Ya bañada, voy a buscar que ponerme y elijo un vestido color turquesa, junto con par de zapatillas blancas con una mochila pequeña blanca. Me visto y bajo a donde Dylan ya me estaba esperando.
- Por fin, ya pensaba que te habías arrepentido.
- Hay disculpa señor apurón. – digo riéndome y abrazándolo.
- Ya vamos. – dice poniendo los ojos en blanco y abriendo la puerta para salir.
Nos subimos al auto y nos vamos primero a comer a un restaurant que no conocía y después a conocer diferentes lugares que no conocíamos, hasta que se hizo de noche y regresamos a casa agotados. Nos fuimos directo a dormir.
Al día siguiente fue lo mismo, así que nuestro fin de semana fue muy entretenido, lo disfrutamos como hace mucho tiempo no lo hacíamos.