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When we were us

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Blurb

Daniel muy a su pesar, regresa al pueblo donde creció. Su peor miedo en un principio era enfrentar a Elio quien fue su mejor amigo. Su pesadilla se vuelve realidad cuando al llegar, su madre le cuenta que se hospedaran en la casa de este. En un intento de escapar, la primera noche va a una discoteca, donde se emborracha y es ayudado por un amable chico. Al dia siguiente comienza a hablar por mensaje con su salvador, sin saber que realmente estaba hablamdo con su "ex" mejor amigo.

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Capitulo 1
POV DANIEL  -Quita esa cara.- dijo mi madre tocado mi rostro.- Antes te gustaba vivir aquí. -Pasado.- dije cortante.- Pudiste elegir un lugar mejor para vivir, y te recuerdo que nos mudamos para progresar, ahora estamos retrocediendo. Ella soltó una carcajada que me hizo enojar un poco más.  Me alejé de ella lo más que pude, quedando prácticamente pegado a la ventana del auto. Ya reconocía ese lugar, era la entrada del pueblo.  -Daniel.- suspiró.- el que decidió eso fue el imbécil de tu padre, además te recuerdo que tu elegiste vivir conmigo. Bufé y la miré con el ceño fruncido. -Si te escogí debiste pensar en mi. - No entiendo porque tanto rencor a este lugar, aquí te criaste y tienes amigos. - No tengo amigos. -Los tienes ¿Qué hay de Clara y Tomás? -Nunca fuimos tan cercanos, además desde que nos mudamos no los vi más. -Solo pasaron tres años. -Suficiente para perder amistades superficiales. -Bueno ¿Qué hay de Elio? ¿No era tu mejor amigo?. -Ni lo nombres. Sentí una incomodidad en todo el cuerpo. ¿Por qué tenía que nombrarlo?  Todo los días anteriores había evitado pensar en el y justo llegando ella tenía que derrumbar todos mis esfuerzos. -No creo que su pelea haya sido tan fuerte como para no recuperar su amistad ahora que regresaste. -Eso no sucederá y de verdad espero no cruzarme con el. -Eso será difícil.- soltó una risita. Tomé aire e intenté no contestarle más. Apreté los puños en mis muslos. Aunque no me gustaba, me concentré en el afuera, en todos esos lugares tan conocidos para mi. Esos que guardaban recuerdos tras recuerdos. Lo peor era que la mayoría era con mis padres felizmente casados y con mi "mejor amigo" Elio; lo que ya no existía. Mis padres ya no eran felices, ya no estaban casados y Elio ya no tenía ninguna relación conmigo. Llegamos a nuestra calle, y vi nuestra antigua casa, pero no nos detuvimos. -¿Por qué pasamos de largo? -Cariño, esa casa ya no nos pertenece. -¿Entonces donde viviremos?. Fue su turno se mirar por la ventanilla y dejar de verme. Había algo malo. Lo presencia. -Mamá, ¿Dónde nos quedaremos?  Ella no respondió, por lo que decidí inclinarme hacía adelante y me dirigí al hombre que conducía. -¿Dónde le dijo que se detuviera?.- le pregunté. - No molestes al señor.- mamá tiró de mi camiseta hacía atrás. -Entonces dime. Se giró un poco y me tomó las manos. Cuando hacía eso, usualmente me decía algo que no le gustaría, algo difícil o triste. Mentalmente rogué que no sea triste. - No tenemos casa aquí.- soltó. -¿Vamos al hotel del pueblo? Negó con la cabeza.- A una casa que no es nuestra. -¿Qué? - Nos quedaremos allí hasta que consiga el dinero para comprar una casa. -¿Dónde nos quedaremos?.- repetí. El auto se detuvo y abrí grandes los ojos al ver donde estábamos. - No puedes hacer esto..- dije casi sin aire. -Los Lautner son muy buena gente y tienen habitaciones extras. Mamá soltó mis manos y se bajó del auto. No sabía como reaccionar. ¿Realmente me estaba haciendo eso?. Le di un golpe al asiento y cerré fuerte mis ojos. ¿Cómo sería posible evitarlo si mamá me trajo a vivir en la cada de ELIO LAUTNER? -¡Daniel tanto tiempo!.- escuché detrás de mi, junto a unos golpes suaves al vidrio. Conocía esa voz; el señor Martín Lautner.  Tragué saliva y me llené de fuerzas. Levanté la cabeza, me giré para mirarlo. Le sonreí con falsedad. -Hola señor Martín.- abrí la puerta y salí. -¡Estás muy grande!.- exclamó y me ofreció su mano. Tuve que tomarla, pero me alejé un poco al sentir su aliento. ¡Olía mal! -Usted sigue joven como siempre. -Para nada chico, ya estoy grande.- soltó mi mano y fue hasta la parte trasera del auto para sacar las maletas. -Ayuda a Martín, Daniel.- le escuché decir a mamá. No quise mirarla porque sabía que no podría evitar decirle muchas verdades. También ayude a bajar las maletas. - El camión de mudanza llegó está mañana.- dijo el señor Martín. -Ay Martín ¡Qué pena! Ellos dijeron que vendrían mañana!.- exclamó mamá algo exagerada. - No te preocupes, Elio estaba aquí y me ayudó a meter todo. El cuerpo me tembló al oir su nombre. -¿Dónde está el?.- preguntó la entrometida de mi madre.- Quiero agradecerle. La miré y creo que mi expresión le dijo que se callara. -Fue al trabajo.- le respondió.- Regresa casi a media noche. -¿Trabaja?. -Hace poco comenzó, en el restaurante del centro. -Pronto se hará de noche.- dije rápido.- Metamos todo ahora. -Claro.- dijo el señor.- Vengan. Entramos a la casa, directamente a la sala.  Mis ojos fueron al sillón que estaba frente de una smartv. Mi mente me llevó a las tardes que pasé viendo tele con Elio alli, lo único que había cambiado era la pantalla. Esos días era una pequeña. -Hola.- escuché la voz de una chica. Claramente era Sora. Ella bajaba por las escaleras, y sonrió al vernos. Definitivamente los años habían echo de ella una chica muy bella. Tenía el cabello castaño largo hasta la cintura, unas curvas pronunciadas, piel blanca y era un poco más baja que yo, pude comprobarlo cuando se paró frente de mi. -Tanto tiempo Daniel.- ofreció su mano. - Es bueno verte, Sora.- correspondí a su mano. -Sora lleva a Daniel a la habitación, para que se acomode, yo me encargo de María. Al parecer mamá estuvo de acuerdo porque siguió al señor Martín hasta donde recuerdo era la cocina. -Ven.- me hizo señas con la cabeza para que la sugiera al piso de arriba. El silencio era incómodo. Llegamos al pasillo rodeado de varias puertas. Sabia donde me llevaría... era imposible tener algo de suerte en ese puto día. -Compartiras habitación con Elio.- dijo. Ya lo presentía y aún así, sus palabras me hicieron doler el estómago. -Te prestara mi habitación y vendría yo a dormir aquí con Elio, pero tengo muchas pijamadas con mis amigas. Le sonreí forzosamente. - No te preocupes. -Dejaré que te acomodes.- abrió la puerta y se hizo a un lado. -Gracias.- entré -Por cierto..- la escuché decir.- Te hiciste más guapo que antes, Daniel. Cerró la puerta y no tuve tiempo de hacerme dramas por sus palabras. Tenía mucho frente de mi como para preocuparme. Me encontraba en la habitación de Elio. Sus paredes seguían siendo azules, al igual que su alfombra que deduje era nueva. El lugar estaba dividido por dos armarios. Del lado izquierdo estaba lleno de pósters de cantantes, los cuales Elio amaba, se encontraba su cama, un escrito y una PC.  El lado derecho estaba mi cama, y un escritorio. Por lo menos existían esos armarios que me impediría verlo. Fui hacia mi lado, dejé las maletas al lado de la cama y me lancé en ella. ¿Qué debía hacer? ¿Escaparme?No tenía donde ir ¿Ir a vivir con mi padre y su nueva esposa? No.. porque a pesar de caerme bien, estaba embarazada y no me sentía preparado para estar de niñero. Tomé mi celular y le mandé un mensaje a quien podría aconsejarme. Daniel: Acabo de llegar y ya quiero irme :( Javi: ¿Por que? Xd Daniel: ¿Puedes creer que mamá me trajo a vivir en casa de unos conocidos? Javi: ¿Y qué tiene de malo eso? Daniel: Es la casa del que era mi amigo, del que te conté que me pelee! Encima compartiré habitación con el. Javi: Jajaja oportunidad perfecta para recuperar amistad. Pero ojo! Recuerda que yo soy tu mejor amigo ahora ♡ Daniel: Vete a la mierda. Necesito que me aconsejes ¿Qué hago? Javi: Pues acostumbrarte, que tu estancia sea pacífica. Daniel: No quiero quedarme. Javi: Puedes buscar un trabajo y conseguir otro lugar para estar. Daniel: Si.. quizás lo haga, pero para ayudar a mamá a pagar la casa que quiere comprar. Gracias Javi, luego hablamos. Dejé el celular al costado de la almohada y me puse a acomodar la ropa de las maletas en el armario, lo hice sin cuidado y como pude; no era muy ordenado en esas cosas. Miré la hora cuando termine y ya eran las nueve de la noche. ¿Tan rápido había pasado el tiempo? Me estremecí al saber que faltaba menos para que el regresara. Menos para que nos miremos a la cara y hasta quizás para discutir. No quería. No quería enfrentarme a el y mucho menos traer al presente cosas del pasado. Debía salir esa noche, aún no están preparado para verlo. No me había metalizado para vivir en su casa, es más me había echo a la idea de llegar al pueblo y evitarlo todo lo posible. Me sentí enojado con mamá.  Busqué ropa para salir y me la puse. Aún recordaba donde estaban los lugares para tomar alcohol, aunque nunca había entrado a uno del pueblo. Bueno si, meses antes de mudarme, fui con Elio pero éramos muy chicos y no nos dejaron entrar. -Basta de pensar en ese imbécil.- susurré en voz alta. En voz alta para que me lo crea y lo haga. Alguien tocó la puerta y salté en mi lugar. ¿Y si era Elio? No, el no tocaría la puerta de su propio cuarto. -¿Si? -Daniel.- era mamá.- Baja a cenar. -Voy.- dije. Esperé que ella se fuera y recién salí. Aún estaba enojado por lo que hizo, no quería tener oportunidad de hablar con ella. Fui al comedor donde estaba mamá, Sora y el señor Martín esperándome para cenar. Me senté al lado de mamá y todos comenzaron a comer. -¿No viene a comer la señora Laura?.- pregunté ya que se me hizo extraño no verla allí. Mamá miró hacía abajo, Sora se mordió el labio intentando no reír y el señor Martín aclaró su garganta. -Ella ya no vive aquí.- dijo antes de continuar comiendo, como si no quisiera que siga preguntando. -Se largó con otro hombre hace unos años.- dijo Sora. Como si no le importará. -Sora.- regañó su padre. -Solo dije la verdad sobre mi mamá, y seguramente se iba a enterar en cualquier momento. -Perdon, no quise... - No te disculpes.- Sora me guiñó el ojo. Mamá de apresuró a hablar. -¿Vas a salir?.- miró mi ropa. -Si. -¿A donde vas?. -Por ahí.- me encogí de hombros. Mamá sabía que estaba enojado y no siguió preguntando. Y cuando pensé que podría terminar de comer tranquilo, sentí algo en mi pierna. El pie de Sora. Subió por mi pierna derecha hasta llegar a mi muslo. La miré y ella mordió su labio inferior antes de seguir comiendo. Quiso adentrarse a mi entrepierna, pero no la dejé. Me puse de pie. - Gracias por la comida.- tomé el plato y lo dejé en el lavaplatos. Otro día lavaria yo, pero esa noche debía salir de allí. -Me voy. -¿A qué hora regresarás?.- preguntó mamá. -No se. -Toma.- el señor Martín se puso de pie y me entregó un juego de llaves.- Son de la puerta principal, y le encargaré a Elio que no le ponga seguro a su puerta. -Gracias.- dije rápidamente y salí de la casa. El aire fresco de la noche chocó mi rostro que ya estába caliente. Fue un alivio. Caminé por la calle casi desierta y unos kilómetros más allá, me encontré con el centro de la ciudad, el cual estaba recurrido por mucha gente. No era de extrañar, los fines de semana siempre solían ser así. Había muchos restaurantes, por lo que no supe donde trabajaba Elio. La última vez que estuve allí, solo había uno, y pensé que era ese. Debía meterme rápido en algún lugar si no me lo quería encontrar. Vi un bar, quizás el único del lugar por lo que decidí entrar. Como era de esperar nadie me pidió identificación, físicamente parecía alguien mayor de edad, a pesar de faltarme un año.  -Buenas noches ¿Qué desea tomar?.- preguntó el barman. -Una cerveza por favor. -Bien. Se giró y del refrigerador sacó una botella, la abrió y junto con un vaso la puso frente de mi. -Que la disfrute. No dio tiempo a que le diera las gracias porque tenía otros clientes. Llené el vaso y lo tomé en unos cuantos tragos; necesitaba algo que calmara mis nervios. -¿Daniel?.- escuché a alguien que se sentó a mi lado. Una chica. - Hola Clara.- le sonreí. -¿Cómo estás?.- levantó sus brazos y me rodeó del cuello, estoy seguro de que se puso de puntitas de pie. - Bien y tu?.- apoyé mis manos en su espalda unos segundos y nos separamos. Aún así nuestras manos quedaron agarradas. -Bien. ¡Qué sorpresa verte aquí! Dios, estas muy alto. ¿Cuando llegaste?. -Hace unas horas... -¿Qué haces Clara?.- un hombre la abrazó desde atrás y tiró de ella hasta que me soltó. -Oye..- quise decir pero lo reconocí. Nos miramos asombrados y fue su turno de sonreír. -¿Qué haces aquí amigo?. Soltó a Clara y me dio un abrazo. -Ahora tomando una cerveza.- le dije a Tomás. - Te acompañamos.- dijo y se sentó al lado de Clara. -¿Viniste de visita?.- preguntó ella, mientras Tomás ordenaba lo que iban a tomar. -No..- dije incómodo.- En realidad nos mudamos otra vez aquí. -¡Woao! Eso es una sorpresa, creí que no te volveríamos a ver por aquí. Ya sabes.. te fuiste a la ciudad y dicen que las personas cambian allí. Reí un poco. -Para nada, estoy encantado de regresar.- mentí. -Elio no nos contó que regresarías.- dijo Tomás uniéndose a la conversación. Sentí otro nudo en la garganta. -Emmm.. creo que tampoco lo sabe.- respondí. -¿Viniste de sorpresa?.- preguntó Clara. -No, simplemente no he tenido contacto con el. Supe que querían preguntar más, pero me puse de pie y le pedí otra cerveza al barman. -Pero aún no terminaste esa.. -Eso lo arreglo rápido.- metí la botella en mi boca y con esfuerzo me la terminé. -¡Eso fue genial!.- rió Tomás.- Te hiciste muy buen tomador.   -Si algo asi.- dije e intente ignorar las nauseas que me llegaron. Cogi la otra botella y esa vez opte por usar el vaso. -¿Ustedes como estan?.- les pregunte.- ¿Siguen estudiando? -Si,estamos en la universidad, estudiando contabilidad. -Me alegro por ustedes.- dije.- Yo recien el año que entra ire a la universidad. -Si recuerdo que repetiste un año en primaria, vas atrasado.- rio Clara. Puse los ojos en blanco.- Eso fue por el accidente que tuve. -Que tuvieron, Elio tambien es repitente. ¿Podia dejar de nombrarlo? -Cuentenme que mas hacen.- dije cambiando de tema. -Pues no mucho, estamos de novios.-Conto Tomas. -Lo suponia, la tensión s****l que hubo siempre entre ustedes era insoportable. Ambos rieron. -A decir verdad nos costo sincerarnos.- hablo el.- Es mas, ella salio un año entero con Elio. Otra vez diciendo su nombre. -¿Si? pense que el jamas tendria el valor de confesarse. -En realidad fui yo quien le pidió andar.- explico ella. -Hablando de Elio, creo que sale de trabajar temprano y vendra. Mierda, mierda, mierda. Pense. No pod ser posible. Me puse de pie y saque mi billetera para pagar. -¿Ya te vas?. -Si, tengo otro compromiso.- menti. -Que lastima, igual podemos quedar otro dia. -Claro.- el barman vino y le di el dinero. -Dame tu numero y quedamos.- dijo Clara. -Si.- saque el celular del bolsillo y se lo tendí, mientras recibí el vuelto. Clara me lo entrego y me despedí de ellos. Salí rápido y mire por todos lados, asegurándome de no encontrarlo. Aunque no sabia si el había cambiado. Yo por ejemplo lo hice, antes era de baja estatura, tenia unos kilos de mas y el cabello n***o. ¿Elio habrá cambiado? ¿Qué hago pensando en ese idiota? Camine una calle mas en busca de un lugar para quedarme, pues no quería regresar temprano a casa. Lo primero que vi fue una discoteca, en la cual había gente haciendo fila. Y solo porque me pareció atractivo el cartel, también hice la fila. -Es una fiesta de antifaz, sin uno no puedes entrar.- me dijo el guardia cuando llego mi turno. -Pues véndeme uno.- me encogí de hombros. El odioso hombre me dio el antifaz mas feo que tenia y me dejo entrar. La luces eran rojas, la música fuerte y las personas ya se encontraban bailando.  Fui a la barra de bebidas y compre otra cerveza, luego me adentre a la pista y comencé  a bailar. Si, bailar solo ya era un costumbre que tenia. En la ciudad hacia eso y siempre los demás se acercaban, así conseguí muchos amigos y entre ellos Javi. No tardaron en acercarse. -¡Que bien bailas!.- exclamo una chica. -¿Podemos bailar contigo?.- pregunto la otra chica. -Claro.- dije tomando las manos de ambas y comencé a bailar con ellas. Compramos entre los tres mas cervezas, nos pegamos a bailar, nos tocamos y hasta hubo algunos besos. Y al final no nos vimos los rostros, ninguno de los tres se quito el antifaz. En un momento no sabia que hora era y no quería saberlo. El lugar se lleno a un mas, y era difícil moverse entre la multitud. Por ello, no se que hora eran cuando perdí a las chicas y baile con otras, muchas mas. Tenia una botella de cerveza en la mano y sonaba música electrónica, comencé a saltar junto a las demás personas. Subí y baje muchas veces, pero en una de esas perdí el equilibrio y cai en el piso.  -¿Estas bien?.- alguien me ayudo a levantar, y cuando apoye el pie, sentí un fuerte dolor. -Me torsi el pie.- grite a su oído. Y me apoye en su hombro. Era un chico, un poco mas alto que yo. Cabello n***o y piel blanca, muy blanca. Me saco de la multitud e hizo que me siente al costado del baño de mujeres. -¿Con quien viniste? puedo buscarlos. -Vine solo.- rei. Mierda, estaba borracho. -¿Como se te ocurre venir solo a una discoteca?.- dijo y se sento a mi lado. En ese lugar la música no se escuchaba tan fuerte y los baños no eran tan recurridos. Seguramente todos evitaban ir, el olor era insoportable. -No tengo con quien venir.- lo mire y sonreí. -¿Eres nuevo aquí?. -Mas o menos.- me encogí de hombros.- Conozco a algunos, pero todos son unos raros de mierda. El chico rio.- ¿ Raros ? -Esta mi madre, una imbécil que jamás pide mi opinión. Esta el señor Martin que tiene olor a caca en la boca, Sora que desde un inicio se me insinuó, quería tocar mi pene debajo de la mesa. Después están Clara y Tomas que se las dan de universitarios y me parecen dos estúpidos toxicos.  -Tu...- dijo sorprendido.-¿Eres Daniel? Solte una carcajada.- Ahora falta que me digas que eres el traidor de Elio.

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