Capítulo 4

1273 Words
Desperté muy bien esta mañana y no es por nada, me siento bien al saber que las cosas con mi chica se solucionaron, aunque todavía siento recelo por el golpe que me dio en el auto, y es que mi madre siempre me ha aconsejado que no permita ningún tipo de violencia hacía mí y mucho menos me permita lastimar a mi pareja. No quiero preocupar a mi madre con esa escena por lo que prefiero reservármelo para mí, no creo que ella lo vuelva a hacer y no es necesario que se lo diga, el morado desapareció en su totalidad y nadie ha preguntado su origen ya que en los entrenamientos es normal que sucedan algunos golpes y dejen como secuelas rayos o morados. Hoy es día de entrenamiento, mañana será descanso, todos debemos estar listos para el primer partido de la temporada, si bien es cierto, faltan algunas semanas no es pretexto para ponerme de flojo. — Baby, te amo. Trina sigue durmiendo por lo que salgo de la habitación, paso a la cocina por mi batido mañanero y salir hacía el entrenamiento, esa es mi rutina por las mañanas, voy al gimnasio cuando no tengo entrenamiento para no desgastarme físicamente. — Señor debo salir unos instantes, el almuerzo estará listo a la misma hora de siempre. — Muy bien, vaya con cuidado Estoy por salir de la casa cuando Trina baja de la segunda planta. — ¿Dónde estás? Señala la cocina haciendo referencia a Aida. — Tuvo que salir. La idea no la agrada mucho, pero en asuntos personales no suelo intervenir tanto ella como nosotros tenemos los mismos derechos. — ¿A qué hora regresas? — No lo sé pero te aviso ¿bien? — Ok, iré a visitar a mamá, me avisas cuando estás por regresar. Salgo rumbo al entrenamiento y allí está mi mejor amigo Brian esperándome con una chica, su nueva conquista eso parece. –¿Solo otra vez hermano? — Así es Brian, ya sabes, Trina me espera en casa. un grupo de chicas entran, trabajan en el club, todas en diferentes áreas, una en particular llama mi atención y es que parece ser la misma chica amargada del bar. — Esther espérame... le dice la chica... — Nos vemos en la salida ¿te parece? Brian le da un beso y responde animoso. — Claro hermosa, estaré esperándote. Siento pena por la chica, estoy seguro que Brian no durará mucho con ella y buscará otra con quién divertirse en unas semanas. — ¿Es hermosa no? — Lo es, pero ¿vas en serio con ella o solo te diviertes? Brian se ríe en mi cara cómo si fuera un gran chiste. — Esta vez voy en serio hermano, ella me encanta ¿Y tú que tal? — Nada fuera en lo común, todo está bien. Nos dirigimos hacía la cancha con los demás muchachos, nos dan una charla antes de comenzar con los ejercicios — Viste a la chica, eh? — ¿Cuál Esther? Dije — Sí esa misma, es la mejor amiga de Joseline, ¿es guapa no? — No sé a qué te refieres con eso, pero sí, es hermosa. Admitir una verdad no está mal, pero si me traerá problemas si Trina se entera que lo dije, no es por ser grosera, pero Trina es muy celosa. — ¿ Aún crees que Trina es la indicada? Eso no lo sé, desde aquel golpe ya las cosas no son iguales, me siento más distante de ella, algo se rompió entre nosotros e intento descifrarlo. — Sabes lo que pienso amigo, no lo sé, ella es muy extraña. No es que sea extraña sino es que ella no le gusta relacionarse con las chicas, siempre se la pasa con Stef y si grupito. — Hay hermano ya lo sé, pero siempre a sido así y lo sabes. Por suerte somos interrumpidos por el entrenador, nos ponen con un calentamiento para iniciar. Brian no me quita la mirada, siento extraño porque es como si supiese algo de lo que yo aún no tengo conocimiento y me aterra pensar que sea así. La inquietud no sale de mi cabeza, pero tampoco quiero verme como desesperado o preocupado, no quiero dar la pinta que algo está fallando entre Trina y yo. — Sí quieres saber solo pregunta hermano. No respondo a ello, pero es mejor que averigüe qué está sucediendo a mis espaldas y tiene que ser pronto, antes que todos me vean la vara de idiota. — Estás loco Brian. — Puede ser hermano. El entrenador pide que le demos 10 vueltas a la cancha y comenzamos a correr, Brian no deja de reírse y yo me estoy enojado, mi temor más grande es que me estén engañando y ser el último en saberlo. Pasado las 4 de la tarde terminamos el entrenamiento, Brian sale a la espera de Joseline y ella viene con la tal Esther, puedo notar una cierta cojera en su caminar que me llama la atención. — Hasta mañana chicos Se despide Esther, no le quito la mirada no porque me guste si no por lo que veo en ella. — Tuvo en accidente Josafat, su madre falleció, ella también casi pierde la vida, es un milagro que esté viva y que camine. — Que pena por ella, debió ser muy difícil. — Lo fue, aún de vez en cuando asistente a terapias por alguna molestia o alguna sensación extraña que sienta. Si es cierto lo que ella dice es muy valiente Esther por enfrentarse a la vida y salir adelante, no sé si exista alguien que lo enfrente de la misma manera. — A Josafat le hizo hermosa Esther. — ¿A quién? Pregunta Trina — ¿Viendo mujeres Josafa? Miré a Brian con ganas de asesinarlo por su estúpido comentario. — Estaba molestandon Josafat, solo eso. — ¿ Quién es Esther? — Trina no es nada, molestaba a Josafat, usted es la menos indicada para reprochar ¿no crees? Yo siento que he perdido la noción. — ¿De qué hablas Bria? — No le hagas caso babe, él sabe que lo detesto y solo lo hace por molestar. — Sí cómo no Le esconde Brian soltando una risa falsa. Ese comentario quedó grabado en mi cerebro, necesito saber que es lo que está pasando, me siento engañado y usado la misma vez. — Vamos babe, ignoralo, ya sabemos lo que es Brian. Me despido de él y sé que nota mi malestar no por lo que dijo de Esther si no por decir verdades a medias que involucran mi bienestar. — Babe, yo espero que no estés viendo mujeres, no quiero darme cuenta que me engañas. — Trina, no tengo tiempo para estar jugando de listo, para esa gracia estoy solo, si quiero jugar mejor estoy solo y no me estoy atormentando con una mujer. — ¿ Te atormento? — Sí, con esos comentarios lo único que haces es enfadarme ¿Qué es que andas es eso? ¿Temes que haga lo mismo? No responde nada pero es más que evidente la situación, otra vez esos celos absurdos y sin fundamento. — Babe jamás podría hacerte daño, es solo que miro tan fea y esas chicas tienen muy buen cuerpo. — Eso no es motivo para que me molestes ¿ que clase de hombre soy para ti? — No quise decir eso bebé perdóname. La discusión queda ahí, estoy molesto y dudoso de Trina, tengo la sensación que me miente y me da miedo descubrir que lo que presiento es cierto, no quiero enfrentar ese dolor.
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