Capítulo 3

1533 Words
Esther Brown Soy Esther, curso el tercer año de universidad, estudio Marketing y trabajo en el área de publicidad en uno de los clubes más importantes en el país, nos gusta mucho el deporte, pero me ayudará a adquirir experiencia y despeñarme hasta lograr obtener el trabajo que quiero. Físicamente no estoy mal y no es por nada, soy trigueña, cabello rizado color n***o y de ojos claros, tengo un cuerpo bien proporcionado gracias a los genes de mamá. Soy hija de Eduardo Browm, uno de los fisioterapeutas conocidos en la capital josefina (San José, Costa Rica) mi padre es estaunidense y mi madre tica, si amor fue primera vista según ella lo describía, se conocieron en una convención porque tanto madre como mi padre estudiaron y formaron una carrera como terapeutas. Mi padre no ocultó cuanta impresión causó madre en él y tampoco dudó en hablarle, pedir el número de teléfono y en decir lo mucho que le había gustado Salieron por dos años y se casaron aquí en Costa Rica, muy poco viajamos a Pensilvania a visitar a los abuelos, mi padre desde que mamá murió se ha dedicado a trabajar y trabajar. Yo no obtuve el gusto por la medicina, no lo heredé, pero si el sentimiento de querer ayudar a los demás de formas distintas, estudio comercio exterior y trabajo en el área de mercadeo en uno de los clubes más importantes de mi país, no soy aficionado al fútbol por si se lo preguntan, sin embargo, me ayudará a obtener experiencia para futuros empleos. Mi madre lamentablemente falleció hace dos años en un accidente automovilístico, yo iba con ella el día del accidente y quedé muy grave, me debatía entre la vida y la muerte, recordar ese evento lastima mucho mi corazón al no despedirme de ella o darle tan solo decirle lo mucho que la amaba y la amo. Duré un aproximado de tres meses en el hospital y mi padre me ayudó con las terapias, no tenía posibilidades de volver a caminar, pero hoy aunque no logro correr puedo desplazarme sin ayuda de algún artefacto para caminar. — ¿Cómo te fue hija? Pregunta papá, sabe que el fútbol no es lo mío y es irónico trabajar para un equipo deportivo, es lo que hay supongo yo. — Estuvo mejor que la celebración por el gane del campeonato papá. No saco de mi cabeza a uno de los jugadores, me encanta, pero tiene una novia narcisista que no mira más allá de la billetera de Josafat. — En el micro está la cena. — Gracias papá, no sé qué sería mi vida sin ti. — ¿Qué pasó en la fiesta? Tan solo de recordar me da flojera, quería bailar con Josafar, pero él no movió el trasero se silla y me quedé toda la noche sentada bebiendo para no aburrirme mientras mis amigas la pasaban bien. — Sabes que no ne gusta visitar esos sitios papá, además que es no tuve opción que aceptar. — Eso verdad hija, pero que salgas de vez en cuando también es bueno para ti. Sé que tiene razón, me la paso entre libros y no soy de andar en la calle, pero no quiero decirle que fue lo que realmente pasó en la fiesta. No lograba dejar de mirar a Josafat, me gusta desde hace algún tiempo, pero soy una chica muy retraída y ando siempre en una cueva personal, creo que lo soy después del accidente y me es difícil socializar con las demás perdonas. Por otro lado, Josafat es el típico hombre inalcanzable, deseado por muchas mujeres, su cuerpo parece estar tallado por ángeles y su rostro y su mirada intensa hace que recorra juego por el cuerpo, sé que para él no existo en sí radar pero en el mío sí, solo puedo con conformarme con mirarlo y desearlo desde lejos. — Sé que tienes razón papá, pero estoy rodeada de muchas personas en mi trabajo y prefiero tener tiempo para mí, hacer las cosas que quiero y sentirme cómoda conmigo misma. — Muy bien tesoro, lo único que quiero es que salgas más con tus amigas, que disfrutes tu juventud y no que estés encerrada aquí conmigo. — Papá Me duele que piense así, sé que para él creer en el amor otro vez es imposible, he intentado que salga con chicas pero las termina rechazando sin tener la oportunidad de conocerlas. — Ya no diré nada hija. Me encargo de acomodar la cocina, lavar los platos de la cena y lavar mi uniforme de trabajo así como el de mi papá, tenemos empleada para los oficios domésticos, pero de la ropa y de nuestras habitaciones los encargamos nosotros por obvias razones. — Me iré a descansar hija, buenas noches, descansa, te quiero. — Buenas noches papá, te quiero también, descansa. Me quedo un poco tarde terminando un trabajo de la universidad para mañana, recibo la llamada de mi mejor amiga Joseline, me cuentas las últimas novedades y parece que Josafat a terminado con su novia lo que me emociona, no es por mala onda, pero se nota que llama no lo quiere y todos dicen lo mismo. — Mañana veré si es cierto. Joseline es muy malvada, esta saliendo con Brian y es seguro que él le dará una respuesta. — Está bien amiga, trata de no ser muy obvia por favor. — Tranquila que yo sé como hacer mi trabajo. Puedo reírme de sus locuras con facilidad, siempre ha sido así desde que nos conocemos, nuestra amistad fue instantánea como si estuvimos diseñadas a hacerlo. Ella trabaja conmigo en el club deportivo y nos conocimos cuando entré trabajar allí, tan pronto como me vio llegar no dudó en saludarme y presentarse, no hubo quien pudiera separarnos y así es hasta el día de hoy. — Muy bien, muy bien amiga, sé que sabes como hacer tu trabajo. — Te dejo porque voy a hacer mi trabajo de una vez. Respondo con un "jummm" no puedo entender cómo es posible que me diga esas cosas y por teléfono, vergüenza no tiene al parecer. — Anda, anda, cuídate por favor. Cuelga la llamada y yo sigo con el trabajo de la universidad, aveces suelo maquinarme como me verían siendo novia de Josafat y estar en la posición de la talnTrina, no sé si solo yo hago tremenda estupidez, pero fantaseo con él todo el tiempo. — ¿ Falta mucho? — No papá ya terminé por suerte. Debo ir la universidad por la noche después del trabajo y eso me desgast pero me queda solo un año y medio de universidad para graduarme. — Muy bien hija eso me gusta, no quiero que te andes desvelando a estas horas — Lo sé papá no te preocupes ya me iré a dormir, ve a descansar. La vida sin mamá se a tornado muy difícil, pero creo que lo a sido más para papá, por más que él quiera disimularlo se que llora su ausencia. — Muy bien hija. Lo que más llora es que mamá estaba en estado de gestación cuando murió, ninguno sabía que estaba embarazada, tenía pocas semanas. Cuando desperté de mi estado no tenía la noción del tiempo, preguntaba por mamá y al ver que no obtenía respuesta lo obvio comenzó a dolerme, ella había muerto. Tuvieron que ponerme calmantes, esa idea no la soportaba, pero ver a mi papá llorar desconsolado y decirme que yo era la única persona que lo mantenía con vida tomé la decisión de ser una buena hija y no darle dolores de cabeza. Poco a poco él me fue diciendo lo que había pasado durante los días que estuve inconsciente, la recuperación fue dolorosa, pero no más que las terapias, yo lloraba de dolor y papá de verme llorar, pero su perseverancia me tiene hoy caminando. Pensar en lo que hemos pasado achicharrona mi corazón, pero supongo que la vida tiene planes que nosotros no podemos entender, fuimos interceptadas por un conductor ebrio y mamá recibió la peor parte muriendo allí mismo, lo curioso es que han pasado dos años y aún el responsable no paga por el crimen de dos inocentes. — ¿Qué haces despierta a estas horas Esther? — Pensando en mamá. Papá me da una sonrisa y se sienta a mi lado. — También pensaba en ella, estaría orgullosa de ti hija. — Sí, oye pa ¿Has pensado en volver a rehacer tu vida? todavía estas joven. Niega inmediatamente a esa idea, siempre a sido así y no me sorprende? pero me gustaría que no estuviera tan sólo. — Aún no estoy preparado para estar con alguien más hija, siento que la estoy traicionado, amo a tu madre y no puedo faltarle el respeto de esa manera. — No te alteres papá, solo quiero verte más animado, más feliz, no tienes vida social, no sales con tus amigos, no haces nada por ti. — Bien, ya entendí, iremos el fin de semana a Manuel Antonio ¿satisfecha? Asiento feliz porque amo la playa, pero más que eso? es el hecho de poder pasar un rato juntos, hemos perdido hasta eso. — Gracias papá.
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