NARRADOR OMNISCIENTE
Atenas – Oficina central de Laskaris Holdings
Día 1 del regreso de Theo
-¿Quién autorizó esto?- La voz de Eleni, directora de relaciones públicas, sonó más molesta que sorprendida, tenía el teléfono en una mano y un reporte en la otra.
-Lo autorizó ella- le respondió Fredo, el asistente de planta, sin levantar la mirada.
-¿"Ella" quién?- volvió a preguntar
-Theo Laskaris- le respondieron. Silencio. Un par de personas dejaron de escribir.
-¿Theo volvió?- preguntó atónita
-Está en la oficina de Daphne.. Acomodando cosas- confirmaron
-¿Y nadie me avisó?- dijo molesta
-Tú estabas en reunión- respondió alguien al fondo, Eleni salió del cubículo como si le ardiera el suelo, la puerta del despacho estaba entreabierta, Theo estaba ahí adentro, sentada con una carpeta abierta, los pies cruzados, una pluma en la mano.
-No pensé que volverías tan… nunca- dijo Eleni, con la voz forzada de quien ensaya cortesía -han pasado años-
-Ni yo- respondió Theo sin levantar la vista.
-Creí que Petros se encargaría de todo, que seguirías en la isla por unos meses…-
-Petros no está al mando, lo dejó claro el testamento y yo ya estuve fuera demasiado tiempo- afirmó sin titubear, sabia como hacerlo
Eleni se apoyó en el marco de la puerta -No todos te van a recibir con los brazos abiertos- le informó
-No vine a hacer amigos- Eleni sonrió, pero no de verdad.
-La prensa va a buscarte, los socios van a observar cada paso, tu apellido es fuerte, pero tu experiencia es limitada…- dijo con filo
-¿Hay algo más que quieras decirme o vas a darme el reporte de cuentas como lo pedí- Silencio.. Eleni tragó saliva y se fue.
Mismo día – Residencia Drakos
El señor Drakos cerró el periódico con un golpe seco -Volvió- Frente a él, un hombre de traje gris asintió.
-Está en la torre, tomó el despacho de su madre esta mañana, firmó los accesos, revisó contratos y se reunió con el equipo legal- le informaron
-¿Está sola?- pregunto Drakos
-Sí.. o al menos, no se le ha visto con nadie… aun- Drakos se levantó, caminó hasta el ventanal de su casa, con vista a toda la ciudad
-Esa niña creció más lista de lo que esperaba- dijo mas para el..
-¿Qué desea que hagamos?- le preguntaron
-Nada… Por ahora- pidió
-¿Seguro? Sabemos que Daphne dejó información. Si ella la encuentra...-
-Si la encuentra, no la va a entender, todavía no- El silencio se estiró.
-¿Y si busca a Iason?- Drakos maldijo
-Iason sabe lo que tiene que hacer, ya se lo dejé claro una vez y si no lo recuerda, me encargaré de que lo vuelva a entender- Drakos giró hacia el hombre -No la subestimen, no es su madre, pero tampoco es blanda-
-¿Le preocupa?-
-No me preocupa, me interesa, una persona que guarda silencio tanto tiempo no lo hace por miedo, lo hace porque está esperando el momento exacto para hablar… Y cuando hable…Quiero saberlo antes que nadie-
Esa noche – Departamento de Theo
Theo tiró el saco sobre el sillón, se quitó los zapatos y encendió la luz baja del comedor y sacó la caja, la dejó sobre la mesa, la miró, no la abrió, después de todo lo que pasó ese día, no necesitaba leer esa nota otra vez, ya sabía lo que decía y también sabía que Iason no era su enemigo, pero tampoco podía confiar en él, no todavía, por que ella no sabia lo que venía… la puerta sonó con insistencia, Theo blanqueó los ojos, pero no por fastidio, sino por desesperación, no estaba realmente lista para ver a nadie y menos aún para dar explicaciones de su regreso, pero le sorprendió mucho ver a Nadia, quien la rodeo fuerte con sus brazos, Theo estuvo a punto de quebrarse, pero se contuvo, abrazo a Nadia también, fue un suspiro para su corazón, hablaron por horas y Nadia se quedó a dormir con ella, acarició su cabello hasta que Theo se durmió y después lo hizo ella, aferradas una a la otra..
Atenas – Oficina de Daphne, ahora ocupada por Theo
Tres días después de su regreso
El silencio del despacho era diferente al del resto del edificio, no era cómodo, era como una pausa larga entre dos frases importantes, como si las paredes supieran algo, pero se negaran a decirlo, Theo estaba sentada frente a una caja sin rotular, era la última que quedaba por revisar del archivo personal de su madre, había contratos antiguos, reportes impresos, fotografías de eventos de hace más de diez años, todo parecía irrelevante, hasta que encontró una tarjeta blanca doblada por la mitad, no tenía remitente, ni firma, solo una frase impresa con tipografía limpia:
“Para que todo cambie, a veces hay que destruir lo que se hereda.”
Theo frunció el ceño. La frase no era de su madre. Daphne no era de metáforas, miró el reverso de la tarjeta, pegado con cinta, había un pequeño recorte de periódico.
Era viejo, casi amarillento.
“DRAKOS GROUP ADQUIERE EL 12% DE PARTICIPACIÓN EN NAVES LASKARIS – 1999.”
Theo parpadeó, volvió a leer el titular, ese dato no existía en ningún reporte oficial, la participación de los Drakos en cualquier empresa del grupo Laskaris era, en teoría, imposible, las dos familias llevaban décadas enfrentadas y, según todos los documentos legales que ella revisó… esa adquisición no figura, buscó el nombre del periodista:
Christos Makris.
No sonaba, pero el medio sí.. KATHIMERINI.
Respetado, no publicaban rumores, entonces, ¿por qué nunca nadie habló de eso? Y más importante ¿por qué su madre guardaría ese recorte en una caja privada, sin nombre, sin carpeta, sin explicación? Theo se quedó mirando la tarjeta un rato más, después, se levantó, caminó hasta el ventanal y miró hacia la ciudad.
Y dijo en voz baja -No hay casualidades-
Residencia Drakos – Estudio privado
Esa misma noche
El señor Drakos encendió el cigarro antes de sentarse, no era de fumar, no a menudo, solo cuando algo requería atención o “limpieza”
Un hombre delgado, vestido de n3gr0, esperaba junto a la chimenea, en silencio, había entrado por la puerta trasera, como siempre.
-¿Ya?- preguntó Drakos, sin saludar.
-Sí, hoy al mediodía, abrió la caja sin marcar, sacó la tarjeta y la leyó, miró el recorte, se quedó mirándolo unos minutos, no dijo nada-
Alekos soltó el humo despacio -¿Y lo dejó?-
-Lo volvió a guardar en el cajón del escritorio, sin llave-
-¿Tiene copia?-
-No lo sabemos-
Alekos no se molestó en insultar la respuesta, solo se levantó y caminó hasta el ventanal.
-Daphne debió quemar eso, no pensé que fuera a dejarlo por ahí, ni siquiera pensé que se lo tomaría en serio-
-Tal vez no lo hizo, tal vez lo dejó a propósito- le dijo
-¿Para ella?- preguntó Drakos
-O para cualquiera que se atreviera a buscar- Drakos se quedó en silencio… -El recorte, el 12% de participación en 1999...-
-Ese trato fue barrido de los registros hace más de veinte años- dijo de nuevo para el mismo
-Pero existió- le respondió el acompañante
-No hace falta que me lo recuerdes- dijo con enojo
Silencio.
-¿Y qué va a hacer ella ahora?-
-No lo sabemos- Drakos apagó el cigarro contra la mesa, sin cenicero, sin prisa.
-Entonces vigílenla, pero no interfieran, aún no..-
-¿Y si se acerca a Iason?-
-Iason no está en condiciones de arruinar nada, ella ni siquiera sabe que fue eso lo que la separó de él- dijo con confianza
-¿Y si lo descubre?- Drakos giró la cabeza lentamente.
-Si él lo descubre… entonces habrá que decidir si protegerlo, o sacrificarlo- el hombre asintió, no preguntó cuál de las dos opciones Drakos prefería, no hacía falta…