Emilio
Definitivamente estaba más hermosa que nunca, sentía que muy pronto iba a estallar si no la hacía mía.
—¡Emilio!, por favor no más, ¡Ya! —dijo ella, su boca, estaba extremadamente sexi, quería sentirla, morder la, apoderarme de ella por completo.
—No te vayas por favor, te necesito, quiero tenerte en mis brazos —dije, jalando hacia mi, la pegue para que ella sintiera todo lo que provoca en mi.
—Emilio por favor creo que no estás pensando con claridad —dijo en un suspiro ahogado, se que ella también me necesita, al igual que yo la necesito a ella.
Clave mi boca en su cuello y empecé a dejar besos húmedos por todo su cuello y clavícula, “Joder” su aroma me estaba volviendo loco, me estaba llevando aún mundo donde solo somos ella y yo.
Deje mis pensamientos a un lado y todo lo que pienso de ella, ahora la necesito más que nunca, y no puedo y quiero dejarla escapar.
—¡Emilio! —dijo gimiendo mi nombre, joder, su voz se escuchó tan sexi que hizo que perdiera la razón por completo.
La tome de la cintura y la puse sobre la encimera de la cocina, mientras mi boca se apodera por completo de ella. Una de mis manos subió repetidas veces hasta sus pechos, los cuales tomé y apreté con fuerza, no pude resistir mucho, esa tela me estorba, así que baje los tirantes de su vestido y deje totalmente sus pechos expuestos para mí.
No pude evitar jadear placenteramente al ver que sus pechos estaban totalmente erguidos, y lo mejor, eran por mi
Mi boca, y todo mi ser quiera sentirlos, así que deje salir una mirada lasciva, y empecé a devorar a cada uno de sus pechos, “joder” estaba en el mismísimo cielo.
—¡Ahhhh!, ! Emilio! —dijo ella en un grito ahogado mientras su cuerpo se arqueaba.
Su voz era música para mis oídos, escucharla gemir y decir mi nombre, hacia que la deseara aún más, es como si se me hubiera metido hasta las venas.
Sus manos me apretaron con fuerza y jalaron repetidas veces de mi pelo, se sentía tan bien que quería seguir deboransola aún más, así que empecé a bajar mis manos mientras mi boca seguía atendiendo sus pechos.
Abrí sus muslos, y acaricie suavemente, «Dios», se sentía tan bien , que me dolía no estar ya dentro de ella.
Mis manos corrieron torpemente sus pantis, y abrí paso a mis dedos que morían por sentirla, estaba tan húmeda que era como estar tocando el agua de la vida, “joder”.
Mis dedos abrieron sus pliegues, y la embestí, entraban y salían como si fuera mi polla quien la estuviera penetrando.
—¡Emilio!, ahhh —gimió aún más fuerte que sentí que muy pronto llegaría al clímax, así que saque mis dedos. Ella se mostró un poco confundida, y como no, acaba de quitarle el placer que le estaba brindando, Pero quería ser yo con mi propia boca quien le diera ese placer.
Dibuje una sonrisa lasciva, y baje lentamente hasta llegar hasta sus muslos, con mis dos manos abrí aún más sus muslos y pude ver que su clítoris estaba totalmente hinchado, y mojado.
No resistí, y baje mi boca e introduje mi lengua en ella, mis embestidas eran rápidas y certeras, podía sentir como sus piernas temblaban, su coño se colocaba cada vez más caliente, sus manos jalaban con más fuerza mi cabello, y me enterraban contra su coño, húmedo y caliente. Era claro, ella era mía, siempre lo ha sido.
Sus piernas empezaron a temblar, y un fuerte gemido salió de sus labios, “Dios” se sentía tan exquisito que lamí todos sus jugos sin dejar absolutamente nada.
Levanté mi cara victorioso, pero con ganas de más, sus manos quitaron desesperadamente mi camisa, y nuestras bocas una vez más empezaron a devorarse.
Mi polla moría por salir, por sentirla, tanto que dolía, así que la tome entre mis brazos, y ella enredo sus piernas alrededor de mi cintura, mientras nuestras bocas se sacaban por completo.
—Camine suavemente hasta la sala y la deposité con mucho cuidado sobre el sofá, su mirada estaba lujuriosa pedía más, lo sé, era como estar viendo una tigresa en celo a punto de devorar por completo, no dijimos ni una palabra, solo me incline y termine de quitar absolutamente todo su vestido, dejándola totalmente expuesta solo para mí.
Al igual que ella, me despoje de absolutamente toda mi ropa, sus manos viajaron directo a mi polla y una sonrisa malévola se dibujó en sus labios.
Se veía tan sexi, que no resistí al momento que se inclinó y empezó a chupar mi polla con gran fuerza, mi polla salía y entraba de su boca, se sentía tan bien embestir su boca.
Sentía tantas ganas que no pude aguantar mucho y me vine sobre su boca, dejándome ver la más maravillosa vista, verla como ella tomaba todos mis jugos me excitaba aun más.
La tomé entre mis brazos e hice que se acostara, ya no aguantaba más, quieta sentirla. La embestí de una sola estocada, joder, estará a extremadamente mojada, caliente, y lo mejor era por mi.
No tenía intenciones de hacerle el amor suave, quería que ella sintiera todo lo que me provoca. sus pechos rebotaban con cada embestida que le daba, Dios, no se cómo hago para aguantar tanto tiempo sin ella.
Mi mente estaba empezando a jugarme una mala pasada, así que moví mi cabeza, y empecé a succionar sus pechos quienes pedían a gritos ser atendidos por mi, mientras la penetraba con mucha más fuerza, sentí como su cuerpo se tensaba y gritaba aun más, sus manos se enterraban en mi espalda y eso me provocaba aún más placer
—¡Virgen santísima!, ¡Señora Antonella!, ¡joven Emilio!. —Justo cuando estaba llegando al anhelado clímax, escuché la voz de Ana.