Una equivocación en la entrega

1474 Words
— Tienes que contratarla — el hombre le dijo suplicante — vamos Alessandro. — No, esa tipa se atrevió a ofenderme y ni siquiera tuvo la delicadeza de disculparse. — ¡EXACTAMENTE! — exclamó — todas las modelos se han encargado de lamerte las botas, pero ella no lo hizo, recuerda lo que sucedió con Yasleen. — Ni me recuerdes a esa mujer, está bien, que se quede contratada. El hombre tomó mi portafolio y comenzó a verlo, se lo pasó a Alessandro y él me miró sorprendido. Sabía que tenía una trayectoria impresionante y no era necesario que un idiota me lo recordará. — ¿Estuviste en París? — Sí, para la semana de la moda. — ¿Por qué no te quedaste con ese diseñador? — Porque no quiso contratarme. — ¿Por qué? Ese tipo de eventos te abre muchas puertas y en estos momentos tendrías que ser una supermodelo muy solicitada por las agencias. — Porque no quise acostarme con él, así de simple. Ese diseñador me propuso impulsar mi carrera si me acostaba con él y otra modelo, cosa que me negué a hacer, consecuencia de eso fue que arruinará mi reputación con todos los diseñadores franceses y sus allegados. — ¿De qué agencia vienes? ¿Cómo supiste lo de la audición? — No vengo de ninguna agencia, supe de la audición, ya que le diste una tarjeta a mi amigo y aquí estoy. — Así que tú eres la chica de ese policía, ya veo. — Empiezas mañana a las 8 así que ven puntual. Ellos dieron la vuelta, pero se detuvieron una vez que hablé, Alessandro me miró con una ceja arqueada y sus ojos me vieron como si estuviera loca. — No acepto el trabajo. Ellos me miraron sorprendidos y yo arqueé mi ceja, muy confiada, me paré delante de ellos dos y no me tambaleé al tomar la decisión que muchos aceptarían sin dudarlo dos veces. — ¿Qué has dicho? — Lo que escuchaste, no quiero el empleo. — ¿Acaso estás loca? ¿Sabes la oportunidad que estás rechazando? — Rechace al otro diseñador que era más grande que tú, ¿Qué te hace pensar que no voy a hacerlo contigo? Herí su ego, pero sinceramente me importó un pepino, Le Brun era un diseñador sumamente reconocido, pero no dejaba de ser un maldito degenerado que le gustaba aprovecharse de su posición para llevarse a la cama a las modelos que le gustaban. — Yo en ningún momento dije que aceptaba el trabajo, te recuerdo que tú mismo dijiste que no servía como modelo, si cambiaste de opinión al ver que no era como ellas — señalé a las modelos rechazadas — no es mi culpa — miré a las chicas rechazadas — ustedes ya dejen de llorar, no necesitan que un hombre con aires de dioses reconozcan que son buenas en lo que hacen, yo sé que soy muy buena en mi profesión y no necesito que nadie me lo recuerde. Tomé mi portafolio de las manos de Alessandro y di la vuelta para irme. Recordé que no había visto a Andrés durante toda la semana, tampoco le agradecí apropiadamente por lo que hizo, así que fui por un café y fui a la comisaría con unos sándwiches que esperaba que le gustaran. — Hola — me apoyé contra el carro mientras sostenía los sándwiches — ¿Comemos?… Por favor… — Hola — él se acercó y me dio un beso en la frente — claro, solo deja que termine un reporte y estaré contigo enseguida. Nosotros nos sentamos en el capó de mi coche, le comenté lo sucedido en la audición y gruñó molesto por lo sucedido. — ¿Sabes? Todo lo que me dijiste aquella noche me ayudó mucho, quizás no me hubiera puesto a llorar como las demás chicas, pero sí hubiese tenido algún efecto negativo en mí. — Me alegra saber que fui de utilidad — él acarició mi mejilla con afecto — Rea, me gustaría decirte algo, durante toda esta semana que estuve lejos de ti me di cuenta lo importante que eres en mi vida. Quizás no hay un amor muy grande de por medio, pero si te puedo asegurar que te quiero bien y deseo estar a tu lado la mayor parte de mi tiempo. Miré como Andrés se bajó del carro y se acercó a mí, entonces me dio la vuelta para quedar en frente suyo, se abrió paso entre mis piernas y me miró de una forma que nunca antes nadie me había visto. Sus ojos tenían cierto deseo, sin embargo, ahí habían otros sentimientos que eran más puros, esto fue suficiente para que toda mi piel se erizará y viera los labios de Andrés. — Por favor permíteme conquistarte, estoy seguro de que te puedo dar lo que tanto deseas y juro que no me importa tu pasado o tu condición. Te trataré con respeto, comprensión y amor. Miré que él se acercó para besarme, lejos de alejarme, más bien me acerqué. Había una sensación dulce y cargada de emociones, también deseo mutuo y muchas otras cosas que prefería ignorar para poder disfrutar del momento. — Andrés — nos separamos debido a la falta de aire — no, esto no puede ser. Me bajé de mi coche y froté mi rostro ante la frustración que sentía en esos momentos. No quería arruinar la amistad que había hecho con Andrés, él era lo mejor que me había tocado tener y no deseaba empañarlo de lodo debido a mi condición. — No, no podemos hacer esto. Escucha Andrés, te quiero como un amigo y nada más; no quiero arruinar la relación que tenemos y mucho menos perjudicarte de alguna forma. — ¿Es por Diego, no es cierto? — mis ojos se abrieron de par en par ante la mención de él — Rea, ese hombre no es bueno para ti y aunque no te lo dije antes por qué sentía que sería un atrevimiento es que te lo digo ahora, eres una buena mujer que merece a alguien mucho mejor. — En estos momentos no menciones a Diego. La decisión que estoy tomando es completamente ajena a lo que pasa con él, ¿Acaso nunca has tenido algo tan lindo que temes arruinarlo ante una confesión de amor? Eso es lo que me pasa contigo, no te quiero perder como amigo. — Te entiendo por qué me pasaba justamente lo mismo contigo, pensaba que no debía luchar por ti y tampoco arruinar lo que teníamos fuera lo que fuera; pero no me conforme con eso, no fue suficiente y es justo por eso que te abrí mi corazón de esta forma. — Creo que lo mejor es que me vaya — tomé mis cosas y miré a Andrés con cierto dolor — lamento lo sucedido, adiós y gracias por todo. Le di un beso en la mejilla y en mi interior había algo que se sentía vacío, maldito seas Sebastián, me arruinaste de más de una forma y por tu culpa es que rechacé a un buen hombre… Bueno… Tenía que admitir que también era por mi cobardía. Llegué al apartamento, reflexioné en Diego y me di cuenta de que no había pensado en él durante todo ese tiempo. Las magnolias rosadas se mantenían igual de frescas que cuando las recibí, miré que había una tarjeta en ellas y me sorprendí, ya que generalmente no tenían remitente. — Con amor, “D” gracias por todos los buenos momentos que me has dado, te amo como nunca amé a nadie — leí la simple letra y todo se revolvió en mis adentros — ¿Era posible que fuera Diego el que estuvo mandando esos arreglos? Investigué el significado de las flores y supe que él realmente se había esforzado en la elección de cada arreglo, al final si fue capaz de decirme que me amaba sin necesidad de transmitirlo con palabras. Perspectiva de la autora El repartidor de flores llegó a la floristería, había repartido muchos arreglos florales, pero de clientes frecuentes solo eran dos. — ¡Tú! — la dueña lo miró frustrado — ¡Te has confundido de arreglos florales! Las magnolias eran para la señora Olivia de parte del señor David. — ¡Lo lamento! — el repartidor se vio frustrado — es que eran demasiados arreglos y confundí eso, espero que fuera el único pedido. — Sí, fue el único pedido. Por suerte a la señora Olivia le encantaron las flores destinadas para la señorita Snow, espero que la tarjeta que las magnolias llevaban se vinieran al suelo, el oficial de policía fue muy claro cuando dijo que no quería que ella se diera cuenta de que venían de su parte, si no fue así tendremos serios problemas…
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