Mentiras

1606 Words
— ¿Qué sucede? — ella se dió la vuelta y sus ojos brillaron con la luz de la luna — te encuentras callado, pensé que veníamos a caminar para tener un poco de privacidad y conversar. — No sé qué decirte para ser sincero, dime más de ti, lo que te gusta y si tienes amistades. — Amistades no tengo aunque me gustaría tenerlas, la enfermera que me atendió en el hospital aquella ocasión parece ser alguien buena, me gusta cocinar ya que siempre consideré ser una excelente ama de casa una vez que encontrará al hombre ideal pero eso sí, también trabajar ya que amo mi profesión. — Deberías buscar a esa chica, Lucía creo que se llama, ella se miraba muy buena persona y también receptiva y no te juzgó. — Veremos, no quiero pasar por acosadora. Caminamos juntos y Rea en cierto punto me lanzó un poco de agua, nosotros terminamos jugando como si fuéramos dos niños. La alcancé entonces la tomé entre mis brazos y volví a sentir esa corriente eléctrica en mi sangre. Su respiración era agitada debido a que habíamos corrido, la mía era porque ella estaba a mi lado, no era de los que se cansaba con tanta facilidad. Acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja y luego de ponerla delicadamente, apoyé mi frente contra la suya. — Rea… Yo… Me incliné para besarla, sin embargo, ella volteó su cara y terminé por besarla en la mejilla. Demonios, el rechazo dolía, así fuera sutil. — Creo que es momento de irnos, el camino a la ciudad es un poco lejano y veré si mañana sigo en la lucha para encontrar trabajo, la despensa se me esta acabando y las deudas no dejan de venir. Caminamos de regreso y luego nos fuimos a la ciudad, la tensión se podía sentir en el ambiente, demonios realmente fui un tonto al pensar en que era una buena idea darle un beso si esta es nuestra primera cita y al parecer será la última. Estacioné fuera de su edificio y me di la vuelta para abrirle la puerta, sin embargo ella ya lo había hecho. Cargaba con los platos de comida que nos habían dado en el restaurante y extendió el mío. — No es necesario, te lo puedes quedar — se lo empujé sutilmente a forma de rechazo — gracias por la velada, estuvo maravillosa. — ¿No quieres pasar? — ella miró de reojo el edificio — podemos… Ya sabes… — No, no hagas esto — di un paso atrás — adiós Rea, espero que todo salga bien y encuentres trabajo dentro de poco. Le di un beso en la frente y me fui de ahí, ella entró al edificio con cierto remordimiento. No entendía a esta mujer, era capaz de negarme un beso pero quería que tuviera sexo con ella así de fácil, Dios, a veces creo firmemente lo que dicen los otros hombres. Ellas son de Venus y nosotros de Marte. Me desperté pensando en Rea y en lo que me había dicho sobre que la despensa se le había terminado, yo mismo sabía lo que era pasar hambre y no era nada agradable. Llegué a un supermercado, este pertenecía a una línea que prácticamente había uno en cada esquina; tomé lo necesario y un poco más entonces me fui rumbo al apartamento de esta mujer que hizo que mi corazón se agitara con tanta facilidad. Perspectiva de Rea Pensé en lo sucedido el día de ayer con Andrés, quizás mis acciones eran malinterpretadas pero tenía una explicación. Siempre consideré que un beso era más intimo que tener sexo, ahí le mostrabas a la persona que la querías y no era mi caso con él. Quizás muchos hombres me habían besado, pero eran ellos los que tomaban la iniciativa, por mi parte nunca lo había hecho ya que con ninguno me sentía lista; Diego iba incluído en esto. Estaba en el baño cuando escuché que tocaron la puerta, al abrir miré a Diego que cargaba una bolsa de víveres de un supermercado que solía frecuentar. — ¿Qué haces aquí? Pensé que fui muy clara contigo al decir que te iba a contactar cualquier cosa. — No puedo esperar mucho, cariño, realmente eres importante en mi vida y deseo arreglar esto cuanto antes. No creas que te tengo como la segunda opción, es cierto que no llegaste a mi vida de primero pero créeme cuando te digo que si te hubiera conocido antes que a mi esposa en definitiva tú ocuparías su lugar. — ¿Y esos víveres? — Los he traído para ti — él me dió las bolsas y las tomé — espero que esto te ayude un poco, hubiera preferido darte otra cosa pero creo que esto será de mayor utilidad. — Muy bien, pasa — me hice a un lado y él entró — antes que nada te voy a decir que detesto que me mintieras, creo que ante todo debe de estar la honestidad, así como yo te dije de mi condición y de que cuando me metí contigo tenía pareja; tú debiste decirme que eras casado. — No fue tan sencillo, lamento mucho lo que pasó y créeme que si pudiera retroceder el tiempo para evitar ese error pues lo haría. — El tiempo no se puede retroceder, por eso se aprovecha el momento para hablar con honestidad por muy difícil que parezca. Escucha, estuve pensando en nuestra situación y aún no encuentro una respuesta, te pido que me des más tiempo. — Muy bien — él me intentó besar pero yo lo detuve — ¿Acaso no me vas a dar un beso por lo que hice con los víveres? — ¿En serio te atreves a hacer eso? No puedo creer tu cinismo, ¿Sabes qué? Llévatelos, no soy ninguna prostituta que se vende solo por unos víveres. — Es broma, nena, no me los llevaré. Es solo que voy a París, salgo hoy, me quería llevar algo tuyo así fuera un beso. Terminé corriendo a Diego, no podía creer su cinismo, bueno al menos me quedaron los víveres ya que realmente los necesitaba y algo me decía que no se los regresara, no era justamente la necesidad sino algo como un hilo que me tenía bien sujeta para no hacerlo. Perspectiva de Andrés. Al ir a dejarle los víveres a Rea, me encontré con Diego, sabía que era él ya que iba con un traje de capitán y en una pequeña placa venía escrito su nombre. — ¿Eso es para Rea? — yo asentí — a ver, se lo voy a entregar; te puedes largar de aquí, ya hiciste tu trabajo de repartidor. ¿Y este era el hombre que Rea consideraba como el ideal? No puedo creerlo, me sorprendía que ella quisiera tenerlo a su lado en todo momento y más sabiendo que era un tipo casado. Fue suficiente conocerlo de está forma para saber que no dejaría a su esposa y sería el típico idiota que solo engañaba a otras mujeres con ese cuento chino. — ¿Qué esperas? No te daré propina si es lo que piensas, ya vete de aquí que quiero hablar con mi mujer a solas y tú serías un mal tercio, sería el colmo que esperarás que te vamos a invitar a pasar para tomar un café y galletas — su sonrisa llena de sadismo afloró — aunque bueno, dudo que yo haga eso con ella, Rea es candela y probablemente necesite que le dé una buena cogida. Me causó un repudio tan grande que fue imposible seguir ahí, pero bueno, él en algo tenía razón; si me quedo seré un mal tercio y no deseaba que Rea estuviera incómoda. Probablemente la comida le sería entregada y eso era lo que me interesaba, poco me importaba que no supiera que había sido yo el que la llevó. Estaba pasando por un complejo de edificios cuando miré que asaltaban a un señor, él intentó correr detrás del ladrón pero se quedó a medio camino. Yo inicié la persecución y miré que el hombre llevaba un maletín, después de mucho perseguirlo se dió por vencido. — Estás arrestado — coloqué las esposas y lo apreté contra mi coche — cualquier cosa que puedas decir va a ser usada en tu contra, tienes derecho a un abogado y si no puedes pagar uno se te va a proporcionar. Metí al hombre a la patrulla y después fui a buscar al tipo que había asaltado, él se miraba que maldecía por todo lo alto mientras llamaba a alguien. — Disculpe — me bajé del carro con su maletín en la mano — aquí tiene, he logrado capturar al ladrón. — Muchas gracias — él tomó su maletín como si su vida dependiera de ello — ahí tengo diseños de vestidos que lanzaré dentro de poco, le debo una. — Disculpe, ¿Usted es diseñador? — él asintió y se presentó como Alessandro Rhee — ¿Le puedo pedir un favor? Verá, tengo una amiga que es modelo y no tiene trabajo, ¿Puede darle una oportunidad? — ¿Cuál es su agencia? — No sé si tiene una, apenas la estoy conociendo así que desconozco más detalles. — Muy bien, dado que me ayudó a no desvelarme y retrasar mi desfile de modas es que le daré una oportunidad — él me dió una tarjeta — que llegué a las audiciones que son dentro de una semana, mientras tanto debería de ir a buscar una agencia de modelos para que la represente…
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