Una mujer complicada

1556 Words
Andrés insistió en venir a traerme, fui a prepararme y estaba poniéndome las pestañas cuando escuché que tocaron la puerta. — Hola — salí con las pestañas en la mano — disculpa pero aún no me encuentro lista, si deseas te vas adelantando que yo te alcanzo. — Nada de eso, ¿Puedo pasar? — él se encontraba en el límite permitido como si esperará que lo invitará a pasar. — Claro, soy una tonta — me hice a un lado y él entró, me sorprendió en el momento que me dió un pequeño ramo de claveles — gracias, es la primera vez que alguien tiene un detalle así conmigo. — Me alegra un poco saber que tuve la iniciativa, aunque sinceramente no sé por qué los hombres no tienen esos detalles contigo. — ¿Qué te puedo decir?, bueno, toma asiento en lo que me terminó de arreglar; prometo no demorar mucho tiempo. Andrés se sentó en la sala y yo me puse las pestañas además de unos aretes, miré el pequeño ramo de claveles y de forma inconsciente sonreí. ¿Qué tan difícil era para los hombres tener este tipo de detalles con una mujer? Esas pequeñas cosas son tan satisfactorias cuando se reciben. — Bueno — salí del cuarto y me sacudí el vestido — ya me encuentro lista, ¿Nos vamos? No sé adónde iremos, espero que esté de acuerdo con la ocasión. — Tu vestuario es el que escoge dónde vamos, estás preciosa — él me dió un beso en la mejilla e inconscientemente cerré mis ojos — soy un hombre muy afortunado. Sonreí, había algo en Andrés que me llenaba de ternura y quería tener este tipo de cosas que aunque era tachado como anticuado realmente lo amaba. Él me abrió la puerta del coche, me sentía tan especial. ¿Por qué no pude encontrar a este hombre antes? Bueno, supongo que las personas llegan en el momento que deben de llegar y punto. — Te va a encantar el sitio al que vamos, queda un poco lejos pero vale la pena. Andrés manejó, me puse cómoda en el asiento de copiloto y sentía la brisa acariciar mi cabello de tal forma que me vi completamente relajada y cerré los ojos por un momento. — Rea — escuché una voz llamarme despacio y con cariño — ya hemos llegado, vamos despierta. Lo que mis ojos vieron fue el amplio mar que era iluminado por la luna, el paisaje era precioso. Más allá se encontraba un restaurante que era estilo bohemio y con unas luces muy tenues. — Al verte supe que este era el sitio indicado para traerte, espero que te guste. Andrés abrió la puerta del carro y me dió su mano, al salir sentí la brisa marinera acariciarme con más suavidad. Iba a quitarme los tacones ya que una parte del camino era de arena, pero mi acompañante no me dejó hacerlo. — A veces hay cristales en la arena — él me cargó sin dificultad — no quiero que te cortes tus pies y terminar la noche en la sala de urgencias, vamos. Andrés caminaba conmigo entre sus brazos y esto hizo que me sonrojara, nunca nadie me había dado este trato. Generalmente en vez de abrirme la puerta, me abrían las piernas y se preocupaban más por desnudarme que por mis pies. — Esta servida, mi lady — él me puso con tanto cuidado que me sentí de porcelana — ahora vamos a sentarnos viendo el mar. Fuimos atendidos casi de inmediato, la mesera fue muy amable con los dos. Nos dió los menús y me sorprendí al ver los precios ya que eran bastante elevados para una cita casual. — A mí me va a traer el pescado mediano — Andrés le dió la carta a la chica y él me vió — ¿Qué vas a pedir? — Unos nuggets de pollo y un vaso con agua sin gas, por favor. — ¿Qué? ¿Vas a comer pollo en un restaurante de mariscos? — él me miró arqueando una ceja y yo asentí — Rea, ¿Eso es lo que quieres? — Esto… Si. En el momento que le di el menú a la mujer, Andrés lo tomó y lo abrió con total confianza. — Señorita por favor traiga a mi acompañante una langosta rellena de camarones, de beber una cerveza importada sabor a manzana — él me miró y asintió — si, eso. La mesera se fue y yo me sentí un poco incómoda, no tenía dinero para pagar mi cuenta, ni siquiera la mitad. Durante varias semanas no había tenido ni un solo desfile o sesiones fotográficas. — ¿Por qué estás tan preocupada? — No tengo dinero para pagar mi cuenta, verás, estoy pasando por un mal momento a nivel económico porque no he conseguido trabajo y… — No te preocupes — él me interrumpió y puso su dedo en mis labios — a mí me han pagado hoy, yo cubro todos los gastos, además te he invitado. Ahora quiero que me digas qué es lo que pasa en tu trabajo, ¿Por qué no has encontrado? — Bueno, eso pasó porque no me quise acostar con el diseñador y habló mal de mí por todos sitios. Dijo que yo me le había insinuado cuando las cosas eran totalmente lo opuesto, pensó que por mi condición se podía valer de esas artimañas, dado que tenía una reputación buena, mi carrera se vino al suelo a pesar de que fui a la semana de la moda en París. — Es un bastardo, si pudiera ayudarte créeme que lo haría, pero lo mío no es el modelaje sino la policía. — Bueno, ese es el menor de mis problemas. Me pregunto hasta cuando mi vida va a tener un poco de tranquilidad y tendré algo de normalidad. — ¿Cuál es el otro problema? — él tomó mis manos y yo me sentí cómoda a su lado — claro, si se puede saber obviamente. Le conté acerca de Diego y de lo que pasaba, pude ver un poco de incomodidad en sus ojos pero no había nada de juicio en los mismos, incluso la mirada que tenía se apagó un poco. — Mira, he visto este tipo de casos y créeme que no acaban nada bien. Muchas veces ellos se valen de ese tipo de engaños para tener a dos mujeres a su lado ya que su ego crece con ello, en ciertas ocasiones pues las cosas acaban bien, sin embargo son muy escasas. — ¿Y si soy la excepción? — hablé totalmente ilusionada — quizás al final la persona preparada para mí es Diego, es cansado vivir buscando un hombre con el cual compartir mis alegrías y todo lo que involucra una relación. — No sé si sea él, pero si tú crees que es así pues no hay nada que se pueda hacer — él apartó sus manos de las mías — solo ten cuidado, ya que si piensas en tu mente que Diego es el indicado y no lo sea, es muy probable que cuando el correcto llegue a ti, termines por dejarlo ir. Aunque Andrés se esforzaba en que las cosas volvieran a ser las mismas podía sentir un poco de distancia entre nosotros, la mesera llevó nuestra comida y conversábamos solo que no se sentía la misma conexión de antes. “Creo que fue una mala idea hablarle de Diego, bueno, ya lo hice y no hay vuelta atrás. Eres una tonta, Rea Snow, arruinaste por completo una cita buena.” — ¿Rea? — Andrés movió sus manos delante de mis ojos — ¿Todo está bien? Te estoy hablando pero pareces perdida en tiempo y espacio. — Si, lo lamento pero es que estaba con el pensamiento en otro lado — sacudí mi cabeza y traté de regresar a la normalidad — ¿Qué sucede? — Te estaba diciendo que si quieres ir a dar un paseo a la playa, la mesera dice que no hay cristales así que podemos caminar tranquilamente a la orilla del mar. — Claro — me limpié la boca y coloqué la servilleta a un lado — la cena estaba deliciosa, pero era demasiado para mí; me da lastima ver que la comida se va a perder. — No te preocupes, le pediré a la mesera que aliste todo. Yo también estoy satisfecho y me quedó la mitad del pescado. Una vez que Andrés arregló todo con la mesera, nos fuimos a caminar a la playa. La sensación de la arena en mis pies era muy agradable y el agua ni se diga. Perspectiva de Andrés. Quería tomar su mano, Dios, vaya que me gusta escoger a las mujeres complicadas. Desde el primer momento que la miré quedé cautivado con esos ojos claros, no me importaba su pasado, no, todo mundo tiene esto y yo no era la excepción. Lo que deseaba era estar en su presente y en su futuro, pero para mi desgracia en su corazón y mente había alguien que no era yo, ¿Qué podía hacer? No se puede ocupar un lugar que ya se encuentra ocupado, que mala suerte la mía, ese tal Diego era un tipo muy afortunado por tener a alguien así…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD