Capitulo 2

1089 Words
El pasado de Catherine era un misterio, incluso para ella. Lo poco que sabía sobre sus progenitores, era la historia de amor que los había unido. Historia de Amor que alejó a su Madre de su familia. De la cual Catherine no sabía nada, ni siquiera sus apellidos. Su Madre Mary, era una Escocesa que había sido repudiada por su propio Padre al contraer matrimonio con un Ingles. Adoptó su apellido y nunca más volvió a nombrar el de su familia. Joseph Smith era un Joven Abogado Ingles al cual le había sido asignado un trabajo en Edimburgo. En una oportunidad mientras paseaba por las calles de la ciudad, contemplo a la mujer pelirroja que le robaría el Corazón. tímidamente la observaba pasear una vez por semana. Pero ella siempre iba acompañada de otras mujeres. No había forma en la que pudiera acercarse, se repetía. Hasta que un día la fortuna estuvo de su parte. En aquella ocasión las señoritas que solían acompañarla durante sus paseos ingresaron a la tienda. Mientras tanto ella se quedaba contemplando los escaparates. Joseph decidiendo qué esa sería tal vez su única oportunidad, se aproximó con cautela. En cuanto estuvieron frente a frente, se enamoraron. Después de un mes de encuentros furtivos Joseph pidió la mano de Mary en matrimonio. Le fue negada al instante. Y ella advertida de nunca más acercarse al Inglés. Pero no lo consiguió, y se fugaron para contraer matrimonio. Tras sólo diez años de matrimonio Joseph enfermó gravemente y falleció. Ese fue el comienzo del infortunio, en la vida de la pequeña Catherine. Mientras Catherine pensaba en sus padres, escucho unos pasos que se aproximaban desde el pasillo. En alerta se puso en pie para recibir a Lady Elizabeth y la pequeña Jane Havisham. Una niña hermosa de cabellos rizados y de color cobrizo. Una verdadera muñeca. Que se acercaba tímidamente detrás de la silueta de su abuela. - ¿Estuvo esperando demasiado tiempo, señorita Smith?.- Pregunto Lady Harvisham. - ¡No!, milady - ¡por supuesto!-dijo condescendiente- Querida no preocupéis, no volverá a suceder - Aseguró, sonriendo.- se dio vuelta para enseñarle a su nieta- señorita Smith. ¡Le presentó a mi nieta Jane!- Jane hizo una reverencia algo cohibida y volvió a tomarse de las faldas de su abuela. - ¡Es un placer conocerte Jane!- hablo Catherine en el tono más dulce que pudiera emplear.- la pequeña la observó y tras unos segundos le regaló una pequeña sonrisa con el rostro ruborizado.- Espero que seamos buenas amigas- la niña pareció decidir, que la señorita Smith no era un peligro y se despegó del lado de su abuela. Pidió permiso para sentarse a la mesa. Dejando a Lady Elizabeth y Catherine solas. -¿Ya desayuno?-pregunto amablemente Lady Isabel - Si, señora - agregó Catherine- En la mañana, Lord Havisham me dejó clara mis responsabilidades. -Ah, si- Exclamó y meditó un momento -Siento si mi hijo parece un poco...como decirlo - pensaba Lady Elizabeth- ¡Rígido!- término diciendo- Le aseguró que a pesar de su aparente frialdad es muy atento. - Por supuesto, me imagino que debe ser así- respondió sonriendo amablemente. Aunque en su cabeza recordó la forma tan tosca con la cual se había despedido. Hasta el momento, no le parecía demasiado amable concluyó. - Miss Catherine, si me disculpa voy a tomar mi desayuno- dijo dirigiéndose a la mesa- ¡Bea!- Exclamo- Y rápidamente una doncella se acercó - ¿serias tan amable de llevar a Miss Smith a la biblioteca?.-la muchacha asintió- Miss Smith - continuo- ahí encontrará todo lo que creemos necesario para sus Lecciones con Jane. ¡espérenos ahí! -  - milady- respondió Catherine haciendo una reverencia, en señal de aceptación. Para posteriormente seguir a la doncella. En el instante mismo que entro a la biblioteca, le pareció magnífica. Los estantes rebosaban de libros. Pero lo que termino por fascinarla fueron los rayos del sol que se filtraban por los enormes ventanales. Sumado a la Chimenea y el juego de té que se encontraba en una esquina. Todo el lugar transmitía calidez - Es todo tan diferente - Pensó. El Internado donde había sido educada y en el que posteriormente trabajo como profesora. Era un edificio antiquísimo del período del Rey Enrique VIII. Un lugar de salones oscuros y húmedos. Tomo algunos libros y leyó sus títulos. En ese lugar había principalmente  libros de Medicina - Sonrió pensando en Lord Havisham- ¿Qué esperaba encontrar? se recriminó ¿Novelas de amor?- soltó una suave carcajada. En su descuidó, no se percató que la puerta se abría. Hasta que tuvo frente a sus narices a Lord Havisham en persona, quien la observaba fijamente. Cuando Lord Havisham abrió la puerta de la biblioteca nunca pensó que se encontraría con el fantasma de su  fallecida esposa en ese lugar. Quedo atónito y no pudo mas que  contemplar ese ser que sostenía un libro entre sus manos , mientras reía con tanta naturalidad. No podía creerlo... froto sus ojos con los puños de sus manos. Deseaba estar seguro de que su vista no fallaba debido al cansancio. De que lo que estaba ocurriendo no era  una jugarreta de su mente pestañeo fuertemente y Siguió observando. deseando más que nada en el mundo poder acercarse para abrazar , besar y acariciar  a ese espíritu que se encontraba allí, enfrenté, para atormentarlo y al mismo tiempo hacerlo tan feliz. Cuando comenzó a contemplar la posibilidad de que sus tan anhelados sueños se volvieran realidad. La hermosa silueta de la mujer, se giró y quedo petrificada cuando sus miradas se encontraron. Los ojos de ella color ámbar llenos de asombro y cautela eran tan diferentes de los azules  rebosantes de amor que él tanto añoraba. La señorita Smith había logrado nuevamente atormentarlo con su gran parecido a Eleonor. Le causó el mismo impacto que la primera vez que la había visto en el internado, sabía que aceptarla como institutriz sería un error, ya que con ella llegarían recuerdos dolorosos. Pero no se pudo resistir. Ella era apta para el trabajo y eso era todo lo que importaba. Milord! ... Milord! escuchaba ecos de palabras que lo traían de nuevo a la realidad. Enfocando la vista en la señorita Smith. salió de la neblina que abrumaba su mente. recordó la razón por la cual había regresado. Unos importantes documentos se habían quedado en su escrito. Se acercó rápidamente y los retiro de la mesa. -Adiós señorita Smith -fue todo lo que dijo antes de salir apresuradamente de la biblioteca.
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