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1379 Words
Capitulo 8 ¿Cómo puedes lucir tan linda?. Seguí tus pasos hasta esa caseta dónde sueles comprar el galón de leche, los panes azucarados, los 16 huevos y los dos litros de jugo, a veces te veo juguetear con las monedas que te dejan de cambio viendo los dulces de maní. Tus ojos color miel relucen ante la idea de comer uno o dos. Sonreí ampliamente y aún con un chicle en mi boca me acerque, mi corazón latía como loco, me sudaban las manos y sentía que enloqueceria, cuando te diste vuelta para agarrar los 16 huevos, tome una barra de dulce de maní y espere a que fueras a la caja. Entregaste los huevos, el jugo, la leche y los panes. Podía ver tu lindo cabello n***o alborotado y enrulado moverse a medida que tú caminas, tu falda larga se menea con el son de tus caderas y me deleita el sonido de tus tacones blancos. Miraste de nuevo el maní. Preguntaste el precio. Excedía tu cambio. La pague solo para verte sonreír. Me hubiera quedado, pero no me siento listo o seguro para interactúa contigo directamente. Sonreiras. Pero no aquí. No ahora. Se que llegaras con la barra escondida en alguna parte de tu cuerpo, dejaras las cosas en tu casa esperando a que te dejen subir a tu cuarto para esconderla y apenas se duerman, te la comerás con el mayor gusto posible. Espere a que salieras, mientras escribo esto te veo salir, caminas hacia la dirección contraria y cambias de acera a los 19 metros. Supongo que irás nuevamente a buscar papel y algunos materiales. Te sigo un poco más alejado mientras miro mi celular intermitentemente. Te veo entrar en la librería de la señora Margaret, entre tras de ti unos minutos después y compre algunas cosas, salí de inmediato, venías tras de mi, finjo que estoy revisando mis compras y tú sales tranquilamente en camino a tu casa, adoro verte caminar. Honestamente no solo verte, si no el detallar esas preciosas piernas mientras te tomas el tiempo de caminar. Ya cuando entraste a tu casa simplemente seguí de largo. Prometo venirte a ver cómo todas las noches. Es algo que jamás podría dejar pasar. Días después. Mire mi reloj y son las nueve de la mañana, es extraño que salgas tan tarde, te veo correr hasta la parada del autobús, pero este ya se va alejando muy rápido. Te quedas mirándolo con profundo desespero en tus ojos dorados. Escucho los gritos de tu padre más atrás, se detiene al instante en que ve que hay más gente allí. Pero, eso no le evita encaminarse hasta donde tú estás. Miras a todos lados y retroceder un par de pasos, dices algo, intentas que se calme. Oh no hoy no. Trague duro aguantandome los nervios y evitando ante todo ser descubierto. Tome una mochila aleatoria del suelo junto a una banca, unas llaves cayeron de uno de los bolsillos, las tomé. Me acerco tranquilo. —¿Ya se fue el autobús?. Levantas la mirada. Solo asentíste. Mire discretamente a tu padre, él se alejo de Nuevo dentro de la casa. —¿También vas a la UCE?. Solo unos minutos más y tu madre llegaría a darle una vuelta al asunto con él, que no ha ido a trabajar. —s-si...¿Y tú?. No sé que es más lindo, si tú o la timidez con la que hablas. —Si, de la facultad de arquitectura. Nos quedamos en silencio. Técnicamente no miento, soy arquitecto así que, una mentira no es. —si gustas te acompaño, empiezo a las diez treinta. —yo t-tengo media hora p-para llegar... La mirada de los ojos negros de ese animal dentro de la casa es bastante fría. Fácil intimida a cualquiera. —Creo que si nos vamos ya, entonces llegamos en quince minutos. No perdería nunca la oportunidad de tenerte cerca, aunque sea un rato. Solo un poco. Me miras con duda en tus ojos aún abrazada al bolso que siempre llevas con libros. No sé dónde está el dueño de la moto, pero, si no está cerca es por algo. Fui por la moto tranquilamente. Este sujeto viaja solo ya que hay solo un casco. —ten. Los valioso se cuida. Creo que es más tu urgencia por llegar que la lógica humana. Amo eso. Es entendible. Perder una beca así sería imperdonable para tí. Esta noche tengo que estar más pendiente. Luego de una pelea ese animal que vive contigo siempre se pierde para beber sin parar. Está vez, traeré el bate. Te colocaste el casco y como si los planetas se hubieran alineado, te sentaste antes que yo. Acomodas tu falda y te estremeces al sentir más vibración de la motocicleta encendida. Dios, gracias por crear a esta mujer. Te acomodas ligeramente pero estás demasiado pegada. Apreté los labios queriendo pensar en como controlar lo que tiene mente propia. No tardamos mucho en llegar. En la noche. Es algo tarde y te veo ya rendida en la cama, tu padre va llegando tambaleándose por todo el lugar, no se cómo logro llegar si está tan ebrio. Baje por las escaleras tras cerrar con llave tu puerta. Con la capucha puesta apague todas las luces de la casa y sali. Este miraba aturdido a todos lados. Tome el bate y el ruido del metal contra su cráneo me hizo sonreír. -hoy no entraras. Me puse de cuclillas a su lado comprobando que aún vive, si respira. La sangre se riega por el suelo. Arranque un pedazo de su camisa y le vende la cabeza. No me importa lo demás. Lo subí a su auto de nuevo y conduje rápidamente hasta un punto muy lejano, dos horas normalmente una hora con el acelerador a fondo. Lo deje botado en el medio de la nada, al otro extremo del pueblo en las afueras de la ciudad, a más de veinte kilómetros de la casa al otro extremo. Sonreí estando de camino. Deje el auto con las llaves cerca de un bar y seguí caminando hasta la casa, ya está amaneciendo así que solo pase a tomar un café y esperar a que salieras. Mire el reloj, son las seis y treinta. Me siento en una banca cercana al parque por el bosque y en cuestión de diez o quince minutos sales, tu cabello n***o lleno de rulos completamente esponjado y largo siempre llama mi atención, espero unos minutos a qué te vayas por el camino de siempre los jueves. Se que tienes clase en la noche. Así que seguiré tus pasos todo el día. Es algo tarde y te veo ya rendida en la cama, tu padre va llegando tambaleándose por todo el lugar, no se cómo logro llegar si está tan ebrio. Baje por las escaleras tras cerrar con llave tu puerta. Con la capucha puesta apague todas las luces de la casa y sali. Este miraba aturdido a todos lados. Tome el bate y el ruido del metal contra su cráneo me hizo sonreír. -hoy no entraras. Me puse de cuclillas a su lado comprobando que aún vive, si respira. La sangre se riega por el suelo. Arranque un pedazo de su camisa y le vende la cabeza. No me importa lo demás. Lo subí a su auto de nuevo y conduje rápidamente hasta un punto muy lejano, dos horas normalmente una hora con el acelerador a fondo. Lo deje botado en el medio de la nada, al otro extremo del pueblo en las afueras de la ciudad, a más de veinte kilómetros de la casa al otro extremo. Sonreí estando de camino. Deje el auto con las llaves cerca de un bar y seguí caminando hasta la casa, ya está amaneciendo así que solo pase a tomar un café y esperar a que salieras. Mire el reloj, son las seis y treinta. Me siento en una banca cercana al parque por el bosque y en cuestión de diez o quince minutos sales, tu cabello n***o lleno de rulos completamente esponjado y largo siempre llama mi atención, espero unos minutos a qué te vayas por el camino de siempre los jueves. Se que tienes clase en la noche. Así que seguiré tus pasos todo el día.
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