Cuando las clases finalizaron Verónica se despidió de Jared y decidió que no aceptaría su oferta de acompañarla a casa, esta vez no tomó el autobús no quería llegar temprano a casa, decidió caminar hasta su casa, no estaba tan lejos y no se iba a distraer en ningún lado hasta llegar a su casa. Alexander de igual manera estaba caminando, pero un poco más alejado para que ella no sintiera sus pasos, era la sensibilidad lo que ella tenía para sentir su mirada, algo que solo ella podía tener, esa su conexión con él y nunca se iba a romper.
Era una mala idea caminar en la tarde por las calles de Brooklyn pero cuando llegaron su madre sólo la pudo inscribir en el turno de la tarde, Verónica estaba cerca de su calle, desde que habían llegado le aterraba una casa que según los vecinos fue abandonada desde hace quince años, sabía que no tenía que tener miedo no creía en los fantasmas y en las cosas que tuvieran que ver con el infierno o el cielo, ni siquiera iba a la iglesia o había asistido alguna vez a una, no al menos que ella lo recordara y eso a su madre nunca le había molestado. Paso por enfrente de la casa abandonada y se detuvo en seco, por el rabillo del ojo pudo ver algo que se movía rápido para entrar a la casa, miró las ventanas con cortinas que debían estar llenas de polvo, se dijo a sí misma que debió ser el aire, pero las ventanas siempre habían permanecido cerradas, le parecía extraño no conocer la historia de aquella casa o al menos que alguno de los vecinos le hablara sobre las personas que vivían ahí antes de que ella llegara.
Observó su casa a lo lejos solo unos cuantos pasos más y estaría en el sillón viendo su programa favorito, pero su curiosidad por saber que era aquello que había visto le gano a su temor por descubrirlo, se acercó con pasos firmes y algo lentos a la casa, se detuvo al contemplar la puerta blanca frente a ella la pintura desgastada por el paso del tiempo, había incluso algunas grietas en la madera, estiro la mano y para su sorpresa estaba abierta, con un crujido la puerta se abrió lentamente y ella entro en la casa, el olor a polvo era muy fuerte e incluso podía jurar que había moho en las paredes que estaban tapizadas, dentro de la casa parecía que el ruido de afuera no existiera.
- ¿Hola? -dijo sintiéndose estúpida, claro que no había nadie allí, pero ella estaba segura de haber visto algo o a alguien corriendo a la casa y se dijo a sí misma que debió ser un animal
Decidió caminar para observar la casa, no era nada pequeña y tenía una gran escalera de caracol cuyos escalones de manera debían ser muy frágiles como para subirlos sin caerse, sintió de nuevo la sensación de estar siendo observada, se acercó a un sillón que estaba cerca y algo salto hacia ella, el susto logró hacerla caer cuando miró que era lo que había saltado se encontró con un gato de color n***o, suspiro pesadamente y se levantó, empezó a sacudirse el polvo de la ropa cuando escucho otro ruido, el gato se sobresaltó y salió huyendo de ahí, en ese momento se dio cuenta de que haber entrado a esa casa sola era posiblemente el peor error que había cometido en su vida.
- ¿Quién anda ahí? -dijo y espero una respuesta, intentaba hacerse la valiente cuando en realidad estaba muerta del miedo y sabía que en algún momento tenía que salir corriendo-No deberías estar aquí
-Tú tampoco-contesto una voz masculina, se sobresaltó y se dio cuenta de que estaba muy lejos de la puerta- ¿Qué clase de chica entra en una casa abandonada de noche? -lanzó el extraño, la voz era grave y algo rasposa, ella rodo los ojos esperando que aquel extraño no la viera
- ¿Quién eres? -dijo sin contestar su pregunta y tratando de buscarlo, pero la oscuridad lo cubría y sus ojos no la ayudaban mucho, ni siquiera sabía de qué lado oscuro de la casa venia la voz
-Alguien sin mucha importancia-respondió con un tono de burla, se dio cuenta de que al igual que ella aquel no tenía intenciones de responder a su pregunta
-Sí no sales ahora me iré-anuncio apuntando la puerta deseando que él pudiera verla-Además de que podría decirle a la policía-dijo en tono amenazante, aunque si lo hacía tendría que explicar que hacia ella también en la casa
-Estoy seguro de que no te atreverías a hacer eso-dijo con un tono de voz calmado, ella sabía que era cierto, pero aquel extraño no lo podía asegurar
-Te doy cinco segundos para salir antes de que decida irme, uno, dos, tres, cuatro, cinco-termino de contar y se dirigió a la puerta dispuesta a irse
-Espera, no te vayas-dijo la voz sin el tono de antes
-Entonces sal ahora-dijo en un tono demandante y se alejó de la puerta
-Si lo hago me temerás-ella se quedó inmóvil y una corriente recorrió su espalda, pero aun así quería saber quién era ese chico y porqué decía que le temería.
-No lo haré-dijo tratando de sonar tranquila.
-Está bien tú ganas, pero espera-no escucho nada más sólo el ruido de los autos que pasaban lejos de la calle en donde vivía, incluso ante el silencio comenzó a pensar que aquel chico se había ido y la había dejado en aquella casa que resultaba aterradora todavía
Miró desde donde había venido la voz y vio que una figura se estaba formando, era un chico con cabellos oscuros y piel blanca demasiado blanca como si nunca hubiera sido tocada por los rayos del sol, vestía una playera blanca y pantalones de color azul, era un chico normal se dijo, pero él había dicho que le temería y entonces lo pudo ver cuando se acercó más a la luz noto que algo sobresalía de su espalda un par de alas de color n***o, las alas eran largas y noto que eran del mismo color que sus ojos, noto la falta de pupila en ellos eran totalmente negros, se obligó a respirar y a contener un grito ahogado que estaba a punto de salir, era cierto lo que había dicho: ella iba a temerle y mucho.
-Me llamo Alexander-fue lo primero que dijo, su tono de voz era el mismo y se dio cuenta de que concordaba con él, de alguna extraña forma-Soy un ángel-le sorprendió la naturalidad con la que lo decía, como si ese tipo de cosas fueran de lo más común en una conversación cuando conoces a alguien por primera vez
- ¿Qué? -fue lo único que salió de su boca ante el asombro, definitivamente no estaba mintiendo, no podía hacerlo cuando ella misma estaba viendo aquellas alas detrás de su espalda
-Lo diré de otra manera, Verónica soy tu ángel protector-sintió como el alma se le caía a los pies y su mente daba vueltas provocándole algunas nauseas
-Claro-dijo ella incrédula y con una sonrisa nerviosa-Yo ni siquiera creo en eso
-Eso no importa creas o no en mí o en Él-ella sabía a quien se refería en ese momento-Estoy condicionado a protegerte de todo humano y sobrenatural por el resto de tu vida
- ¿Cómo sabes mi nombre? -sintió que se caía, pero se limitó a mirarlo mientras mantenía a toda costa de mantener el equilibrio
-Es mi deber saberlo, te cuido desde que naciste ¿por qué no sabría tu nombre? -dijo con una sonrisa que dejo ver sus dientes blancos
-Eso es una gran mentira-se cruzó de brazos, pero la mirada de Alexander seguía en su rostro, la miraba con atención
Se sentía nerviosa la mirada de aquel que decía ser su ángel permanecía de la misma manera inalterable, estaba hecha un manojo de nervios y cuando por fin reaccionó se dio cuenta de que él había desaparecido.
-Con que mi ángel, ¿no?, y me dejas sola a mitad de la sala de una vieja casa abandonada-se sintió tonta al hablarle a la nada
Salió de la casa y se dirigió a su casa no estaba bastante lejos, la luz estaba encendida, pero sabía perfectamente que su mamá no estaba, salía a trabajar al hospital y regresaba en la mañana para dormir. Para su mala suerte el cielo daba señales de que llovería olvido la extraña plática que tuvo con Alexander y camino lo que le quedaba de camino.
Iba totalmente distraía cuando escucho el claxon de un auto acercándose a toda velocidad, no tuvo tiempo de reaccionar cuando las luces del auto la cegaron, cerró los ojos fuertemente pero no sintió el golpe, abrió los ojos y se encontraba del otro lado de la calle sentada sobre la acera sin ningún golpe o dolor que le indicara que el auto la hubiera golpeado, el conductor del auto salió, su cara de asombro se notaba cuando la miró, parecía igual de asustado que ella y eso significaba que ni siquiera él pudo notar lo que había pasado
- ¿Estás bien? -se acercó a ella y se inclinó para poder mirarla bien
-Si-dijo tratando de asimilar que era lo que había pasado
- ¿Estas segura?, lo lamento mucho no te vi-dijo en un tono de angustia, pensar que hubiera podido atropellarla por no poder frenar a tiempo, ella asintió y miro la distancia que había desde el auto que se encontraba estacionado y con las luces encendidas y el lugar donde ella estaba sentada
El conductor volvió a su auto cuando ella le dijo que no importaba que la dejara ahí, sólo necesitaba calmarse y se negó a que él la llevara al hospital. La lluvia había comenzado a caer y ella seguía sentada en la acera mientras las gotas de lluvia caían sobre ella, sentía algo de frío, pero sentía que no podía ponerse de pie y caminar hacia su casa, sentía aun en su pecho esa extraña sensación de estar siendo oprimida
-Te dije que era tu ángel-escucho esa voz, alzó la vista y se encontró con Alexander, su cabello estaba empapado por la lluvia y la playera se le pegaba al torso y sus alas estaban ahí todavía, con el agua parecían brillar un poco mientras el agua las recorría
- ¿Me salvaste? -pregunto incrédula como si eso no fuera justo lo que acababa de ocurrir y ella no estuviera sentada en la acera, pero todo había pasado tan rápido que en ese momento dudaba de todo aquello
-De todo lo humano y lo sobrenatural-volvió a repetir la misma frase, tenía una leve sonrisa en el rostro, en ese momento ella tuvo la sensación de que en cualquier instante se pondría a llorar por lo había pasado, pero no quería hacerlo frente a él