-Quiero irme a casa-dijo sintiendo el cabello pegado a su cara, había comenzado a temblar un poco por el frío
-Te acompañaré-estiro la mano, ella dudó, pero finalmente la tomó, él en un movimiento rápido la ayudo a ponerse de pie y lo hizo con mucho cuidado para no lastimarla mucho
Caminaron el resto de camino hacia su casa en completo silencio y eso era porque no tenía muchas que decirle a él, observó de reojo a Alexander caminaba a la par de sus enormes alas que era demasiado largas y parecían acariciar el suelo a cada paso que él daba, sintió nauseas había estado a punto de morir hace unos minutos y él la había salvado, llegaron a su casa, utilizó sus llaves para abrir la puerta, Alexander entró después de ella y cerró. Lo volvió a mirar sus cabellos estaban lisos por el agua y sus alas estaban brillosas gracias a la lluvia, pero a diferencia de ella, él parecía no tener frío o al menos no parecía demostrar que lo sentía con la ropa que traía, se dirigió al baño y regreso con toallas para secarse, le ofreció una a Alexander y él la tomó pasándola primero por su cabello
- ¿Sabías dónde estaba? -se sentó en el sillón sin mirarlo de nuevo, si era cierto lo que él le había dicho tenía que saber todo
-Sí, tengo la habilidad de saber dónde estás-hablo sin una pizca de emoción en la boca, definitivamente no era humano y eso le hacía más difícil creer lo que le decía
- ¿Por qué él no te vio? -recordó al chico del auto
-Porque no soy su ángel, sólo tú puedes verme porque yo soy quien te cuida-estiró su brazo y ella notó una marca: VE. Pensó en que era una marca como las que se usaban con el ganado y eso le pareció lo más extraño
- ¿Qué significa eso? -señaló su brazo
-Son tus iniciales, significa que soy tu ángel protector, te pertenezco-acarició la marca y la miró.
-Eso suena muy posesivo y demasiado incorrecto-dijo ella ante la última frase
-Lo es, pero esa es la verdad, todos los ángeles son marcados con las iniciales del humano al que tienen que cuidar por siempre y si eso te parece extraño, lo que te voy a decir a continuación lo será aún más, siempre nos eligen ustedes-miró el suelo
-Yo no recuerdo haberte elegido-ella negó y se mordió el labio inferior-No recuerdo haberte visto siquiera
-Somos elegidos cuando ustedes aún no nacen, es una tarea que se hace desde que están en el vientre de vuestras madres-entrelazo sus dedos al frente-Ese es el momento, lo llamamos el sueño, a nosotros los ángeles se nos presentan ustedes como una forma adulta y nos eligen, después de eso somos marcados con las iniciales de nuestros humanos, tú me elegiste te recuerdo bien y eres exactamente a cómo te me presentaste hace dieciocho años.
Verónica resopló, él había visto cómo sería incluso antes de que ella naciera, no podía estar inventando todo eso y aunque así fuera tenía que admitir que era muy bueno haciéndolo, tenía en realidad sus iniciales, su madre le había puesto de esa manera por su abuela y por ella.
- ¿Por qué decidiste presentarte hasta ahora? -no era que estuviera muchas veces en peligro, pero estaba segura de que haberlo hecho antes habría ayudado a que en ese momento no fuera demasiado extraño como lo estaba siendo
-Siempre estuve aquí, jamás me he ido-la miró y ella pudo notar sus ojos totalmente negros, sabía que aquello era extraño y demasiado vago para ella-Cuando tenías diez años vivías en Virginia, el niño de la casa de al lado siempre te molestaba, tú tenías a un amigo imaginario con el que solías jugar en el patio todas las tardes
-Todos los niños tienen un amigo imaginario-lo interrumpió como restándole importancia a los datos específicos que estaba dando en ese momento
- ¿Recuerdas su nombre? -continuó y espero su respuesta
-Se llamaba...-dijo y después calló-Alexander-soltó las palabras como un susurro
-Yo era tu amigo imaginario, sólo que yo si existía, pero nadie además de ti podía verme por esa razón todos te decían que tenías un amigo imaginario, ese niño te lanzó una piedra y te hirió en la cabeza, ¿qué paso después?
-Alguien le lanzó una piedra de la misma manera y le abrió la cabeza-dijo recordando-Fuiste tú
Él asintió, ella se quedó callada, había estado con él desde que era una niña, él era de verdad su ángel protector. Se sintió incomoda y comenzó a jugar con su collar, Alexander notó la extraña forma de aquel collar, sabía que no era uno cualquiera, pero quería estar seguro antes de hacer algo que lo perjudicaría
- ¿Qué es eso? -apunto a su cuello
-Es mi dije, lo tengo desde que nací-respondió mirando la forma del collar
-Tu mamá te lo dio-se inclinó hacia adelante y ella se puso más nerviosa ante ese gesto, de alguna forma que ella no entendía él parecía muy interesado en su collar
-No-dijo negando-Mi padre
- ¿Conoces a tu padre? -Alexander la miró con los ojos muy abiertos, como si ella supiera algo que no debía saber o al menos no en ese momento
-No-ella bajo la vista-Nos abandonó antes de que yo naciera.
- ¿Tu madre te dijo eso? -alzó un poco la voz, Verónica lo miró sus oscuros ojos estaban sobre ella, era aterrador
-Mamá nunca me ha dicho nada sobre él, las veces que le pregunte sólo se echaba a llorar comprendí que le dolía hablar de eso, entonces deje de preguntar y saque esa conclusión, solo me dijo que se fue y nunca más volvió, ¿cómo llamarías a eso?
Verónica se notaba cansada y ya no quería hablar de su padre, se dijo que él debía de saberlo, había estado ahí desde su nacimiento y si la conocía también debía conocer a sus padres y quizás saber en dónde estaba su padre, aunque ella no quería saberlo
-Iré a dormir-se levantó, Alexander sólo asintió, pero se quedó sentado con la mirada perdida, como si estuviera pensando algo importante
Verónica agradeció que él se quedara en la sala y pensó que no había ningún problema si nadie más lo podía ver, subió las escaleras y entro a su habitación, no encendió las luces, se quitó la chamarra empapada y la dejo en el piso después la blusa. Busco una camisa que usaba para dormir y se la puso, lo mismo hizo con sus pantalones, se recostó en la cama pensando en lo que había pasado esa tarde y finalmente concilio el sueño.
Alexander se encontraba ya en la habitación, viéndola dormir tranquilamente, no podía imaginarse cometiendo el mismo error que Miguel, pero era ya demasiado tarde no sólo tenía su protección sino su corazón. El reloj marcaba las doce cuando sintió un viento muy fuerte entrar por la ventaba abierta, algo estaba en el techo, mejor dicho, alguien, miró a Verónica por última vez antes de salir por la ventaba y subir volando al techo.
-Alexander-dijo una figura que le daba la espalda
-Tristán-contesto él conteniendo la respiración, verlo ahí después de tanto tiempo causaba una extraña sensación en él
- ¿Acaso no te cansas de desobedecerlo? -se dio la vuelta, lo miró fijamente con esos ojos completamente oscuros y la mandíbula tensa, esperaba que él mismo respondiera de forma afirmativa a esa pregunta
-Sabes muy bien que ya no le sirvo a Él-Alexander miró el cielo-Estas aquí para reclamarme, creo que pierdes tu tiempo otra vez-dijo con expresión seria y el rostro de aquel ángel cambio un poco
-Él me ha enviado con un mensaje, está dispuesto a perdonarte si la destruyes ahora-sus ojos negros parecieron brillar bajo la luna, aquello logro hacerlo dudar de las intenciones de aquel que había sido su amigo
-Jamás, sabes que ella es nuestra salvación
-Y también nuestra destrucción, no lo olvides la profecía dice que ambas partes la pueden usar, ¿eso es lo que quieres?, que tus hermanos mueran por su capricho y el tuyo, debiste dejarla en cuanto se te ordenó
-Te prometo que nadie morirá, estará de nuestro lado, sólo dame tiempo para decírselo aún no está lista para saberlo-suplico-Es mi trabajo y también el tuyo, lo dejaste porque decidiste darle lo que quería siempre es así con Él
-Puedes prometer que nuestra sangre no será derramada, ¿de verdad? -Tristán lo miró fijamente
-Te lo prometo Tristán, ni Él y tampoco ellos pueden acercarse a ella, no la usaran para el mal te lo aseguro
-Espero que sea verdad-dijo acercándose a la orilla-De otra forma encontraré la manera de matarlos-extendió sus alas y saltó
Alexander lo vio volar hasta que sólo se convirtió en una mancha perdido en la oscuridad de la noche, no volvió a la habitación hasta que un grito proveniente de esta lo hizo reaccionar.