Capítulo 2 — Despedida de soltera.

1350 Words
Al principio Parvaneh y Felicia no la aceptaban en el grupo pero al ser Satchel hermana de Richelle Babineaux (la dueña de Chel's Fashion las tiendas de ropa más prestigiosas de Atenas) las chicas la incluyeron en el grupo de inmediato. Si algo me gustaba de Satchel es que ella no está llena de malicia como el resto de nosotras, su amistad es sincera y no somos merecedoras de ella. Aunque yo jamás haría algo para lastimarla o hablaría mal de ella, no soy una buena persona. No como ella. —No somos hechiceras Satchel, habla ahora —soltó Felicia con fastidio evidente mientras yo la fulminaba con la mirada. Contrario a todo la sonrisa de Chel no disminuyó, ella no parecía darse cuenta nunca de la hostilidad que flotaba en el ambiente y secretamente quise ser como ella. — ¡Richelle nos invitó a su despedida de soltera! Los ojos de Felicia tan expresivos como siempre brillaron de alegría a la vez que Parvaneh aplaudía como una imbécil. Seguramente debería estar tan emocionada como ellas por conseguir tan maravillosa invitación no obstante para mí eso era insignificante, fingiría alegría, asistiría con un regalo muy caro para la novia, haría buenas conexiones para mi padre y volvería a casa deseando no volver a encontrarme con personas tan vacías de mente. Aunque una y otra vez volvería a repetirse este ciclo, tarde o temprano. —Tu no deberías alegrarte demasiado Feli, debes ir con Chris ¿Recuerdas? —pregunté maliciosa y enseguida ella me miró con altivez. —Quizás pueda terminar con Chris más rápido para asistir. —A lo mejor más rápido de lo que tú piensas. Inevitablemente una sonrisa burlona se desplegó por mi rostro y mi querida amiga solo frunció el ceño. — ¿Qué quieres decir? —Nada —contesté misteriosa y giré mi mirada a las chicas—. Entonces ¿Qué vamos a ponernos? * — ¿A dónde demonios crees que vas? —gruñó la voz de mi hermano detrás de mí dándome un susto que hizo que saltara en mi lugar. Di una mirada en dirección de las chicas y para mi suerte no tuvieron que presenciar esta vergonzosa pregunta que no se le debería de hacer a ninguna mujer de veintitrés años. Lamentablemente mi hermano cree que tiene el derecho de prohibirme salir como si fuera mi padre. Después de lo que le sucedió a Agathe, nuestra hermana pequeña, se había vuelto más protector incluso al punto de parecer obsesivo por nuestra seguridad. No lo culpaba, de verdad. Pero me volvía loca. Me giré lentamente hasta él necesitando conseguir mi pose de “soy mayor de edad, no me jodas" sin embargo esta no pareció convencer a Demetrios quien no cambió su expresión severa. Pese a su parecido exacto con su gemelo Stefanos, mi otro hermano dolor de culo, rápidamente podía diferenciarlos a ambos porque Stefanos habría preguntado exactamente lo mismo pero sin ese tono de “Soy el amo y señor, obedéceme”. —Voy a la despedida de soltera de Richelle Babineaux. Él arqueó una ceja aunque mi respuesta no pareció complacerlo del todo, una vez más. Pero seamos sinceros ¿Qué complace a Demetrios Areleous? — ¿Sola? Le devolví la mirada fulminante para después mirar en dirección de las chicas. —A menos que ellas sean fantasmas, no. Él gruñó enseguida apretando la mandíbula evidentemente molesto. —No me gusta nada Helena. —No me digas así Demetrios, además ¿Cuándo te gusta algo de lo que yo haga? Estás demente si piensas que no voy a ir ¿Qué puede pasarme en un lugar lleno de mujeres? ¿Qué critiquen mi ropa? —bromeé pero como cosa rara mi hermano ni siquiera sonrió. Nótese el sarcasmo. Él terminó por suspirar cediendo al fin sabiendo que esta vez no había ganado. —Solo ten cuidado, por favor Hellie. —No me digas así, soy Lena —lo reprendí. Dem tenía unas capacidades especiales para irritarme. Cuando iba a darme la vuelta para irme noté que las chicas estaban enfrascadas en sus conversaciones así que mi reputación de chica mala no se vería afectada si le daba un corto abrazo a mi dulce pero sobreprotector hermano. Tomándolo por sorpresa lo abracé y pronto me vi rodeada por sus brazos fuertes. Depositó un suave beso en mi pelo y me dejó ir. No hubo más palabras entre nosotros. No eran necesarias. Después de un corto viaje que pareció eterno para mí con los constantes chismes de Parvaneh en mis oídos, al fin llegamos. ¡Gracias a Dios! El lugar como era de esperarse lucía digno de una princesa, en la estancia un montón de mujeres bebían como marineros mientras otras bailaban y se divertían. Rápidamente Parvie se integró a un grupo después de que todas dejáramos los regalos que habíamos comprado sobre la mesa a la vez que Satchel fue en busca de su hermana. Yo por mi parte me fui a buscar una copa. Si tenía que pasar la noche con estas chifladas lo mejor sería embriagarme un poco. —Eres Hellie Areleous ¿Verdad? —chilló una chica mirándome con entusiasmo, me contuve de entornar los ojos fastidiada tan solo por el timbre de su voz—. Estoy encantada de conocerte. —Soy Helena Areleous realmente, Lena para mis amigas. Le di una sonrisa burlona antes de beber de mi copa. Ella ni siquiera se inmutó, por el contrario, se acercó aún más hacia mí lo que me hizo fruncir el ceño. —Entiendo, tus hermanos también te llaman así, supongo. Lo sabía. La perra se acercaba a mí por mis hermanos, cosa que no es nada extraña para mí. Pero esta noche no estaba dispuesta a aguantar a una desconocida solo porque se interesara por los chicos. Cuando estaba a punto de mandarla al infierno la música dejó de sonar y el sonido de la puerta llamó la atención de todas. Satchel corrió para abrir la puerta dejándonos ver quién estaba detrás de esta. Si antes había silencio este se multiplicó al ver los especímenes que estaban ahí parados como ángeles caídos. Ni siquiera volteé a ver la expresión de las otras mujeres de la fiesta, debían tener la misma que yo. Pupilas dilatadas, respiración agitada y un deseo enorme por ser llevada a la cama por uno de esos hombres. ¿Qué? El deseo no tiene nada que ver con ser virgen. Uno de ellos le dijo algo a Chel y ella atontada miró en dirección de su hermana mayor. Acto seguido ellos entraron en la habitación rodeando a Richelle quien enseguida sonrió como el gato de Cheshire pero seamos honestas ¿Quién no lo haría teniendo la atención de 5 bombones hechos carne? —Ahora sí comenzó esta despedida de soltera —escuché que murmuró una mujer para después a coro las demás gritar extasiadas cuando la música volvió a sonar pero está vez se trataba de una melodía más seductora y lenta. Uno de los hombres comenzó a contonearse seductoramente ante Richelle quien ahora yacía sentada sobre una silla a la espera de lo que ese semental pudiera hacerle con exactamente la misma expresión que había adquirido yo al verlos. Ahora había adoptado mi expresión facial neutra viendo todo lo que pudiera captar y servime después para posibles manipulaciones. Desvié mi mirada en dirección a Satchel y como intuí la chica se veía horrorizada por lo que estaba viendo. Sonreí a medias y crucé la habitación hasta llegar a su lado pero ella solo tenía ojos para su hermana y el show que estaba protagonisando. —Chel, esto es algo típico en las despedidas de soltera, no te abrumes. —Si Xavier se entera... —Tranquila, él no se va a enterar, esto es como el secreto de confesión —bromeé divertida por su expresión. De pronto ella jadeó incrédula despertando mi curiosidad así que dirigí mi mirada en la dirección que miraba y mi boca se volvió agua al ver ese apetecible trasero moviéndose. Maldición. He muerto e ido al cielo.
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