Derek miró una vez más la fachada de la casa, a diferencia de lo que esperaba, era sencilla, de apenas un piso y con un jardín delantero evidentemente descuidado. El cielo parcialmente nublado no ayudaba mucho, hacía un poco de frío y probablemente llovería después, lo que le causó un poco de fastidio. Pisó el acelerador y estacionó el auto junto al otro, el cual asumía era de Edward, en la parte del garaje. Apagó el motor, apretó el volante entre sus manos repitiéndose que era una locura lo que iba a hacer. No podía pensarlo. Echó la cabeza al frente indeciso. ¿Qué tenía de malo? Él era un hombre, debía tener confianza en su trabajo, claro, si hacer un hijo contaba como uno. Le habían pagado y había aceptado. No era nada malo ni ilegal. Suspiró negando con insistencia. Claro que era ma

