Cuatro meses después... Apenas hacía un poco de calor, la suave brisa se coló entre las cortinas transmitiéndole un poco de paz y el sonido de los autos le despertaron de su letargo. Abrió lentamente sus ojos sin dejar de acaricias su vientre ya inflado, últimamente sus antojos estaban creciendo más y el sueño le invadía constantemente, sin embargo, había dejado de vomitar y llorar tanto, esa era la mayor de las ventajas. Ya no lloraba por pequeñeces, no como antes que sentía que cualquier cosa le dañaba, las únicas ocasiones en que lo hacía era cuando recordaba a Derek y su piel ardía en el deseo. Cada noche era igual, se decía a sí mismo que debía ser fuerte, que no debía lamentarse por el abandono de una persona que jamás le había querido realmente, aunque fuera aquella que le había

