Séptimo

2605 Words
- ¿Qué vamos a hacer hoy profe? - Habló la perra con ese tono típico de nenita mimada de mami y papi, y mirando a todos de arriba a abajo, como si fuéramos un pedazo de caca andante, la odiaba y no me juzguen, si ustedes tuvieran a una persona así todos los días también la odiarían. Victoria, así se llama. - Victoria no empieces con tus actitudes porque te vas de la clase - Dijo mi profe y hasta yo me asombré, nunca había echado a alguien del salón de danzas, de seguro ya la tenía cansada también - Chicos, vamos a las barras, hoy vamos a hacer ballet puro y elongación - Dijo mi profe para buscar su librito y comenzar a hacernos sufrir. Nos levantamos todos del suelo, debido a que estábamos todos sentados escuchando la discusión entre mi profe y la señorita creída, y nos dividimos para colocarnos en las barras de ballet que estaban incrustadas en la pared y otras dos barras más que estas eran independientes y se ponían en el medio del salón, para que pudiéramos entrar todos, sin estar apretados. Comenzamos con los cambios de la primera posición a la segunda posición y de la segunda a la primera y se hacía mediante un salto, siempre estando agarrado de la barra, sin ejercer mucha presión porque, sino en vez de saltar hacia arriba, saltabas hacia el frente, a esto se le denomina Sauté se pronuncia así: soté. Luego de unos cuantos minutos haciendo esto hicimos lo que se llama Demi-plié y Grand-plié, Íngrid nos hizo poner en la quinta posición de ballet y comenzar a bajar, porque eso es el Demi-plié y el Grand-plié, consta de ir bajando como si fuera una sentadilla, pero con posiciones de ballet, obviamente con el cuidado de que tu peso caiga en las dos piernas, que tus dedos meñiques de los pies no estén en el aire y que el arco del pie no esté en suspensión, es decir que esté apoyado completamente en el suelo y como nuestra profesora de ballet siempre nos dice "Al bajar en el Grand-plié lo último que se levantan son los talones y, al subir lo primero que apoyamos son los talones, menos en la 2. Da posición, ¡claro!". Íngrid era bastante masoquista y nosotros también amábamos que al otro día nos dolieran todos los músculos del cuerpo por haber estirado cada uno de nuestros músculos, ella con su librito nos decía y tomaba a alguien de ejemplo, y as veces era yo y sinceramente lo amaba, pero a veces también me daba miedo, uno nunca sabe lo que ella planea hacerte. - Íngrid: Ella, ven, quiero que hagas esto - Me dijo y miró su libro esperando que fuera hacia donde ella estaba y buscando algo para poder hacer. Una vez llegué a ella, me mostró lo que se denominaba como "Torsión en eje en dehors", y si bien no era difícil, se mostraba en la imagen que la chica estaba sufriendo por hacer eso, mire una vez más lo que la chica hacía y lo hice tal cual estaba en ese libro que mi profe tenía. Pies en segunda posición mirando hacia la barra, girando mi torso hacia la izquierda, la mano derecha por detrás agarrando la barra y mano izquierda por delante y la cabeza gira hacia atrás. Si bien no era una posición superdifícil de hacer, era bastante incómodo estar así, la espalda era algo que molestaba y sentías que en cualquier momento tu brazo se iba a salir, tus músculos todos retorcidos, pero a la vez bien estirados para que la molestia comenzará a aparecer en unos cuantos segundos luego de estar de esa forma. Todos me miraban e inmediatamente intentaron hacerlo, a muchos les salió a otros, Íngrid los hizo llegar y otros solo no querían hacerlo. Continuamos haciendo otras elongaciones más y terminamos con un estiramiento para comenzar a hacer pasos fuera de la barra. Todos en diagonal desde una punta a la otra haciendo pasos como por ejemplo el Sissonne, es el salto de dos pies a uno, se despegan del suelo al mismo tiempo desde una flexión de rodillas, y caer primero sobre un pie y luego cierra el otro, luego seguimos con el Grand Jeté, que es un salto amplio y alto con una pierna estirada hacia adelante y la otra hacia atrás como un “split” en el aire y por último hicimos el Pas de Chat, que como su nombre lo indica es el paso del gato, nos colocamos en quinta posición, el pie izquierdo al frente, hacemos un demi-plié sobre los dos pies, levantamos el pie derecho hacia arriba, la rodilla doblada y girada hacia afuera y con la punta del pie hacia abajo, inmediatamente saltamos hacia arriba con la pierna izquierda reemplazando a la derecha en el aire, quedando así por un momento las dos piernas suspendidas en el aire, en ese momento el pie derecho desciende a demi-plié seguido por el pie izquierdo quedando nuevamente en quinta posición. Luego de hacer todos estos pasos una 10 veces cada uno, nos dejó irnos, pero el que se quisiera quedar para el próximo grupo podía hacerlo, y sabía que eso que dijo mi profesora era para mí, porque siempre me quedaba esperando a Emanuel y a veces hacía los ejercicios con ellos. Me senté un rato en el sillón que tenía Íngrid al lado de la puerta, junto con unas botellas de agua y unos vasos, me serví un poco de agua y aguardé a que entrara el próximo grupo, que era incluso más amable que el mío. Me saludaron y en ningún momento vi a Emanuel, creía que no había venido hasta que se cerró la puerta y al instante se abrió y alguien metiendo su cabeza y mirando alrededor dijo "Hola" y enseguida miré, era él, le sonreí inconscientemente y creo que se percató de eso, porque me miró y me sonrió enseguida, entró al salón cerrando la puerta tras de sí. Me saludó y saludó a todos los demás chicos que estaban conversando y muy pocos se percataron de lo que había sucedido hace un momento, qué vergüenza. Íngrid comenzó a hablar sobre lo que iban a hacer hoy mientras yo jugaba mi jueguito y les ponía la música a ellos para que estiraran e hicieran elongación, lo que les esperaba. Al cabo de 30 minutos Ingrid me llamó y supuse que quería que la ayudara con algo, así que me levanté dejando mi celular y fui a donde estaba ella. Cuando llegué me separó del resto y me pregunto algo: - Mira Ella, necesito que tú vayas con Emanuel, porque no hay otra persona para hacer con él, si te fijas son número impar hoy - Miré y conté y si era cierto, eran 19 y les hacía falta uno, por dentro quería, pero por fuera estaba roja de nervios y vergüenza, no era experta bailando y menos con un hombre. - Si no tengo otra opción y no hay nadie más, lo haré - Eso último lo dije con mucho deseo, pero con miedo, no sabía en lo que me estaba metiendo, pero sabía que Ema estaba feliz porque hiciera con él, se notaba en su sonrisa. - Gracias Ella, luego te lo recompensaré - Dijo mi profe guiñando su ojo y yéndose de mi lado. Íngrid puso la música y comenzamos a hacer una danza libre, siguiendo los pasos de la pareja con la que nos había tocado, no puedo mentirles y decirles que Ema no se mueve bien, porque tanto sus movimientos como su delicadeza a la hora de bailar con una mujer son muy buenos. Nunca había bailado con un hombre, Emanuel era mi primera vez y esperaba que fuera él mi primera vez en muchas cosas. Con él teníamos una conexión única, nadie llegaba a conectar como nosotros, se notaba a distancia la química a la hora de bailar. Y así seguí sus pasos y yendo hacia un costado levantó su mano y yo lo seguí, pasó su mano como si tuviera delante de sí un espejo y rozando nuestras manos me miró fijamente sonriendo y una chispa de picardía se notó en sus ojos, lo cual obviamente y por cierta vergüenza me puse roja y eso provocó que Emanuel se riera y al hacer eso todos miraron hacia nosotros y comenzaron a mirarnos raro, como si de algo se tratase y comenzó lo que menos esperábamos... Las bromas sobre pareja, lo cual tanto a Emanuel como a mí nos hizo sentir muy incómodos, porque si bien éramos amigos y nos tirábamos onda por Messenger y a veces en persona con miraditas, nunca nos habíamos besado, ni siquiera a escondidas, ni siquiera un roce de algo, nada, entonces estábamos como con cierta vergüenza ambos y cuando alguien dijo "Siempre y en todo ejercicio que hay que hacer están juntos, como que no son pareja, además Íngrid siempre los pone juntos, ¿Coincidencia?, no lo creo". Íngrid se paró de la silla y fue hasta donde estaban todos y muy enojada les dejó algo en claro. - Yo pongo a quien quiera y con quien quiera a Emanuel, ustedes no tienen por qué meterse, déjense de pavadas y pónganse a hacer las cosas en serio, si ellos dos se gustan o salen o están en algo es problema de ellos no suyo, no se metan en donde nadie los llamó - dijo Íngrid muy seria y enojada, lo noté por su vena en el cuello y su elevación de tono, nunca hace algo así, pero se lo agradecía. Todos se quedaron callados y con cara seria, no creí que se fuera a poner seria la cosa, pero bueno, se lo merecían por pesados. - Póngase a hacer el baile de ustedes, Ella, gracias por ayudar puedes irte si querés o si no espera que en 30 minutos ya salen - Dijo Íngrid, más calmada. - Ella: Bueno, esperaré afuera, después te pago el mes - Le dije, para hacer tiempo y esperar a Ema Salí del salón de baile y me puse a jugar con mi celular y luego hablé con mamá explicándole que Íngrid me había puesto en el grupo siguiente al mío para ayudar a algunos de los compañeros y para que no se molestara en caso de llegar tarde a casa. Me puse a mirar las fotos de algunos exalumnos de mi profesora, porque en el vestuario estaba lleno de fotos de exalumnos y alumnos que ya hace mucho estaban con ella y me sorprendió los años que Íngrid llevaba haciendo esto, siempre quise ser profesora de danzas, era mi sueño por eso estaba estudiando esta carrera y no por nada llevaba varios años ya aquí. Luego de unos 45 minutos salieron todos los alumnos y faltaban 3 o 4 que a medida que me acercaba a la puerta del salón de baile ellos iban saliendo, cuando entré estaba Íngrid, Emanuel y dos personas más que no recuerdo bien quienes eran. Me acerqué a hablar con Íngrid para pagarle el mes y me dijo que esperara un segundo que tenía que hablar conmigo sobre algo, entonces esperé a que se fueran y vi cuando Emanuel se fue y antes de irse al vestuario me miro y me guiñó un ojo y creo que Íngrid se dio cuenta. - Ahora te la devuelvo, solo la necesito 10 minutos - Dijo ella y Emanuel y yo salimos de nuestra burbuja para mirar a Íngrid. - ¿Qué querías hablar conmigo? - Le dije algo preocupada - Nada malo, respira tranquila - me dijo sonriendo - Solo que hablé con Emanuel y él está encantado de hacer un baile contigo, pero no conoce cómo eres tú bailando, así que va a llevar práctica y tiempo - Terminó diciendo y eso me hizo sonrojarme y actuar de forma nerviosa - Ella: Gracias Íngrid, no sabía que ya habías hablado con él, justo pensaba hablar con él sobre eso hoy, cuando... - Mierda, debí callarme - Cuando... ¿Qué? - Repitió mi profesora dudando un poco y cuando fui a hablar ella respondió segura - ¿Cuándo se vayan caminando hoy? Ella, no soy tonta sé que se van caminando, hay cámaras afuera y los podemos ver con mi esposo, tranquila no diré nada, pero ve con cuidado, hace 2 días terminó con su novia y si bien se nota que está más liberal, internamente no está muy bien, así que ten cuidado - Dijo mi profe y me sonrió dulcemente - Gracias, intentaré tener cuidado - Terminé diciendo para despedirme de ella y marcharme, vi que cuando salí del salón de danzas Emanuel no estaba, y ya habían pasado varios minutos de más cuando Íngrid me agarró para hablar, entonces me vestí, me abrigué y recogí mis cosas para irme, cuando salgo a la calle estaba Ema esperándome, me llevé una gran sorpresa. - ¿Vamos? - Me dijo él, muy seguro. - Creí que te habías ido - Le dije, un poco nerviosa. - Te dije que te iba a esperar la primera vez que salimos juntos de acá, del instituto, ¿no?. - Si, pero no creí que fuera siempre - Lo miré con un poco de confusión y él solo sonrió y me indicó para comenzar a irnos. En el camino hablamos de varias cosas, sobre los estudios, como le iba a él, como me iba a mí, hablamos sobre lo que hicimos hoy, sobre sus amigos y sobre lo que acababa de ocurrir hace 1 hora. - Que raro lo que ocurrió hoy, digo, fue bastante fuera de lo normal - Dijo Emanuel, sin siquiera mirarme. - Pues era de esperarse, te reíste de nada cuando me sonrojé hoy y no dejas de mirarme desde que entré al salón y están ustedes - Le dije mirando de reojo a donde él estaba para ver si decía algo o me miraba. - Pues quizás tengas razón - Dijo él, mirándome y haciéndome sonrojarme otra vez más, lo curioso ahora es, ¿Por qué se ríe?. - Eyyy - Le dije dándole un pequeño golpe en el brazo - ¿De qué te ríes?, no dije nada, ni hice nada. - Es que te ves linda sonrojándote, además de que te delata tu blanca piel - Dijo él, mirándome con un destello en sus ojos - ¿Tú no doblas aquí?. - ¿Ah?, eh sí, disculpa estaba pensando en otra cosa - dije eso solo para "disimular" que me había quedado pasmada con lo que dijo - Bueno, nos vemos mañana - dije y cuando fui a acercarme para despedirme, como siempre lo hacíamos me agarro de la cintura y me dio un beso bien suave en la mejilla. - Nos vemos mañana Ella - Y antes de darse la vuelta me guiñó el ojo y se fue. Yo no sabía dónde estaba, qué estaba pasando solo quedé en un estado de bobera, estaba muy confundida y mi corazón estaba muy acelerado en ese momento, estaba enamorada de Emanuel y parecía que él también o, ¿era imaginación mía?, no lo sé, pero me había dejado muy confundida. Estaba a 3 cuadras y media de casa y no podía dejar de pensar en eso que acababa de pasar. Cuando llegué a casa ya todos dormían, tenía la comida en la mesa de la cocina, comí y me fui a descansar, estaba un poco cansada y al otro día tenía clases.
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