Segundo

2172 Words
Cuando tenía 7 años (si mal no recuerdo) vi al que creía que era mi papá golpear a mi madre, no estoy segura de que ocurrió con ellos, solo sé que ellos discutían y cuando salí de mi escondite para tratar de callarlos solo vi como mi papá tiraba a mi mamá contra la pared, esa imagen no solo fue devastadora, sino que fue una marca que quedó en mí, no supe por qué carajos, pero mi madre se levantó así como pudo y tiró la moto de mi padre y eso solo hizo que él se enojara y volviera a discutir con mi madre y darla nuevamente contra la pared. Esa noche yo quedé con mi mamá en la cama y ella estaba muy dolorida y aunque yo luchaba para no dormirme y poder cuidar de ella y no rendirme al sueño, este logró vencerme. Mi mamá, Lizz al otro día me explicó que Alex no era mi papá biológico, sino que era mi padrastro y esa fue otra marca que quedó en mi corazón. Flashback - Ma, ¿Por qué tú y papá se pelearon? - dije yo, con un pequeño miedo y susto por la respuesta. - Pequeña, esas son cosas de adulto, no te preocupes, todo estará bien - dijo ella con un tono de tristeza y algo abrumada. - ¿Y papá va a volver? - dije, mirando a mi mamá a los ojos, sabía que quizás no me iba a responder y sabía que Alex no era mi papá, pero lo quería como uno. - No lo sé pequeña - dijo en un tono apagado y se fue a otro lado. Fin del flashback Ese día ella intentó estar bien para mí, pero no lo estaba, estaba triste, estaba apagada, no tenía color en su rostro, no había maquillaje como todos los días, no había felicidad... Luego de un largo período de tiempo, llegó Alex otra vez a nuestras vidas y nunca supe si fue porque amaba a mi mamá o si fue porque acordaron entre ellos para verme crecer y que yo tuviera a mamá y a papá al lado como una niña "normal". El tiempo pasó y todo parecía normal, una familia feliz, dijera algún loco de por ahí... Llegaron mis 8 años y todo fue lindo, no recuerdo muy bien, pero si recuerdo un regalo de cumpleaños que jamás olvidaré. Flashback - ¡Pequeña! ¿Qué te parece si hacemos algo para ti hoy? - dijo él con una sonrisa en su rostro. - ¡Si papi, si! - dije muy feliz, a pesar de que no era mi verdadero papá, siempre lo quise como a uno de verdad. - Ven, vamos, tu mamá se está por ir y tienes que bañarte - dijo él con cierta felicidad y alegría. Con mi inocencia intacta decidí seguirlo, y caminamos hacia el baño, me desvistió para poder bañarme y siempre era lo mismo, tenía que abrir mis piernas mientras estaba parada en la ducha para que pudiera pasar la esponja con jabón por esas zonas. - ¡Abrí, abrí! Hay que lavarse bien - decía él con un tono serio pero a la vez divertido. Fin del flashback Y yo solo hacía caso, no era como que podía decirle "Pues fíjate que no quiero y déjame bañarme sola que estoy grandecita". Todo este tiempo que a él le tocaba bañarme a mí ya no me parecía lindo, era muy rara la forma en la que él me jabonaba. Estoy segura de que ese regalo que tenía era muy bueno para que me tuviera que bañar. Ya luego de secarme y vestirme me dijo algo que no supe entender con mi mente de niña que significaba. Flashback - Vamos a hacer algo, esto que hacemos debe de ser un secreto entre tú y yo, nadie más puede saberlo, ¿entiendes? - dijo él con un tono algo distinto, no supe diferenciar como me hablaba. - Pero, ¿Qué vamos a hacer papi? - dije inocentemente y él solo sonrió. - Vamos a jugar a un juego, ven, acuéstate - dijo, y me llevó a la cama en donde mi mamá y él dormían juntos. Fin del flashback Y yo solo acepté y cedí a algo que me costó la vida entera entender el porqué... Mi héroe, mi superhéroe, al que yo consideraba papá, ese, se robó una parte de mí, que jamás nunca recuperaré, se llevó esa inocencia que tanto hablan los mayores de los niños, mi padrastro había abusado de mí de una forma tan sutil, pero que penetró hasta lo más profundo de mi corazón. Poco a poco fui creciendo y cada vez lo asimilaba como algo normal, cada vez que no podía porque me venía el mes me ponía mal y lloraba porque él no podía hacer nada, que ingenua, tan inocente, tan pura que me dolía no poder ayudarlo. Ayudarlo a destruir mi alma. Un día todo acabó, pero el dolor, el odio y el rencor hacia mi padrastro crecieron, llegué al punto de odiarlo y de odiar al Dios al que hoy sirvo y amo con todo mi corazón; es más, hay un recuerdo tan fresco... Recuerdos de niña Aquella tarde, cuando hice dormir a mi pequeño hermano de tan solo 1 año de vida; llegó papá a la habitación y cerró la puerta y la cortina. -Alex: Hija, ¿te animas a hacerme masajes en las piernas y en el cuello?, me duelen demasiado - dijo él sabiendo que iba a aceptar. -Ella: Si pa, espérame que busco la crema - dije, mientras me dirija al estante en donde estas estaban, tratando de no hacer tanto ruido por mi hermanito. Después me dijo que me quedara, y lo hice, inocentemente, inconscientemente lo hice, total él siempre me daba su celular para jugar a sus jueguitos. Me puse de costado mirando a dónde estaba mi pequeño hermano y me caían las lágrimas y yo preguntaba al aire ¿Dónde estás?, te necesito, ¡ayúdame por favor!, pero bien sabía yo que no le hablaba al aire. Actualmente Él siempre solía intentar penetrarme y con la fuerza que yo ejercía para que eso no pasara, me quedó una pequeña ampolla en esa zona, me quedó una marca... Otra marca más, pero esta vez una marca física. Pasado el tiempo esto siguió por mucho tiempo, diría yo que por casi 5 años. No fue fácil convivir con eso, no fue fácil vivir con él, no fue fácil decirle "papá" al hombre que me había robado mi niñez, hoy en día no nos llevamos bien, pero quién sabe, capaz en un par de años si podemos llevarnos mejor, solo Dios podría determinar eso. Conforme pasaban los años yo crecía y un día de la nada, no recuerdo bien cómo ocurrió, pero sé que ocurrió, dejamos de hacer eso, bah, él dejó de hacerme daño y yo, me quedé con esa marca tan intensa y tan profunda, pero ya me había acostumbrado a vivir con eso. A los 12 o 13 fui a mi primer campamento cristiano, recuerdo que mis tíos vinieron a hablar con mis padres para que pudiera ir y así fue, pude ir y asistí y fue hermoso, fue algo que jamás creí vivir, fueron 5 días, el 3.er día de campamento fue mi cumpleaños, dado a qué se hacía siempre en septiembre y en las vacaciones que había. Aquel día fue genial, me cantaron feliz cumpleaños, me regalaron cosas preciosas y descubrí que podía sanar y soltar aquella piedra que lastimaba mi corazón, es como cuando tenés un objeto puntiagudo en tu mano y cierras la mano y ese objeto te pincha y te hace doler y tú sigues apretando porque no quieres que nadie sepa lo que tienes en tu mano, pero a la vez quieres soltarlo porque te está lastimando; bueno así fue como me sentía, así sentía que era mi vida en ese momento, el dolor de saber que mi padre abusaba de mí era muy grande y no quería que nadie se entera de eso, era un "secreto", pues bien, llegó un momento en el día que hicimos una especie de juego, los niños iban con un adulto hombre y las niñas con una adulta mujer y uno de los tantos juegos que había era el de la soga, el juego consistían en que había una soga con muchos nudos y a cada uno se nos daba una para que desatáramos esos nudos, pero había una condición... Si tú desatabas un nudo, tenías que soltar algo que estabas reteniendo en tu corazón, sea cual fuere, tenías que hacerlo y eso me atemorizó. Pasaron varias niñas y muchas lloraban, porque eso es lo que se provoca en ti cuando sueltas perdón, sobre la vida de aquella persona que te hizo daño o cuando sueltas la piedra que te lastimaba, lloras, porque es Jesús quien te da esa fuerza y te da al mismo tiempo la paz y la sanidad en el instante en que lo aceptas y decides comenzar el proceso de metamorfosis, el cambio. Llegó mi turno y me miraban todas y yo ni siquiera había hablado y ya lloraba, porque sabía que tenía que perdonar a aquel que me había lastimado por muchos años... - Ella - comenzó a decir Miriam, sacándome de mis pensamientos - ¿Quieres que hagamos esto juntas? - Terminó diciendo y mi cara ya era un lujoso río de lágrimas. - No estoy segura, pero lo haré - Dije empezando a desatar el nudo y sabiendo desde lo profundo de mi corazón que tenía que hablar y tenía que soltar esa piedra.- Yo perdono a mi papá... Por... Haber abusado de mí - Dije eso último casi en susurro creyendo que nadie me escucharía, pero no fue así... - Ella, acompáñame un segundo a la carpa - Dijo Miriam poniéndose en pie y haciendo que otra señora se quedará a cargo de las otras niñas. Yo solo me levanté con la cabeza agacha y caminé en su dirección, ella me tendió la mano y caminamos a la carpa, casi ni veía, solo veía agua, agua que poco a poco comenzó a derramarse. - Ella, quiero que me cuentes con detalles qué fue lo que pasó contigo y tu papá, ¿Si? - Dijo ella y yo solo podía llorar en silencio sin decir una palabra, sentí sus brazos rodearme y fue cuando todo lo que tenía guardado salió a la luz, lloraba, gritaba, me sentía dañada, me sentía culpable, sentía irá, si teníamos a un Dios grande ¿Por qué me pasaba esto a mí?, ¿Por qué no fue alguien más y no yo?, ¿Qué carajos había dicho o hecho mal para que me hicieran algo así?, y no comprendía, no entendía el porqué, pero sabía que en algún momento comprendería, ¿No?, por algo pasan las cosas, ¿No?. Miriam me siguió abrazando hasta que mis lágrimas cesaron, no sé cuánto tiempo pasó, pero ella se quedó ahí, sin hablar, cuando quise alejarme ella solo me soltó y espero a que le contestara. Pero cuando iba a hablar me dijo algo que me hizo confundir aún más. - Escucha pequeña, no es tu culpa, nada de lo que pasó es tu culpa, no te culpes, no sientas que hiciste algo mal, porque no fue así, ¿Entendido? - Dijo ella mirándome a los ojos y tomándome de los hombros para moverme un poco y hacerme entender. - Y... entonces... por... ¿Por qué a mí me pasó esto? - Decía entre sollozos y lágrimas. - No lo sé, solo Dios sabe el por qué, pero estoy segura pequeña, que tiene un propósito tan grande contigo que esta experiencia de vida te va a servir para sanar a otros.- Dijo sonriendo y limpiando cada una de mis lágrimas. No entendí por qué, no sabía el porqué, pero si de algo estaba segura es que me sentía culpable, sentía que yo era muy linda y que por eso me había pasado eso, pero la dura realidad llegó a mí cuando me mire en un espejo, mis compañeras me acompañaron al baño para lavar mi rostro y me animaron muchísimo y eso me hizo bien, pero mirarme en el espejo y verme, me hizo saber que no era tan linda como creía, alta, muy delgada, sin curvas, con mi típico peinado odioso, una cola alta y con pequeños rulitos en las entradas que se me formaban en la cabeza; no era linda, entonces... ¿Por qué? Pasando ya el campamento y la euforia de poder contemplar cosas increíbles que solo en los campamentos cristianos se contemplan volví a mi casa, a la cueva, al lugar donde no era feliz. Pasaron los días y cada vez que iba al baño y me desnudaba para mirarme me sentía menos, me sentía sucia, me sentía mal, no entendía nada, solo me sentía así, sabía que solo cuando tuviera cierta edad lo comprendería, o no...
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