Tercero

2149 Words
Pasaron unas cuantas semanas y todo comenzó a marchar bien, hasta que todo comenzó a marchar relativamente mal. Hacía días mi abuelo se sentía mal, a la hora de la comida no comía y se acostaba a dormir, renegaba ir al médico, decía que no tenía nada, que solo era algo pasajero y pronto se le iría. Aquella semana fue una lucha constante, antes de que mi abuelo fuera al médico lo vi sentado en una silla con sus brazos cruzados sobre la mesa y la cabeza entre ellos, quien iba a decir que sería la última vez que lo vería... Cada noche oraba por él, por su salud, pidiendo que se quedara porque quería que él me acompañara a la entrada de mis 15 años, sabía que él era quien tenía que entrar conmigo... Pasó una semana entera y no había señales buenas del abuelo, la mañana del 5 de mayo del 2015 me atormentó y me golpeó, recordándome que por más que intentara lo bueno, todo iba a salir mal. Esa mañana falleció mi abuelo, aquel a quien yo amaba, aquel que me enseñó a amar cuando mis padres ni siquiera un abrazo me brindaban, aquel que se enojaba conmigo si yo dejaba las cosas tiradas y no era ordenada, aquel que me retó y me crio cuando mis padres ni siquiera lo hacían, aquel a quien yo acomodaba su almohada cuando iba a dormir y como si fuera llamado aquel recuerdo llegó y golpeó mi mente. Recuerdos de niña Ya eran las 10 de la noche, días fríos eran los que vivíamos en mi país, dado a qué estábamos en invierno. Cuando mi abuelo se estaba por ir a dormir yo corría a su habitación y me trepaba en su cama que para ese entonces era gigante y me escondía bajo las sábanas, yo quería dormir con el abuelo porque era mi mejor amigo y mi compañero y lo quería muchísimo, como a mi segundo papá; de pronto vino mi abuela y ... - ¡Ella, anda para tu cama! - Decía la abuela siempre con una expresión divertida y golpeando el gran bulto debajo de las sábanas con una almohada. - Negra, déjala quieta, que se quede, total nosotros no hacemos nada- Decía mi abuelo divertido, tratando de convencer a mi abuela - No, no, que ella pega patadas y se tira gases - Decía mi abuela para que yo saliera y me fuera corriendo y funcionó. Pero no sin antes hacer lo de todos los días. Salí de mi escondite abrazando a mi abuela, y diciéndole "buenas noches", luego bajé de la cama y corrí hacia el lado de mi abuelo y él siempre tenía 3 almohadas y aun así tenía la cabeza en el aire, nunca entendí si lo hacía de gusto o era porque realmente no quería levantarse por otra almohada, entonces yo me tomaba la molestia de ir hasta la botinera y tomar una almohada y ponerla en su cabeza y antes de irme por completo le daba un beso y muy inocentemente le decía... - Abuelo, ¿tenés una pastillita? - Mirándolo fijamente con mis ojos deseosos de que si tuviera una pastillita para poder guardarla porque no me gustaba la menta. - A ver, alcanzarme mi pantalón ahí - Me decía señalándome el lugar en donde hacía unos segundos había ido por su almohada. - Toma, estas son las que a vos te gustan - Agregó entregándome una mentita redonda blanca del paquete de pastillas "Mentitas". Con mi sonrisa le dije gracias y le di un beso y un abrazo y me fui a mi cama a dormir, feliz porque tenía mi pastillita. Actualmente Pasó un tiempo bastante largo, bueno, diría 2 años de aquella tragedia, de aquel dolor en el pecho que hacía que cada vez que recordara a mi abuelo llorara. Mi abuelo era todo, con él compartí los momentos más felices y más tristes, sufrí demasiado por su partida, pero tenía que seguir, no tenía otra opción. Hoy comenzó lo que yo llamaba la odiosa estación del año, el otoño, los días crueles de frío eran cansadores y recién empezaban, el otoño siempre parecía más invierno que otoño... Era lunes y tenía que ir a mi clase de ballet, por cierto, hace casi 7 años de que me dedico al ballet, iba por el título de "profesora de ballet" era mi sueño poder tener un estudio de danzas y dar clases. La clase de hoy no fue muy agradable después de todo, una insolente contradecía algo a lo cual yo tenía razón y no querían creerme, pues allá ellos, ¡se joden por ser tan tercos!. Casi terminaba la clase cuando de repente se volvieron otra vez en mi contra porque el Arabesque que estaba haciendo estaba mal, cuando la profesora vio mi cara y vio el panorama que estaba frente a sus ojos decidió terminar la clase, porque de seguro se armaba una pelea. Lo único que hice fue abrir la puerta con mi cara de pocos amigos y estoy segurísima que aquel chico que estaba ahí se debió de haber asustado porque su rostro mostraba algo de miedo y su sonrisa se esfumó en el momento en que me vio, solo lo miré y miré al resto de chicos y chicas que había y que miraban a mi dirección y salí del salón para pasar al vestuario, vestirme e irme a mi casa. Durante el camino me acordé de aquel chico que se asustó al verme y no pude evitar una pequeña sonrisa salir de mis labios, era muy lindo y pude ver qué se le formaban hoyuelos cuando sonreía, pero algo borró mi sonrisa al momento en el que recordé que mi amiga Pilar lo abrazaba de forma eufórica y lo molestaba mucho, suponía que eran novios así que preferí olvidarme de eso y considerar a aquel chico como mi compañero de danzas. Llegué a mi casa y solo comí, me bañé y me acosté a dormir, al otro día tenía clases y tenía que levantarme temprano para poder llegar a tiempo. La semana pasó lenta, estábamos a miércoles y de alguna forma me sentía feliz de poder ir a danzas, sería que ¿La imagen de aquel chico me había atraído?, o ¿Me estaba enamorando?, sacudí rápidamente mi cabeza, pues tenía prohibido tener novio hasta los 18, así me dijeron mis padres y yo entendí que así debía de ser. Llegaron las 18 hs del día miércoles y me fui caminando a mi clase de danzas, una de las pocas veces que me dejan ir caminando. Llegue creyendo que podría ver al chico del día lunes y llegó y lo vi y algo pasó en mí que me hizo sonreír, su rostro era precioso, sus ojos brillaban, un color café oscuro predominaba en ellos, su cabello color castaño oscuro y su corte Long fade con un aroma exquisito a perfume me hizo erizar la piel y algo nuevo se despertó en mí, pero al mirar a su costado venía agarrado de la mano de una joven que me miraba con odio, era linda, un poco antipática y algo engreída, además... - Chicos entren todos, vamos a conversar sobre los exámenes de fin de año y la presentación de las danzas. - Dijo Ingrid, mi profesora haciendo que saliera de mis pensamientos y dirigiera mi mirada hacia ella y me sonriera como si fuera su hija. Debo aclarar que con Ingrid nos llevábamos bastante bien, ella conocía los problemas que tenía con mi familia, ya que ellos eran muy reservados y no me dejaban salir mucho, eran muy controladores y yo bueno, odiaba que fueran así, conocía mucho de mi Ingrid, pero no conocía mi pasado oscuro, como yo lo llamaba. Una vez dentro del salón la joven antipática se tuvo que quedar afuera, ya que no pertenecía al instituto, y sonreí, además corrí con la suerte de que el chico que estaba a mi lado aquel al que yo esperaba ver hoy miércoles, se sentó justo al lado mío y cuando se sentó le dirigí una de mis más sinceras sonrisas y él me correspondió y ambos miramos a Ingrid que estaba dando vueltas para poder hablar, éramos 2 grupos, los pre-grandes y los grandes, nos hizo entrar a todos y comenzó a hablar. - Qué les parece si cada uno se encarga de vender 4 entradas mínimo, para poder juntar y pagar todos juntos el teatro al cual vamos a asistir - Dijo ella y todos asentimos, sabíamos que costaba dinero entonces nos propusimos entre todos a vender entradas. Ingrid quiso comenzar la clase con un precalentamiento y decidió ponernos en pareja para que pudiéramos trabajar en equipo, Ingrid fue nombrando a cada uno y diciendo con quién trabajaríamos. - Ella, tú trabajarás con Emanuel, pueden ir a aquel rincón de allá - Me señaló al fondo de todo y yo asentí. Y cuando fui al fondo no creí que Emanuel era él, Emanuel era el chico que me vio con cara enojada, el que estaba con mi amiga Pilar y el que había entrado con aquella antipática al vestuario de danzas, me puse un poco nerviosa, dado a qué tenía un físico espléndido y con esa musculosa que traía se le veían unos brazos fuertes, y se notaban mucho sus músculos, era casi de mi altura y usaba lentes, lastimosamente se los tenía que sacar porque podían romperse. Ingrid creo que vio mi mirada hacia Emanuel, porque cuando dijo "Chicos vamos a hacer expresión corporal" la mire y me guiñó el ojo y eso significaba que me había visto babosear a Emanuel. Ingrid iba indicando los pasos, muchos eran solo seguir al compañero de enfrente y otros era hacerlo de a dos, como por ejemplo el que el hombre estuviera de espaldas, la chica sobre la espalda del chico con sus brazos sobre su cuello, mientras el chico agarra tus brazos y levantar los pies en alto; otro de los pasos que nos hizo hacer fue el del tango, aquel paso en el que la mujer se tira hacia atrás y el hombre la agarra, bueno, ese mismo, pero la diferencia era que no podías quitar la mirada de los ojos de tu compañero y eso generó un pequeño sonrojo en mis mejillas, esperaba y deseaba con todo mi corazón que no lo hubiera notado. De fondo la canción "Unsteady" (escúchenla a partir de aquí) y de fondo dos chicos bailando y de ahí sacamos pasos para poder hacerlos. Era muy lindo, muy relajante, me recordaba cada cosa que había vivido y me ponía triste, pero me sentía bien a la vez, tenía un compañero al cual recurrir por lo menos en este tiempo de baile que teníamos. Disfruté cada movimiento, cada paso, cada mirada, cada tacto con su piel, cada pequeña expresión de él, me dejé llevar y creo que hicimos "clic", pero no me atrevía a decirlo, no me atrevía a pensarlo, porque muy en el fondo sabía que yo no era para nadie, que yo no valía nada, que yo no merecía a nadie y que por más que intentara, mi apariencia no tenía arreglo, así de insuficiente me sentía y agregándole algo más a eso, él tenía novia y no podía separarlos para poder estar con él, eso sería egoísta de mi parte. La clase finalizó y nos saludamos entre todos como es costumbre, me despedí de él, creyendo que pronto lo volvería a ver. A la salida vi que él iba con su novia y su bici, me llamaron para darme mis anillos que me los había olvidado y en ese segundo los perdí de vista, no vi ni para dónde, ni por dónde iban y me quedé con la esperanza de algún día poder ir a su lado hablando con él y que me acompañara por lo menos hasta que él tuviera que doblar para ir a su casa o yo tuviera que doblar e irme a mi casa y con ese pensamiento fui todo el camino hasta llegar a mi casa y volvíamos a la rutina de siempre, comer, bañarme y dormir, al otro día había clases. Esa noche me dormí algo feliz y preocupada, pero antes de dormir como todas las noches oraba y le pedía a Dios que me ayudara, había cosas que aún no entendía y que tenía miedo de decir, no entendía tampoco si era Emanuel el indicado, no sabía si tenía que dar el paso o que hacer, sé que sueno como muy apresurada pero... En realidad lo era, me gustaba y quería que fuera mi novio, pero recordé que todavía no podía tener novio y que él andaba en algo con alguien, así que oraba para que cuando llegaran mis 18 pudiera ser mi novio, que se librará de esa niña y me quisiera a mi
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