Rebecca

PROLOGO: 'Rebecca siempre vivió siempre en las sombras de su hermana gemela, Renata, aquella palabrería barata "la estrella y la estrellada", mirando entre líneas esperando que las cosas mejorarán entre su amor platónico de toda la vida, Zack. Aquel chico que le robaba el aliento a más de una chica, Rebecca no fue la excepción. Hasta que algo sucedió, la vida le cambió todo de un modo abrupto dando un giro completamente la historia, la muerte de Renata. Zack tendrá que encontrar a alguien que se case con él, para poder heredar aquella empresa multimillonaria, ¿Quién mejor que la chica que siempre ha estado enamorada de él? ¿Quién mejor para poder ayudarle a cumplir su cometido que una persona que siempre lo habría amado? Era el plan perfecto, por donde sea que le viera. Ella se negó múltiples veces, puesto que no se sentía capaz de llenar la sombra de su hermana gemela, hasta que sus planes giraron, ¿Cómo podría mantener la vida de su hermano Demián diagnosticado de cáncer. Candidata perfecta, o eso parecía ser. Esas parecían ser las razones en ese momento. CAPÍTULO 1 《Las mentiras son perfectas. Creemos de lo que escuchamos, nunca hemos tenido motivos para no hacerlo》 Me senté en el escritorio, mirando aquel computador esperando que la hora marcara mi salida, nunca me gusto trabajar aquí, siempre habría parecido algo completamente interesante. Me balanceaba ligeramente en aquella silla con ruedas esperando matar el tiempo. Diecinueve años, habría dejado la carrera y pensaba seriamente en el por qué. La madre de Zack me lo habría pedido, ¿Esa carrera te parece ser apropiada? Necesitas ser una buena esposa, así que, debes estar en su oficina. Asistente. Sería más convincente. Eso decía ella, a mi me parecía ridículo. La puerta se abrió de golpe a lo que me sobresalté, ahí estaba él, con el enojo marcado completamente en sus facciones, en sus ojos se desbordaba el odio enorme que tenía. Sus ojos cayeron en mí y lo entendí, parecía ser que yo tenía la culpa de su enojo. Era completamente cierto. Se acerco a mí marcados con molestia, quería denotar que estaba molesto conmigo, apenas llegó frente a mí dejo el periódico frente a mí, haciendo que el sonido resuene por toda la habitación. Enfoqué mis ojos a los suyos. —¿Has tenido un mal día Zack?—espeté con burla. Deslizó el periódico en mi dirección—, ¿Qué? —¿Me puedes explicar esto?—preguntó Zack. Mis ojos examinaron la fotografía con lentitud—¡Quiero una respuesta! —Es un periódico—, solté, para enfocarle directamente. Ahí quedé helada, parecía ser yo, tan cerca de un chico—¿La prensa lo tomó? —¿Esa es tu respuesta? ¡Argumentos Rebecca! ¡Maldita sea!—gritó furioso—, ¡Habíamos quedado en algo! —Zack, aún no firmamos contrato. Ni siquiera me has pedido matrimonio—, dije alzando mi mano sin anillo—, ¿Fue la prensa? —¡No cambies el rumbo de la conversación Rebecca! ¡¿Por qué hiciste eso!? La vena de su cuello estaba exaltada. Estaba furioso, más que ello, parecía que habría humo saliendo de sus orejas. Hervía del coraje. Me enderece. Intentando demostrar una seguridad que claramente no tenía. Acerqué el periódico a su rostro para que lo viera mejor. Era un montaje, seguramente. —Es un montaje—solté examinando la foto—¿En que mundo vives? ¡Relájate! ¿Eres tonto? —¡Eres una infiel!—, me gritó nuevamente. Rodé los ojos. —¡Que no soy yo! ¡Estuve ayer contigo idiota!—grite sin pensar. Mis ojos vieron nuevamente la fotografía algo hizo clic en mí—¡Mira el maldito titular! ¡Anoche! ¿En donde estábamos ayer?¡Piensa!¡Usa las neuronas que seguro tienes Zack! Me miró con confusión, fruncí las cejas. pareció ir denotando las cosas, pensó un poco más, para rodar nuevamente las cosas. Él se sentó frente a mí, para fruncir las cejas ligeramente, sus manos se pasearon por el cabello, intentando entender lo que sucedía. Ayer en la noche estábamos en una rueda de prensa, habríamos estado ahí durante tres días y regresamos anoche, llegando apenas hoy en la mañana directamente a la oficina. Debía de ser idiota si creía que era yo. Él era un idiota. —Además. Qué no se te olvide que estaríamos juntos por un contrato, que aún no se firma—, terminé. Tirando aquel periódico a la basura—, No por amor. —Entiende esto. Rebecca—, me llamó autoritario, levantándose para sujetarme del brazo haciendo que me levante—, Eres mía. No vas a salir en titulares siendo una... —Cuidado cómo quieres terminar esa oración—, chisté jalando mi brazo, soltándome—, Imbécil. No soy tuya, —Lo eres, eres mía—me miró directamente a los ojos—, Completamente mía. —Sigue creyendo lo que quieras—, dije rodando los ojos. Trague saliva y le miré desafiante. Sus ojos me miraron con atención hasta vagar a mis labios, los suyos y los míos estaban tan cerca. Su mano se aferro con fuerza en mi muñeca, sin hacerme daño. Pero intentaba demostrar la autoridad que tenía. Nuevamente sus ojos me miraron a los labios nuevamente, quedé helada. Nuevamente. Y yo, solo podía mirar sus labios esperando un movimiento más, no nos habíamos besado, jamás, solo aparentábamos. —¿No lo ves? —¿Qué? —El como reacciona tu cuerpo, como me miras—se alejo un poco y una sonrisa burlona atravesó sus labios—Eres mía por contrato. Pero tu cuerpo también lo es, aún si no tuviéramos un contrato. Salió de la oficina. Apenas lo hizo solté un suspiro ahogado. Camine hacia el bote de basura y saque el periódico. Sabía de que se trataba perfectamente sin tener que pensar demasiado, y estaba tan furiosa por ello, que la bilis crecía dentro de mi garganta, maldita sea. ¿Cómo es que ella podía hacer esas cosas? 《La novia de el empresario Zack Benet se le vio en el bar de Los Angeles, coqueteando con un mesero. ¿Será este el fin de la relación de Zack y Rebecca? ¿La boda será cancelada?》 —¡Mierda!—grite furiosa. Tirando el periódico con fuerza hacia el otro lado de la habitación—¡Dios, como te odio! ¡Maldita hija de puta! Saqué mi celular y marque molesta su número. No tardo en responder. Y él tono con el cual lo hizo me enfureció aún más. Hija de...¡Eres una idiota! —Hola Rebecca—dijo en tono divertido—¿Por los titulares? Podía imaginar sus ojos divertidos y el cómo se burlaba de mí directamente, hacía esto frecuentemente. Se burlaba de mí siempre que podía. Era curioso, porque siempre creía yo en aquellas palabras que me decían, por lo que intentaba seguirle los pasos a ella, esperando poder ser aunque sea la mitad de lo buena que ella era. Pero no podía. Por mucho que intentará, me sentía cómo una impostora, cómo la estrellada. —¡¿En que pensabas!?—grite furiosa. Atrayendo las miradas de algunas personas fuera de la oficina. Baje la voz—Sabes perfectamente todo lo que esta en juego con esto. No me hagas esto. —Buenos días, hermanita—enfatizó. Alce ambas cejas ante su cinismo—¿Ya no saludas? —¿No saludar? ¿Te das cuenta de lo que nos has hecho?—le señalé—, Sabes que no es por mí. Es por Demián. —A mi no me hablas así. ¿Quieres joderme?—me dijo, podía jurar que estaba cruda. —¡¿Que demonios te pasa!? ¿No te das cuenta de lo que estás haciendo? —Te hago un favor, eso te hago. A ti te gustaba. Estas viviendo mi vida y lo sabes perfectamente—, me recordó—, Te gustaba Zack, me hice a un lado. —Tu fuiste quien quiso fingir su muerte Renata—susurré. Fruncí las cejas—Tu eres quien escapo para no tener que casarse y me dejaste todo a mí, no quería casarme, nunca he querido casarme y lo sabes perfectamente. Mire hacia él techo con desesperación. Estaba tan desesperada que las ganas de llorar se habrían incrustado en mí. Desde el día uno donde supe que ella estaba viva me habría dicho que yo era una impostora. —Estabas enamorada de Zack. Cuando yo salía con él. ¿Crees que no me daba cuenta como tus ojos lo seguían a todas partes? —Te equivocas. Lo hago por Demian. No por amor. —Demian—repitió. Con burla—Seguro para él eres una ridícula. Viviendo la vida de alguien más. —¡No quiero vivir tu vida! ¡Entiende! ¡No estoy enamorada de él! —No. Sí. Tu lo haces por amor. Zack porque le recuerdas a mí, ¿Te ha tocado? ¿A dicho mi nombre en lugar del tuyo? Sabes que esta contigo porque eres la otra yo. Un simple clon. Y si regresará... Sabes que se casaría conmigo. Mire hacia fuera de la oficina. Podía ver a Zack coqueteando directamente con Karen, miré hacia él techo nuevamente. Sabía que no era lo suficiente para complacer a Zack. —Solo... Cambia un poco, el cabello... hazte un bronceado—dije. La voz se me habría quebrado—Sí no quieres casarte con él... No hagas que nos descubran. Porque al final, sabes que alguna habría tenido que casarse con Zack. —Así será. Besos hermanita. Colgué la llamada. Me senté en el suelo y miré hacia el techo. Zack y Renata habrían sido novios desde niños, mis padres y los de Zack habrían organizado una boda perfecta para ellos dos apenas cumplieran la mayoría de edad. El abuelo de Zack sólo le heredaría la empresa si tenía un matrimonio estable. Renata nunca amo a Zack, pero yo sí, éramos tres niños que pasaban todo el tiempo juntos, pero el amaba a Renata. Ella no quería casarse y un día antes de la boda fingió un accidente. No se encontró el cuerpo, el auto habría sido hecho cenizas. Los padres de Zack sugirieron que yo podría llenar el vacío que les dejo Renata. Era su gemela. Claro que podría. Me negué. Por mucho que amará a Zack no podía hacerle eso a Renata. Hasta que algo pasó, Demian empeoró. Cáncer. Desde ahí todo cambió, mi vida entera cambió. —Tu novia esta de dramática en el suelo de tu oficina—escuche a Karen. Le coqueteaba frente a mí siempre—¿Enserio te casaras con esa niña? Me levanté limpiando las lágrimas de mis ojos. Tiré nuevamente el periódico en la basura. Mi padre y la madre de Zack me hicieron firmar el contrato "Es el único modo en que tu podrás salvar a Demian". —Eso no te concierne. No te metas. —Es una niña. Inmadura que solo quiere tu dinero. —Karen—advirtió. "Podría culparte. Tu me querías muerta para casarte con Zack. Deja de joderme hermanita"-R. Nuevamente sentí como la sangre me bajaba a los pies. "Porque te puedo j***r peor" —¡Ni siquiera es bonita! ¡Es llorona! "¿Cuantos años de prisión por intento de homicidio? Tiéntame y tu vida se va por la borda" —¡Dios! ¡Como te odio!—grite tirando mi celular al otro lado de la habitación generando que la atención llegué a mí—, ¡Maldita sea!