CAPITULO 2

4320 Words
Era miércoles y yo aún no había encontrado una excusa perfecta para no ir a la fiesta de Madi, no es que no quisiera verlas, al contrario deseo verlas pero ellas cuando se les mete una meta que quieren cumplir no descansan hasta lograrlo y bueno, la verdad no estaba de humor y menos quiero conocer a un esnob, a estas alturas creo que tendré que ir a la fastidiosa fiesta. Las amaba y mucho pero cuando se ponían en plan casamenteras eran horribles amigas pero si se juntaban con mi madre eran peores las tres juntas así que esto es mejor que con mi mama apoyándolas. Mientras iba camino a mi casa en el auto pensaba ¿Qué tan malo podía ser esa fiesta? Podía ir y soportar a todos esos ricachones y lo mejor es que podía ir a ver a mis amigas un rato ya que las he estado evadiendo, mi razonamiento era excelente. Cuando cruce en la esquina para entrar en la cuadra de mi casa vi a mi vecino saliendo de su casa con una rubia alta de cabello largo, claro, a él le gustan ese tipo de mujeres… era lo de esperarse, cuando cruce y estacione mi coche en mi garaje tome mis cosas y Salí para entrar en mi casa lo más rápido posible pero cuando estaba tratando de abrir la puerta con todas las cosas que llevaba en los brazos se me cayó las llaves con unos papeles y maldecí por lo bajo. Recogiendo todo, lo deje aun lado de la puerta para poder abrir, entre a mi casa dejando mi bolso y mi portátil en la mesa de la entrada y cuando me devolví a tomar el resto de las cosas un cuerpo grande y musculoso ocupaba toda mi puerta, salte con un grito agarrándome del pecho. Lo siento. – dijo Riley con su voz gruesa y profunda que hacía que te palpitara todo. – no quería asustarte, te vi que estabas apretada con todo esto y quise ayudar. – dijo levantando el resto de mis cosas en sus manos. No era necesario. – dije entre risa. – pero gracias. Estire mis manos para tomar los papeles y una caja de muffins pero cuando los tome roce sus manos sin querer y una cálida pero electrizante sensación recorrió mi columna, mire mis manos junto a las de él y luego lo mire a los ojos pero su rostro era inescrutable y lo único que podía ver era el tic que salía de su mandíbula con una ligera barba, le quite mis cosas y carraspee, mi vergüenza estaba creciendo en mi garganta e iba camino a mi cara. Gracias. – dije volteándome para que no viera mis mejillas rosadas. – como dije, no era necesario. Coloque lo demás en la mesa y me voltee para enfrentarlo. No hay de qué. – dijo a recostándose al marco de mi puerta, se veía tan imponente que daba un poco de miedo, sus labios se curvearon por un segundo y pensé que era una sonrisa pero creo que me lo imagine por que después estaba con el ceño fruncido. Bueno… - dije ya un poco nerviosa. – ¿te… gustaría pasar? – el me miro con más atención y negó con la cabeza. Bueno, gracias por tu ayuda de nuevo. – dije ya incomoda, ¿Qué hace aquí? ¿No debería estar con la rubia? Mis manos tocaron la puerta para cerrarla pero él no se movió ni un centímetro y ya mis nervios se estaban disparando, ¿Qué estaba haciendo? Lo mire con curiosidad pero de nuevo solo me miraba con sus brazos cruzados sobre su pecho y recostado en el marco de la puerta, realmente no podría saber que estaba pensado con esa mirada de hielo que tiene. Trate de respirar normal mientras él me examinaba el rostro. ¿Necesitas algo más? – dije ya algo cansada, ¿qué pensaba él? Que con tener ese cuerpo y esa cara ¿podía hacer lo que se le diera la gana? Estaba equivocado, esta era mi cansa y no iba a permitir que se burlaran de mí. - ¿te gusta lo que ves? O ¿quieres que me empiece a quitar la ropa? Digo. Así puedes inspeccionarme mejor. Su cara no mostro ninguna incomodidad ni mucho menos arrepentimiento, este tipo era exasperante… ¿vino ayudar o vino a criticarme? No lo decía con palabras pero en la forma que me miraba no podía ser nada bueno lo que estuviera pensando. Mis manos empezaron a sentirse húmedas, el idiota no hacía nada y mucho menos se movía, tome un respiro hondo y negué con la cabeza. Bien. Hasta luego y gracias de nuevo pero no necesito ayudas futuras. – dije tomando la puerta fuerte que mis nudillos se volvieron blancos alrededor de la madera, empecé a cerrarla y fue cuando dio un paso atrás, aliviada termine de cerrarla haciendo un clic suave cuando finalmente la cerré, pase el seguro y retrocedí dos pasos mirando la puerta como si en cualquier momento la fuera a derribar. Tal vez me estaba volviendo paranoica pero quien sabe, no lo conocía completamente y si es ¿un psicópata? Eso sería aterrador y peligroso, igual no le quito lo sexy pero no quería averiguar más allá así que era mejor que lo empezara a ignorar de ahora en adelante, tenía que evitar este tipo de momentos incomodos… además ¿Quién carajos se queda en la puerta de alguien que apenas conoces como un loco? Y más con esa mirada tan penetrante y sin emoción. Estaba sentada en la isla de mi cocina comiéndome los muffins nuevos que hice esta misma tarde, era muffins de limón rellenos con una crema de limón súper sedosa que hicimos Sam y yo pero aún no se me quitaba la imagen del loco vecino señor Brown parado en mi puerta mirándome como un maniaco, lo más posible es que fuera un loco y que yo fuera su próxima presa, eso hizo que un escalofrió pasara por toda mi columna vertebral como una ráfaga de hielo, podía ser que estaba sobre pensando las cosas pero mientras más lo pensaba más daba curiosidad. ¿Qué estaría pensando en ese momento? ¿Quería intentar estrangularme? ¿Estaba pensando que era sexy o linda? ¿Me quería quitar la ropa como le propuse? Mientras me chupaba los dedos llenos de crema pensé que era imposible que lo supiera nunca porque definitivamente iba a evitarlo lo más que podía, por ninguna circunstancias iba a volver a quedar expuesta así con él y eso realmente no se veía bonito en mi imaginación, pensar que salía en la noticias estrangulada y violada por mi vecino me perturbaba más de lo normal y mis pensamientos ya iban por caminos oscuros. No era una chica miedosa ni nada por el estilo, tengo mucho tiempo viviendo sola pero pensar en una posibilidad de que un loco vivía al lado de mi casa me quitaba el sueño y lo mejor que pude hacer es en buscar agencias de alarmas para casas. Ya con la mente llena de mi vecino fui a tomarme una ducha caliente para relajar mis músculos por el día y lo tense que me puse cuando el señor loco Brown vino a la puerta de mi casa, después de mi relajante ducha me cambie por mi pijama y sentí un leve dolor de vientre, mis sospechas eran certeras así que busque mi copa y me la coloque, ya algo relajada me acosté en mi cama y tome mi libro de la mesita con mis lentes de lectura y en menos de diez minutos me quede dormida. Los días pasaron como un sueño, tuvimos éxito total con los muffins nuevos de limón con crema y al parecer eran los segundos más buscados por que aun los de arándanos eran los primeros. Ya era viernes y tenía que hacer algo con mi cabello así que le dije a los chicos que cerraran temprano para no se fueran tan tarde, cuando llegue a mi casa vi el jaguar y una Lang rover al frente de la casa del señor vecino loco Brown pero cuando iba a meter mi Suv en mi garaje vi su garaje abierto y la vi, allí estaba la moto con vi ese día, sabía que era de él. Estacione mi auto y como un rayo entre a mi casa para no topármelo, ya adentro en la seguridad de mi casa empecé a respirar, deje mis cosas y me puse manos a la obra conmigo. Me duche tranquilamente disfrutando mi momento de embellecerme que lo tenía abandonado hace mucho tiempo, ya que nunca salía por motivos laborales y para mi horror las chicas tenían razón, tenía que salir un poco y tal vez conocer a alguien para solo hablar o un revolcón de una noche. Mientras me hacía ondas en mi cabello largo tomaba vino barato, tarareaba la canción que sonaba de mi portátil y movía mi cuerpo al compás de la canción de Camila Cabello Don't Go Yet, estaba motivada a pasar una noche diferente y divertida con esos estirados y si no era así pues podía seguir disfrutando con mis amigas. Me maquille con una sombra marrón y dorado difuminada pero también me hice un delineado de gatita que quedaba perfecto, contornee mi rostro y pinte mis labios con un gloss color rosadito para darle más naturalidad a mis labios, me coloque unos aretes de tiras largas finas que llegaban casi a mi hombros de color dorado con unos brillitos, me sentía orgullosa por mi esfuerzo de arreglarme que casi era nunca, no podía permitírmelo, me la pasaba mayormente en la cocina horneando y yo era una persona que sudaba mucho y no se vería bien tener manchas de maquillaje más maquillaje corrido por mi cara, por eso decidí no maquillarme mucho para ir al trabajo, tal vez mascarilla para pestañas y un labial neutro era suficiente, claro tapando mi ojeras con correctos siempre. Mire mi vestido de satín verde esmeralda que me había comprado para una ocasión especial que nunca llego hasta ahora ya que era muy elegante, era de corte corazón muy profundo, se ajustaba a mi cintura para luego correr tela suelta hasta mis tobillos, mi espalda era descubierta con las finas tiras hasta la cintura de mi vestido, era demasiado hermoso y espero que me quede esta preciosura porque si no lo hacía era posible que me pusiera a llorar y arruinaría mis planes. Ya con el vestido puesto y que milagrosamente me quedo estaba preparada para una “maravillosa” velada, tome mi bolsito de mano metiendo algo de dinero, mi teléfono y mi credencial, me coloque perfume y me mire en el espejo del recibidor y vi como mi piel se veía más blanca con el contraste del vestido, parecía una persona totalmente diferente, realmente no me sentía yo pero iba hacer el mejor esfuerzo que podía. El vestido tenía una abertura en mi pierna derecha que revelaba mucha piel de mi pierna, gracias a dios no hacia frio porque si no me iba a congelar el culo. Mire la hora y en cinco minutos llegaría Max, mientras esperaba me tome un poco más de vino y cuando iba por mi segundo trago tocaron la puerta, muy puntual Max, dejando la copa en la isla corrí a la entrada, el vino estaba haciendo su efecto porque por un momento me empezó a dar calor, mire mi reflejo por ultima más y abrí la puerta. Señorita Johnson. Buenas noches. – dijo Max con su traje de chofer y completamente serio. Buenas noches Max. Sabes que conmigo no es necesario que seas formal, me puedes decir Emma. – dije cerrando la puerta con seguro y metiendo mis llaves en mi bolso de mano. Con señorita Emma me siento más cómodo. – sonreí y asentí derrotada. Me ayudo a montarme en la camioneta y marchamos a la velada. Max tenía rasgos muy varoniles y toscos, era un hombre mayor, tal vez de unos 49 años o más, ¿Quién sabe? El hombre se mantenía en forma y parecía más joven, pero sacarle información de su vida era como sacarle una palabra a un recién nacido, era misión fallida. Al parecer los hombres misteriosos me entretenían y más cuando no soltaban ni sopa de sus vidas, ¿será por eso que me da curiosidad mi vecino loco señor Brown? Puede ser pero la curiosidad puede matar al gato y yo realmente no quiero ser asesinada, me encantaba mi vida como la llevaba, que quería arreglar ciertos aspectos y estatus… si, pero eso no quería decir que quería morir pronto, dándome un golpe mental para apartar mis pensamientos locos mire por la ventanilla, llegamos a la parte más rica de la ciudad, autos ostentosos y mansiones impresionantes, nunca me cansaba de ver lo increíble que podían ser esas casas y más lo que podían tener dentro. Mis amigas estaban casadas con empresarios de telecomunicaciones y era asquerosamente ricos pero eso era otro cuento, ella tuvieron la suerte de conocer a esta clase de hombre por sus trabajos que eran diseñar interiores y remodelar mansiones, mis amigas estudiaron diseño de interiores y eren unos tiburones en ese ámbito, de allí fue donde conocieron a sus asquerosos ricos esposos y ahora me quieren meter en ese mundo de ostentosidad y fama, muy poco se conocía a una persona en esa estatus por amor y la verdad no creo que yo iba a ser la excepción. Yo una mujer normal, que le gusta hornear pastelitos y hacer feliz a la gente con una tarta de queso o un muffins, mi café era mi vida y a pesar que ya estaba siendo famosa por los lugareños no llegaba a la magnitud de ser rica, tenía mis ahorros y no me faltaba el dinero y eso para mí siempre estuvo bien, tenía estabilidad económica y agradecía por eso, tenía mi casa y bueno estaba sola pero por lo demás era estupendo. Cuando Max cruzo por la entrada de la casa de Madi mis manos se pusieron un poco sudorosas y sentí como mis mejillas se calentaban. Por dios Emma, no eres una niña, sal y comete a esos imbéciles; mi mente me decía una cosa pero sentía que podía cagarla en cualquier momento, Ava y Madison siempre fueron mis amigas desde la universidad y ahora que habíamos crecido laboralmente nuestra amistad creció más, madison se ofreció a llevar mi contabilidad del negocio ya que se había empeñado en estudiar ese carrera también, así llevaba sus cuentas y me ayudaba con las mías, no me quejaba pero no me gustaba mucho pedirle favores a nadie. Max me abrió la puerta del coche y me ayudo a bajar, algunos invitados estaban llegando y estaban entrando a la casa. Gracias Max, pero deberías mejorar un poco en la conversación, fue un poco aburrida. – con una sonrisa de lado inclino su cabeza y espero que subiera las escaleras para marcharse. Cuando entre todo era lujo y elegancia, no era primera vez que pisaba la casa de Madi pero siempre que lo hacía, tenía una decoración diferente en su casa con la que deslumbrarme, ella y Ava me estaban motivando a que remodelara un poco mi casa ya que era un poco antigua y campestre para su gusto, me gustaba pero ellas tenían razón, quería una cocina más funcional con una sala de estar bonita y un patio donde se pudiera tomar café en un mueble cómodo viendo las flores. Cuando llegue al recibidor estaba Madi con Cooper a su lado como buenos anfitriones, su mirada al verme se ilumino y me guiño un ojo aprobando mi atuendo, le sonreí y camine donde ellos estaban para saludarlos. Hola preciosa. – dijo Madi con picardía mientras me miraba de arriba abajo. – estas increíble. Tú no te quedas atrás. – le dije abrazándola y dándole un beso en la mejilla, llevaba un vestido amarillo pálido que se aferraba a su cuerpo como un guante. ¿Cómo estás? – pregunto ahora con curiosidad. Estoy bien, ¿Dónde está Ava? – dije atacándola con otra pregunta para que no fuéramos a la conversación de mi ex. Esta con Oliver, deben estar en la sala de baile. – dijo con una promesa en sus ojos que más tarde hablaríamos del tema. Oh bien, iré a saludarlos. – dije algo nerviosa. – hola Cooper. – le di la mano que el inmediatamente la tomo. Emma, tanto tiempo… estas preciosa. – dijo con total sinceridad, Cooper y Oliver eran hombres respetados pero muy amables y la verdad ellos no eran tan estirados como otros. Gracias, pero si vemos entre tu esposa y yo… creo que ella se lleva el premio. – Cooper mira a su esposa con ojos de fuego y asiente deliberadamente. De eso no tengo dudas Emma. – dijo con una sonrisa perversa que hizo que Madi se sonrojara un poco. – espero que disfrutes la velada cariño, estás en tu casa. Dejándolos en una mini conversación entre ellos que de seguro estaba un elogio caliente de por medio me fui directo al salón de baile que era más espectacular entonces, habían mesas altas y redondas a los lados con pequeñas lámparas que apenas alumbraban, la luces eran tenues y los candelabros tenia luz amarillas que tampoco iluminaban mucho, se sentía muy íntimo el salón y estaba lleno de personas, al fondo estaba un banda tocando música clásica y en el medio estaba la pista que ya había parejas bailando. Adaptando mi visión para buscar a Ava y a su esposo fallando en el proceso, un camarero paso a mi lado con copas de champagne, tome una le di un sorbo mientras caminaba entre la gente hasta llegar a un mesita desocupada, puse mi copa y mi bolso para mirar más detenidamente y fue cuando los encontré bailando muy acaramelados. Sonríe cuando vi que se dieron un beso corto pero apasionado, amaba que mis amigas fueran felices con sus esposos, si ellas eran felices yo estaba jodidamente el triple de felices por ellas, se merecían eso y mucho más, cuando la música paro ellos empezaron a caminar hacia donde yo estaba y Ava me vio de inmediato. Chica pero si estas caliente en ese vestido. – dijo Ava llegando con Oliver a su lado, serio como siempre, me recordaba a una persona que ahora el mi vecino psicópata. Pero mírate te tú. – le dije con una sonrisa dándole una nalgada, llevaba un vestido rojo en corte de sirena y sus caderas dejaban muy poco a la imaginación. – cuidado Oliver tiene un accidente en esas curvas. – dije guiñándole un ojo y sonriendo. Esa es la idea cariño. – dijo en una carcajada. Hola Oliver. Emma. Estas hermosa. – tosco como él. Muchos, le sonreí y el me devolvió su media sonrisa de siempre. – iré hablar con Alex. – dijo dándole un beso rápido en los labios a Ava. – ya vuelvo cariño… así se ponen al día. Dicho eso el hombre se marchó por una manada de invitados y en segundos perdiéndose por la multitud. ¿Cómo estás? – pregunto Ava con tacto. Estoy bien… mejor de lo que me iba a imaginar. – dije suspirando. – no necesitan preocuparse por mí, por mi parte ya está superado. Sabemos que no eres mujer de hundirte en un desamor, pero para todo hay una primera vez. – me miro con cariño. Lo sabía y lo entendía perfectamente pero este no era mi caso, Noah y yo no disfrutamos como “pareja” y creo que nunca la igualamos a una. Teníamos propósitos diferentes y no quería culpar a nadie, pero nuestras diferencias y propósitos puedan que tuvo algo que ver con nuestra separación. Creo que nunca fuimos una pareja. – le confesé por fin. Me miro con atención y espero a que siguiera. – para ser sincera. No sé qué hicimos, no éramos tan cariñosos y a el nunca le gustaba salir con ustedes, tal vez se sentía intimidado pero él nunca sacrifico algo por mi o por lo menos un tiempo para mí y yo simplemente empecé a tomar la misma sus mismas actitud, es decir que sufrí mi luto en la relación. Sabíamos que era un imbécil pero no sabíamos hasta donde podía ser un imbécil. – dijo ella con ironía. Lo sé. Pero ya a estas alturas arrepentirse no vale la pena y es mejor seguir. – dije con un suspiro. – siempre busque tiempo para él y el simplemente nunca lo vio… así fuera tenido miles de proyectos, buscaba la manera. Bueno cariño. Salud por que estas soltera de nuevo. – dijo levantando su copa para chocarla con la mía. Cuéntame del tipo misterioso. La verdad estaba buscando una excusa para no venir. – hice una mueca de dolor al confesarle la verdad a Ava. Digno de ti, siempre te escabulles. – dijo tomando otro sorbo de su champagne mientras miraba la sala. La verdad dije que me iba a poner a dieta de idiotas y con ustedes es imposible. – Ava soltó una carcajada y me miro. Cariño, nunca te vas a escapar de nosotras y además no es que sea una cita oficial. – dijo mirando un punto en la sala, cuando mire a la dirección donde ella estaba mirando vi a Oliver hablando con un hombre alto y hombros anchos pero estaba de espaldas a nosotras. – solo queremos presentarlos. Cuando iba a responderle nos interrumpió una mujer mayor para hablar con Ava de unas telas en tendencia y quería saber qué opinaba ella, se me hizo difícil seguirles el hilo de su conversación así que me rendí y me puse a observar a los invitados, hablar con Ava me tranquilizo un poco pero tenía curiosidad de quien era el hombre, no es que estuviera deseosa de conocerlo pero me intrigaba el hecho que las chicas lo sientan digno de presentármelo. Para ser sincera no tenía intención de conocerlo y como no era un cita oficial no era algo de que comprometerse mientras miraba alrededor y tomaba de mi champagne creo haber visto una cara conocida pero cuando volví a mirar ya no estaba. Ya no tenía líquido espumoso en mi copa y decidí ir a pedir una de vino, le hice señas a Ava y ella me guiño un ojo. Empecé a caminar por la multitud para llegar al bar improvisado que estaba al final del salón, la verdad era mejor que siguiera tomando vino, no quería que el alcohol se me subiera a la cabeza. Llegue a la barra y llame al bartender, espero un rato hasta que el llego. ¿Qué le puedo servir señorita? – dijo el chico castaño con ojos marrones claros, era un chico pero me miraba como si quisiera comerme. Una copa de vino por favor. – dije ignorando que me estaba comiendo con la mirada. El chico se fue a preparar la bebido y un hombre alto se puso a mi lado para pedir un Whisky, no le tome mucha importancia, al rato el chico trajo mi copa dejándome una servilleta aun lado, mire el numero garabateado, me quede un rato mirándolo pero la verdad no tenía ganas de salir con un niño, tomando mi copa deje la servilleta y me fui a la mesa donde había dejado a Ava. Mientras caminaba por los invitados los observaba con curiosidad, la mayoría están haciendo negocios y buscando socios el otro 2 o 3 % se estaban “divirtiendo” estos eventos tienen una finalidad y es hacerse más ricos. No estaba aburrida completamente pero no me sorprendió que siempre es lo mismo en estas fiestas, habían hombres jóvenes, maduros y viejos, unos con sus esposas trofeos mientras que otros solo tienen un cita o están solos. Aunque hay parejas que se miran con amor, parejas como las de mis amigas y otras además de ellas, al parecer todavía hay amor en este mundo de riqueza donde todo es un convenio. Cuando estaba llegando a la mesa donde estaba Ava que ahora estaba Oliver, Madi y Cooper con ella pero también esta otra persona, un hombre alto con hombros anchos, estaba de espalda a mí de nuevo y sospeche tal vez ese era el hombre que ellas me querían presentar pero cuando me estaba acercando lo encontrada desconcertantemente conocido y cuanto estaba por llegar a la mesa una mano agarro mi codo, cuando me voltee para ver quién era, era un hombre alto, rubio y ojos color azul hielo, eran tan fascinantes que parecían más grises que azules pero tenía unas motas en sus ojos de color azul que opacaba el gris, mirándolo con curiosidad sus ojos y luego a su agarre en mi codo me soltó como si se quemara. Disculpa. – dijo pasando una mano por su cabello perfectamente peinado. – pensé que era otra persona. Raro. No hay otra persona con mi color de vestido en esta fiesta pero no quise decirle nada. Tranquilo, hasta luego. – dije en un ademan de irme. Oye… - dijo aún más nervioso. – te gustaría bailar conmigo en algún momento esta noche. Lo mire ahora con más atención porque ya sabía que esto tenía que ser por otra cosa, con una media sonrisa en mi rostro asiento lentamente. Claro… ¿Por qué no? – su mirada me recorrió el rostro y sonrió conmigo. Está bien, te buscare entonces. Y sin más se fue por donde creo que llego, cuando me voltee para ir a la mesa todos me estaban mirando con curiosidad y cuando me enfoque en la otra persona misteriosa me quede sin aliento. Era imposible que fuera el, ¿Qué carajos hace aquí? Y si es el hombre que me quieren presentar pues ya estoy muerta.
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